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Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

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Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Mensaje de Sanación
De un sobreviviente
🇨🇴

poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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  • “Tú eres el autor de tu propia historia. Tu historia es tuya y solo tuya a pesar de tus experiencias”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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  • Mensaje de la Comunidad
    🇺🇸

    Creo en la sanación aunque todavía no la vea.

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  • “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Creo que Dios me ha dado una segunda oportunidad y no la voy a desperdiciar. Soy muy feliz y tengo paz en mi hogar. La gente siente lástima por mí porque no tengo contacto con mi familia, pero lo que no entienden es que tengo paz. La paz es mucho más importante que la familia después de lo que he pasado. Tengo un perro de servicio para protegerme de ellos. Es una pitbull y me protege muchísimo. Así que si vienen por mí, más vale que sea con un arma porque es la única manera de que me atrapen. También tengo un gato y ahora es mi familia. Dios me ha bendecido inmensamente desde que dejé el abuso. La Biblia dice que Dios te dará el doble de lo que has perdido debido al abuso. Puedo dar fe de eso. Tengo un hermoso apartamento que es un edificio seguro, así que no puedes entrar a menos que tengas una llave. Vivo en un segundo piso, así que no pueden entrar a robarme. Mi exmarido y mi hija entraron a mi otra casa, robaron mis dos bulldogs ingleses y los mataron solo para hacerme daño. He tenido que mudarme cinco veces porque me siguen encontrando. No ayuda que si buscas el nombre de alguien en Google, puedas averiguar dónde vive. Además de enseñarle al sistema legal sobre el abuso, internet también necesita aprender cómo la gente lo usa no para bien, sino para abusar. Dios me ha bendecido con un coche precioso, una GMC Acadia Denali. Si alguno de ellos lo supiera, se pondría furioso porque su objetivo era destruirme. Dios no iba a permitir que eso sucediera.

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    De un sobreviviente
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    #1760

    Fui víctima de abuso sexual en repetidas ocasiones por parte de mi ahora exnovio. Él tenía 18 años y yo 19. También comentó que "nadie te creerá porque soy menor de edad/estoy más cerca de la edad de consentimiento". Tomaré acciones legales cuando regrese al estado donde ocurrió el delito. Viajaré allí para el Día de Acción de Gracias. Estoy tratando de averiguar si técnicamente se considera penetración, ya que fue a través de la ropa, pero obviamente esa era la intención. También mintió sobre haber superado su adicción a la pornografía, la cual supuestamente había resuelto hacía dos años. Me manipuló para que no les contara a mis padres ni a los suyos sobre dicha adicción, alegando que no se lo había dicho a los suyos. Más tarde, dijo que se lo había contado a un profesor en común (que es misógino y verdaderamente horrible). Me forzaba a tener relaciones sexuales; me sacaba unos 23 kilos y medía unos 15-16 cm. Así que la única manera de quitármelo de encima era enroscarme las piernas y girarlo para liberarlo. Sabía que esta era mi única vía de escape porque era el único músculo en el que era más fuerte que él (mi máximo levantamiento en aductores es de 93 kg). Recién ahora me doy cuenta de qué se trataba: terminé con él en abril pasado y solo me percaté en las últimas semanas. Ahora tengo flashbacks y otros problemas que parecen ser de estrés postraumático. Y él cree que seguimos siendo amigos, aunque le dije que lo bloquearía. No tiene idea de lo que hizo ni del daño que me causó. También hay un trauma religioso porque me dijo que necesitaba "rezar para que se me quitara la ansiedad" cuando físicamente solo se trata de una falta de serotonina. Así que ni siquiera puedo ir a la iglesia porque estoy muy amargada. Sé que puedo resolver esto por mí misma, pero no quiero que ninguna otra chica caiga en su trampa. Me sentía un poco asexual antes de que todo esto sucediera y ahora ese sentimiento es más fuerte. ¿Sigue siendo válido?

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  • Creemos en ti. Eres fuerte.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Atrapado en el baño durante 40 años

    Atrapado en el baño. Es posible ser amado. Cuando pasé siglos diciéndole a mi mamá y papá que estaría bien viajar a ciudad para un concierto, pensé que era adulto y espabilado. En realidad, era un joven ingenuo; mis padres accedieron a regañadientes siempre y cuando nos quedáramos con el tío de mi amigo; esto significaría que no tendríamos que viajar de regreso tarde. El concierto fue fantástico; volvimos a su piso y los demás se fueron a la cama. Me quedé despierto charlando con nombre; después de una media hora, comenzó a preguntarme si era virgen y a enseñarme revistas pornográficas. Intenté escaparme e irme a la cama; luego me atacó y me violó. Me encerré en el baño y esperé, pero seguía agitado; quería que durmiera en su cama. No tenía ni idea de que un hombre pudiera hacerle lo que le hizo a otro hombre. Dos semanas después volví a quedarme después de un partido de fútbol; esta vez intenté persuadir a mis padres de que no debía ir, pero no querían que la entrada se desperdiciara; me atacó y me violó de nuevo; finalmente logré encerrarme en el baño. Mentalmente me quedé en ese baño durante los siguientes 40 años, sin decir nada, sin pedir apoyo, 3 matrimonios fallidos, problemas con la bebida, dificultades para ser un buen padre. La primera persona a la que se lo conté después de 40 años fue a mi exesposa, y su respuesta fue: "No puedo amarte, me has violado al mantener esto en secreto". Esto fue devastador y me llevó a un declive a un lugar muy oscuro. Ahora, con el apoyo de mis hijos, mi nueva pareja, un fantástico psiquiatra y un terapeuta de organización de apoyo, me siento mejor y creo que puedo ser amado. Nunca es demasiado tarde para comenzar a sanar.

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    De un sobreviviente
    🇯🇵

    Supervivencia.

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    De un sobreviviente
    🇺🇬

    El mal vive aquí……

    Tengo 33 años y tres hijos (dos varones y una mujer). Mi primogénito es de mi relación anterior. Recién graduada conocí a este hombre con quien actualmente tengo dos hijos. Terminé la universidad con la esperanza de conseguir un trabajo para mantenerme a mí y a mi entonces único hijo, pero cada vez que intentaba buscar trabajo, mi esposo me desanimaba, diciendo que me explotarían y me darían miserias. Así que, ¿a quién le convenía quedarme en casa y ser esposa? Cedí y me quedé en casa, pero él siempre me peleaba por satisfacer mis necesidades. Recuerdo que le pedí bragas y sujetadores durante los últimos seis años y nada. Para todo lo que me da, primero debemos pelearnos, y él sabe muy bien que no tengo adónde ir porque me aisló de mi familia. Después de mudarme con él y mi hijo, empezó a tratarlo con tanta ira que lo golpeaba, lo maltrataba y lo insultaba, y todavía lo hace, demostrándole que no soy su padre y que solo favorezco a los hijos que tengo con él. El mío, con el que llegué, no merece nada bueno. Mientras estaba embarazada de su hijo, él estaba coqueteando con mi hermana y para entonces yo no estaba recibiendo ninguna ayuda financiera, así que opté por ir al alquiler de mi madre y después de un tiempo mi hermana me reveló el tipo de marido que tengo cuando lo confronté al respecto, era demasiado amargado y amenazó con quitarme a mis hijos. Cuando estaba embarazada de mi segundo hijo con él, lo conseguí con 15 chicas coqueteando y acostándose con todas. Estaba tan devastada que casi pierdo a mi hijo debido al estrés, me recompuse y lo dejé pasar por mi bien de mi bebé, pero juré que había terminado con este hombre, así que comencé a no prestarle demasiada atención y me concentré en criar a mis hijos mientras tanto, estaba atrapada, no tenía dinero propio y no tenía ningún pariente con quien contactar. Perseveré y me quedé para tener un techo sobre nuestras cabezas y para solicitar comida para mis hijos. En realidad perdí el apetito sexual hacia él por todas las cosas repugnantes que hace a mis espaldas, pero me obligaba a tener sexo y amenazaba con no darme nada si no lo satisfacía. Llegó un momento en que me violaba diciendo que era de su propiedad y que no podía vivir sin él porque no tenía dinero. Todo fue violencia verbal hasta mayo de este año 2024, cuando lo confronté por engañarme con mi prima y mensajes de él en una cabaña con otra chica. Me agarró del cuello, me estranguló y me golpeó tanto que empecé a escupir sangre... En este punto me dije a mí misma que debería irme y comenzar una nueva vida. De hecho, le dije que me iba y se rió de mí diciendo que no puedes irte, ¿qué vas a alimentar a tus hijos? Estuve empacando todo el día pensando que no podía dejar de encontrar dónde quedarme, pero la realidad me golpeó y definitivamente no tenía a dónde ir, así que desempaqué mis cosas y me quedé. Han sido meses y meses de abuso sexual, financiero, emocional y físico, pero no sé por dónde empezar con 3 niños, de hecho, he contemplado el suicidio tantas veces pensando que aliviaría el dolor.

