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La persona que me hizo daño era un...

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Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Historia
De un sobreviviente
🇨🇦

Name, solo tenía 6 años

Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Contar eso sin derrumbarme

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  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Corazón fuerte

    Si alguien quisiera entender quién soy, tendría que saber que… No sabría cómo ni por dónde empezar. Supongo que por la base de todo: mi niñez. Me llamo Name. Nací en Venezuela, pero me crie toda la vida en España, bueno, a partir de los ocho años. Mi niñez… qué decir. Era feliz. Fui feliz. O eso cree uno a esas edades. Mis primeros ocho años en Venezuela. Supongo que fui feliz. Una familia que me quería, un hermano, una mamá… aunque nunca un papá. Mami siempre supo cómo tirar ella sola con nosotros. Siempre me inculcó cosas buenas de mi padre. Incluso me enseñaba cartas y fotos de él. Crecí queriendo a mi padre, aun sin haberlo visto nunca en persona. Tuve un colegio que me gustaba mucho, aunque he de decir que la liaba mucho. Era demasiado ruido para aulas tan pequeñas. Tengo muchos recuerdos bonitos, otros que ahora de adulta sé que no lo fueron. Me dieron todo, tuve todo. A pesar de venir de una familia humilde, nunca me faltó un plato de comida, nunca me faltó amor, nunca me faltó nada. Todo se complica… Cuando cumplo los cuatro años, cuando ya eres un poquito, pero muy poquito, más consciente de la vida, todo se complica. Mamá dejó de estudiar y decidió trabajar. Eso implicaba verla menos. Eso implicaba ser cuidada por otras personas. Eso implicaba muchas cosas. A partir de ahí mi vida se derrumbó. A partir de ahí marcaría un antes y un después. A partir de ahí mi vida en la adultez sería distinta. La gravedad de todo lo vi al crecer. Aunque he de decir que tuve una pequeña reacción siendo tan pequeña. Podría decir que algo dentro de mí me dijo: esto está mal, esto no puede ser así. Siempre he dicho: ¿dónde estaba Dios? Soy creyente, o fui creyente, pero poco a poco todo eso fue desapareciendo. Cuanto más dolor me causaba la vida, más dejaba de creer. No me enrollo más… vamos al principio. Pues sí, tuve una niñez bastante bonita. Aunque la parte mala ahí está, y creo que estará por siempre en mi vida. Supongo que escribirlo me hace sentir un poquito mejor. Recalcar toda mi vida me hace sentir algo mejor. Fui violada. Sí, abusaron de mí siendo tan solo una niña de cuatro años. A partir de ahí me destrozaron la vida. Fui cumpliendo años y eso seguía sucediendo. Supongo que para mí era algo normal. Un niño, al sufrir eso, jamás podría darse cuenta de la gravedad. La persona que se supone que tenía que cuidar de mí era la causante de mis traumas ahora de mayor. Mi hermano y yo, siempre unidos, siempre juntos, mano a mano. Pasó por lo mismo, solo que yo cedía. Cedí muchas veces porque sabía que era la única forma, la única forma que tenía para proteger a mi tesoro más preciado: mi hermano. ¿Dónde estaba mi familia? Éramos tan solo unos niños que necesitaban ayuda de un adulto. ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta? Tan solo necesitábamos a un adulto que nos ayudase. ¿Cómo íbamos nosotros mismos a ayudarnos? Mi vida cambió. Mi tía nos devolvió la vida. La decisión de venir a España cambió nuestras vidas. Era un pequeño viaje. Jamás pensábamos quedarnos aquí a vivir. Ed y yo felices, con nuestra pequeña maleta, sabiendo que algún día volveríamos a Venezuela, que en un mes o así estaríamos de vuelta. Y aquí estoy, veinte años después, agradeciendo día a día la decisión de quedarnos aquí. Ahí empezó mi verdadera infancia feliz. Nos dieron todo. Mis tías nos dieron todo. Nunca había sido tan feliz. Mamá se enamoró. Ahí conoció al que creí mi padre. Es normal, ¿no? Te crías sin una figura paterna y cuando entra alguien en tu vida con tanto amor para darte… cómo no creer que es tu padre. Mil viajes, muchas playas, muchos planes, mucho de todo. Él nos dio tanto. Estuvo en todo. Cómo no haberle querido tanto. El colegio es verdad que no me gustaba tanto. Sufrí mucho bullying. Supongo que no estarían acostumbrados a ver a una niña latina, pelo rizado y rasgos de negra. Esa parte quiero omitirla. La verdad que me marcó demasiado. Pensé siempre que de ahí venía mi inseguridad. Crecí. O eso creía con catorce años. Me creía la reina del mambo. Quería vivir rápido, quería ser adulta, quería hacer mil cosas. Empecé a perderme. A ser una inconsciente con mamá. A ser una rebelde. Cuanto más me prohibían, más quería hacerlo. Creo que fue mi peor época. Nunca me sentí entendida por nadie. Nunca nadie se sentó a explicarme paso a paso cómo va la vida y desde cuándo tenía que empezarla a vivir como una adulta. Mamá lo hizo bien siempre, pero he de decir que no supo lidiar con una adolescente llena de ira, llena de rabia, llena de odio. Fui mi peor versión. Pero era adolescente, ¿quién se da cuenta a esas edades? Porque yo, hasta que no tuve un choque de realidad, no me di cuenta. Mi primer amor… Sí, tuve mi primer amor. Fue lo más preciado que la vida me había dado. Tus primeras veces en todo, tus primeros te quiero, tu primer sentimiento de amor, tu primer todo. Fue un fracaso. Supongo que éramos muy jóvenes e inexpertos. Yo quería más, salir al mundo, conocer gente. No me valía nada. Tuve más de un amor. Con todos fracasé. Pero me quedo con lo que aprendí con cada uno de ellos. Aprendí a saber qué merezco y qué no. Aprendí a quererme un poco más. Aprendí a no tolerar cosas que no. Aprendí a no quedarme con migajas. No sé por qué nunca me fue bien en el amor. Y la poca fe que me quedaba me la destrozaron. Cumplo dieciocho. Por fin mayor de edad. Por fin podría hacer lo que me diese la gana. Eso sentía y eso creía. Me duró bastante la rebeldía. Hasta que… Ocurriría de nuevo. Mamá se separa. Mi vida cambia. Todo cambia. Mi supuesto padre sigue siéndolo. Seguimos queriéndolo como el primer día. Seguimos viéndole. Seguimos todo con él, a pesar de no estar con mamá. Pero tuve un choque con la realidad. Creí que mis parejas me habían roto el corazón, pero creí mal. Él me rompió el corazón. Dejé de creer en el amor. Si la persona que más quería, a quien yo consideraba mi papá, me partió el alma, me partió el corazón… ¿qué iba a pensar del resto del mundo? ¿Cómo debía ser yo? Y llegó ese día, el segundo peor día de mi vida. Sufrí violencia doméstica. Mi supuesto padre fue capaz de destrozarme la vida. Intento de violación. Una vez más sentí ese miedo. Una vez más sentí que la vida se me caía. Una vez más sentí decepción. Una vez más sentí cómo mi corazón se rompía poco a poco. Cómo creer en la gente. Cómo creer en la vida. Nace Brother. Empecé a ver la vida un poco mejor. Brother llega a nuestras vidas, mi pequeño hermano, y cambié por completo. Me dio esa felicidad que no tenía. Me dio esa calma en el alma que yo tanto necesitaba. Verle tan pequeño, tan bonito, esas manitos… Mi hermano me devolvió la vida y las ganas de querer con el alma a alguien. Nunca se lo dije. Es muy pequeño. Pero algún día me sentaré y hablaré con él. Dejé de estudiar. Fui de mal en peor en los estudios y decidí adentrarme en el mundo de la hostelería. Crecí de verdad. Mi mentalidad cambió. Empecé a ser mejor persona con mamá, mejor persona con mi hermano Edy, mejor persona con todos. Trabajar me hizo darme cuenta de cuánto cuesta la vida. De cuánto ha tenido que currar mamá para darnos todo. Trabajar me hizo crecer como persona, como mujer. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y sí, sigo estancada en la hostelería. Pero he de decir que me he ganado todo lo que tengo a pulso. Agradecida de todo lo que aprendí. Sigo con la vida. Sigo con mi vida. Pasa el tiempo. Vuelvo a tener amores que no van a ningún lado. Más decepciones: de familia, de novios, de amistades. Pero supongo que siempre pude con todo. Era como que mi corazón estaba a prueba de balas. Como que algo más ya me era indiferente. Estaba tan acostumbrada a que lo malo me persiguiese que era totalmente normal para mí. Pero oye, que nunca dejé de ser buena. Nunca dejé de tener este corazón tan noble, como dice mamá. Siempre di todo de mí a todos. Siempre fui con mis mejores intenciones. Hace poco leí que las personas que siempre están haciendo la gracia son las que más tristes están por dentro. Nunca algo me había representado tanto. Como digo yo, soy la payasa del grupo. Me encanta ver a mi gente reír a base de mis ocurrencias. Eso me hace sentir un poco menos mal. Eso me ayuda mucho. Me gusta hacer la gracia siempre, porque sí, porque no. Eso me hace olvidar un poco todo. Pasa el tiempo y estoy en calma. Siento que no tendré nada más por lo que sufrir. Y llega un mensaje inesperado… Siempre estuve en contacto con mi padre, ese mismo del que mamá siempre me habló y siempre me inculcó cosas buenas. Le quiero tanto que jamás se me pasaría por la mente odiarle. Y llega un mensaje: “Hola hija, Dios te bendiga. Soy tu papá, el hermano de tu mamá.” Mi mente no entendía absolutamente nada. Papá, mamá, hermano… Pensé que era fake, pero indagué hasta dar con la realidad de todo. Ese día, bendito día, una vez más me vuelven a romper el corazón. Pero esta vez, mi querida mamá. Resulta que ese señor era mi padre de verdad. Resulta que mi mamá no era mi madre biológica. Resulta que toda mi vida crecí creyéndome mentiras. Mi madre biológica me abandonó. Con tan solo un mes de nacida. Me abandonó como un perro. Mi papá, con miedo de la vida, con miedo de seguir con una niña tan pequeña, solo buscó ayuda. Ayuda de sus hermanos. Y ahí entra mi mamá en el plano. Como me dice ella: “Hija, me enamoré de ti. Verte tan pequeña, tan vulnerable, con esa carita, con esa nariz, con esos rizos… cómo no quedarme contigo.” Mamá no me dio la vida. Me la devolvió. Agradezco la vida que me diste, mamá. Para mí siempre serás mi madre. Mi única y verdadera madre. Pero me duele el alma. Todo por lo que tanto había trabajado volvió: mis miedos, mis inquietudes, mis traumas, mis inseguridades, mi rabia, mi ira. Y llegó él. Llegó alguien a mi vida para hacerme entender que la vida no siempre es tan mala. Alguien que me haría entender por qué nunca funcionó con nadie más. Alguien que me daría todo el amor del mundo. Y llegaste tú, justo en el momento que más me dolía la vida. Llegaste y me olvidé por un ratito de todo lo que estaba pasando. Volví a creer en el amor. Volví a creer en que de verdad hay personas buenas con corazones bonitos. A veces siento que no lo merezco. A veces siento que es una trampa de la vida. Me saboteo mucho. No sé cómo asimilarlo. Siento que en cualquier momento todo se romperá. Sentiré miedo. Sentiré angustia .

