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Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

Me identifico como...

Mi orientación sexual es...

Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Historia
De un sobreviviente
🇨🇦

Name, solo tenía 6 años

Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Porque nos casamos…

    Comparto esto aquí porque espero poder ayudar a otras mujeres que hayan sufrido una violación conyugal o que aún la estén padeciendo, y quiero que sepan que no están solas. Durante años me sentí como si estuviera dormida, incapaz de afrontar lo que me estaba pasando, por qué estaba perdiendo peso y por qué me deprimía tanto. Lo minimizaba todo, incluso a él. Intentaba que se sintiera mejor después. La mayoría de las veces era tan simple como decirle que no al sexo y que él lo hiciera de todos modos, mientras yo estaba completamente desconectada. Y era tan frecuente que me quedaba allí esperando a que terminara, pero cada vez lo llevaba a ir más allá de los límites, a veces cuando salíamos en público, siempre después de que salía con mis amigas; era parte del trato. Siempre me decía a mí misma que estaría mejor si simplemente le seguía la corriente. Siempre estaba tan estresado y tan enfadado. Y yo lo amaba y a veces disfrutaba del sexo con él. Eso me hacía las cosas muy confusas. Y yo apenas comía nada, algo que él me animaba, constantemente me compraba aparatos de ejercicio y ropa sexy. Me sentía mal todo el tiempo, cansada y decaída. Mi familia y amigos decían que no era yo misma. Hubo tres incidentes que me doy vueltas una y otra vez en la cabeza y que no pude minimizar (aunque lo intenté). Y me llevaron a decirle que nuestro matrimonio había terminado. Eso fue hace un año. Pensé que escribir uno de ellos me ayudaría y tal vez alguien se identificara conmigo y eso le ayudaría. Fue en la boda de su mejor amigo y, como siempre, quería que hiciéramos algo sexualmente excitante. Así que fuimos al baño de hombres. Nos besamos y empezamos a tener sexo. Estaba bastante borracha. De repente, me dio la vuelta y me inclinó sobre el inodoro, con las manos en el alféizar de la ventana. Empecé a decir que no. Salió con lo que parecía una vocecita de niña. No sé por qué lo recuerdo tan bien. No sé por qué no grité. Me violó analmente en el cubículo de hombres. Yo lloraba mirando el alféizar sucio de una ventana y oía a hombres desconocidos comentando afuera. Después le pregunté una y otra vez por qué lo había hecho, que no quería, que me dolía, que era demasiado brusco, y le dije que no. Pero él no quería hablar de ello. Me dejó sentada con un amigo suyo, al que no conocía, para salir con su mejor amigo a fumar puros. Vio que tenía dolor y sangraba durante días. Seguí con él durante años. Después de eso, también sucedieron otras cosas. Acabé sintiéndome como su pelota antiestrés, una muñeca de trapo, sin nada más. Estuve con él desde los 18 años y tenemos hijos. Era todo lo que conocía. Era mi marido y lo amaba. Nadie sabía lo que estaba pasando. Todos creían que éramos una pareja enamorada. No fue hasta que le dije que ya no podía compartir la cama con él y que estaba empezando a tener ataques de pánico que fuimos a un consejero matrimonial y todo salió a la luz. Desperté. Fue su cara. Su reacción. Me sentí tan estúpida y avergonzada. Y él intentó justificarlo gritándole que era un hombre. Me quedé allí sentada pensando: ¿cómo dejé que esto me pasara? Siempre me consideré una persona fuerte, inteligente y alegre. Tengo más de 40 años, debería saberlo mejor. Miré a la cara de la terapeuta y, de alguna manera, no sentí que estuviera sucediendo. Me di cuenta de que estaba temblando, ella estaba preocupada por mí y él le estaba gritando. Me sentí tan avergonzada e impotente. Y estúpida delante de otra mujer adulta. Pensaba: ¿Y si alguien a quien amaba me contaba que le había pasado esto? Pero seguía pensando que no era realmente una violación porque era mi marido, lo amaba y tantas veces quise tener sexo con él, así que ¿cómo podía ser una violación? ¿Pero por qué quería hacerme daño? Seguía pensando que esto no podía estar pasándome a mí. En fin, gracias por leer. Espero que le sirva a alguien. Creo que me ayudó a mí escribirlo.

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    De un sobreviviente
    🇮🇪

    En las sombras

    Yo y mi sombra Estaba en las sombras, pero a salvo, hasta que apareciste. Las sombras me sostuvieron mientras me integraba a la vida. Pero me trajiste una falsa sensación de seguridad y pertenencia tejiendo mentiras. Mentiras que, sin un análisis más minucioso, retrataban a un hombre cariñoso, una imagen que todos veían. Mentiras que amenazaban mi libertad, mi carrera, mi seguridad, mi salud, mi confianza, mis amistades. Más perdidas que ganadas, Más dañadas que sanadas. Viajes programados, compras programadas, todo programado. Control, control sobre quién me visitaba, control sobre las compras, control sobre todo. Eras el maldito controlador del tiempo de mi vida. Controlando demasiado, presionándome hasta que mi confianza se vio forzada y las decisiones quedaron fuera de mi alcance. Hasta ahí llegaron mis tacones altos y mi traje de gerente; seguro que no estaban hechos para protegerme de la violación y la violencia doméstica. El traje fue un reto para que me hundieras, tan bajo que apenas me reconocí, tan bajo que me suicidé, tan bajo que pensé que no podía caer más bajo, pero jamás caería tan bajo como tú. Mi mente empezó a dar rabietas, impidiéndote vivir sin pagar alquiler. Pensamientos de seguridad, libertad, familia y amigos la llenaban. La noche se convirtió en amanecer mientras hacía una llamada, una llamada unilateral a Women's Aid. Cada llamada silenciosa me dio el coraje para salir de la oscuridad. Asomarme a las luces de la ayuda, la esperanza, la realidad y la claridad. A veces, incluso sigo siendo una sombra de mi antiguo yo, pero nunca caeré más bajo para creer: las mentiras son amor, el aislamiento es cercanía, un golpe o empujón fue en broma. La violación es hacer el amor. La violencia doméstica es el abuso de una persona por otra y la violación es la invasión no deseada de una persona por otra. Ya no estoy en las sombras, de pie bajo el sol creando sombras inofensivas, sin lastimar a nadie, amando la vida. Amando la vida sin ti.

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  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Mensaje de la Comunidad
    🇺🇸

    A todos los sobrevivientes aquí: los vemos, los escuchamos, les creemos.

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Superviviente 👊🏼

    Fue hace 21 años y nunca se lo he contado a nadie. Viví con mi primera compañera de piso, quien sabía que tenía amigos sospechosos. Aun así, confiaba en ella y en nuestro nuevo y encantador hogar. Hasta que una noche invitó a amigos. Yo no bebía ni consumía drogas duras. Comíamos, todos bebían y se lo pasaban bien. No recuerdo nada después de eso, hasta que me desperté en mitad de la noche con un hombre, uno de sus "amigos", encima de mí. Estaba dentro de mí mientras yo yacía en medio del suelo. No podía moverme, no podía hablar. No fue una huida, una lucha ni una congelación; me habían drogado y no podía mover ni una sola parte de mi cuerpo. Ni siquiera podía mover los brazos para apartarlo. Y cuando la madre de mi compañera entró en nuestro nuevo hogar, en la habitación oscura, en mitad de la noche, vio lo que estaba pasando. Solo pude abrir los ojos de par en par del miedo, pero ella se dio la vuelta y salió sin decir palabra, dejándolo terminar lo que había empezado. Él se rió cuando ella se alejó. Para cuando recuperé el control de mi cuerpo, él ya no estaba. Estaba sola y desnuda en el suelo de la sala de mi primer piso, donde todos me pisoteaban al salir por la mañana. Era la broma de la mañana... ¿qué y a quién le hizo? Nadie me preguntó si estaba bien esa mañana. Nadie lo hizo nunca. Han pasado 21 años y todavía no sé el nombre del hombre que me violó esa noche, pero siempre recordaré su rostro.