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  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Mensaje de Sanación
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    Para mí la curación es pasar tiempo sola haciendo mi vida.

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    #20

    A los cuatro años, mi madre solía llevarme a la cajuela de su Jeep y me golpeaba durante 20 o 30 minutos seguidos. Me pegaba, me jalaba el pelo y me gritaba groserías. El abuso físico duró hasta los 11 años, y solo paró cuando intervino la CPS. Mi padre lo sabía; no hizo nada. A los 6 años, otra chica abusó sexualmente de mí en la escuela. Mi madre me dijo que no era abuso sexual y que solo estaba "jugando". A los 11 años, los chicos del barrio abusaron sexualmente de mí. Eran adolescentes y me tocaban inapropiadamente, me frotaban el pene y me contaban chistes inapropiados. A esa misma edad, varios chicos a los que consideraba amigos también me hicieron sexo oral en la cara. A los 16 años, un hombre de 26 años me violó. Me acosó desde los 14 años y me convenció de que era una persona fiable. En ese mismo momento, fui violada por un chico de 23 años al que conocía desde hacía dos años y al que consideraba seguro. Me llevó a una habitación donde podíamos estar "a solas" y luego me abusó sexualmente. Lloraba y le decía que parara, pero no paró. Salí con él tres meses después, y continuó presionándome para tener sexo y abusando emocionalmente de mí. A los 14 años, empecé a sufrir acoso en línea. Comporté mal dándole mi número de teléfono y dirección a alguien en quien confiaba, y los publicó en 4chan (un foro público de imágenes). Me acosaban a diario: recibía amenazas de muerte, llamadas amenazantes y llamadas a mi escuela. Luego descubrí que la persona en quien confiaba había asesinado a una chica en su ciudad natal, y que tenía pruebas de que yo sería la siguiente víctima. A los 17 años, mi padrastro me agredió físicamente y casi me rompe la muñeca. Me apagó un cigarrillo en la cabeza, me estranguló y me amenazó. Mi madre observaba, con el teléfono en la mano, y me dijo que era culpa mía por "no irme cuando me lo dijo". La única ayuda que recibí fue la de un vecino que me vio salir corriendo de casa, cubierto de sangre. Ese mismo año, me echaron de casa porque me negué a levantar la orden de alejamiento de mi padrastro, y mi madre me dio un ultimátum. Me negué y me fui a vivir a otro lugar. A los 18 años, me mudé con mi primer novio serio. Era abusivo y me engañó varias veces. Me insultaba de mil maneras y amenazaba con hacerme daño y con romper mis pertenencias. No me escapé hasta que cumplí 19 años. A los 20, me mudé con mi padre. Mi madrastra estaba celosa de nuestra relación, me agredió físicamente y me echó de casa el día que cumplí 21. Mi padre no hizo nada más. A los 21 años, desarrollé bulimia y anorexia potencialmente mortales y comencé a beber en exceso para automedicarme. Mi prometido me ayudó a superar estos trastornos y me salvó la vida. Ahora tengo 24 años y tengo muchas relaciones estables y saludables, tanto de amistad como de amor. También recibo ayuda con medicamentos para el TEPT complejo, el TAG y el trastorno depresivo mayor. También comencé terapia recientemente y estoy aprendiendo a afrontar mis traumas y a seguir adelante. Es difícil, y hay muchas cosas que recuerdo cada día que me causan pánico, pero quiero sanar y recuperar mi inocencia, mi poder y mi autoestima.

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    #638

    Tuve un año difícil: perdí a un padre, me engañaron y tuve que terminar una muy buena amistad. Ese verano iba a pasármelo bien y disfrutar de mi juventud. Un día, después del trabajo, se me ocurrió salir una noche con mi primo, que había tenido un año parecido al mío. Salimos a tomar algo, los dos haciendo lo mismo que una noche de fiesta: lidiando con gente rara en el bar, bailando, pasándolo bien. Nos encontramos con un antiguo amigo del colegio de ella y su amigo, y me cayó bien. Nos amontonamos en un taxi y volvimos a su casa. Nos tomamos un par de copas más, y mi primo y su amigo del colegio subieron, dejándome con el otro amigo. Una cosa llevó a la otra y subimos. Mientras tanto, hubo cosas que no me cuadraban, e intenté decirle que parara, que me sentía incómoda, que no quería hacerlo, pero no me hizo caso, simplemente siguió adelante. Cuando por fin terminó, me sentí congelada en el tiempo, más preocupada por mi prima en la habitación de al lado que por mí misma, en una situación inquietante. Mi teléfono se había muerto y nadie tenía cargador, así que tuve que rogarle al tipo que me acababa de agredir que pidiera un taxi, porque no sabía en qué parte de la ciudad estaba en ese momento, pero lo único que sabía era que tenía que llegar a casa, y rápido. Solo recuerdo a mi prima enfadada conmigo por irme, pero no me importó, quería llegar a casa, quería estar a salvo. Recuerdo a la taxista, una mujer que me contó que su hijo vivía en ubicación y lo húmedo que era en esa época del año. Puede que no fuera mucho, pero fue reconfortante en ese momento. Recuerdo el reflejo de las farolas en las hileras de casas de ese barrio, que todavía me persiguen cada vez que paso por esa zona, provocándome escalofríos. Llegó a mi casa, el sol empezaba a salir, mi padre dejó la luz del porche encendida. Me desvestí y me di una ducha. Sin procesar lo que había pasado, escribí en mi diario e intenté que pareciera un fracaso en una cita, pero en el fondo sabía que no estaba bien. No podía dormir, así que leí un libro y al día siguiente llevé a mi hermano pequeño al pueblo a comprar útiles escolares para el año nuevo. Pasaron los meses e intenté contarle a una amiga lo que me había pasado, pero lo único que supo decirme fue: "Bueno, ¿qué esperabas? Eso es lo que pasa cuando te lías con gente desconocida", y me encerré en mí misma. Después de eso, pasé mucho tiempo sin contarle a nadie lo que había pasado hasta que fui a visitar a otra amiga en otra ciudad y decidí tener una cita con alguien con quien había hecho match por una app. Cuando estaba a punto de subir al metro para ir a la cita, me quedé paralizada, entré en pánico y empecé a llorar. Mi amiga me preguntó inmediatamente qué había pasado, si estaba bien y si podía ayudarme en algo. No podía decir que no era nada, porque no era nada. Fue algo que me conmovió profundamente, me hizo pensar que estaba haciendo mal en disfrutar de mi sexualidad. No fui a la cita, pero lo que sí hice fue contarle a mi amiga lo sucedido, y en lugar de que me juzgara, recibí amabilidad, compasión y amor. Salimos de la estación de tren, recogimos algunas cosas para una noche de autocuidado, y pude ser yo misma en un espacio donde me creían y me escuchaban. Me llevó un buen tiempo sentirme cómoda conmigo misma, con mi aspecto, con mi forma de expresarme, incluso con mi forma de ser en las relaciones. Si no fuera por la amiga que se aseguró de que estuviera bien y a salvo, quizá no estaría compartiendo mi historia ahora mismo. Todavía hay momentos en los que paso por ese mismo barrio, escucho el nombre de esa persona o incluso paso por el bar donde nos conocimos y una ola de frío me recorre el cuerpo, pero estoy orgulloso del trabajo que he realizado para no dejar que me arruine el día, me deprima o me defina.