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  • Si estás leyendo esto, es que has sobrevivido al 100% de tus peores días. Lo estás haciendo genial.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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  • La sanación no es lineal. Es diferente para cada persona. Es importante que seamos pacientes con nosotros mismos cuando surjan contratiempos en nuestro proceso. Perdónate por todo lo que pueda salir mal en el camino.

    Mensaje de la Comunidad
    🇺🇸

    A todos los sobrevivientes aquí: los vemos, los escuchamos, les creemos.

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  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Lo que es ahora no será para siempre

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Mi papá - Mi héroe, mi ídolo, mi abusador.......

    Como hija única, no tenía a nadie a quien admirar. Pero siempre admiré a mi papá. Aunque nunca estaba presente por trabajo (aunque mamá trabajaba más que él y aun así encontraba mucho tiempo para mí), lo idolatraba. Era mi héroe. Siempre decía: «Los papás lo saben todo, recuérdalo», así que mentirle (incluso mentiras piadosas) no tenía sentido. Sin embargo, cuando cumplí 13 años, empecé a darme cuenta de que sí lo sabía todo. Sabía de qué hablábamos mis amigos y yo, sabía exactamente dónde estaba y con quién estaba sin siquiera tener que preguntarme, y yo siempre me preguntaba por qué. En realidad, tenía mi teléfono rastreado y podía leer todos mis mensajes. Ahora que he pasado por los tribunales y él ha sido encarcelado por los abusos que me infligió, puedo confirmar que, de hecho, me estaba manipulando sexualmente desde los 13 años. Aproximadamente un mes después de mi 18.º cumpleaños, comenzó el horrible abuso que sufrí durante 7 años y medio. Mi padre, disfrazado de desconocido durante los dos primeros años, me chantajeó para que tuviera relaciones sexuales con hombres desconocidos en nuestra casa, el único lugar donde debería haberme sentido segura. Cuando finalmente me di cuenta de que era él, no podría explicar cómo la situación se convirtió en abuso y violación sin control. Nos anunciaba como pareja en sitios de encuentros casuales y, para evitar las palizas, yo le seguía la corriente. Temía tanto por mi vida que las violaciones y agresiones sexuales interminables eran más fáciles —imagínate que fuera la opción más fácil—, hasta que te metes en una situación así, simplemente no sabes cómo vas a reaccionar. Dejé de salir, dejé mis aficiones y, mientras estaba en la universidad, dejé mi trabajo a tiempo parcial: él controlaba cada aspecto de mi vida. Y si dejo que mi máscara de "todo es color de rosa" se caiga, aunque sea por un segundo, sobre todo delante de mi madre, pues no aguanto ni pensarlo. Por suerte para mí, en cuanto mi madre se enteró, desapareció de mi vida en 30 minutos. Por desgracia, después de eso siguió acosando y abusando de otras. Fue condenado y actualmente cumple condena, pero aún le temo.

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  • “Siempre está bien pedir ayuda”

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

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    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sobreviviente de COCSA

    Mi historia de agresión sexual es inusual para la mayoría y difícil de comprender. ¿Quién creería que los niños son capaces de saber y hacerle cosas tan horribles a una persona? La mayoría de los niños no son así y sus experiencias son diferentes. Ocurrió por primera vez cuando yo tenía 8 años, mientras que mi abusador tenía 7. Recuerdo que el abuso se produjo gradualmente a medida que construíamos nuestra amistad. Al principio, hacíamos cosas típicas de niños, como jugar y bromear. Un día, me invitó a jugar a un nuevo juego con él. Le dije que sí. Pensé que sería una de esas bromas tontas suyas. En cambio, me bajó los pantalones y me frotó las nalgas con su parte íntima. Fue un momento muy incómodo para mí, ya que crecí en una familia estrictamente cristiana. Nunca había visto a nadie en televisión ni oído hablar de lo que me hacía. Después, recuerdo que me daba vergüenza contárselo a nadie y sentía que me metería en problemas. Así que guardé silencio. ¿Cómo reaccionaría un padre si ve a sus hijos teniendo relaciones sexuales? ¿No asumirías automáticamente que era el hijo mayor el que le enseñaba a alguien este comportamiento? Esto continuó durante casi dos años. Su comportamiento se volvió más agresivo y sus peticiones, cada vez más raras. Una vez, me rogó que bebiera su orina directamente de su parte. Le dije que no. Y cruzó la habitación furioso y pisoteando. Siguió insistiendo y exigiendo que lo intentara. Finalmente, cedí, pero le dije que solo lo hiciera de una taza. Fue la experiencia más deshumanizante de mi vida. Poco después, mi padre nos pilló. Recuerdo que intenté apartarlo de encima. Y le dije que mi padre venía, y él insistía cada vez más. Supongo que pensó que mentía para convencerlo de que se bajara. No paró hasta que mi padre entró en la habitación.

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  • Mensaje de la Comunidad
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    Creo en la sanación aunque todavía no la vea.

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    De un sobreviviente
    🇺🇸

    en su coche

    ¡Hola! No sé cómo abordar esto, pero sé que debo decirlo. Soy lesbiana y tengo más de 21 años, y sufrí violación y agresión sexual por parte de mi última pareja lesbiana. Disculpen si esto es largo, pero si alguien lo lee, ¡se lo agradezco mucho! Conocí a mi ex en enero pasado y nos escribimos durante un mes antes de nuestra primera cita. La primera fue bien, nada preocupante. La segunda cita, que fue dos o tres días después de la primera, fue donde empezó todo. No me importó que me besara primero, pero me puse nerviosa cuando me dijo que quería pasar al asiento trasero. Empezó a manosearme y a tocarme por encima de la ropa antes de intentar meter la mano en mis vaqueros. La detuve y le dije que aún no me sentía cómoda con eso. Su respuesta fue: "Ah, pero con el tiempo querrás, ¿no?", y a eso le dije: "Sí, pero ahora no". Continuó de todos modos. Ese es el momento que recuerdo y desearía haberme ido. Me quedé. Quizás pasan una o dos citas sin que ella vuelva a hacer nada preocupante antes de que haya otro incidente. Estábamos en su coche fuera de su trabajo para un evento al que elegimos ir. Hay gente en la calle. Ella empieza a besuquearse conmigo, lo cual me da asco porque la gente probablemente pueda vernos y no es apropiado. Esta vez empieza a tocarme a través de mi falda otra vez, y en este punto no recuerdo mucho más allá de que yo dije que estaba asustada y nerviosa, y que no parecía seguro, y ella coaccionándome. Antes de que me dé cuenta, tiene su mano dentro de mi ropa interior y me está violando. No fuimos al evento. Nos fuimos y me dijo que la próxima vez podría buscar un lugar apartado. Nunca lo hizo. Y ahí es donde empezó todo. Durante los siguientes 5 meses me violaba en su coche cada vez que podía. Cada vez que le decía que no estaba cómoda. Usaba ropa interior ajustada, pero ella seguía haciendo todo lo posible por hacerlo. Si no lo hacía, se enojaba y me evadía las cosas. Pero nunca hubo un momento en que no lo intentara. La peor noche fue quizás un mes después de que todo empezara. Otra vez, en su asiento trasero. Fue en un estacionamiento bastante público. Intentó cubrir las ventanas con ropa, pero aún se veía claramente. Me hizo acostarme, quitarme toda la ropa interior y abrirme completamente. Fue muy humillante. Luego procedió a violarme violentamente, tan mal y doloroso que lloré y contuve los gritos porque no quería llamar la atención sobre la situación ni meterme en problemas. Le dije que estaba cómoda y que quería gritar, pero simplemente me echó un paño sobre la cara para que no me concentrara. Después tuve que volver a ponerme la ropa y la arruiné. Sentí dolor durante quizás una semana o un poco más. Ahora desearía haber conseguido pruebas de esa noche, pero no tengo ninguna. En total, creo que sucedió unas 14 veces. Las mismas situaciones de atención en público que odiaba. Durante la relación, estuve cegado hasta cierto punto y no me di cuenta de que contaba como violación hasta después de que rompimos. Al principio, acepté lo sucedido, pero ahora tengo una nueva pareja. Casualmente, mi nueva pareja trabaja con mi ex violador. Desde que me enteré, me siento completamente angustiado y asfixiado por lo que me hizo. No solo eso. Antes de descubrir que trabajaban juntos, se sentaban uno al lado del otro y se estaban haciendo amigos. Así que mi ex le dijo a mi novia actual que soy una persona terrible y que me tiene miedo. Ya no hablan. No sé, simplemente me siento asfixiado por todo esto. También tiene una nueva novia. Ojalá pudiera decirle a su nueva novia que tenga cuidado, pero tengo miedo. En mi comunidad hay mucho estigma en torno a la violación y la homosexualidad. No creo que pueda contar mi historia públicamente de forma segura tanto como quisiera. Ella cambió mi vida por completo. Es como si ya no supiera cómo ser yo mismo y siento que me estoy volviendo loco.