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  • Todos tenemos la capacidad de ser aliados y apoyar a los sobrevivientes en nuestras vidas.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    El alma sobre el silencio

    He vivido muchas batallas, algunas visibles y otras invisibles. El dolor crónico ha sido mi compañero constante, y junto con él vinieron experiencias de agresión, duelo, acoso y ser ignorada o atacada en el trabajo. Cada una de estas experiencias dejó cicatrices más profundas de lo que podía admitir en ese momento. Durante años, intenté contenerlo todo: la presión, el dolor, el silencio a través del alcohol y las drogas. Pero se acumuló hasta que no pude contenerlo más y me derrumbé. Mi episodio de salud mental fue aterrador, para mí y para quienes me rodeaban. Lo que lo ha hecho más difícil es la cultura en la que crecí. En las comunidades del sur de Asia, la salud mental a menudo se ignora, se estigmatiza o se considera una debilidad. En lugar de compasión, sentí vergüenza. En lugar de comprensión, cargué con la culpa. Creía que había decepcionado a las personas que más quería. Pero estoy aprendiendo que lo que sucedió no fue mi culpa. El trauma no es una elección. Los accidentes no son castigos. Son el cuerpo y la mente que claman por atención. Sigo aquí. Estoy aprendiendo a ver mi sensibilidad y supervivencia no como defectos, sino como prueba de resiliencia. Compartir mi historia forma parte de liberar la vergüenza y recuperar mi voz. Mi esperanza es que quienes han vivido el dolor y el silencio, especialmente en comunidades donde la salud mental está oculta, sepan que no están solos. Nuestras historias importan. Nuestra supervivencia importa.

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  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
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    Sanar significa no dejar que los factores desencadenantes me controlen más.

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  • Historia
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    #294

    *ESTA ES LA PRIMERA VEZ QUE LE CUENTO MI HISTORIA A ALGUIEN** Acababa de cumplir 13 años y me había enamorado por primera vez, un chico dos años mayor que yo, al que llamaremos Nombre porque así se llama. Su primo me había invitado a una fiesta en casa, pero cuando llegué solo estábamos él, su primo y yo. Al llegar, me esperaban en la entrada. Mi primer pensamiento fue: "¡Guau, qué alegría verme!". Entonces sentí que me agarraban de la nuca, de la coleta. Me sacaron la chaqueta que me acababan de regalar por Navidad y sentí un cuchillo frío y afilado en la garganta. Me obligaron a entrar en una habitación con solo uno de ellos, a quien no podía ver porque mi chaqueta todavía estaba sobre mi cabeza, pero podía decir por la voz que era Nombre Recuerdo haber escuchado cómo jugueteaban con los clips de mis jeans de granjero, pero a él no le importó darse cuenta, así que los bajó por mis hombros y finalmente hasta mis pies. Mi abrigo se había movido un poco para que pudiera ver su mano plana sobre la cama con el cuchillo debajo, ten en cuenta que esta era la primera vez que tenía algún tipo de experiencia sexual en este punto, nunca había besado a un chico, todo lo que podía pensar era si agarraba este cuchillo podía apuñalarlo y correr, pero eso habría sido imposible considerando que mis jeans de granjero todavía estaban alrededor de mis tobillos y tenía mucho dolor y sangraba por todas partes. Me congelé, dejé mi cuerpo, lo dejé hacer lo que planeaba hacer desde el principio, me sentí tan estúpida, tan ingenua y tan VIOLADA. Caminé siete cuadras desde ese plan de violación de "fiesta en casa" llorando histéricamente mientras la sangre me goteaba por las piernas. Ni siquiera me di cuenta. Era tan joven que no sabía qué había pasado en mi "primera vez". Ahora tengo 40 años y por fin voy a hablar, porque me ha estado carcomiendo durante años. Y el TEPT es real. Este cabrón no solo me quitó lo que guardaba para mi futuro esposo, sino también mi orgullo, mi autoestima, mi confianza y mi capacidad de abrirme sexualmente al amor de mi vida. Si no tuviera a mi esposo, probablemente estaría en un psiquiátrico. Sé que no lo merecía ni lo pedí, pero aún me afecta a diario. Me mantengo alejada de donde sucedió, siempre estoy mirando por encima del hombro. Estoy harta de vivir con miedo desde que salió de la cárcel por otras cosas... ¡De hecho tuvo el descaro de pedirme matrimonio por Facebook! Fue entonces cuando empezaron los flashbacks... Creí que lo tenía guardado, escondido en lo más profundo de mi alma, para no hablar de ello jamás. Solo quiero contárselo a mi esposo, pero siento que he estado mintiendo por omisión. Tengo tantas ganas de decírselo que no puedo decírselo sin desmoronarme o herirlo de alguna manera... Lo quiero tanto, es mi refugio.

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  • “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

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    De un sobreviviente
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    13 y el color verde

    Dedicación: A todas las mujeres y niños que luchan contra la violencia doméstica. Presencié violencia doméstica entre mi madre y su novio a diario, desde los 6 hasta los 11 años. Presencié ataques brutales; en una ocasión, mi madre dejó de respirar. Era un hombre muy celoso. Quería alejarme lo más posible. Incluso llegó a romperle la pata a mi perro en un ataque de ira. Mi madre fue víctima de la manipulación de una pandilla local y comenzó a consumir drogas. Su novio les robó y mi madre fue secuestrada. Ambos tuvimos que ir a una casa de acogida. Me quedé con mi abuela dos meses sin saber dónde estaba mi madre ni siquiera si estaba viva. La pandilla encontró al novio de mi madre y lo golpearon hasta casi matarlo. Más tarde, mi madre recibió un ultimátum: él o yo. Ella me eligió a mí. Después de nosotros, él se fue con otra familia. Desafortunadamente, esos niños no tuvieron tanta suerte. El sistema de acogida los separó a todos. No ha sido hasta estos últimos meses que he aprendido a aceptar lo sucedido. Ha sido una montaña rusa de emociones: confusión, ira y lágrimas. Tuve que despedirme de la niña inocente que una vez fui yo. En un momento crucial, cuando mi mente infantil debía estar desarrollándose y comprendiendo el mundo, tuve que saltarme esa parte por completo. Rápidamente me vi envuelta en el mundo de los adultos. Después de que todo terminara, tuve que construir una nueva base y crear una persona completamente nueva. Fue casi como si Norma Jean se hubiera transformado en Marilyn Monroe o Beyoncé en su álter ego, Sasha Fierce. Antes de esto, no tenía identidad. A los 6 años, apenas estaba empezando a encontrar mi lugar en el mundo, que rápidamente me fue arrebatado. No fue hasta los 17 que tuve que volver a encontrarme cara a cara con el maltratador de mi madre. Una noche, ella llegó a casa completamente borracha, llevándolo a cuestas. Lo miré fijamente a los ojos y le dije que ya tenía 17 años, no 7, que no le tenía miedo y que ya no podía hacernos daño. La policía terminó escoltándolo. Mi madre siempre me animó y me dijo que creía en mí y que debía creer en mí misma. Estoy muy agradecida por eso. Estoy muy agradecida por la vida. Cada día me despertaba y me preguntaba si ese día sería el día de mi muerte. Creo que la forma de superarlo fue luchar o huir. Mi cuerpo eligió luchar. Tenía una mejor amiga en aquel entonces con la que sigo siendo mejor amiga hasta el día de hoy. Su madre también estaba lidiando con sus propios demonios en casa, así que nuestra amistad se hizo más estrecha. A mi madre le costó mucho aceptar lo sucedido. Desafortunadamente, ella es solo una sombra de lo que él fue. La canción de Jessie J, «I Miss Her», lo resume a la perfección. Ella todavía respira, pero no está realmente viva.