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  • “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

    Historia
    De un sobreviviente
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    El título de la historia es: Mira fijamente al acosador

    Mira fijamente al acosador La playa no se parece en nada a la suave arena de ubicación, mi ciudad natal. Es de guijarros, con suaves olas que lamen la orilla. Me siento en la orilla. Las lágrimas resbalan por mis mejillas. Mojan los guijarros y la arena. La libertad es abrumadora. Tantas emociones. Había tejido una manta sobre mi dolor. Es fecha de hoy, pero mi historia comenzó en una fecha pasada. Me casé ese día. El día que exmarido me dijo que le pertenezco. El día que me impuso un toque de queda. Desde ese día fui suya. Nunca olvidaré fecha. Mi toque de queda de las 9 p. m. había pasado. Estaba trabajando hasta tarde. Presa del pánico, huí de la oficina. Mi jefe me persiguió ofreciéndome una vida, evitando así la caminata de 20 minutos. Insistió en parar en la trituradora. No pude decir nada. Verás, nunca le había contado a nadie cómo era mi vida. ¿Cómo iba a poder? ¿Qué pensarían? Solo podía pensar: «¡Dios mío, llévame a casa!». Exmarido estaba allí, furioso. Hamburguesa, patatas fritas, cebolla y salsa roja me impactaron como un ladrillo. Me impactaron en la cara. Humillada y desdichada, sentí cómo la hamburguesa, las patatas fritas, la cebolla y la salsa roja se deslizaban por mi cara llorosa. Fue uno de dos puntos de inflexión. A la mañana siguiente, le conté todo a mi jefe: que si me quedaba, moriría. El alivio. Entre los dos tramamos un plan. No se lo dije a nadie. Dos días después, tomé el tren a City y me apunté a unas agencias. Cuando volví, exmarido estaba en la estación. Estaba furioso. No lo sabía entonces, pero cada mañana me seguía para asegurarse de que había ido a trabajar. Me metió a la fuerza en el coche. La gente me miraba, pero nadie interfería. Pensé que había llegado el fin y que me quedaría tumbada en ese suelo frío y húmedo. De vuelta en casa, estuvo sentado a horcajadas sobre mi pecho toda la noche. Apenas podía respirar. A las 5 de la mañana, se cayó de mí, sumido en un sueño profundo. Me arrastré a gatas, con el corazón latiéndome con fuerza, cerré la puerta de casa y corrí. El coraje se manifiesta de muchas maneras. La canción de Gloria Gaynor: "Sobreviviré". La puse, la canté mentalmente, en voz alta, y me prometí que sobreviviría. La oración "Acordaos". ¿Cómo puedo agradecerle lo suficiente? Sus palabras me ayudaron en mi peor momento. Creí que recibiría ayuda de algún lugar y hoy ocupa un lugar especial en mi corazón. Empecé mi nuevo trabajo en Ciudad. Me mudé a un piso con mi hermana y una amiga. Entonces empezó el acoso. exmarido sabía todos mis movimientos. Cuando volvía a casa los fines de semana, se quedaba esperando fuera de casa de mi madre. Me seguía constantemente. Su figura sombría, a pocos metros de distancia. A mi lado, detrás, delante. Sin decir una palabra, solo mirándome fijamente. Mi paz quedó destruida. Las amenazas hechas en el pasado no se habían olvidado. Esa noche me dijo que me atraparía "no ahora, sino en algún momento del futuro y para siempre, te miraré por encima del hombro, maldita sea". Mi madre murió en año y visitaba su tumba casi todos los sábados, ya que seguía yendo a lugar. Mis hermanos vivían allí. exmarido siempre estaba allí. Escondiéndose detrás o junto a una lápida cercana. Cambiaba mis horarios y mi ruta, pero nunca cambiaba nada. Aparecía y se quedaba mirando. Nunca dijo una palabra. Nunca supe si "hoy sería el día". Sabía que su amenaza era real. exmarido se arrastraba por la calle principal si me veía, mirando por la ventanilla y me seguía hasta llegar a mi destino. Los coches le pitaban para que acelerara, pero él los ignoraba. El único gesto que hacía era con los dedos "vigilándote". Pasaron cinco años. Todos los días sin excepción aparecía en mi trabajo en ubicación Me seguía de vuelta al piso. Me seguía el paso, pero nunca me pasaba. Vomité en las papeleras y las alcantarillas. Me ponía enferma en todo el sentido de la palabra. Estaba hecha un desastre. Nos mudamos, pero siempre me encontraba. Más tarde descubrí que cambió su horario de trabajo a horario flexible para poder hacer el viaje de ida y vuelta de lunes a viernes y que luego, los fines de semana, me acosaba cuando estaba en casa. Un día se cruzó con el siguiente. Me acosaba. Vomité. ¿A quién podía decírselo? ¿Quién me ayudaría? No había nadie. La policía no te creería en ese momento y, de todos modos, no podían hacer nada. ¡O sea, que no me había hecho daño! Mentalmente estaba muerta por dentro. Dejé mi maravilloso trabajo y me mudé a ubicación. Conocí a un hombre maravilloso, marido. Nos casamos en año y en año nació nuestro hijo, nombre del hijo. ¡Pensarías que el acoso pararía! Íbamos a ubicación los fines de semana. Tan hermoso. Me encantaba el mar. Esposo sabía que había estado casada con exmarido pero mi vida con él era demasiado dolorosa para hablarlo con nadie, así que no le conté a esposo sobre el acoso ni nada más y así continuó, pero ahora exmarido tenía un nuevo odio en sus ojos. Mis paseos por la playa se desvanecieron. Exmarido era como un radar. Siempre ahí. Daba mucho miedo. Poco a poco mi vida se desvanecía. Exmarido nunca seguía con esposo venía con nosotros. Exmarido siempre intentaba encontrar una manera de interactuar con nombre del hijo. Una vez en un Rally de Autos Clásicos, solté la mano de hijo por un instante y en segundos exmarido la había tomado e intentaba darle un auto Dinky que le había comprado mar dhea. Cogí a nombre del hijo y me fui. Ir al Tesco era una pesadilla. nombre del hijo estaba en el carrito. Estábamos en la caja y siempre en la siguiente aparecía exmarido. Sin comida y esa mirada. Mirándome fijamente y mirándole fijamente a mi hijo. Por aquel entonces, el acoso no se consideraba nada, y mucho menos un delito, y me habrían considerado una "imbécil". Entonces llegó el segundo punto de inflexión: fecha. El hermano menor de marido, nombre del cuñado, vino de vacaciones a lugar. Nunca había visto el mar. ¡Qué emoción! Estuve nerviosa toda la mañana preparando la cesta de picnic y nuestras cosas, pero todo iría bien porque marido estaría con nosotros. En el último minuto, marido recibió una llamada urgente del trabajo. Estaba de guardia las 24 horas. ¡Dios mío, no podía decepcionar a los niños! Nombre del hijo tenía ahora 6 años, y luego vinieron nombre de la hija y nombre de la hija y, por supuesto, nombre del cuñado por primera vez. Nuestra casa estaba al final de un callejón. Detrás de la farola estaba exmarido. Intenté ignorarlo. La playa estaría concurrida. En cuanto no viera a ningún marido, se acabó. Empezó a seguirnos. Por el muelle, exmarido caminaba detrás de nosotros. No nos pasó, no habló. Cruzamos el puente, todavía detrás de nosotros a unos metros. ¡Pude ver a nombre del cuñado preguntándose por qué ese hombre no nos adelantaba! Pasamos el estanque de los patos y llegamos a la playa. Seguía siguiéndonos. Recuerdo muy bien ese día. Un precioso día de verano. Corazones brillantes y emoción en el aire, pero el mío latía con fuerza, muerto de miedo. Dejé la manta; los niños saltaban de la emoción. ¡Y entonces estaba exmarido! Prácticamente encima de nosotras. A no más de un metro de distancia. Tumbado de lado, apoyado en un codo, de frente, mirándonos fijamente. Sentí náuseas. Me palpitaba la cabeza y el corazón me latía con fuerza en el esternón. Si me meto al mar con los niños, ¿qué hará? No podía dejar nuestras cosas. No sabía qué haría. Tenía miedo de ir, miedo de quedarme, miedo de dejar que los niños se fueran al borde, miedo por todas nosotras. Recogí el picnic y me fui a casa. exmarido me siguió. Me quitaron el asunto de encima al llegar a casa. nombre del cuñado le contó a marido que el hombre nos seguía y que le tenía miedo, y lo describió con todo detalle. marido lo entendió enseguida y entonces le conté lo que había estado pasando todos estos años, ¡desde año para ser exacta! Pensé que se enojaría conmigo por no decírselo, pero simplemente me abrazó fuerte y me dijo que todo iba a estar bien. No es necesario encarcelar a una persona para que le arrebaten la libertad. Aprendí a mirar fijamente. Esposo me enseñó. De pequeña, me enfrentaba a mis hermanos, pero ahora esto era diferente. Sabía que esto me cambiaría la vida. Necesito mirar fijamente a exmarido y eso requería práctica, mucha práctica. Sé que suena absurdo, pero aprender a mantener la mirada fija durante un tiempo considerable no es tarea fácil. Todos los días después de cenar, Esposo y yo nos mirábamos fijamente. Nuestras miradas se clavaban en la otra y sabía que tendría que mantener esa mirada fija durante mucho tiempo para vencer a exmarido. Sentí ganas de rendirme muchas veces. Varias semanas después, en lugar, estaba visitando la tumba de mis padres y, efectivamente, justo al amanecer, allí estaba él. Sabía que esposo no dejaría que me pasara nada y que ahora sabía que exesposo era un cobarde y un abusón. Una vez que se enfrentaban a él, se encogían y se escabullían al agujero del que salieron. Exesposo me miraba fijamente, yo también. Podía ver el odio en sus ojos. La cita volvió a mí. Seguí mirándolo. Se enojó muchísimo, pero su mirada no vaciló, ni la mía tampoco. Recé a todos los santos de la cristiandad. Recé para que mis padres salieran de la tumba y lo rescataran. Recé el Acordaos como si me fuera la vida en ello y canté mentalmente "Sobreviviré". Estaba decidida a tomar las riendas de mi vida. Me ardían los ojos, se me nublaban, se me llenaban de lágrimas. Oh, Dios, que esto termine pronto, recé. Pero él solo me miró fijamente y me miró fijamente durante lo que me pareció una eternidad. Entonces, tan silenciosamente como había entrado en el cementerio, porque no lo oí ni lo vi entrar, se fue. Caí de rodillas sobre la tumba de mis padres y lloré. Dieciséis años habían pasado desde que dejé a exmarido y el acoso terminó, pero no fue hasta 2022, número de años después, que pude caminar sola por la playa. Ahora sé mucho más. En 2020 contacté con un servicio de apoyo. Me dieron las habilidades para lidiar con exmarido y sigo trabajando en esas habilidades. Sé que debería habérselo dicho a marido y debería habérselo dicho a mi familia, pero nunca lo hice. Estaba tan avergonzada, pero ahora puedo hablar de ello. Mis amigos en ubicación volvieron a aparecer de la nada. Pensé que me habían abandonado, pero exmarido les había advertido en términos inequívocos y estaban asustados. fecha es mi día especial. Es el día en que me senté junto a las aguas tranquilas y me sentí orgullosa de mi logro. Puede que nunca deje de mirar por encima del hombro, pero estoy en ello. Quería contar esta historia con la esperanza de que le sea útil a alguien más.