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  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Historia
    De un sobreviviente
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    Mi historia

    Fui violada a los 18 años, justo después de mi examen de fin de estudios. El hombre que me violó era mi expareja. Había sido físicamente abusivo, lo que me llevó a terminar la relación. Poco después, se puso en contacto conmigo y me pidió que nos viéramos para intercambiar objetos que habíamos dejado en casa de los demás. Acepté, sin darle demasiada importancia. Quedamos en una cita y quedamos en tomar un café en un sitio que frecuentábamos a menudo como pareja. Sin embargo, llegó horas tarde y, al mirar atrás, fue una gran señal de alerta. Me subí al coche con él y condujo hasta un lugar apartado, me incapacitó y me violó. Nunca olvidaré la sensación de intentar soltarme y finalmente darme cuenta de que no era lo suficientemente fuerte. Duró casi cuatro horas y me violaron oral, vaginal y analmente. También usó un objeto extraño durante su ataque. Después, me soltó y caminé durante horas en la oscuridad para llegar a casa. No se lo dije a nadie durante días. La única atención médica que busqué fue la píldora del día después. Después de unos tres días, empecé a aceptar lo que me había pasado y a aceptar que no estaba bien. Que yo no estaba bien. Busqué ayuda en la SATU de Ubicación y elegí la "Opción 3", que permitía tomar y almacenar muestras sin la presencia de la policía. No tengo palabras para describir la atención que recibí en la SATU. Son unos ángeles. Más tarde, sufrí un aborto espontáneo en una etapa relativamente avanzada del embarazo, tras enterarme bastante tarde. Finalmente, denuncié a la policía y arrestaron a mi agresor, aunque en ese momento decidí que no era lo suficientemente fuerte como para permitir que el caso llegara a los tribunales. Sufrí muchísimo en ese momento, con síntomas que ahora entiendo que eran TEPT y depresión, e incluso consideré quitarme la vida. Pero busqué apoyo y conocí a una psicoterapeuta maravillosa. Más tarde, repetí el examen final de estudios y logré acceder a la universidad, donde he recibido un apoyo excepcional. Tuve la suerte de acceder a un apoyo que marcó una gran diferencia para mí, y mi mensaje para cualquiera que lea esto y que haya sido afectado por violencia sexual es que esto mejora y se puede superar.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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    De un sobreviviente
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    ESTÁS AQUÍ: Para tiempos de supervivencia, sufrimiento y tristeza.

    Me llamo Survivor y cuando tenía unos 3 años, mi padre empezó a violarme. Mi madre me ayudó a sujetarme. Él la violaba a ella, y ella me ofreció en su lugar. Esto continuó hasta los 23, quizá 24 años, poco antes de mi boda. Para cuando tenía 6 años, él también violaba a otros miembros de mi familia. Entraba en mi habitación por la noche y tiraba mi camisón contra el cabecero, y entonces tenía que esperar mi turno con miedo y vergüenza mientras violaban a otros. Teníamos una cama de agua grande y todavía recuerdo cómo la cama subía y bajaba, subía y bajaba, subía y bajaba, subía y bajaba como en un barco. Una vez que terminaba, me limpiaba con fuerza con un trapo rojo que usaba para limpiar el garaje. Eso le permitía tener el trapo cerca para olerlo y sostenerlo cerca sin que nadie se preguntara por qué estaba tan sucio con manchas rojas. La mayor parte del tiempo, mi padre era amable y educado. Pero una vez que se convirtió en el monstruo, nadie hizo nada para detenerlo. Nunca hacía estas cosas cuando era amable. Solo cuando era el monstruo. Pero usaba los buenos momentos para facilitar sus ataques. Te adormecía con una falsa sensación de seguridad y paz que realmente te hacía cuestionar tu intuición e instintos de que era un mal hombre. Esto le facilitaba agredir sexualmente a otros niños y adultos. A medida que crecí, mis padres controlaban la narrativa de nuestras vidas; cada aspecto estaba cuidadosamente controlado. Como mi madre, que sabía cómo forzar abortos espontáneos. El primer aborto forzado que me hicieron fue a los 15 años. No sé cómo logré llegar a la edad adulta. Sigo recordando cada vez más el abuso por parte de otros familiares y miembros de la iglesia. Y otras cosas que mi padre hizo dentro de la iglesia donde fue pastor y luego diácono. Pero todavía no puedo hablar de esos recuerdos. Creo que mi padre sentía que todo lo que hacía era inevitable, por lo tanto, nunca era su culpa porque no podía controlarse y cuando sucedía, Dios lo perdonaba, así que todo estaba bien. Lo sé porque lo escuché manipulando a otro familiar para que hiciera lo mismo cuando tenía 11 años. Los hombres de nuestra familia también fueron manipulados para ser abusadores. A mí también. Para ser siempre la abusada. Obligada a guardar silencio, aprendí rápidamente lo que les pasa a quienes se enfrentan a mi padre. Mueren o son agredidas. Como pueden imaginar, crecí con una ansiedad terrible por la posibilidad de ser agredida sexualmente y me esforcé por pasar desapercibida. Pensé que eso podría ayudar. Pensé que importaba la ropa que vestía, el color de mi cabello, cuánto pesaba. Me ha llevado años, y probablemente seguirá llevándome años, desaprender las mentiras que me enseñaron. La preocupación me hacía enfermar constantemente de una cosa tras otra: tuve cáncer a los 32 años y, antes de eso, vértigo y mareos incapacitantes. Mis padres se conocieron mientras trabajaban en Texas para un predicador bautista fundamentalista independiente. Lester Roloff, un predicador bautista fundamentalista independiente que abrió hogares por todo el país para niños, adolescentes y adultos con problemas. Le gustaba decir que salvaba a drogadictos, prostitutas y hippies. Creo que muchos de los niños de los hogares ya habían sufrido abusos durante su infancia, y los hogares de Lester Roloff deberían haber sido un lugar seguro para sanar. En cambio, los niños conocieron cuidadores como mis padres. Mi madre estaba a cargo del hogar para mayores de 16 años, y mi padre viajaba por todo el país recaudando fondos y predicando el lema oficial: los hombres eran como dioses y las mujeres, menos que la basura; su único valor residía en ser vírgenes y luego en fábricas de bebés una vez casadas. Muy masoquistas y minimizando cualquier tipo de abuso, mis padres se tragaron la retórica malvada que se predicaba desde el púlpito. Mis padres finalmente llevaron el tipo de abuso de Lester Roloff a las iglesias y comunidades donde vivíamos, desde Texas hasta Washington y finalmente a Alaska. Desapareció en un avión sobre las aguas cerca de Anchorage en 2006. Los sucesos que rodearon su desaparición siempre fueron muy sospechosos, pero la intensa presión de mi familia me mantuvo callado. Todos los días, durante casi tres años seguidos, un familiar me llamaba para recordarme que hablar de "nuestros problemas familiares" estaba causando un pecado generacional a cuatro generaciones. La presión para callar y hacer lo que mi familia me decía era tan grande que habría preferido morir antes que decepcionarlos. No fue hasta que me propuse sanar de todo el trauma que descubrí que mi padre fingió su muerte. Siempre me habían dicho que, desde su muerte, no había nada que hacer por lo que viví de pequeña. Pero, déjenme decirles, saber que sigue ahí fuera, abusando de otros niños, hombres y mujeres, realmente me impulsó a hablar. Finalmente me sentí libre para empezar a hablar. Superar la presión de callar fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Incluso más difícil que luchar contra el cáncer. He pasado muchos años en terapia cognitivo conductual intensiva, EMDR y terapia polivagal, aprendiendo a procesar mis heridas de forma saludable. Había presionado para presentar demandas penales y civiles contra mis agresores, pero el plazo de prescripción de Texas no permite que se haga justicia. Ahora dedico mi tiempo a hablar en paneles, podcasts y plataformas comunitarias sobre las intersecciones del trauma, la fe y la defensa. Uno de los mayores honores de mi vida ha sido compartir mi historia y defender la Ley de Trey en el Senado de Texas en la primavera de 2025. Obligar a una víctima de agresión sexual a guardar silencio es lo que permitió que personas como mis padres continuaran sufriendo maltrato durante tantos años. Haré todo lo posible para asegurarme de que la justicia no se vea minimizada por los acuerdos de confidencialidad y los plazos de prescripción. Mis esfuerzos me conectan con sobrevivientes, audiencias de crímenes reales, comunidades de salud mental y grupos religiosos que buscan comprender y afrontar el abuso. Invierto mi tiempo en mentorizar a sobrevivientes, crear recursos para la sanación y desarrollar herramientas digitales para ampliar el acceso a materiales de apoyo. Porque vivir una vida plena y saludable es lo que realmente quiero para mí, para todas las víctimas y sus familias. Creamos nuestras propias oportunidades para sanar.