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    #1774

    Soy una mujer de 22 años. Solo he tenido dos experiencias sexuales en mi vida que involucraron a dos hombres diferentes en dos ocasiones diferentes teniendo sexo conmigo mientras pensaban que estaba dormida (un poco de contexto: la primera vez que tenía 16 años organicé una pequeña "fiesta" en casa de menos de diez personas, como se hizo tarde en la noche me sentí cansada, así que apoyé la vista en el sofá y él se me acercó y me quedé congelada manteniendo los ojos cerrados y el cuerpo flácido como si estuviera dormida. Recuerdo que me dije a mí misma en el momento "no hagas una escena" después me decía a mí misma que la agresión sexual estaba destinada a sucederme eventualmente y que simplemente estuviera agradecida de que no fuera violenta. Al día siguiente intenté decirme a mí misma que no sucedió, que simplemente "me quedé dormida y lo soñé", pero no podía negar cómo se sentía mi cuerpo, cómo me dolía y cómo mi ropa interior estaba tirada a un lado. La única vez que había tenido algo de intimidad con alguien antes de eso fue con mi novio que tuve en mi primer año de secundaria. Fue increíblemente respetuoso con mi decisión de no estar lista para el sexo o algo similar, así que todo lo que hicimos fue besarnos y enrollarnos. El La segunda vez no estoy segura de cuántos años tenía, tal vez 18. Estaba en la casa de mi mejor amiga e invitamos a su amigo que era mayor de 21 para que pudiera traernos bebidas alcohólicas. Ese momento es muy borroso, solo recuerdo luchar para quedarme dormida en el sofá, pero otra vez me comporté como una imbécil y descansé mis ojos diciéndome que mi mejor amiga estaba conmigo, estoy a salvo. Lo que no sabía es que ella se había ido a su habitación a dormir y el tipo me movió de una posición sentada erguida para poner mi cabeza en su regazo. Al principio solo estaba besándome la cara y los labios mientras yo solo fingía estar dormida. Sabía que era extraño, pero me dije a mí misma que estaba bien y que era lo suficientemente fuerte para manejarlo. Luego me levantó y me llevó a una habitación donde tuvo sexo con mi cuerpo aparentemente inconsciente. La mañana siguiente es un completo borrón excepto por los moretones en mis piernas y los chupetones en mi torso. Aunque escribiendo esto me doy cuenta de que también podrían haber sido solo moretones. Me siento profundamente avergonzada de haberme quedado ahí tirada y haberlo aceptado cuando lo mínimo que podía haber hecho era abrir los ojos y decir "basta". No los conocía muy bien, pero los consideraba amigos y pensé que entrarían en razón y pararían antes de "comprometerse" del todo con el acto. Estaba equivocada. Ahora tengo 22 años y no tengo ningún deseo de tener relaciones ni experiencias sexuales ni íntimas de ningún tipo, y siento que hay algo mal conmigo. Mis amigos hablan de sexo y de lo mucho que les encanta estar en pareja y la intimidad que conlleva, pero no puedo concebir ponerme voluntariamente en una relación o situación así. Nunca he hablado de mi agresión sexual, pero mis amigos me han contado sus experiencias y cómo las volvieron hipersexuales, y actualmente todos tienen relaciones amorosas. Ojalá pudiera ser "normal". Pienso en lo que pasó todos los días, sobre todo en la ducha cuando me froto la piel, esperando tontamente que "borre" lo que mi cuerpo recuerda. Algunos amigos que me contaron su experiencia de agresión sexual dijeron que se quedaron paralizados, y siento empatía y compasión por ellos, además de ira y asco hacia la persona que los agredió. Pero cuando se trata de mí, no puedo evitar sentir odio y asco hacia mí misma y culparme por ello, creyendo que lo merecía por haberlo permitido. Ni siquiera me siento enojada con los que me hicieron eso, solo me siento derrotada. Hice esta publicación porque quería dar un paso hacia hablar de mis experiencias y, con suerte, sanar, pero no estoy lista para abrirme con mis amigos sobre lo que me pasó, aunque creo que pocos de ellos ya sospechan debido a mi total desinterés en el sexo y las relaciones, y a la forma en que me despierto de golpe, lista para salir corriendo por una puerta o saltar de un coche si me despiertan con contacto físico. La vulnerabilidad no es mi punto fuerte y el anonimato de esta página me reconforta. También estoy abierta a cualquier consejo que puedan dar quienes hayan estado en situaciones similares. Siento que, como mis primeras y únicas veces que tuve sexo no fueron consensuales, nunca desarrollaré emociones sexuales, lo que me hace sentir incompetente y completamente arruinada. Lamento escribir una publicación tan larga, pero siento un gran alivio al escribir esto y publicarlo, aunque sea anónimamente. Para quien lea esto: Eres hermosa por dentro y por fuera. Espero que la felicidad te encuentre hoy y que se sienta como una suave lluvia de sol sobre la piel cansada.

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  • “He aprendido a abundar en la alegría de las cosas pequeñas... y de Dios, la bondad de las personas. Desconocidos, maestros, amigos. A veces no lo parece, pero hay bondad en el mundo, y eso también me da esperanza”.

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    🇳🇱

    COCSA (no estás solo)

    COCSA Apenas tengo 18 años y hace poco me di cuenta de que sufrí abuso y agresión sexual más de 20 veces. (Esta historia trata solo sobre COCSA). Es duro. Realmente duro. No me siento necesariamente sucia. Simplemente me siento utilizada y lamento mi juventud. La primera vez que ocurrió tenía 4 o 5 años, me acababa de mudar a un nuevo pueblo y me hice amiga de la hija del vecino. Era un poco más de un año mayor que yo. Más fuerte y dominante. Pero éramos buenas amigas. Hasta que me dijo que jugara al doctor con ella. Al principio pensé que era genial, divertido, emocionante, pero algo no me parecía bien. Y pronto empezó a salir mal. Empezó a hacerme desnudar cada vez más. Me metía la mano en mi ropa interior. Me metía juguetes como pelotas y lápices en mi ropa interior, y finalmente me clavó un cuchillo de plástico de juguete. Todavía recuerdo la presión. No entró muy profundo, pero me horroricé. Ella también me obligaba a tocarla de la misma manera, pero lloraba cuando intentaba que le metiera algo. Creo que mi madre nos pilló en algún momento. Esa parte está un poco borrosa. Todavía puedo ver la ventana de mi antigua habitación y la de sus padres desde mi nueva casa. La segunda vez tenía 8 años y el chico, primo de una amiga mía de 14, me besó, me agarró y me empujó debajo de la cama para besarse. No sabía que estaba mal. Mi amiga simplemente nos animó. La tercera vez que me agredieron tenía 10 u 11 años. Una chica de mi clase me hizo tocarle los pechos, me enseñó porno y me obligó a besarme con la puerta de su armario mientras me empujaba por detrás. Se unió a nuestro juego secreto y básicamente me enseñaba constantemente cosas nuevas sobre sexo en internet. Creo que me hizo adicta al porno desde muy joven (y además tenía acceso gratuito a internet). También tuve una relación abusiva con un chico de mi clase por la misma época. Y puedo oír a la gente decir "Eso no es serio a esa edad". Puede que tengas razón o no, pero me impactó mucho. Me empujaba, me abofeteaba, me pegaba y me pateaba de todas las maneras posibles en la escuela y luego me besaba cuando estábamos solos, diciéndome que me quería. En el campamento de verano de la iglesia me ató y me hizo seguirlo durante horas.