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  • Si estás leyendo esto, es que has sobrevivido al 100% de tus peores días. Lo estás haciendo genial.

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    Mi historia

    El 6 de abril de 2019 (ayer hizo 2 años), estaba cuidando el perro y la casa de un familiar cuando un amigo de la familia vino de visita. Me hizo probar varias bebidas alcohólicas hasta que me emborraché. Sin entrar en muchos detalles, se aprovechó de mí. A la mañana siguiente, me desperté sintiéndome paralizada y bloqueada. Finalmente, esa misma noche, cuando me recogieron, se lo conté a mi madre y siguieron intentando contactar con él. Mi madre no me respondió hasta el día siguiente, cuando me contó que se había quitado la vida. La oleada de culpa y tristeza que me invadió en ese momento fue insoportable. Durante las semanas siguientes, recuerdo no levantarme de la cama a menos que fuera para ir al baño. Entonces (por suerte) mi madre consiguió que me pusieran en terapia. Allí me pusieron con una terapeuta increíble. Después de unos meses de terapia individual, también me pusieron en terapia de grupo. Allí conocí a mujeres increíbles y fuertes. La terapia me enseñó y me ayudó muchísimo. Me enseñó (y esto aplica a todos los que han pasado por algo así) que no fue mi culpa. Me enseñó que la sanación no es lineal. Que tendrás días malos meses, e incluso años después, pero no pasa nada porque sigues sanando. La terapia me enseñó que soy fuerte, pero que está bien no serlo siempre porque somos humanos. A cualquiera que lea esto, quiero que sepa que no está solo y que lo está haciendo de maravilla. Estoy orgulloso de usted.

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    Sin contacto.

    Ya no lo protegeré. No ocultaré lo que hizo. No sufriré en silencio porque las atrocidades de lo ocurrido incomodan a los presentes cuando cuento mi historia. Recíbelo. Siente la incomodidad. Siente una pizca del miedo que sentía cada día al volver de la escuela. Siente la vergüenza de no creerme cuando te dije que temía por mi vida, y me negaste refugio. Me enviaste de vuelta al lugar donde se suponía que debía sentirme segura, pero en cambio mi padre temió por mi vida. Él me dice: «El trabajo de los padres es ser mejores de lo que sus padres fueron con ellos». Bueno, el listón estaba muy bajo. Que tu padre también fuera abusivo no te da excusa para abusar de mí. ¿Cómo puede mi corazón abrirse y ser más compasivo después de que lo hayas roto, pero el tuyo solo quiere romper a otros? No elegí nacer. Me trajiste a este mundo y dejaste muy claro que podías sacarme de él si así lo deseabas. Te amé. Todavía te amo. Lo más difícil de todo esto fue luchar contra la imagen infantil y optimista que tenía de ti. Sigo luchando contra ella. Mi alma anhela amarte. Anhela tener más de tus "días buenos". Pero mi otro yo odia que me hayas robado la infancia. Que me atormentes en los sueños. Que sientas el miedo cotidiano, aunque me haya mudado a miles de kilómetros de distancia. Espectadores, no me digan: "Algún día todo estará bien y volverás a hablar con tu padre". Él no puede cambiar.