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  • “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Historia
    De un sobreviviente
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    Cuando no sabes a qué estás diciendo que sí

    Había muchas emociones dentro de mí que me llevaron a la noche en que sucedió. Tenía problemas en mi relación, estaba confundida con Dios, estaba enojada con mis amigos que no me incluyeron en su reunión ese día. Así que bebí mucho. Bebí mucho tequila, específicamente, algo que nunca hago. No sé el nombre del chico con el que me fui a casa esa noche. No sé qué aspecto tenía. No recuerdo haber salido del bar con él. Recuerdo haber recuperado la consciencia por un minuto, darme cuenta de que no sabía dónde estaba e intentar salir corriendo del apartamento antes de desplomarme en el suelo del pasillo del complejo y llorar. Desperté casi desnuda, dolorida y magullada, y todavía muy borracha. No creo que este tipo me obligara. Simplemente no sabía a qué le estaba diciendo que sí en ese momento, ni siquiera a quién le estaba diciendo que sí. Todavía estoy asimilando el hecho de que no es mi culpa que esto haya sucedido; No es su culpa; no lo culpo en absoluto, ya que él también estaba extremadamente ebrio. Pero quiero que otros sobrevivientes con una historia como la mía escuchen esto: solo porque tu historia no involucre abuso, solo porque estabas completamente borracho, no significa que no merezcas ser considerado un sobreviviente. Porque sí lo mereces. No estás solo. No estás solo. Eres digno, no estás dañado, mereces amor. La sanación no es lineal y ocurre poco a poco, pero ocurre.

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    Mi historia

    Tenía una cita en mi casa. Cuando llegó, yo ya había tomado una botella de vino. Él me trajo una botella. Seguí bebiendo hasta que me desmayé y lo único que recuerdo es que me limpió el vómito con la ducha y finalmente me violó. Fui a terapia esa semana y me reí de la pregunta "¿se puede consentir después de dos botellas de vino?". Les conté a todos en ese momento que había tenido sexo con él. Lo bloqueé por completo durante dos años. Sin embargo, durante ese tiempo me impactó mucho. Debido a una multitud de factores, intenté suicidarme cuatro veces mientras negaba el hecho de que había sido violada. Dos años después de la violación, me estaba preparando para ir a practicar un deporte que dominaba bien con gente nueva, incluyendo hombres. Me enojé muchísimo al pensar que los hombres me estuvieran diciendo cómo jugar un deporte del que sabía tanto. Cuando me pregunté por qué estaba tan enojada, finalmente me di cuenta de que lo que había sucedido dos años antes era una violación. Contacté con el centro local de violencia sexual. Quienes ahora han podido ofrecerme terapia. Desde que admití que fue una violación y que me ocurrió, he podido manejar mejor las emociones que conlleva. La primera semana después de darme cuenta de lo sucedido, solía caminar por la calle con los puños apretados, aterrorizada por cada hombre que veía. Afortunadamente, al hablar con amigos y compartir mi historia, esto ya no es así. Me pareció tan extraño que, básicamente, había bloqueado el hecho de que fui violada durante dos años. Pero al leer sobre el trauma, mi reacción fue más normal. En cuanto a acciones legales, no tengo pruebas de que el hombre estuviera en mi casa, así que, lamentablemente, no puedo defenderme de esta manera. Sería mi palabra contra la suya. Esto me afecta, pero estoy lista para seguir adelante con mi vida. Ahora estoy estudiando en la universidad y tengo un novio fantástico, comprensivo y cariñoso que me respeta profundamente.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
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    No estás solo. Espero que crezcas en amor y belleza cada día. Estoy contigo.

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    De un sobreviviente
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    11:11

    11:11 Fui agredida sexualmente por un hombre al que una vez admiré, alguien en quien confiaba y a quien admiraba. Tenía solo number años en ese momento, apenas empezaba en la industria, haciendo trabajo, entrando en una industria que pensé que me llevaría a la creatividad, la confianza y el éxito. Pero nada me preparó para lo oscuras y retorcidas que se tornarían las cosas. Este hombre estaba rodeado de mujeres que lo defendieron, lo apoyaron y lo apoyaron incluso cuando la verdad empezó a salir a la luz. Ahora sé que estaban ciegas, o decidieron estar ciegas, ante su abuso. Durante un trabajo, me manoseó por detrás y me tocó sexualmente. Me quedé paralizada. Mi mente se quedó en blanco. No podía moverme, no podía hablar. Mi cuerpo se apagó, abrumada por la confusión y el miedo. No podía procesar lo que estaba sucediendo. Después, me llevó a casa. De camino, me dijo que me hiciera cosas —cosas sexuales— mientras él miraba. Estaba en shock. No dije nada. Ignoré su asquerosa petición. Y fue entonces cuando le dio la vuelta a la situación y dijo que si su esposa se enteraba de lo sucedido, la mataría. Ella estaba enferma en ese momento, y él dijo que sería mi culpa. Me hizo creer que todo era culpa mía. La vergüenza, el miedo, la culpa... me consumían. De verdad creía que era la culpable. Durante tres meses, no se lo dije a nadie. Lo enterré tan profundamente que empezó a pudrirse en silencio. Me lo negué a mí misma. Seguía funcionando por fuera, pero por dentro, me estaba derrumbando. Adondequiera que miraba, creía verlo. Su coche. Su nombre. Su presencia parecía seguirme como una sombra que no podía quitarme de encima. El miedo a ser vigilada, acosada, perseguida... se colaba en cada momento de mi día. Finalmente, me destrozó. Tuve un colapso mental total y finalmente fui a los guardias, esperando justicia, protección, que alguien me creyera. En cambio, se rieron de mi declaración de cinco páginas. No había pruebas físicas. Era solo mi palabra contra la suya. Eso fue todo lo que necesitó que las autoridades me despidieran. Mientras tanto, él manipuló la narrativa, hizo que otros personal leyeran guiones preescritos, presentándome como alguien que estaba enamorada de él, alguien que lo deseaba. Dijeron que yo "me lo busqué". Le decía a la gente que yo era inestable. Que estaba obsesionada. Que era peligrosa y que temía por su vida. Como si yo fuera la amenaza. Como si yo fuera el depredador. Ni siquiera tuvo el valor de enfrentarme. Dejó que otros hicieran el trabajo sucio, poniendo en mi contra a todos en quienes creía poder confiar. Desesperada, recurrí a las personas en las que más confiaba: mis colegas. Pensé que me creerían. Confié en ellos, esperando apoyo. Pero, para mi desolación, siguieron trabajando con él. Hasta el día de hoy, siguen haciéndolo. Me destrozó. Dejé de luchar, porque nadie me creía. Estaba completamente sola. Me ha llevado siete años llegar al punto en el que pude abrirme de nuevo sobre lo que pasó. Número años cargando con este dolor desde que todo comenzó en mes. Y, sin embargo, el trauma todavía me persigue cada día. Veo su nombre aparecer en redes sociales, gente elogiándolo, celebrándolo, completamente inconsciente de la verdad. Me pregunto constantemente: si supieran lo que hizo, ¿me creerían? ¿Por fin verían quién es realmente? Pero luego viene el miedo: ¿Y si no lo hacen? ¿Y si me abro de nuevo solo para ser destrozada otra vez? ¿Me arriesgo a ser retraumatizada, o me quedo callada y dejo que siga viviendo una mentira?