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    🇺🇸

    #1316

    Escribo esto como madre de una sobreviviente. Mi hija sufrió abusos por parte de su abuelo paterno entre los 5 y los 6 años. Su padre descubrió el abuso, ya que estábamos en proceso de divorcio. Me enteré por un investigador del DFS que me contó por teléfono lo que estaba sucediendo con mi hija. Quedé devastada. Arrestaron a su abusador y, tras una breve investigación, fuimos a juicio. Su abogado quería que recibiera solo 5 años de libertad condicional y que no se registrara. Luchamos contra ello, ya que también habían encontrado pornografía infantil en su computadora. En el tribunal, se descubrió que tenía su foto, a pesar de que ya se le había advertido que no podía poseerla ni tener contacto con ella. Invocó la excusa de que la amaba. Este juez no le creyó ni una palabra y afirmó que no eran más que "palabras egoístas". Fue condenado a 10 años por cada cargo, por un total de 20 años que se cumplirían simultáneamente, con el 80% obligatorio. Esto fue en 2011. Tan solo dos años después, recibimos una carta donde se le informaba que estaba en condiciones de obtener la libertad condicional anticipada. Mi exmarido y yo asistimos. Traía consigo una carta de su padre, donde le pedía una foto suya con nuestra hija. Durante su estancia, habló de tener "amigos" en prisión que lo protegían de otros reclusos. Cuando le dijeron que, si obtenía la libertad condicional, una de las condiciones era que no podía tener una computadora ni ningún dispositivo con acceso a internet, intentó argumentar que pagaba sus facturas en línea. Le denegaron la libertad condicional anticipada. Durante todo este proceso, empezamos a notar un cambio en el comportamiento de nuestra hija. Tenía terrores nocturnos y, en general, no era una niña despreocupada como las demás. A los 9 años me dijo que quería morir. Llamé a su médico, la llevé a urgencias y la ingresaron. Le diagnosticaron trastorno bipolar inducido por trauma, ansiedad generalizada y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Pasó los siguientes seis años ingresando y saliendo de hospitales por intentos e ideas suicidas. En 2017, volvió a solicitar la libertad condicional. Esta vez, ella quiso asistir, ya que ya tenía la edad suficiente para hablar en la audiencia. Decir que estaba orgullosa de ella era quedarse corta. Explicó lo que había pasado y que los 10 años a los que lo condenaron no eran nada comparados con la cadena perpetua que le dieron a ella. Después de hablar, fue mi turno, y luego el suyo. Salió de la sala durante su turno de palabra, ya que no soportaba ni siquiera oír su voz. Al final, el señor que dirigía la audiencia salió y felicitó a mi hija por su fortaleza y le dijo que estaba maravillado con su capacidad para defenderse. Más tarde supimos que le habían denegado la libertad condicional de nuevo y que cumpliría su condena. Salió en libertad en 2021. En cuanto a mi hija, lo está haciendo de maravilla. Se mudó a California a los 20 años y lleva allí casi un año. Se está preparando para empezar la universidad para estudiar inglés como segundo idioma y tiene planes de ir a Corea del Sur el próximo verano, con planes de mudarse allí en el futuro. Sigue sorprendiéndome y luchando por sí misma, además de cuidar su salud mental. También ha dejado de llamarse víctima y se define como una superviviente.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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  • Si estás leyendo esto, es que has sobrevivido al 100% de tus peores días. Lo estás haciendo genial.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    El verano antes de la universidad todo cambió

    Han pasado más de dos años y apenas me doy cuenta del impacto de lo que he pasado. Tenía 19 años, un infiel me acababa de romper el corazón después de estar juntos number largos años. Así que, por supuesto, cuando este chico dijo que me invitaría a una copa, acepté, bailé con mis amigos en un festival local con mi casa a solo 5 minutos a pie. Me encontró en la discoteca más tarde y me invitó a dar un paseo, y acepté. Salí de la discoteca y lo primero que le dejé claro fue que solo quería hablar y que, como mucho, solo besarte. Él dijo que estaba perfectamente bien, me ofreció un poco de su bebida y tomé unos sorbos. Hablamos y hablamos, nos sentamos en una roca plana, nos reímos un poco y nos besamos cuando las cosas empezaron a cambiar. Pasaron muchas cosas, muchas cosas que le pedí que dejara de hacer, mi mente se sentía confusa y entumecida. En un momento dado, no podía moverme y apenas podía respirar. Hubo momentos en los que no estaba segura de qué me estaba haciendo o si lo estaba grabando. No soy religiosa, pero recé para que no me encontraran muerta al día siguiente; no quería que mis padres perdieran a su bebé con solo 19 años. No sé cómo salí de la situación, pero lo hice. Llamé a mis amigas enseguida, estaba histérica y los guardias me encontraron. Acabé yendo al hospital, a la unidad de tratamiento de agresiones sexuales, y las mujeres eran encantadoras, pero eso me traumatizó. Fue la única vez que estuve en el hospital y allí estaba sola. Todos los días, durante más de dos años, me viene a la mente al menos un par de veces. Sucedió en el mes y en el mes empecé la universidad. Busqué terapia universitaria, pero no estoy segura de cuánto me ayudó. Ahora me disocio mucho y es más fácil desconectar de mis emociones, pero cada pocas horas esa noche me da vueltas en la cabeza. Sentí que había tenido el peor comienzo de la universidad, pero también sentí que era un nuevo capítulo y una nueva experiencia. Luché contra el alcoholismo durante un tiempo y no me daba miedo decir no a las drogas. Por suerte, eso solo duró unos meses. Tuve momentos muy bajos, pero también pasé de ser una oruga a ser una mariposa, en cierto sentido. Esa Navidad lloré, lloré porque me alegraba estar viva. De haber sobrevivido a lo que me hizo, y también de haber sobrevivido a mi mente. Pero tenerlo en mi mente todavía me afecta a día de hoy, a los 21 años y medio. No he ido a RCC porque siempre he sentido vergüenza y culpa. Me siento muy sola, ya que ninguno de mis amigos me apoyó. La noticia se difundió al día siguiente en mi pequeño pueblo. Los comentarios que culpaban a la víctima o comentarios como "Oh, ¿no era más joven?" hicieron que fuera aún más difícil hablar del asunto, o el "no fue tan malo y podría haber sido peor". Sí, podría haber sido peor, pero es lo peor que he vivido. He contactado con terapeutas y estoy considerando ir al centro de crisis por violación, ya que he estado luchando estos dos años. Estoy feliz y tengo cara de valiente, pero esa noche se entromete e invade mis pensamientos muchísimo. También he tenido problemas con mi vida sexual; después del incidente, me acosté con mucha gente, la mayoría de las veces que no recuerdo. Me arrepiento y siento mucha culpa y vergüenza, sobre todo cuando la gente me pregunta: "¿Cuántos cuerpos has perdido?". Bueno, nunca lo digo y nunca lo haré, es asunto mío. Pero incluso después de calmarme, me encariño fácilmente o huyo, y luego siento vergüenza y culpa por el sexo, creyendo que me precipité. Estoy un poco mejor, pero leer estas historias me recuerda que no estoy sola y que nadie me juzgará ni me juzgarán los demás ni quienes estén dispuestos a ayudarme. Espero que algún día pueda volver a sentirme "normal" y vivir el resto de mi vida como cualquier joven debería.