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  • Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
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    Supervivencia.

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    El mal vive aquí……

    Tengo 33 años y tres hijos (dos varones y una mujer). Mi primogénito es de mi relación anterior. Recién graduada conocí a este hombre con quien actualmente tengo dos hijos. Terminé la universidad con la esperanza de conseguir un trabajo para mantenerme a mí y a mi entonces único hijo, pero cada vez que intentaba buscar trabajo, mi esposo me desanimaba, diciendo que me explotarían y me darían miserias. Así que, ¿a quién le convenía quedarme en casa y ser esposa? Cedí y me quedé en casa, pero él siempre me peleaba por satisfacer mis necesidades. Recuerdo que le pedí bragas y sujetadores durante los últimos seis años y nada. Para todo lo que me da, primero debemos pelearnos, y él sabe muy bien que no tengo adónde ir porque me aisló de mi familia. Después de mudarme con él y mi hijo, empezó a tratarlo con tanta ira que lo golpeaba, lo maltrataba y lo insultaba, y todavía lo hace, demostrándole que no soy su padre y que solo favorezco a los hijos que tengo con él. El mío, con el que llegué, no merece nada bueno. Mientras estaba embarazada de su hijo, él estaba coqueteando con mi hermana y para entonces yo no estaba recibiendo ninguna ayuda financiera, así que opté por ir al alquiler de mi madre y después de un tiempo mi hermana me reveló el tipo de marido que tengo cuando lo confronté al respecto, era demasiado amargado y amenazó con quitarme a mis hijos. Cuando estaba embarazada de mi segundo hijo con él, lo conseguí con 15 chicas coqueteando y acostándose con todas. Estaba tan devastada que casi pierdo a mi hijo debido al estrés, me recompuse y lo dejé pasar por mi bien de mi bebé, pero juré que había terminado con este hombre, así que comencé a no prestarle demasiada atención y me concentré en criar a mis hijos mientras tanto, estaba atrapada, no tenía dinero propio y no tenía ningún pariente con quien contactar. Perseveré y me quedé para tener un techo sobre nuestras cabezas y para solicitar comida para mis hijos. En realidad perdí el apetito sexual hacia él por todas las cosas repugnantes que hace a mis espaldas, pero me obligaba a tener sexo y amenazaba con no darme nada si no lo satisfacía. Llegó un momento en que me violaba diciendo que era de su propiedad y que no podía vivir sin él porque no tenía dinero. Todo fue violencia verbal hasta mayo de este año 2024, cuando lo confronté por engañarme con mi prima y mensajes de él en una cabaña con otra chica. Me agarró del cuello, me estranguló y me golpeó tanto que empecé a escupir sangre... En este punto me dije a mí misma que debería irme y comenzar una nueva vida. De hecho, le dije que me iba y se rió de mí diciendo que no puedes irte, ¿qué vas a alimentar a tus hijos? Estuve empacando todo el día pensando que no podía dejar de encontrar dónde quedarme, pero la realidad me golpeó y definitivamente no tenía a dónde ir, así que desempaqué mis cosas y me quedé. Han sido meses y meses de abuso sexual, financiero, emocional y físico, pero no sé por dónde empezar con 3 niños, de hecho, he contemplado el suicidio tantas veces pensando que aliviaría el dolor.

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    #20

    A los cuatro años, mi madre solía llevarme a la cajuela de su Jeep y me golpeaba durante 20 o 30 minutos seguidos. Me pegaba, me jalaba el pelo y me gritaba groserías. El abuso físico duró hasta los 11 años, y solo paró cuando intervino la CPS. Mi padre lo sabía; no hizo nada. A los 6 años, otra chica abusó sexualmente de mí en la escuela. Mi madre me dijo que no era abuso sexual y que solo estaba "jugando". A los 11 años, los chicos del barrio abusaron sexualmente de mí. Eran adolescentes y me tocaban inapropiadamente, me frotaban el pene y me contaban chistes inapropiados. A esa misma edad, varios chicos a los que consideraba amigos también me hicieron sexo oral en la cara. A los 16 años, un hombre de 26 años me violó. Me acosó desde los 14 años y me convenció de que era una persona fiable. En ese mismo momento, fui violada por un chico de 23 años al que conocía desde hacía dos años y al que consideraba seguro. Me llevó a una habitación donde podíamos estar "a solas" y luego me abusó sexualmente. Lloraba y le decía que parara, pero no paró. Salí con él tres meses después, y continuó presionándome para tener sexo y abusando emocionalmente de mí. A los 14 años, empecé a sufrir acoso en línea. Comporté mal dándole mi número de teléfono y dirección a alguien en quien confiaba, y los publicó en 4chan (un foro público de imágenes). Me acosaban a diario: recibía amenazas de muerte, llamadas amenazantes y llamadas a mi escuela. Luego descubrí que la persona en quien confiaba había asesinado a una chica en su ciudad natal, y que tenía pruebas de que yo sería la siguiente víctima. A los 17 años, mi padrastro me agredió físicamente y casi me rompe la muñeca. Me apagó un cigarrillo en la cabeza, me estranguló y me amenazó. Mi madre observaba, con el teléfono en la mano, y me dijo que era culpa mía por "no irme cuando me lo dijo". La única ayuda que recibí fue la de un vecino que me vio salir corriendo de casa, cubierto de sangre. Ese mismo año, me echaron de casa porque me negué a levantar la orden de alejamiento de mi padrastro, y mi madre me dio un ultimátum. Me negué y me fui a vivir a otro lugar. A los 18 años, me mudé con mi primer novio serio. Era abusivo y me engañó varias veces. Me insultaba de mil maneras y amenazaba con hacerme daño y con romper mis pertenencias. No me escapé hasta que cumplí 19 años. A los 20, me mudé con mi padre. Mi madrastra estaba celosa de nuestra relación, me agredió físicamente y me echó de casa el día que cumplí 21. Mi padre no hizo nada más. A los 21 años, desarrollé bulimia y anorexia potencialmente mortales y comencé a beber en exceso para automedicarme. Mi prometido me ayudó a superar estos trastornos y me salvó la vida. Ahora tengo 24 años y tengo muchas relaciones estables y saludables, tanto de amistad como de amor. También recibo ayuda con medicamentos para el TEPT complejo, el TAG y el trastorno depresivo mayor. También comencé terapia recientemente y estoy aprendiendo a afrontar mis traumas y a seguir adelante. Es difícil, y hay muchas cosas que recuerdo cada día que me causan pánico, pero quiero sanar y recuperar mi inocencia, mi poder y mi autoestima.

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    Mi historia

    El 6 de abril de 2019 (ayer hizo 2 años), estaba cuidando el perro y la casa de un familiar cuando un amigo de la familia vino de visita. Me hizo probar varias bebidas alcohólicas hasta que me emborraché. Sin entrar en muchos detalles, se aprovechó de mí. A la mañana siguiente, me desperté sintiéndome paralizada y bloqueada. Finalmente, esa misma noche, cuando me recogieron, se lo conté a mi madre y siguieron intentando contactar con él. Mi madre no me respondió hasta el día siguiente, cuando me contó que se había quitado la vida. La oleada de culpa y tristeza que me invadió en ese momento fue insoportable. Durante las semanas siguientes, recuerdo no levantarme de la cama a menos que fuera para ir al baño. Entonces (por suerte) mi madre consiguió que me pusieran en terapia. Allí me pusieron con una terapeuta increíble. Después de unos meses de terapia individual, también me pusieron en terapia de grupo. Allí conocí a mujeres increíbles y fuertes. La terapia me enseñó y me ayudó muchísimo. Me enseñó (y esto aplica a todos los que han pasado por algo así) que no fue mi culpa. Me enseñó que la sanación no es lineal. Que tendrás días malos meses, e incluso años después, pero no pasa nada porque sigues sanando. La terapia me enseñó que soy fuerte, pero que está bien no serlo siempre porque somos humanos. A cualquiera que lea esto, quiero que sepa que no está solo y que lo está haciendo de maravilla. Estoy orgulloso de usted.