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  • “He aprendido a abundar en la alegría de las cosas pequeñas... y de Dios, la bondad de las personas. Desconocidos, maestros, amigos. A veces no lo parece, pero hay bondad en el mundo, y eso también me da esperanza”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Claridad eventual

    Mi historia comienza cuando me obligaron a tener relaciones sexuales con un hombre que no conocía. Era vulnerable en ese momento y solo comprendí que se trataba de una violación dos décadas después. Entendía que la violación debía ser un incidente violento en el que la víctima pateaba, gritaba y era dominada físicamente. No entendía que es mucho más complejo y que, de hecho, me violaron, me obligaron una y otra vez hasta que cedí y simplemente lo hice, aunque no quería. Sabía que no estaba bien y que afectaba mi salud mental; simplemente no entendía por qué. En ese momento, no sabía que era una violación. Luego me insultaron por ser una "prostituta". Aproximadamente un mes después de la violación, estaba bastante borracha y me sentí mal por mi estado mental y por los insultos y risas del primer violador y sus amigos. Así que intenté escapar alejándome de esa gente. Estaba sentada contra la pared intentando recomponerme cuando un hombre se me acercó y me preguntó si estaba bien. A lo que claramente no estaba. Me dijo que me cuidaría y me convenció de ir con él. Sentí como si de verdad fuera a cuidarme. Me llevó a un hotel y me quedé dormida. Desperté y me vio quitándome los pantalones. Me quedé atónita y paralizada. Me violó. Y solo me di cuenta de que eso también fue una violación después de dos décadas. No me di cuenta de que era una violación porque no grité ni pateé y simplemente "dejé que pasara". Me he castigado mucho, creyendo que debía ser la "zorra" que me decían que era. Preguntas constantes en mi mente. ¿Por qué no gritaste? ¿Por qué fuiste a un hotel? ¿Por qué te dejaste engañar por el primer violador, si así no habrías estado en la segunda situación? "Idiota" me ronda la cabeza con demasiada frecuencia. Fui a terapia, investigué un poco y comprendí por qué estos incidentes habían afectado mi salud mental durante todos estos años. Comprendí que la violación se manifiesta de muchas maneras, y que eso fue exactamente lo que fueron ambos incidentes: violación. Ahora puedo decirlo. Ahora entiendo que mi cuerpo entró en modo de supervivencia, por eso me quedé paralizada en lugar de luchar esa noche. Estoy aprendiendo a ser amable y compasiva conmigo misma, ya que castigarme no me ha hecho ningún bien. No fue mi culpa. ¡Solo la de ellos!

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    Mi nombre es Sobreviviente.

    Cuando denuncié mi agresión sexual, tenía 18 años y aún estaba en la preparatoria. Han pasado casi siete años desde la primera vez que lo denuncié. Fui agredida varias veces durante casi un año por una persona con autoridad, un profesor mío, que también era miembro del departamento de bomberos local, donde yo participaba en un programa. Esta persona me quitó la virginidad y abusó de mí durante meses. Nunca olvidaré el miedo que sentí cuando este hombre, mucho mayor y mucho más corpulento que yo, me obligó a estar encima. Nunca olvidaré su expresión. Nunca olvidaré la resistencia que ofrecí. Nunca olvidaré las lágrimas que me rodaron por la cara. Nunca olvidaré ir al baño con sangre corriendo por mis piernas. Nunca olvidaré cuando volví a casa sentada bajo el agua hirviendo de la ducha, mirándome a mí misma, ahora tan dañada. Nunca olvidaré la esperanza de que cada vez fuera la última. Era una persona en la que se suponía que debía confiar y sentirme segura, pero él usó su poder para abusar de mí y controlarme. A menudo decía que nadie me creería y amenazaba con cosas muy importantes para mí, mi familia, mi futura carrera y, lo peor de todo, mi vida. Durante casi un año hice lo que tenía que hacer para mantenerme viva y a salvo. Cuando me violó por primera vez, luché con todas mis fuerzas. Grité, pero me silenció; lo mordía, pero él me mordía más fuerte; lo golpeaba, él me sujetaba con más fuerza y me devolvía el golpe. Al final, cada vez que me violaba, me quedaba allí tumbada, pensando en estar en otro lugar. Esperando que parara. Me sentía como un zombi atrapado allí la mayoría de las veces. Cuando denuncié, pensé que todo terminaría y sería libre. No fue así, aunque no me violaron, golpearon, insultaron ni amenazaron; un nuevo dolor surgió al denunciar. Cuando una sobreviviente denuncia, su mundo a menudo se derrumba entre tener que declarar, tener citas médicas, la intimidación y los juicios, y en algunos casos, tener que recurrir al sistema legal para obtener justicia, lo que a menudo puede ser muy traumático. Tuve que revivir mis peores días una y otra vez. Enfrenté años de amenazas, acoso y acusaciones de que él era un "buen tipo" y que jamás haría algo así. Tuve que declarar repetidamente ante la policía y la junta escolar, y a menudo me preguntaban si mi historia era correcta. Esto me hacía sentir terrible, sabiendo que intentaban protegerlo y dudaban de mí. Era un dolor que nadie debería soportar. Pasar casi un año siendo agredida sexualmente y luchando por mi vida, y luego recibir comentarios y acciones como esta, me hizo sentir pequeña, débil y desesperanzada. Durante mucho tiempo me sentí muy sola y ojalá hubiera sabido entonces que, lamentablemente, no lo estaba, y que muchos otros han sufrido un dolor similar. Comparto mi historia hoy porque durante mucho tiempo fui silenciada y sola. Enfrentar esta batalla sola fue aterrador y doloroso. A menudo me arrepentí de haber denunciado y a menudo pensé en la vida que tenía antes. Comparto mi historia y mi voz para quienes están asustados, solos y confundidos porque esos sentimientos que sentí no quiero que otros sientan. Comparto mi historia con la esperanza de ayudar a que, aunque sea una sola persona, sepa que no está sola, que la veo, la escucho y le creo. Nunca entenderé por qué me violaron, pero creo que luché con todas mis fuerzas y fui lo suficientemente fuerte para superarlo, porque mi propósito es hablar, ayudar a otros y cambiar la forma en que se percibe la violación cuando una víctima denuncia. Comparto mi historia porque quiero que otros vean que también pueden salir adelante y que las cosas sí mejoran.

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  • Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
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    en su coche

    ¡Hola! No sé cómo abordar esto, pero sé que debo decirlo. Soy lesbiana y tengo más de 21 años, y sufrí violación y agresión sexual por parte de mi última pareja lesbiana. Disculpen si esto es largo, pero si alguien lo lee, ¡se lo agradezco mucho! Conocí a mi ex en enero pasado y nos escribimos durante un mes antes de nuestra primera cita. La primera fue bien, nada preocupante. La segunda cita, que fue dos o tres días después de la primera, fue donde empezó todo. No me importó que me besara primero, pero me puse nerviosa cuando me dijo que quería pasar al asiento trasero. Empezó a manosearme y a tocarme por encima de la ropa antes de intentar meter la mano en mis vaqueros. La detuve y le dije que aún no me sentía cómoda con eso. Su respuesta fue: "Ah, pero con el tiempo querrás, ¿no?", y a eso le dije: "Sí, pero ahora no". Continuó de todos modos. Ese es el momento que recuerdo y desearía haberme ido. Me quedé. Quizás pasan una o dos citas sin que ella vuelva a hacer nada preocupante antes de que haya otro incidente. Estábamos en su coche fuera de su trabajo para un evento al que elegimos ir. Hay gente en la calle. Ella empieza a besuquearse conmigo, lo cual me da asco porque la gente probablemente pueda vernos y no es apropiado. Esta vez empieza a tocarme a través de mi falda otra vez, y en este punto no recuerdo mucho más allá de que yo dije que estaba asustada y nerviosa, y que no parecía seguro, y ella coaccionándome. Antes de que me dé cuenta, tiene su mano dentro de mi ropa interior y me está violando. No fuimos al evento. Nos fuimos y me dijo que la próxima vez podría buscar un lugar apartado. Nunca lo hizo. Y ahí es donde empezó todo. Durante los siguientes 5 meses me violaba en su coche cada vez que podía. Cada vez que le decía que no estaba cómoda. Usaba ropa interior ajustada, pero ella seguía haciendo todo lo posible por hacerlo. Si no lo hacía, se enojaba y me evadía las cosas. Pero nunca hubo un momento en que no lo intentara. La peor noche fue quizás un mes después de que todo empezara. Otra vez, en su asiento trasero. Fue en un estacionamiento bastante público. Intentó cubrir las ventanas con ropa, pero aún se veía claramente. Me hizo acostarme, quitarme toda la ropa interior y abrirme completamente. Fue muy humillante. Luego procedió a violarme violentamente, tan mal y doloroso que lloré y contuve los gritos porque no quería llamar la atención sobre la situación ni meterme en problemas. Le dije que estaba cómoda y que quería gritar, pero simplemente me echó un paño sobre la cara para que no me concentrara. Después tuve que volver a ponerme la ropa y la arruiné. Sentí dolor durante quizás una semana o un poco más. Ahora desearía haber conseguido pruebas de esa noche, pero no tengo ninguna. En total, creo que sucedió unas 14 veces. Las mismas situaciones de atención en público que odiaba. Durante la relación, estuve cegado hasta cierto punto y no me di cuenta de que contaba como violación hasta después de que rompimos. Al principio, acepté lo sucedido, pero ahora tengo una nueva pareja. Casualmente, mi nueva pareja trabaja con mi ex violador. Desde que me enteré, me siento completamente angustiado y asfixiado por lo que me hizo. No solo eso. Antes de descubrir que trabajaban juntos, se sentaban uno al lado del otro y se estaban haciendo amigos. Así que mi ex le dijo a mi novia actual que soy una persona terrible y que me tiene miedo. Ya no hablan. No sé, simplemente me siento asfixiado por todo esto. También tiene una nueva novia. Ojalá pudiera decirle a su nueva novia que tenga cuidado, pero tengo miedo. En mi comunidad hay mucho estigma en torno a la violación y la homosexualidad. No creo que pueda contar mi historia públicamente de forma segura tanto como quisiera. Ella cambió mi vida por completo. Es como si ya no supiera cómo ser yo mismo y siento que me estoy volviendo loco.