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    🇺🇸

    Mueva su cuerpo de manera que le resulte agradable tanto como pueda.

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  • Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Porque nos casamos…

    Comparto esto aquí porque espero poder ayudar a otras mujeres que hayan sufrido una violación conyugal o que aún la estén padeciendo, y quiero que sepan que no están solas. Durante años me sentí como si estuviera dormida, incapaz de afrontar lo que me estaba pasando, por qué estaba perdiendo peso y por qué me deprimía tanto. Lo minimizaba todo, incluso a él. Intentaba que se sintiera mejor después. La mayoría de las veces era tan simple como decirle que no al sexo y que él lo hiciera de todos modos, mientras yo estaba completamente desconectada. Y era tan frecuente que me quedaba allí esperando a que terminara, pero cada vez lo llevaba a ir más allá de los límites, a veces cuando salíamos en público, siempre después de que salía con mis amigas; era parte del trato. Siempre me decía a mí misma que estaría mejor si simplemente le seguía la corriente. Siempre estaba tan estresado y tan enfadado. Y yo lo amaba y a veces disfrutaba del sexo con él. Eso me hacía las cosas muy confusas. Y yo apenas comía nada, algo que él me animaba, constantemente me compraba aparatos de ejercicio y ropa sexy. Me sentía mal todo el tiempo, cansada y decaída. Mi familia y amigos decían que no era yo misma. Hubo tres incidentes que me doy vueltas una y otra vez en la cabeza y que no pude minimizar (aunque lo intenté). Y me llevaron a decirle que nuestro matrimonio había terminado. Eso fue hace un año. Pensé que escribir uno de ellos me ayudaría y tal vez alguien se identificara conmigo y eso le ayudaría. Fue en la boda de su mejor amigo y, como siempre, quería que hiciéramos algo sexualmente excitante. Así que fuimos al baño de hombres. Nos besamos y empezamos a tener sexo. Estaba bastante borracha. De repente, me dio la vuelta y me inclinó sobre el inodoro, con las manos en el alféizar de la ventana. Empecé a decir que no. Salió con lo que parecía una vocecita de niña. No sé por qué lo recuerdo tan bien. No sé por qué no grité. Me violó analmente en el cubículo de hombres. Yo lloraba mirando el alféizar sucio de una ventana y oía a hombres desconocidos comentando afuera. Después le pregunté una y otra vez por qué lo había hecho, que no quería, que me dolía, que era demasiado brusco, y le dije que no. Pero él no quería hablar de ello. Me dejó sentada con un amigo suyo, al que no conocía, para salir con su mejor amigo a fumar puros. Vio que tenía dolor y sangraba durante días. Seguí con él durante años. Después de eso, también sucedieron otras cosas. Acabé sintiéndome como su pelota antiestrés, una muñeca de trapo, sin nada más. Estuve con él desde los 18 años y tenemos hijos. Era todo lo que conocía. Era mi marido y lo amaba. Nadie sabía lo que estaba pasando. Todos creían que éramos una pareja enamorada. No fue hasta que le dije que ya no podía compartir la cama con él y que estaba empezando a tener ataques de pánico que fuimos a un consejero matrimonial y todo salió a la luz. Desperté. Fue su cara. Su reacción. Me sentí tan estúpida y avergonzada. Y él intentó justificarlo gritándole que era un hombre. Me quedé allí sentada pensando: ¿cómo dejé que esto me pasara? Siempre me consideré una persona fuerte, inteligente y alegre. Tengo más de 40 años, debería saberlo mejor. Miré a la cara de la terapeuta y, de alguna manera, no sentí que estuviera sucediendo. Me di cuenta de que estaba temblando, ella estaba preocupada por mí y él le estaba gritando. Me sentí tan avergonzada e impotente. Y estúpida delante de otra mujer adulta. Pensaba: ¿Y si alguien a quien amaba me contaba que le había pasado esto? Pero seguía pensando que no era realmente una violación porque era mi marido, lo amaba y tantas veces quise tener sexo con él, así que ¿cómo podía ser una violación? ¿Pero por qué quería hacerme daño? Seguía pensando que esto no podía estar pasándome a mí. En fin, gracias por leer. Espero que le sirva a alguien. Creo que me ayudó a mí escribirlo.

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    De un sobreviviente
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    Superviviente 👊🏼

    Fue hace 21 años y nunca se lo he contado a nadie. Viví con mi primera compañera de piso, quien sabía que tenía amigos sospechosos. Aun así, confiaba en ella y en nuestro nuevo y encantador hogar. Hasta que una noche invitó a amigos. Yo no bebía ni consumía drogas duras. Comíamos, todos bebían y se lo pasaban bien. No recuerdo nada después de eso, hasta que me desperté en mitad de la noche con un hombre, uno de sus "amigos", encima de mí. Estaba dentro de mí mientras yo yacía en medio del suelo. No podía moverme, no podía hablar. No fue una huida, una lucha ni una congelación; me habían drogado y no podía mover ni una sola parte de mi cuerpo. Ni siquiera podía mover los brazos para apartarlo. Y cuando la madre de mi compañera entró en nuestro nuevo hogar, en la habitación oscura, en mitad de la noche, vio lo que estaba pasando. Solo pude abrir los ojos de par en par del miedo, pero ella se dio la vuelta y salió sin decir palabra, dejándolo terminar lo que había empezado. Él se rió cuando ella se alejó. Para cuando recuperé el control de mi cuerpo, él ya no estaba. Estaba sola y desnuda en el suelo de la sala de mi primer piso, donde todos me pisoteaban al salir por la mañana. Era la broma de la mañana... ¿qué y a quién le hizo? Nadie me preguntó si estaba bien esa mañana. Nadie lo hizo nunca. Han pasado 21 años y todavía no sé el nombre del hombre que me violó esa noche, pero siempre recordaré su rostro.

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    🇬🇧

    El alma sobre el silencio

    He vivido muchas batallas, algunas visibles y otras invisibles. El dolor crónico ha sido mi compañero constante, y junto con él vinieron experiencias de agresión, duelo, acoso y ser ignorada o atacada en el trabajo. Cada una de estas experiencias dejó cicatrices más profundas de lo que podía admitir en ese momento. Durante años, intenté contenerlo todo: la presión, el dolor, el silencio a través del alcohol y las drogas. Pero se acumuló hasta que no pude contenerlo más y me derrumbé. Mi episodio de salud mental fue aterrador, para mí y para quienes me rodeaban. Lo que lo ha hecho más difícil es la cultura en la que crecí. En las comunidades del sur de Asia, la salud mental a menudo se ignora, se estigmatiza o se considera una debilidad. En lugar de compasión, sentí vergüenza. En lugar de comprensión, cargué con la culpa. Creía que había decepcionado a las personas que más quería. Pero estoy aprendiendo que lo que sucedió no fue mi culpa. El trauma no es una elección. Los accidentes no son castigos. Son el cuerpo y la mente que claman por atención. Sigo aquí. Estoy aprendiendo a ver mi sensibilidad y supervivencia no como defectos, sino como prueba de resiliencia. Compartir mi historia forma parte de liberar la vergüenza y recuperar mi voz. Mi esperanza es que quienes han vivido el dolor y el silencio, especialmente en comunidades donde la salud mental está oculta, sepan que no están solos. Nuestras historias importan. Nuestra supervivencia importa.