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  • “Tú eres el autor de tu propia historia. Tu historia es tuya y solo tuya a pesar de tus experiencias”.

    “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

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    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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  • “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    Mensaje de Sanación
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    🇺🇸

    Creo que Dios me ha dado una segunda oportunidad y no la voy a desperdiciar. Soy muy feliz y tengo paz en mi hogar. La gente siente lástima por mí porque no tengo contacto con mi familia, pero lo que no entienden es que tengo paz. La paz es mucho más importante que la familia después de lo que he pasado. Tengo un perro de servicio para protegerme de ellos. Es una pitbull y me protege muchísimo. Así que si vienen por mí, más vale que sea con un arma porque es la única manera de que me atrapen. También tengo un gato y ahora es mi familia. Dios me ha bendecido inmensamente desde que dejé el abuso. La Biblia dice que Dios te dará el doble de lo que has perdido debido al abuso. Puedo dar fe de eso. Tengo un hermoso apartamento que es un edificio seguro, así que no puedes entrar a menos que tengas una llave. Vivo en un segundo piso, así que no pueden entrar a robarme. Mi exmarido y mi hija entraron a mi otra casa, robaron mis dos bulldogs ingleses y los mataron solo para hacerme daño. He tenido que mudarme cinco veces porque me siguen encontrando. No ayuda que si buscas el nombre de alguien en Google, puedas averiguar dónde vive. Además de enseñarle al sistema legal sobre el abuso, internet también necesita aprender cómo la gente lo usa no para bien, sino para abusar. Dios me ha bendecido con un coche precioso, una GMC Acadia Denali. Si alguno de ellos lo supiera, se pondría furioso porque su objetivo era destruirme. Dios no iba a permitir que eso sucediera.

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  • Creemos en ti. Eres fuerte.

    “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

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    El título de la historia es: Mira fijamente al acosador