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    Mi historia

    Fui violada a los 18 años, justo después de mi examen de fin de estudios. El hombre que me violó era mi expareja. Había sido físicamente abusivo, lo que me llevó a terminar la relación. Poco después, se puso en contacto conmigo y me pidió que nos viéramos para intercambiar objetos que habíamos dejado en casa de los demás. Acepté, sin darle demasiada importancia. Quedamos en una cita y quedamos en tomar un café en un sitio que frecuentábamos a menudo como pareja. Sin embargo, llegó horas tarde y, al mirar atrás, fue una gran señal de alerta. Me subí al coche con él y condujo hasta un lugar apartado, me incapacitó y me violó. Nunca olvidaré la sensación de intentar soltarme y finalmente darme cuenta de que no era lo suficientemente fuerte. Duró casi cuatro horas y me violaron oral, vaginal y analmente. También usó un objeto extraño durante su ataque. Después, me soltó y caminé durante horas en la oscuridad para llegar a casa. No se lo dije a nadie durante días. La única atención médica que busqué fue la píldora del día después. Después de unos tres días, empecé a aceptar lo que me había pasado y a aceptar que no estaba bien. Que yo no estaba bien. Busqué ayuda en la SATU de Ubicación y elegí la "Opción 3", que permitía tomar y almacenar muestras sin la presencia de la policía. No tengo palabras para describir la atención que recibí en la SATU. Son unos ángeles. Más tarde, sufrí un aborto espontáneo en una etapa relativamente avanzada del embarazo, tras enterarme bastante tarde. Finalmente, denuncié a la policía y arrestaron a mi agresor, aunque en ese momento decidí que no era lo suficientemente fuerte como para permitir que el caso llegara a los tribunales. Sufrí muchísimo en ese momento, con síntomas que ahora entiendo que eran TEPT y depresión, e incluso consideré quitarme la vida. Pero busqué apoyo y conocí a una psicoterapeuta maravillosa. Más tarde, repetí el examen final de estudios y logré acceder a la universidad, donde he recibido un apoyo excepcional. Tuve la suerte de acceder a un apoyo que marcó una gran diferencia para mí, y mi mensaje para cualquiera que lea esto y que haya sido afectado por violencia sexual es que esto mejora y se puede superar.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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    11:11

    11:11 Fui agredida sexualmente por un hombre al que una vez admiré, alguien en quien confiaba y a quien admiraba. Tenía solo number años en ese momento, apenas empezaba en la industria, haciendo trabajo, entrando en una industria que pensé que me llevaría a la creatividad, la confianza y el éxito. Pero nada me preparó para lo oscuras y retorcidas que se tornarían las cosas. Este hombre estaba rodeado de mujeres que lo defendieron, lo apoyaron y lo apoyaron incluso cuando la verdad empezó a salir a la luz. Ahora sé que estaban ciegas, o decidieron estar ciegas, ante su abuso. Durante un trabajo, me manoseó por detrás y me tocó sexualmente. Me quedé paralizada. Mi mente se quedó en blanco. No podía moverme, no podía hablar. Mi cuerpo se apagó, abrumada por la confusión y el miedo. No podía procesar lo que estaba sucediendo. Después, me llevó a casa. De camino, me dijo que me hiciera cosas —cosas sexuales— mientras él miraba. Estaba en shock. No dije nada. Ignoré su asquerosa petición. Y fue entonces cuando le dio la vuelta a la situación y dijo que si su esposa se enteraba de lo sucedido, la mataría. Ella estaba enferma en ese momento, y él dijo que sería mi culpa. Me hizo creer que todo era culpa mía. La vergüenza, el miedo, la culpa... me consumían. De verdad creía que era la culpable. Durante tres meses, no se lo dije a nadie. Lo enterré tan profundamente que empezó a pudrirse en silencio. Me lo negué a mí misma. Seguía funcionando por fuera, pero por dentro, me estaba derrumbando. Adondequiera que miraba, creía verlo. Su coche. Su nombre. Su presencia parecía seguirme como una sombra que no podía quitarme de encima. El miedo a ser vigilada, acosada, perseguida... se colaba en cada momento de mi día. Finalmente, me destrozó. Tuve un colapso mental total y finalmente fui a los guardias, esperando justicia, protección, que alguien me creyera. En cambio, se rieron de mi declaración de cinco páginas. No había pruebas físicas. Era solo mi palabra contra la suya. Eso fue todo lo que necesitó que las autoridades me despidieran. Mientras tanto, él manipuló la narrativa, hizo que otros personal leyeran guiones preescritos, presentándome como alguien que estaba enamorada de él, alguien que lo deseaba. Dijeron que yo "me lo busqué". Le decía a la gente que yo era inestable. Que estaba obsesionada. Que era peligrosa y que temía por su vida. Como si yo fuera la amenaza. Como si yo fuera el depredador. Ni siquiera tuvo el valor de enfrentarme. Dejó que otros hicieran el trabajo sucio, poniendo en mi contra a todos en quienes creía poder confiar. Desesperada, recurrí a las personas en las que más confiaba: mis colegas. Pensé que me creerían. Confié en ellos, esperando apoyo. Pero, para mi desolación, siguieron trabajando con él. Hasta el día de hoy, siguen haciéndolo. Me destrozó. Dejé de luchar, porque nadie me creía. Estaba completamente sola. Me ha llevado siete años llegar al punto en el que pude abrirme de nuevo sobre lo que pasó. Número años cargando con este dolor desde que todo comenzó en mes. Y, sin embargo, el trauma todavía me persigue cada día. Veo su nombre aparecer en redes sociales, gente elogiándolo, celebrándolo, completamente inconsciente de la verdad. Me pregunto constantemente: si supieran lo que hizo, ¿me creerían? ¿Por fin verían quién es realmente? Pero luego viene el miedo: ¿Y si no lo hacen? ¿Y si me abro de nuevo solo para ser destrozada otra vez? ¿Me arriesgo a ser retraumatizada, o me quedo callada y dejo que siga viviendo una mentira?

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    Claridad eventual

    Mi historia comienza cuando me obligaron a tener relaciones sexuales con un hombre que no conocía. Era vulnerable en ese momento y solo comprendí que se trataba de una violación dos décadas después. Entendía que la violación debía ser un incidente violento en el que la víctima pateaba, gritaba y era dominada físicamente. No entendía que es mucho más complejo y que, de hecho, me violaron, me obligaron una y otra vez hasta que cedí y simplemente lo hice, aunque no quería. Sabía que no estaba bien y que afectaba mi salud mental; simplemente no entendía por qué. En ese momento, no sabía que era una violación. Luego me insultaron por ser una "prostituta". Aproximadamente un mes después de la violación, estaba bastante borracha y me sentí mal por mi estado mental y por los insultos y risas del primer violador y sus amigos. Así que intenté escapar alejándome de esa gente. Estaba sentada contra la pared intentando recomponerme cuando un hombre se me acercó y me preguntó si estaba bien. A lo que claramente no estaba. Me dijo que me cuidaría y me convenció de ir con él. Sentí como si de verdad fuera a cuidarme. Me llevó a un hotel y me quedé dormida. Desperté y me vio quitándome los pantalones. Me quedé atónita y paralizada. Me violó. Y solo me di cuenta de que eso también fue una violación después de dos décadas. No me di cuenta de que era una violación porque no grité ni pateé y simplemente "dejé que pasara". Me he castigado mucho, creyendo que debía ser la "zorra" que me decían que era. Preguntas constantes en mi mente. ¿Por qué no gritaste? ¿Por qué fuiste a un hotel? ¿Por qué te dejaste engañar por el primer violador, si así no habrías estado en la segunda situación? "Idiota" me ronda la cabeza con demasiada frecuencia. Fui a terapia, investigué un poco y comprendí por qué estos incidentes habían afectado mi salud mental durante todos estos años. Comprendí que la violación se manifiesta de muchas maneras, y que eso fue exactamente lo que fueron ambos incidentes: violación. Ahora puedo decirlo. Ahora entiendo que mi cuerpo entró en modo de supervivencia, por eso me quedé paralizada en lugar de luchar esa noche. Estoy aprendiendo a ser amable y compasiva conmigo misma, ya que castigarme no me ha hecho ningún bien. No fue mi culpa. ¡Solo la de ellos!

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    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Si estás leyendo esto, es que has sobrevivido al 100% de tus peores días. Lo estás haciendo genial.

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    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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  • La sanación no es lineal. Es diferente para cada persona. Es importante que seamos pacientes con nosotros mismos cuando surjan contratiempos en nuestro proceso. Perdónate por todo lo que pueda salir mal en el camino.