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    🇳🇱

    COCSA (no estás solo)

    COCSA Apenas tengo 18 años y hace poco me di cuenta de que sufrí abuso y agresión sexual más de 20 veces. (Esta historia trata solo sobre COCSA). Es duro. Realmente duro. No me siento necesariamente sucia. Simplemente me siento utilizada y lamento mi juventud. La primera vez que ocurrió tenía 4 o 5 años, me acababa de mudar a un nuevo pueblo y me hice amiga de la hija del vecino. Era un poco más de un año mayor que yo. Más fuerte y dominante. Pero éramos buenas amigas. Hasta que me dijo que jugara al doctor con ella. Al principio pensé que era genial, divertido, emocionante, pero algo no me parecía bien. Y pronto empezó a salir mal. Empezó a hacerme desnudar cada vez más. Me metía la mano en mi ropa interior. Me metía juguetes como pelotas y lápices en mi ropa interior, y finalmente me clavó un cuchillo de plástico de juguete. Todavía recuerdo la presión. No entró muy profundo, pero me horroricé. Ella también me obligaba a tocarla de la misma manera, pero lloraba cuando intentaba que le metiera algo. Creo que mi madre nos pilló en algún momento. Esa parte está un poco borrosa. Todavía puedo ver la ventana de mi antigua habitación y la de sus padres desde mi nueva casa. La segunda vez tenía 8 años y el chico, primo de una amiga mía de 14, me besó, me agarró y me empujó debajo de la cama para besarse. No sabía que estaba mal. Mi amiga simplemente nos animó. La tercera vez que me agredieron tenía 10 u 11 años. Una chica de mi clase me hizo tocarle los pechos, me enseñó porno y me obligó a besarme con la puerta de su armario mientras me empujaba por detrás. Se unió a nuestro juego secreto y básicamente me enseñaba constantemente cosas nuevas sobre sexo en internet. Creo que me hizo adicta al porno desde muy joven (y además tenía acceso gratuito a internet). También tuve una relación abusiva con un chico de mi clase por la misma época. Y puedo oír a la gente decir "Eso no es serio a esa edad". Puede que tengas razón o no, pero me impactó mucho. Me empujaba, me abofeteaba, me pegaba y me pateaba de todas las maneras posibles en la escuela y luego me besaba cuando estábamos solos, diciéndome que me quería. En el campamento de verano de la iglesia me ató y me hizo seguirlo durante horas.

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    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

    Historia
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    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Todos tenemos la capacidad de ser aliados y apoyar a los sobrevivientes en nuestras vidas.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
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    Sanar significa no dejar que los factores desencadenantes me controlen más.

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  • “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    Historia
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    #1774

    Soy una mujer de 22 años. Solo he tenido dos experiencias sexuales en mi vida que involucraron a dos hombres diferentes en dos ocasiones diferentes teniendo sexo conmigo mientras pensaban que estaba dormida (un poco de contexto: la primera vez que tenía 16 años organicé una pequeña "fiesta" en casa de menos de diez personas, como se hizo tarde en la noche me sentí cansada, así que apoyé la vista en el sofá y él se me acercó y me quedé congelada manteniendo los ojos cerrados y el cuerpo flácido como si estuviera dormida. Recuerdo que me dije a mí misma en el momento "no hagas una escena" después me decía a mí misma que la agresión sexual estaba destinada a sucederme eventualmente y que simplemente estuviera agradecida de que no fuera violenta. Al día siguiente intenté decirme a mí misma que no sucedió, que simplemente "me quedé dormida y lo soñé", pero no podía negar cómo se sentía mi cuerpo, cómo me dolía y cómo mi ropa interior estaba tirada a un lado. La única vez que había tenido algo de intimidad con alguien antes de eso fue con mi novio que tuve en mi primer año de secundaria. Fue increíblemente respetuoso con mi decisión de no estar lista para el sexo o algo similar, así que todo lo que hicimos fue besarnos y enrollarnos. El La segunda vez no estoy segura de cuántos años tenía, tal vez 18. Estaba en la casa de mi mejor amiga e invitamos a su amigo que era mayor de 21 para que pudiera traernos bebidas alcohólicas. Ese momento es muy borroso, solo recuerdo luchar para quedarme dormida en el sofá, pero otra vez me comporté como una imbécil y descansé mis ojos diciéndome que mi mejor amiga estaba conmigo, estoy a salvo. Lo que no sabía es que ella se había ido a su habitación a dormir y el tipo me movió de una posición sentada erguida para poner mi cabeza en su regazo. Al principio solo estaba besándome la cara y los labios mientras yo solo fingía estar dormida. Sabía que era extraño, pero me dije a mí misma que estaba bien y que era lo suficientemente fuerte para manejarlo. Luego me levantó y me llevó a una habitación donde tuvo sexo con mi cuerpo aparentemente inconsciente. La mañana siguiente es un completo borrón excepto por los moretones en mis piernas y los chupetones en mi torso. Aunque escribiendo esto me doy cuenta de que también podrían haber sido solo moretones. Me siento profundamente avergonzada de haberme quedado ahí tirada y haberlo aceptado cuando lo mínimo que podía haber hecho era abrir los ojos y decir "basta". No los conocía muy bien, pero los consideraba amigos y pensé que entrarían en razón y pararían antes de "comprometerse" del todo con el acto. Estaba equivocada. Ahora tengo 22 años y no tengo ningún deseo de tener relaciones ni experiencias sexuales ni íntimas de ningún tipo, y siento que hay algo mal conmigo. Mis amigos hablan de sexo y de lo mucho que les encanta estar en pareja y la intimidad que conlleva, pero no puedo concebir ponerme voluntariamente en una relación o situación así. Nunca he hablado de mi agresión sexual, pero mis amigos me han contado sus experiencias y cómo las volvieron hipersexuales, y actualmente todos tienen relaciones amorosas. Ojalá pudiera ser "normal". Pienso en lo que pasó todos los días, sobre todo en la ducha cuando me froto la piel, esperando tontamente que "borre" lo que mi cuerpo recuerda. Algunos amigos que me contaron su experiencia de agresión sexual dijeron que se quedaron paralizados, y siento empatía y compasión por ellos, además de ira y asco hacia la persona que los agredió. Pero cuando se trata de mí, no puedo evitar sentir odio y asco hacia mí misma y culparme por ello, creyendo que lo merecía por haberlo permitido. Ni siquiera me siento enojada con los que me hicieron eso, solo me siento derrotada. Hice esta publicación porque quería dar un paso hacia hablar de mis experiencias y, con suerte, sanar, pero no estoy lista para abrirme con mis amigos sobre lo que me pasó, aunque creo que pocos de ellos ya sospechan debido a mi total desinterés en el sexo y las relaciones, y a la forma en que me despierto de golpe, lista para salir corriendo por una puerta o saltar de un coche si me despiertan con contacto físico. La vulnerabilidad no es mi punto fuerte y el anonimato de esta página me reconforta. También estoy abierta a cualquier consejo que puedan dar quienes hayan estado en situaciones similares. Siento que, como mis primeras y únicas veces que tuve sexo no fueron consensuales, nunca desarrollaré emociones sexuales, lo que me hace sentir incompetente y completamente arruinada. Lamento escribir una publicación tan larga, pero siento un gran alivio al escribir esto y publicarlo, aunque sea anónimamente. Para quien lea esto: Eres hermosa por dentro y por fuera. Espero que la felicidad te encuentre hoy y que se sienta como una suave lluvia de sol sobre la piel cansada.

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  • “He aprendido a abundar en la alegría de las cosas pequeñas... y de Dios, la bondad de las personas. Desconocidos, maestros, amigos. A veces no lo parece, pero hay bondad en el mundo, y eso también me da esperanza”.

    Si estás leyendo esto, es que has sobrevivido al 100% de tus peores días. Lo estás haciendo genial.