    Mira fijamente al acosador La playa no se parece en nada a la suave arena de ubicación, mi ciudad natal. Es de guijarros, con suaves olas que lamen la orilla. Me siento en la orilla. Las lágrimas resbalan por mis mejillas. Mojan los guijarros y la arena. La libertad es abrumadora. Tantas emociones. Había tejido una manta sobre mi dolor. Es fecha de hoy, pero mi historia comenzó en una fecha pasada. Me casé ese día. El día que exmarido me dijo que le pertenezco. El día que me impuso un toque de queda. Desde ese día fui suya. Nunca olvidaré fecha. Mi toque de queda de las 9 p. m. había pasado. Estaba trabajando hasta tarde. Presa del pánico, huí de la oficina. Mi jefe me persiguió ofreciéndome una vida, evitando así la caminata de 20 minutos. Insistió en parar en la trituradora. No pude decir nada. Verás, nunca le había contado a nadie cómo era mi vida. ¿Cómo iba a poder? ¿Qué pensarían? Solo podía pensar: «¡Dios mío, llévame a casa!». Exmarido estaba allí, furioso. Hamburguesa, patatas fritas, cebolla y salsa roja me impactaron como un ladrillo. Me impactaron en la cara. Humillada y desdichada, sentí cómo la hamburguesa, las patatas fritas, la cebolla y la salsa roja se deslizaban por mi cara llorosa. Fue uno de dos puntos de inflexión. A la mañana siguiente, le conté todo a mi jefe: que si me quedaba, moriría. El alivio. Entre los dos tramamos un plan. No se lo dije a nadie. Dos días después, tomé el tren a City y me apunté a unas agencias. Cuando volví, exmarido estaba en la estación. Estaba furioso. No lo sabía entonces, pero cada mañana me seguía para asegurarse de que había ido a trabajar. Me metió a la fuerza en el coche. La gente me miraba, pero nadie interfería. Pensé que había llegado el fin y que me quedaría tumbada en ese suelo frío y húmedo. De vuelta en casa, estuvo sentado a horcajadas sobre mi pecho toda la noche. Apenas podía respirar. A las 5 de la mañana, se cayó de mí, sumido en un sueño profundo. Me arrastré a gatas, con el corazón latiéndome con fuerza, cerré la puerta de casa y corrí. El coraje se manifiesta de muchas maneras. La canción de Gloria Gaynor: "Sobreviviré". La puse, la canté mentalmente, en voz alta, y me prometí que sobreviviría. La oración "Acordaos". ¿Cómo puedo agradecerle lo suficiente? Sus palabras me ayudaron en mi peor momento. Creí que recibiría ayuda de algún lugar y hoy ocupa un lugar especial en mi corazón. Empecé mi nuevo trabajo en Ciudad. Me mudé a un piso con mi hermana y una amiga. Entonces empezó el acoso. exmarido sabía todos mis movimientos. Cuando volvía a casa los fines de semana, se quedaba esperando fuera de casa de mi madre. Me seguía constantemente. Su figura sombría, a pocos metros de distancia. A mi lado, detrás, delante. Sin decir una palabra, solo mirándome fijamente. Mi paz quedó destruida. Las amenazas hechas en el pasado no se habían olvidado. Esa noche me dijo que me atraparía "no ahora, sino en algún momento del futuro y para siempre, te miraré por encima del hombro, maldita sea". Mi madre murió en año y visitaba su tumba casi todos los sábados, ya que seguía yendo a lugar. Mis hermanos vivían allí. exmarido siempre estaba allí. Escondiéndose detrás o junto a una lápida cercana. Cambiaba mis horarios y mi ruta, pero nunca cambiaba nada. Aparecía y se quedaba mirando. Nunca dijo una palabra. Nunca supe si "hoy sería el día". Sabía que su amenaza era real. exmarido se arrastraba por la calle principal si me veía, mirando por la ventanilla y me seguía hasta llegar a mi destino. Los coches le pitaban para que acelerara, pero él los ignoraba. El único gesto que hacía era con los dedos "vigilándote". Pasaron cinco años. Todos los días sin excepción aparecía en mi trabajo en ubicación Me seguía de vuelta al piso. Me seguía el paso, pero nunca me pasaba. Vomité en las papeleras y las alcantarillas. Me ponía enferma en todo el sentido de la palabra. Estaba hecha un desastre. Nos mudamos, pero siempre me encontraba. Más tarde descubrí que cambió su horario de trabajo a horario flexible para poder hacer el viaje de ida y vuelta de lunes a viernes y que luego, los fines de semana, me acosaba cuando estaba en casa. Un día se cruzó con el siguiente. Me acosaba. Vomité. ¿A quién podía decírselo? ¿Quién me ayudaría? No había nadie. La policía no te creería en ese momento y, de todos modos, no podían hacer nada. ¡O sea, que no me había hecho daño! Mentalmente estaba muerta por dentro. Dejé mi maravilloso trabajo y me mudé a ubicación. Conocí a un hombre maravilloso, marido. Nos casamos en año y en año nació nuestro hijo, nombre del hijo. ¡Pensarías que el acoso pararía! Íbamos a ubicación los fines de semana. Tan hermoso. Me encantaba el mar. Esposo sabía que había estado casada con exmarido pero mi vida con él era demasiado dolorosa para hablarlo con nadie, así que no le conté a esposo sobre el acoso ni nada más y así continuó, pero ahora exmarido tenía un nuevo odio en sus ojos. Mis paseos por la playa se desvanecieron. Exmarido era como un radar. Siempre ahí. Daba mucho miedo. Poco a poco mi vida se desvanecía. Exmarido nunca seguía con esposo venía con nosotros. Exmarido siempre intentaba encontrar una manera de interactuar con nombre del hijo. Una vez en un Rally de Autos Clásicos, solté la mano de hijo por un instante y en segundos exmarido la había tomado e intentaba darle un auto Dinky que le había comprado mar dhea. Cogí a nombre del hijo y me fui. Ir al Tesco era una pesadilla. nombre del hijo estaba en el carrito. Estábamos en la caja y siempre en la siguiente aparecía exmarido. Sin comida y esa mirada. Mirándome fijamente y mirándole fijamente a mi hijo. Por aquel entonces, el acoso no se consideraba nada, y mucho menos un delito, y me habrían considerado una "imbécil". Entonces llegó el segundo punto de inflexión: fecha. El hermano menor de marido, nombre del cuñado, vino de vacaciones a lugar. Nunca había visto el mar. ¡Qué emoción! Estuve nerviosa toda la mañana preparando la cesta de picnic y nuestras cosas, pero todo iría bien porque marido estaría con nosotros. En el último minuto, marido recibió una llamada urgente del trabajo. Estaba de guardia las 24 horas. ¡Dios mío, no podía decepcionar a los niños! Nombre del hijo tenía ahora 6 años, y luego vinieron nombre de la hija y nombre de la hija y, por supuesto, nombre del cuñado por primera vez. Nuestra casa estaba al final de un callejón. Detrás de la farola estaba exmarido. Intenté ignorarlo. La playa estaría concurrida. En cuanto no viera a ningún marido, se acabó. Empezó a seguirnos. Por el muelle, exmarido caminaba detrás de nosotros. No nos pasó, no habló. Cruzamos el puente, todavía detrás de nosotros a unos metros. ¡Pude ver a nombre del cuñado preguntándose por qué ese hombre no nos adelantaba! Pasamos el estanque de los patos y llegamos a la playa. Seguía siguiéndonos. Recuerdo muy bien ese día. Un precioso día de verano. Corazones brillantes y emoción en el aire, pero el mío latía con fuerza, muerto de miedo. Dejé la manta; los niños saltaban de la emoción. ¡Y entonces estaba exmarido! Prácticamente encima de nosotras. A no más de un metro de distancia. Tumbado de lado, apoyado en un codo, de frente, mirándonos fijamente. Sentí náuseas. Me palpitaba la cabeza y el corazón me latía con fuerza en el esternón. Si me meto al mar con los niños, ¿qué hará? No podía dejar nuestras cosas. No sabía qué haría. Tenía miedo de ir, miedo de quedarme, miedo de dejar que los niños se fueran al borde, miedo por todas nosotras. Recogí el picnic y me fui a casa. exmarido me siguió. Me quitaron el asunto de encima al llegar a casa. nombre del cuñado le contó a marido que el hombre nos seguía y que le tenía miedo, y lo describió con todo detalle. marido lo entendió enseguida y entonces le conté lo que había estado pasando todos estos años, ¡desde año para ser exacta! Pensé que se enojaría conmigo por no decírselo, pero simplemente me abrazó fuerte y me dijo que todo iba a estar bien. No es necesario encarcelar a una persona para que le arrebaten la libertad. Aprendí a mirar fijamente. Esposo me enseñó. De pequeña, me enfrentaba a mis hermanos, pero ahora esto era diferente. Sabía que esto me cambiaría la vida. Necesito mirar fijamente a exmarido y eso requería práctica, mucha práctica. Sé que suena absurdo, pero aprender a mantener la mirada fija durante un tiempo considerable no es tarea fácil. Todos los días después de cenar, Esposo y yo nos mirábamos fijamente. Nuestras miradas se clavaban en la otra y sabía que tendría que mantener esa mirada fija durante mucho tiempo para vencer a exmarido. Sentí ganas de rendirme muchas veces. Varias semanas después, en lugar, estaba visitando la tumba de mis padres y, efectivamente, justo al amanecer, allí estaba él. Sabía que esposo no dejaría que me pasara nada y que ahora sabía que exesposo era un cobarde y un abusón. Una vez que se enfrentaban a él, se encogían y se escabullían al agujero del que salieron. Exesposo me miraba fijamente, yo también. Podía ver el odio en sus ojos. La cita volvió a mí. Seguí mirándolo. Se enojó muchísimo, pero su mirada no vaciló, ni la mía tampoco. Recé a todos los santos de la cristiandad. Recé para que mis padres salieran de la tumba y lo rescataran. Recé el Acordaos como si me fuera la vida en ello y canté mentalmente "Sobreviviré". Estaba decidida a tomar las riendas de mi vida. Me ardían los ojos, se me nublaban, se me llenaban de lágrimas. Oh, Dios, que esto termine pronto, recé. Pero él solo me miró fijamente y me miró fijamente durante lo que me pareció una eternidad. Entonces, tan silenciosamente como había entrado en el cementerio, porque no lo oí ni lo vi entrar, se fue. Caí de rodillas sobre la tumba de mis padres y lloré. Dieciséis años habían pasado desde que dejé a exmarido y el acoso terminó, pero no fue hasta 2022, número de años después, que pude caminar sola por la playa. Ahora sé mucho más. En 2020 contacté con un servicio de apoyo. Me dieron las habilidades para lidiar con exmarido y sigo trabajando en esas habilidades. Sé que debería habérselo dicho a marido y debería habérselo dicho a mi familia, pero nunca lo hice. Estaba tan avergonzada, pero ahora puedo hablar de ello. Mis amigos en ubicación volvieron a aparecer de la nada. Pensé que me habían abandonado, pero exmarido les había advertido en términos inequívocos y estaban asustados. fecha es mi día especial. Es el día en que me senté junto a las aguas tranquilas y me sentí orgullosa de mi logro. Puede que nunca deje de mirar por encima del hombro, pero estoy en ello. Quería contar esta historia con la esperanza de que le sea útil a alguien más.

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    Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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    De un sobreviviente
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    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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    Creo en la sanación aunque todavía no la vea.

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    De un sobreviviente
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    #1760

    Fui víctima de abuso sexual en repetidas ocasiones por parte de mi ahora exnovio. Él tenía 18 años y yo 19. También comentó que "nadie te creerá porque soy menor de edad/estoy más cerca de la edad de consentimiento". Tomaré acciones legales cuando regrese al estado donde ocurrió el delito. Viajaré allí para el Día de Acción de Gracias. Estoy tratando de averiguar si técnicamente se considera penetración, ya que fue a través de la ropa, pero obviamente esa era la intención. También mintió sobre haber superado su adicción a la pornografía, la cual supuestamente había resuelto hacía dos años. Me manipuló para que no les contara a mis padres ni a los suyos sobre dicha adicción, alegando que no se lo había dicho a los suyos. Más tarde, dijo que se lo había contado a un profesor en común (que es misógino y verdaderamente horrible). Me forzaba a tener relaciones sexuales; me sacaba unos 23 kilos y medía unos 15-16 cm. Así que la única manera de quitármelo de encima era enroscarme las piernas y girarlo para liberarlo. Sabía que esta era mi única vía de escape porque era el único músculo en el que era más fuerte que él (mi máximo levantamiento en aductores es de 93 kg). Recién ahora me doy cuenta de qué se trataba: terminé con él en abril pasado y solo me percaté en las últimas semanas. Ahora tengo flashbacks y otros problemas que parecen ser de estrés postraumático. Y él cree que seguimos siendo amigos, aunque le dije que lo bloquearía. No tiene idea de lo que hizo ni del daño que me causó. También hay un trauma religioso porque me dijo que necesitaba "rezar para que se me quitara la ansiedad" cuando físicamente solo se trata de una falta de serotonina. Así que ni siquiera puedo ir a la iglesia porque estoy muy amargada. Sé que puedo resolver esto por mí misma, pero no quiero que ninguna otra chica caiga en su trampa. Me sentía un poco asexual antes de que todo esto sucediera y ahora ese sentimiento es más fuerte. ¿Sigue siendo válido?