    Mensaje de Esperanza
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    Lo que es ahora no será para siempre

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  • “Siempre está bien pedir ayuda”

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    Sobreviviente de COCSA

    Mi historia de agresión sexual es inusual para la mayoría y difícil de comprender. ¿Quién creería que los niños son capaces de saber y hacerle cosas tan horribles a una persona? La mayoría de los niños no son así y sus experiencias son diferentes. Ocurrió por primera vez cuando yo tenía 8 años, mientras que mi abusador tenía 7. Recuerdo que el abuso se produjo gradualmente a medida que construíamos nuestra amistad. Al principio, hacíamos cosas típicas de niños, como jugar y bromear. Un día, me invitó a jugar a un nuevo juego con él. Le dije que sí. Pensé que sería una de esas bromas tontas suyas. En cambio, me bajó los pantalones y me frotó las nalgas con su parte íntima. Fue un momento muy incómodo para mí, ya que crecí en una familia estrictamente cristiana. Nunca había visto a nadie en televisión ni oído hablar de lo que me hacía. Después, recuerdo que me daba vergüenza contárselo a nadie y sentía que me metería en problemas. Así que guardé silencio. ¿Cómo reaccionaría un padre si ve a sus hijos teniendo relaciones sexuales? ¿No asumirías automáticamente que era el hijo mayor el que le enseñaba a alguien este comportamiento? Esto continuó durante casi dos años. Su comportamiento se volvió más agresivo y sus peticiones, cada vez más raras. Una vez, me rogó que bebiera su orina directamente de su parte. Le dije que no. Y cruzó la habitación furioso y pisoteando. Siguió insistiendo y exigiendo que lo intentara. Finalmente, cedí, pero le dije que solo lo hiciera de una taza. Fue la experiencia más deshumanizante de mi vida. Poco después, mi padre nos pilló. Recuerdo que intenté apartarlo de encima. Y le dije que mi padre venía, y él insistía cada vez más. Supongo que pensó que mentía para convencerlo de que se bajara. No paró hasta que mi padre entró en la habitación.

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  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Historia
    De un sobreviviente
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    Mi historia

    Tenía una cita en mi casa. Cuando llegó, yo ya había tomado una botella de vino. Él me trajo una botella. Seguí bebiendo hasta que me desmayé y lo único que recuerdo es que me limpió el vómito con la ducha y finalmente me violó. Fui a terapia esa semana y me reí de la pregunta "¿se puede consentir después de dos botellas de vino?". Les conté a todos en ese momento que había tenido sexo con él. Lo bloqueé por completo durante dos años. Sin embargo, durante ese tiempo me impactó mucho. Debido a una multitud de factores, intenté suicidarme cuatro veces mientras negaba el hecho de que había sido violada. Dos años después de la violación, me estaba preparando para ir a practicar un deporte que dominaba bien con gente nueva, incluyendo hombres. Me enojé muchísimo al pensar que los hombres me estuvieran diciendo cómo jugar un deporte del que sabía tanto. Cuando me pregunté por qué estaba tan enojada, finalmente me di cuenta de que lo que había sucedido dos años antes era una violación. Contacté con el centro local de violencia sexual. Quienes ahora han podido ofrecerme terapia. Desde que admití que fue una violación y que me ocurrió, he podido manejar mejor las emociones que conlleva. La primera semana después de darme cuenta de lo sucedido, solía caminar por la calle con los puños apretados, aterrorizada por cada hombre que veía. Afortunadamente, al hablar con amigos y compartir mi historia, esto ya no es así. Me pareció tan extraño que, básicamente, había bloqueado el hecho de que fui violada durante dos años. Pero al leer sobre el trauma, mi reacción fue más normal. En cuanto a acciones legales, no tengo pruebas de que el hombre estuviera en mi casa, así que, lamentablemente, no puedo defenderme de esta manera. Sería mi palabra contra la suya. Esto me afecta, pero estoy lista para seguir adelante con mi vida. Ahora estoy estudiando en la universidad y tengo un novio fantástico, comprensivo y cariñoso que me respeta profundamente.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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  • “He aprendido a abundar en la alegría de las cosas pequeñas... y de Dios, la bondad de las personas. Desconocidos, maestros, amigos. A veces no lo parece, pero hay bondad en el mundo, y eso también me da esperanza”.

    Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    Mensaje de Sanación
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    Contar eso sin derrumbarme

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  • Mensaje de Sanación
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    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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    Corazón fuerte

    Si alguien quisiera entender quién soy, tendría que saber que… No sabría cómo ni por dónde empezar. Supongo que por la base de todo: mi niñez. Me llamo Name. Nací en Venezuela, pero me crie toda la vida en España, bueno, a partir de los ocho años. Mi niñez… qué decir. Era feliz. Fui feliz. O eso cree uno a esas edades. Mis primeros ocho años en Venezuela. Supongo que fui feliz. Una familia que me quería, un hermano, una mamá… aunque nunca un papá. Mami siempre supo cómo tirar ella sola con nosotros. Siempre me inculcó cosas buenas de mi padre. Incluso me enseñaba cartas y fotos de él. Crecí queriendo a mi padre, aun sin haberlo visto nunca en persona. Tuve un colegio que me gustaba mucho, aunque he de decir que la liaba mucho. Era demasiado ruido para aulas tan pequeñas. Tengo muchos recuerdos bonitos, otros que ahora de adulta sé que no lo fueron. Me dieron todo, tuve todo. A pesar de venir de una familia humilde, nunca me faltó un plato de comida, nunca me faltó amor, nunca me faltó nada. Todo se complica… Cuando cumplo los cuatro años, cuando ya eres un poquito, pero muy poquito, más consciente de la vida, todo se complica. Mamá dejó de estudiar y decidió trabajar. Eso implicaba verla menos. Eso implicaba ser cuidada por otras personas. Eso implicaba muchas cosas. A partir de ahí mi vida se derrumbó. A partir de ahí marcaría un antes y un después. A partir de ahí mi vida en la adultez sería distinta. La gravedad de todo lo vi al crecer. Aunque he de decir que tuve una pequeña reacción siendo tan pequeña. Podría decir que algo dentro de mí me dijo: esto está mal, esto no puede ser así. Siempre he dicho: ¿dónde estaba Dios? Soy creyente, o fui creyente, pero poco a poco todo eso fue desapareciendo. Cuanto más dolor me causaba la vida, más dejaba de creer. No me enrollo más… vamos al principio. Pues sí, tuve una niñez bastante bonita. Aunque la parte mala ahí está, y creo que estará por siempre en mi vida. Supongo que escribirlo me hace sentir un poquito mejor. Recalcar toda mi vida me hace sentir algo mejor. Fui violada. Sí, abusaron de mí siendo tan solo una niña de cuatro años. A partir de ahí me destrozaron la vida. Fui cumpliendo años y eso seguía sucediendo. Supongo que para mí era algo normal. Un niño, al sufrir eso, jamás podría darse cuenta de la gravedad. La persona que se supone que tenía que cuidar de mí era la causante de mis traumas ahora de mayor. Mi hermano y yo, siempre unidos, siempre juntos, mano a mano. Pasó por lo mismo, solo que yo cedía. Cedí muchas veces porque sabía que era la única forma, la única forma que tenía para proteger a mi tesoro más preciado: mi hermano. ¿Dónde estaba mi familia? Éramos tan solo unos niños que necesitaban ayuda de un adulto. ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta? Tan solo necesitábamos a un adulto que nos ayudase. ¿Cómo íbamos nosotros mismos a ayudarnos? Mi vida cambió. Mi tía nos devolvió la vida. La decisión de venir a España cambió nuestras vidas. Era un pequeño viaje. Jamás pensábamos quedarnos aquí a vivir. Ed y yo felices, con nuestra pequeña maleta, sabiendo que algún día volveríamos a Venezuela, que en un mes o así estaríamos de vuelta. Y aquí estoy, veinte años después, agradeciendo día a día la decisión de quedarnos aquí. Ahí empezó mi verdadera infancia feliz. Nos dieron todo. Mis tías nos dieron todo. Nunca había sido tan feliz. Mamá se enamoró. Ahí conoció al que creí mi padre. Es normal, ¿no? Te crías sin una figura paterna y cuando entra alguien en tu vida con tanto amor para darte… cómo no creer que es tu padre. Mil viajes, muchas playas, muchos planes, mucho de todo. Él nos dio tanto. Estuvo en todo. Cómo no haberle querido tanto. El colegio es verdad que no me gustaba tanto. Sufrí mucho bullying. Supongo que no estarían acostumbrados a ver a una niña latina, pelo rizado y rasgos de negra. Esa parte quiero omitirla. La verdad que me marcó demasiado. Pensé siempre que de ahí venía mi inseguridad. Crecí. O eso creía con catorce años. Me creía la reina del mambo. Quería vivir rápido, quería ser adulta, quería hacer mil cosas. Empecé a perderme. A ser una inconsciente con mamá. A ser una rebelde. Cuanto más me prohibían, más quería hacerlo. Creo que fue mi peor época. Nunca me sentí entendida por nadie. Nunca nadie se sentó a explicarme paso a paso cómo va la vida y desde cuándo tenía que empezarla a vivir como una adulta. Mamá lo hizo bien siempre, pero he de decir que no supo lidiar con una adolescente llena de ira, llena de rabia, llena de odio. Fui mi peor versión. Pero era adolescente, ¿quién se da cuenta a esas edades? Porque yo, hasta que no tuve un choque de realidad, no me di cuenta. Mi primer amor… Sí, tuve mi primer amor. Fue lo más preciado que la vida me había dado. Tus primeras veces en todo, tus primeros te quiero, tu primer sentimiento de amor, tu primer todo. Fue un fracaso. Supongo que éramos muy jóvenes e inexpertos. Yo quería más, salir al mundo, conocer gente. No me valía nada. Tuve más de un amor. Con todos fracasé. Pero me quedo con lo que aprendí con cada uno de ellos. Aprendí a saber qué merezco y qué no. Aprendí a quererme un poco más. Aprendí a no tolerar cosas que no. Aprendí a no quedarme con migajas. No sé por qué nunca me fue bien en el amor. Y la poca fe que me quedaba me la destrozaron. Cumplo dieciocho. Por fin mayor de edad. Por fin podría hacer lo que me diese la gana. Eso sentía y eso creía. Me duró bastante la rebeldía. Hasta que… Ocurriría de nuevo. Mamá se separa. Mi vida cambia. Todo cambia. Mi supuesto padre sigue siéndolo. Seguimos queriéndolo como el primer día. Seguimos viéndole. Seguimos todo con él, a pesar de no estar con mamá. Pero tuve un choque con la realidad. Creí que mis parejas me habían roto el corazón, pero creí mal. Él me rompió el corazón. Dejé de creer en el amor. Si la persona que más quería, a quien yo consideraba mi papá, me partió el alma, me partió el corazón… ¿qué iba a pensar del resto del mundo? ¿Cómo debía ser yo? Y llegó ese día, el segundo peor día de mi vida. Sufrí violencia doméstica. Mi supuesto padre fue capaz de destrozarme la vida. Intento de violación. Una vez más sentí ese miedo. Una vez más sentí que la vida se me caía. Una vez más sentí decepción. Una vez más sentí cómo mi corazón se rompía poco a poco. Cómo creer en la gente. Cómo creer en la vida. Nace Brother. Empecé a ver la vida un poco mejor. Brother llega a nuestras vidas, mi pequeño hermano, y cambié por completo. Me dio esa felicidad que no tenía. Me dio esa calma en el alma que yo tanto necesitaba. Verle tan pequeño, tan bonito, esas manitos… Mi hermano me devolvió la vida y las ganas de querer con el alma a alguien. Nunca se lo dije. Es muy pequeño. Pero algún día me sentaré y hablaré con él. Dejé de estudiar. Fui de mal en peor en los estudios y decidí adentrarme en el mundo de la hostelería. Crecí de verdad. Mi mentalidad cambió. Empecé a ser mejor persona con mamá, mejor persona con mi hermano Edy, mejor persona con todos. Trabajar me hizo darme cuenta de cuánto cuesta la vida. De cuánto ha tenido que currar mamá para darnos todo. Trabajar me hizo crecer como persona, como mujer. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y sí, sigo estancada en la hostelería. Pero he de decir que me he ganado todo lo que tengo a pulso. Agradecida de todo lo que aprendí. Sigo con la vida. Sigo con mi vida. Pasa el tiempo. Vuelvo a tener amores que no van a ningún lado. Más decepciones: de familia, de novios, de amistades. Pero supongo que siempre pude con todo. Era como que mi corazón estaba a prueba de balas. Como que algo más ya me era indiferente. Estaba tan acostumbrada a que lo malo me persiguiese que era totalmente normal para mí. Pero oye, que nunca dejé de ser buena. Nunca dejé de tener este corazón tan noble, como dice mamá. Siempre di todo de mí a todos. Siempre fui con mis mejores intenciones. Hace poco leí que las personas que siempre están haciendo la gracia son las que más tristes están por dentro. Nunca algo me había representado tanto. Como digo yo, soy la payasa del grupo. Me encanta ver a mi gente reír a base de mis ocurrencias. Eso me hace sentir un poco menos mal. Eso me ayuda mucho. Me gusta hacer la gracia siempre, porque sí, porque no. Eso me hace olvidar un poco todo. Pasa el tiempo y estoy en calma. Siento que no tendré nada más por lo que sufrir. Y llega un mensaje inesperado… Siempre estuve en contacto con mi padre, ese mismo del que mamá siempre me habló y siempre me inculcó cosas buenas. Le quiero tanto que jamás se me pasaría por la mente odiarle. Y llega un mensaje: “Hola hija, Dios te bendiga. Soy tu papá, el hermano de tu mamá.” Mi mente no entendía absolutamente nada. Papá, mamá, hermano… Pensé que era fake, pero indagué hasta dar con la realidad de todo. Ese día, bendito día, una vez más me vuelven a romper el corazón. Pero esta vez, mi querida mamá. Resulta que ese señor era mi padre de verdad. Resulta que mi mamá no era mi madre biológica. Resulta que toda mi vida crecí creyéndome mentiras. Mi madre biológica me abandonó. Con tan solo un mes de nacida. Me abandonó como un perro. Mi papá, con miedo de la vida, con miedo de seguir con una niña tan pequeña, solo buscó ayuda. Ayuda de sus hermanos. Y ahí entra mi mamá en el plano. Como me dice ella: “Hija, me enamoré de ti. Verte tan pequeña, tan vulnerable, con esa carita, con esa nariz, con esos rizos… cómo no quedarme contigo.” Mamá no me dio la vida. Me la devolvió. Agradezco la vida que me diste, mamá. Para mí siempre serás mi madre. Mi única y verdadera madre. Pero me duele el alma. Todo por lo que tanto había trabajado volvió: mis miedos, mis inquietudes, mis traumas, mis inseguridades, mi rabia, mi ira. Y llegó él. Llegó alguien a mi vida para hacerme entender que la vida no siempre es tan mala. Alguien que me haría entender por qué nunca funcionó con nadie más. Alguien que me daría todo el amor del mundo. Y llegaste tú, justo en el momento que más me dolía la vida. Llegaste y me olvidé por un ratito de todo lo que estaba pasando. Volví a creer en el amor. Volví a creer en que de verdad hay personas buenas con corazones bonitos. A veces siento que no lo merezco. A veces siento que es una trampa de la vida. Me saboteo mucho. No sé cómo asimilarlo. Siento que en cualquier momento todo se romperá. Sentiré miedo. Sentiré angustia .