    Mensaje de Sanación
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    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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    En las sombras

    Yo y mi sombra Estaba en las sombras, pero a salvo, hasta que apareciste. Las sombras me sostuvieron mientras me integraba a la vida. Pero me trajiste una falsa sensación de seguridad y pertenencia tejiendo mentiras. Mentiras que, sin un análisis más minucioso, retrataban a un hombre cariñoso, una imagen que todos veían. Mentiras que amenazaban mi libertad, mi carrera, mi seguridad, mi salud, mi confianza, mis amistades. Más perdidas que ganadas, Más dañadas que sanadas. Viajes programados, compras programadas, todo programado. Control, control sobre quién me visitaba, control sobre las compras, control sobre todo. Eras el maldito controlador del tiempo de mi vida. Controlando demasiado, presionándome hasta que mi confianza se vio forzada y las decisiones quedaron fuera de mi alcance. Hasta ahí llegaron mis tacones altos y mi traje de gerente; seguro que no estaban hechos para protegerme de la violación y la violencia doméstica. El traje fue un reto para que me hundieras, tan bajo que apenas me reconocí, tan bajo que me suicidé, tan bajo que pensé que no podía caer más bajo, pero jamás caería tan bajo como tú. Mi mente empezó a dar rabietas, impidiéndote vivir sin pagar alquiler. Pensamientos de seguridad, libertad, familia y amigos la llenaban. La noche se convirtió en amanecer mientras hacía una llamada, una llamada unilateral a Women's Aid. Cada llamada silenciosa me dio el coraje para salir de la oscuridad. Asomarme a las luces de la ayuda, la esperanza, la realidad y la claridad. A veces, incluso sigo siendo una sombra de mi antiguo yo, pero nunca caeré más bajo para creer: las mentiras son amor, el aislamiento es cercanía, un golpe o empujón fue en broma. La violación es hacer el amor. La violencia doméstica es el abuso de una persona por otra y la violación es la invasión no deseada de una persona por otra. Ya no estoy en las sombras, de pie bajo el sol creando sombras inofensivas, sin lastimar a nadie, amando la vida. Amando la vida sin ti.

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    A todos los sobrevivientes aquí: los vemos, los escuchamos, les creemos.

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    #294

    *ESTA ES LA PRIMERA VEZ QUE LE CUENTO MI HISTORIA A ALGUIEN** Acababa de cumplir 13 años y me había enamorado por primera vez, un chico dos años mayor que yo, al que llamaremos Nombre porque así se llama. Su primo me había invitado a una fiesta en casa, pero cuando llegué solo estábamos él, su primo y yo. Al llegar, me esperaban en la entrada. Mi primer pensamiento fue: "¡Guau, qué alegría verme!". Entonces sentí que me agarraban de la nuca, de la coleta. Me sacaron la chaqueta que me acababan de regalar por Navidad y sentí un cuchillo frío y afilado en la garganta. Me obligaron a entrar en una habitación con solo uno de ellos, a quien no podía ver porque mi chaqueta todavía estaba sobre mi cabeza, pero podía decir por la voz que era Nombre Recuerdo haber escuchado cómo jugueteaban con los clips de mis jeans de granjero, pero a él no le importó darse cuenta, así que los bajó por mis hombros y finalmente hasta mis pies. Mi abrigo se había movido un poco para que pudiera ver su mano plana sobre la cama con el cuchillo debajo, ten en cuenta que esta era la primera vez que tenía algún tipo de experiencia sexual en este punto, nunca había besado a un chico, todo lo que podía pensar era si agarraba este cuchillo podía apuñalarlo y correr, pero eso habría sido imposible considerando que mis jeans de granjero todavía estaban alrededor de mis tobillos y tenía mucho dolor y sangraba por todas partes. Me congelé, dejé mi cuerpo, lo dejé hacer lo que planeaba hacer desde el principio, me sentí tan estúpida, tan ingenua y tan VIOLADA. Caminé siete cuadras desde ese plan de violación de "fiesta en casa" llorando histéricamente mientras la sangre me goteaba por las piernas. Ni siquiera me di cuenta. Era tan joven que no sabía qué había pasado en mi "primera vez". Ahora tengo 40 años y por fin voy a hablar, porque me ha estado carcomiendo durante años. Y el TEPT es real. Este cabrón no solo me quitó lo que guardaba para mi futuro esposo, sino también mi orgullo, mi autoestima, mi confianza y mi capacidad de abrirme sexualmente al amor de mi vida. Si no tuviera a mi esposo, probablemente estaría en un psiquiátrico. Sé que no lo merecía ni lo pedí, pero aún me afecta a diario. Me mantengo alejada de donde sucedió, siempre estoy mirando por encima del hombro. Estoy harta de vivir con miedo desde que salió de la cárcel por otras cosas... ¡De hecho tuvo el descaro de pedirme matrimonio por Facebook! Fue entonces cuando empezaron los flashbacks... Creí que lo tenía guardado, escondido en lo más profundo de mi alma, para no hablar de ello jamás. Solo quiero contárselo a mi esposo, pero siento que he estado mintiendo por omisión. Tengo tantas ganas de decírselo que no puedo decírselo sin desmoronarme o herirlo de alguna manera... Lo quiero tanto, es mi refugio.

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    13 y el color verde

    Dedicación: A todas las mujeres y niños que luchan contra la violencia doméstica. Presencié violencia doméstica entre mi madre y su novio a diario, desde los 6 hasta los 11 años. Presencié ataques brutales; en una ocasión, mi madre dejó de respirar. Era un hombre muy celoso. Quería alejarme lo más posible. Incluso llegó a romperle la pata a mi perro en un ataque de ira. Mi madre fue víctima de la manipulación de una pandilla local y comenzó a consumir drogas. Su novio les robó y mi madre fue secuestrada. Ambos tuvimos que ir a una casa de acogida. Me quedé con mi abuela dos meses sin saber dónde estaba mi madre ni siquiera si estaba viva. La pandilla encontró al novio de mi madre y lo golpearon hasta casi matarlo. Más tarde, mi madre recibió un ultimátum: él o yo. Ella me eligió a mí. Después de nosotros, él se fue con otra familia. Desafortunadamente, esos niños no tuvieron tanta suerte. El sistema de acogida los separó a todos. No ha sido hasta estos últimos meses que he aprendido a aceptar lo sucedido. Ha sido una montaña rusa de emociones: confusión, ira y lágrimas. Tuve que despedirme de la niña inocente que una vez fui yo. En un momento crucial, cuando mi mente infantil debía estar desarrollándose y comprendiendo el mundo, tuve que saltarme esa parte por completo. Rápidamente me vi envuelta en el mundo de los adultos. Después de que todo terminara, tuve que construir una nueva base y crear una persona completamente nueva. Fue casi como si Norma Jean se hubiera transformado en Marilyn Monroe o Beyoncé en su álter ego, Sasha Fierce. Antes de esto, no tenía identidad. A los 6 años, apenas estaba empezando a encontrar mi lugar en el mundo, que rápidamente me fue arrebatado. No fue hasta los 17 que tuve que volver a encontrarme cara a cara con el maltratador de mi madre. Una noche, ella llegó a casa completamente borracha, llevándolo a cuestas. Lo miré fijamente a los ojos y le dije que ya tenía 17 años, no 7, que no le tenía miedo y que ya no podía hacernos daño. La policía terminó escoltándolo. Mi madre siempre me animó y me dijo que creía en mí y que debía creer en mí misma. Estoy muy agradecida por eso. Estoy muy agradecida por la vida. Cada día me despertaba y me preguntaba si ese día sería el día de mi muerte. Creo que la forma de superarlo fue luchar o huir. Mi cuerpo eligió luchar. Tenía una mejor amiga en aquel entonces con la que sigo siendo mejor amiga hasta el día de hoy. Su madre también estaba lidiando con sus propios demonios en casa, así que nuestra amistad se hizo más estrecha. A mi madre le costó mucho aceptar lo sucedido. Desafortunadamente, ella es solo una sombra de lo que él fue. La canción de Jessie J, «I Miss Her», lo resume a la perfección. Ella todavía respira, pero no está realmente viva.