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    Atrapado en el baño durante 40 años

    Atrapado en el baño. Es posible ser amado. Cuando pasé siglos diciéndole a mi mamá y papá que estaría bien viajar a ciudad para un concierto, pensé que era adulto y espabilado. En realidad, era un joven ingenuo; mis padres accedieron a regañadientes siempre y cuando nos quedáramos con el tío de mi amigo; esto significaría que no tendríamos que viajar de regreso tarde. El concierto fue fantástico; volvimos a su piso y los demás se fueron a la cama. Me quedé despierto charlando con nombre; después de una media hora, comenzó a preguntarme si era virgen y a enseñarme revistas pornográficas. Intenté escaparme e irme a la cama; luego me atacó y me violó. Me encerré en el baño y esperé, pero seguía agitado; quería que durmiera en su cama. No tenía ni idea de que un hombre pudiera hacerle lo que le hizo a otro hombre. Dos semanas después volví a quedarme después de un partido de fútbol; esta vez intenté persuadir a mis padres de que no debía ir, pero no querían que la entrada se desperdiciara; me atacó y me violó de nuevo; finalmente logré encerrarme en el baño. Mentalmente me quedé en ese baño durante los siguientes 40 años, sin decir nada, sin pedir apoyo, 3 matrimonios fallidos, problemas con la bebida, dificultades para ser un buen padre. La primera persona a la que se lo conté después de 40 años fue a mi exesposa, y su respuesta fue: "No puedo amarte, me has violado al mantener esto en secreto". Esto fue devastador y me llevó a un declive a un lugar muy oscuro. Ahora, con el apoyo de mis hijos, mi nueva pareja, un fantástico psiquiatra y un terapeuta de organización de apoyo, me siento mejor y creo que puedo ser amado. Nunca es demasiado tarde para comenzar a sanar.

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    Para mí la curación es pasar tiempo sola haciendo mi vida.

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    🇮🇪

    #638

    Tuve un año difícil: perdí a un padre, me engañaron y tuve que terminar una muy buena amistad. Ese verano iba a pasármelo bien y disfrutar de mi juventud. Un día, después del trabajo, se me ocurrió salir una noche con mi primo, que había tenido un año parecido al mío. Salimos a tomar algo, los dos haciendo lo mismo que una noche de fiesta: lidiando con gente rara en el bar, bailando, pasándolo bien. Nos encontramos con un antiguo amigo del colegio de ella y su amigo, y me cayó bien. Nos amontonamos en un taxi y volvimos a su casa. Nos tomamos un par de copas más, y mi primo y su amigo del colegio subieron, dejándome con el otro amigo. Una cosa llevó a la otra y subimos. Mientras tanto, hubo cosas que no me cuadraban, e intenté decirle que parara, que me sentía incómoda, que no quería hacerlo, pero no me hizo caso, simplemente siguió adelante. Cuando por fin terminó, me sentí congelada en el tiempo, más preocupada por mi prima en la habitación de al lado que por mí misma, en una situación inquietante. Mi teléfono se había muerto y nadie tenía cargador, así que tuve que rogarle al tipo que me acababa de agredir que pidiera un taxi, porque no sabía en qué parte de la ciudad estaba en ese momento, pero lo único que sabía era que tenía que llegar a casa, y rápido. Solo recuerdo a mi prima enfadada conmigo por irme, pero no me importó, quería llegar a casa, quería estar a salvo. Recuerdo a la taxista, una mujer que me contó que su hijo vivía en ubicación y lo húmedo que era en esa época del año. Puede que no fuera mucho, pero fue reconfortante en ese momento. Recuerdo el reflejo de las farolas en las hileras de casas de ese barrio, que todavía me persiguen cada vez que paso por esa zona, provocándome escalofríos. Llegó a mi casa, el sol empezaba a salir, mi padre dejó la luz del porche encendida. Me desvestí y me di una ducha. Sin procesar lo que había pasado, escribí en mi diario e intenté que pareciera un fracaso en una cita, pero en el fondo sabía que no estaba bien. No podía dormir, así que leí un libro y al día siguiente llevé a mi hermano pequeño al pueblo a comprar útiles escolares para el año nuevo. Pasaron los meses e intenté contarle a una amiga lo que me había pasado, pero lo único que supo decirme fue: "Bueno, ¿qué esperabas? Eso es lo que pasa cuando te lías con gente desconocida", y me encerré en mí misma. Después de eso, pasé mucho tiempo sin contarle a nadie lo que había pasado hasta que fui a visitar a otra amiga en otra ciudad y decidí tener una cita con alguien con quien había hecho match por una app. Cuando estaba a punto de subir al metro para ir a la cita, me quedé paralizada, entré en pánico y empecé a llorar. Mi amiga me preguntó inmediatamente qué había pasado, si estaba bien y si podía ayudarme en algo. No podía decir que no era nada, porque no era nada. Fue algo que me conmovió profundamente, me hizo pensar que estaba haciendo mal en disfrutar de mi sexualidad. No fui a la cita, pero lo que sí hice fue contarle a mi amiga lo sucedido, y en lugar de que me juzgara, recibí amabilidad, compasión y amor. Salimos de la estación de tren, recogimos algunas cosas para una noche de autocuidado, y pude ser yo misma en un espacio donde me creían y me escuchaban. Me llevó un buen tiempo sentirme cómoda conmigo misma, con mi aspecto, con mi forma de expresarme, incluso con mi forma de ser en las relaciones. Si no fuera por la amiga que se aseguró de que estuviera bien y a salvo, quizá no estaría compartiendo mi historia ahora mismo. Todavía hay momentos en los que paso por ese mismo barrio, escucho el nombre de esa persona o incluso paso por el bar donde nos conocimos y una ola de frío me recorre el cuerpo, pero estoy orgulloso del trabajo que he realizado para no dejar que me arruine el día, me deprima o me defina.

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    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sin contacto.

    Ya no lo protegeré. No ocultaré lo que hizo. No sufriré en silencio porque las atrocidades de lo ocurrido incomodan a los presentes cuando cuento mi historia. Recíbelo. Siente la incomodidad. Siente una pizca del miedo que sentía cada día al volver de la escuela. Siente la vergüenza de no creerme cuando te dije que temía por mi vida, y me negaste refugio. Me enviaste de vuelta al lugar donde se suponía que debía sentirme segura, pero en cambio mi padre temió por mi vida. Él me dice: «El trabajo de los padres es ser mejores de lo que sus padres fueron con ellos». Bueno, el listón estaba muy bajo. Que tu padre también fuera abusivo no te da excusa para abusar de mí. ¿Cómo puede mi corazón abrirse y ser más compasivo después de que lo hayas roto, pero el tuyo solo quiere romper a otros? No elegí nacer. Me trajiste a este mundo y dejaste muy claro que podías sacarme de él si así lo deseabas. Te amé. Todavía te amo. Lo más difícil de todo esto fue luchar contra la imagen infantil y optimista que tenía de ti. Sigo luchando contra ella. Mi alma anhela amarte. Anhela tener más de tus "días buenos". Pero mi otro yo odia que me hayas robado la infancia. Que me atormentes en los sueños. Que sientas el miedo cotidiano, aunque me haya mudado a miles de kilómetros de distancia. Espectadores, no me digan: "Algún día todo estará bien y volverás a hablar con tu padre". Él no puede cambiar.

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    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.