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    🇺🇸

    #1316

    Escribo esto como madre de una sobreviviente. Mi hija sufrió abusos por parte de su abuelo paterno entre los 5 y los 6 años. Su padre descubrió el abuso, ya que estábamos en proceso de divorcio. Me enteré por un investigador del DFS que me contó por teléfono lo que estaba sucediendo con mi hija. Quedé devastada. Arrestaron a su abusador y, tras una breve investigación, fuimos a juicio. Su abogado quería que recibiera solo 5 años de libertad condicional y que no se registrara. Luchamos contra ello, ya que también habían encontrado pornografía infantil en su computadora. En el tribunal, se descubrió que tenía su foto, a pesar de que ya se le había advertido que no podía poseerla ni tener contacto con ella. Invocó la excusa de que la amaba. Este juez no le creyó ni una palabra y afirmó que no eran más que "palabras egoístas". Fue condenado a 10 años por cada cargo, por un total de 20 años que se cumplirían simultáneamente, con el 80% obligatorio. Esto fue en 2011. Tan solo dos años después, recibimos una carta donde se le informaba que estaba en condiciones de obtener la libertad condicional anticipada. Mi exmarido y yo asistimos. Traía consigo una carta de su padre, donde le pedía una foto suya con nuestra hija. Durante su estancia, habló de tener "amigos" en prisión que lo protegían de otros reclusos. Cuando le dijeron que, si obtenía la libertad condicional, una de las condiciones era que no podía tener una computadora ni ningún dispositivo con acceso a internet, intentó argumentar que pagaba sus facturas en línea. Le denegaron la libertad condicional anticipada. Durante todo este proceso, empezamos a notar un cambio en el comportamiento de nuestra hija. Tenía terrores nocturnos y, en general, no era una niña despreocupada como las demás. A los 9 años me dijo que quería morir. Llamé a su médico, la llevé a urgencias y la ingresaron. Le diagnosticaron trastorno bipolar inducido por trauma, ansiedad generalizada y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Pasó los siguientes seis años ingresando y saliendo de hospitales por intentos e ideas suicidas. En 2017, volvió a solicitar la libertad condicional. Esta vez, ella quiso asistir, ya que ya tenía la edad suficiente para hablar en la audiencia. Decir que estaba orgullosa de ella era quedarse corta. Explicó lo que había pasado y que los 10 años a los que lo condenaron no eran nada comparados con la cadena perpetua que le dieron a ella. Después de hablar, fue mi turno, y luego el suyo. Salió de la sala durante su turno de palabra, ya que no soportaba ni siquiera oír su voz. Al final, el señor que dirigía la audiencia salió y felicitó a mi hija por su fortaleza y le dijo que estaba maravillado con su capacidad para defenderse. Más tarde supimos que le habían denegado la libertad condicional de nuevo y que cumpliría su condena. Salió en libertad en 2021. En cuanto a mi hija, lo está haciendo de maravilla. Se mudó a California a los 20 años y lleva allí casi un año. Se está preparando para empezar la universidad para estudiar inglés como segundo idioma y tiene planes de ir a Corea del Sur el próximo verano, con planes de mudarse allí en el futuro. Sigue sorprendiéndome y luchando por sí misma, además de cuidar su salud mental. También ha dejado de llamarse víctima y se define como una superviviente.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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    De un sobreviviente
    🇮🇪

    El verano antes de la universidad todo cambió

    Han pasado más de dos años y apenas me doy cuenta del impacto de lo que he pasado. Tenía 19 años, un infiel me acababa de romper el corazón después de estar juntos number largos años. Así que, por supuesto, cuando este chico dijo que me invitaría a una copa, acepté, bailé con mis amigos en un festival local con mi casa a solo 5 minutos a pie. Me encontró en la discoteca más tarde y me invitó a dar un paseo, y acepté. Salí de la discoteca y lo primero que le dejé claro fue que solo quería hablar y que, como mucho, solo besarte. Él dijo que estaba perfectamente bien, me ofreció un poco de su bebida y tomé unos sorbos. Hablamos y hablamos, nos sentamos en una roca plana, nos reímos un poco y nos besamos cuando las cosas empezaron a cambiar. Pasaron muchas cosas, muchas cosas que le pedí que dejara de hacer, mi mente se sentía confusa y entumecida. En un momento dado, no podía moverme y apenas podía respirar. Hubo momentos en los que no estaba segura de qué me estaba haciendo o si lo estaba grabando. No soy religiosa, pero recé para que no me encontraran muerta al día siguiente; no quería que mis padres perdieran a su bebé con solo 19 años. No sé cómo salí de la situación, pero lo hice. Llamé a mis amigas enseguida, estaba histérica y los guardias me encontraron. Acabé yendo al hospital, a la unidad de tratamiento de agresiones sexuales, y las mujeres eran encantadoras, pero eso me traumatizó. Fue la única vez que estuve en el hospital y allí estaba sola. Todos los días, durante más de dos años, me viene a la mente al menos un par de veces. Sucedió en el mes y en el mes empecé la universidad. Busqué terapia universitaria, pero no estoy segura de cuánto me ayudó. Ahora me disocio mucho y es más fácil desconectar de mis emociones, pero cada pocas horas esa noche me da vueltas en la cabeza. Sentí que había tenido el peor comienzo de la universidad, pero también sentí que era un nuevo capítulo y una nueva experiencia. Luché contra el alcoholismo durante un tiempo y no me daba miedo decir no a las drogas. Por suerte, eso solo duró unos meses. Tuve momentos muy bajos, pero también pasé de ser una oruga a ser una mariposa, en cierto sentido. Esa Navidad lloré, lloré porque me alegraba estar viva. De haber sobrevivido a lo que me hizo, y también de haber sobrevivido a mi mente. Pero tenerlo en mi mente todavía me afecta a día de hoy, a los 21 años y medio. No he ido a RCC porque siempre he sentido vergüenza y culpa. Me siento muy sola, ya que ninguno de mis amigos me apoyó. La noticia se difundió al día siguiente en mi pequeño pueblo. Los comentarios que culpaban a la víctima o comentarios como "Oh, ¿no era más joven?" hicieron que fuera aún más difícil hablar del asunto, o el "no fue tan malo y podría haber sido peor". Sí, podría haber sido peor, pero es lo peor que he vivido. He contactado con terapeutas y estoy considerando ir al centro de crisis por violación, ya que he estado luchando estos dos años. Estoy feliz y tengo cara de valiente, pero esa noche se entromete e invade mis pensamientos muchísimo. También he tenido problemas con mi vida sexual; después del incidente, me acosté con mucha gente, la mayoría de las veces que no recuerdo. Me arrepiento y siento mucha culpa y vergüenza, sobre todo cuando la gente me pregunta: "¿Cuántos cuerpos has perdido?". Bueno, nunca lo digo y nunca lo haré, es asunto mío. Pero incluso después de calmarme, me encariño fácilmente o huyo, y luego siento vergüenza y culpa por el sexo, creyendo que me precipité. Estoy un poco mejor, pero leer estas historias me recuerda que no estoy sola y que nadie me juzgará ni me juzgarán los demás ni quienes estén dispuestos a ayudarme. Espero que algún día pueda volver a sentirme "normal" y vivir el resto de mi vida como cualquier joven debería.

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    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.