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  • Mensaje de la Comunidad
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    A todos los sobrevivientes aquí: los vemos, los escuchamos, les creemos.

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    De un sobreviviente
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    Mi papá - Mi héroe, mi ídolo, mi abusador.......

    Como hija única, no tenía a nadie a quien admirar. Pero siempre admiré a mi papá. Aunque nunca estaba presente por trabajo (aunque mamá trabajaba más que él y aun así encontraba mucho tiempo para mí), lo idolatraba. Era mi héroe. Siempre decía: «Los papás lo saben todo, recuérdalo», así que mentirle (incluso mentiras piadosas) no tenía sentido. Sin embargo, cuando cumplí 13 años, empecé a darme cuenta de que sí lo sabía todo. Sabía de qué hablábamos mis amigos y yo, sabía exactamente dónde estaba y con quién estaba sin siquiera tener que preguntarme, y yo siempre me preguntaba por qué. En realidad, tenía mi teléfono rastreado y podía leer todos mis mensajes. Ahora que he pasado por los tribunales y él ha sido encarcelado por los abusos que me infligió, puedo confirmar que, de hecho, me estaba manipulando sexualmente desde los 13 años. Aproximadamente un mes después de mi 18.º cumpleaños, comenzó el horrible abuso que sufrí durante 7 años y medio. Mi padre, disfrazado de desconocido durante los dos primeros años, me chantajeó para que tuviera relaciones sexuales con hombres desconocidos en nuestra casa, el único lugar donde debería haberme sentido segura. Cuando finalmente me di cuenta de que era él, no podría explicar cómo la situación se convirtió en abuso y violación sin control. Nos anunciaba como pareja en sitios de encuentros casuales y, para evitar las palizas, yo le seguía la corriente. Temía tanto por mi vida que las violaciones y agresiones sexuales interminables eran más fáciles —imagínate que fuera la opción más fácil—, hasta que te metes en una situación así, simplemente no sabes cómo vas a reaccionar. Dejé de salir, dejé mis aficiones y, mientras estaba en la universidad, dejé mi trabajo a tiempo parcial: él controlaba cada aspecto de mi vida. Y si dejo que mi máscara de "todo es color de rosa" se caiga, aunque sea por un segundo, sobre todo delante de mi madre, pues no aguanto ni pensarlo. Por suerte para mí, en cuanto mi madre se enteró, desapareció de mi vida en 30 minutos. Por desgracia, después de eso siguió acosando y abusando de otras. Fue condenado y actualmente cumple condena, pero aún le temo.

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    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

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    Creo en la sanación aunque todavía no la vea.

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    De un sobreviviente
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    ESTÁS AQUÍ: Para tiempos de supervivencia, sufrimiento y tristeza.

    Me llamo Survivor y cuando tenía unos 3 años, mi padre empezó a violarme. Mi madre me ayudó a sujetarme. Él la violaba a ella, y ella me ofreció en su lugar. Esto continuó hasta los 23, quizá 24 años, poco antes de mi boda. Para cuando tenía 6 años, él también violaba a otros miembros de mi familia. Entraba en mi habitación por la noche y tiraba mi camisón contra el cabecero, y entonces tenía que esperar mi turno con miedo y vergüenza mientras violaban a otros. Teníamos una cama de agua grande y todavía recuerdo cómo la cama subía y bajaba, subía y bajaba, subía y bajaba, subía y bajaba como en un barco. Una vez que terminaba, me limpiaba con fuerza con un trapo rojo que usaba para limpiar el garaje. Eso le permitía tener el trapo cerca para olerlo y sostenerlo cerca sin que nadie se preguntara por qué estaba tan sucio con manchas rojas. La mayor parte del tiempo, mi padre era amable y educado. Pero una vez que se convirtió en el monstruo, nadie hizo nada para detenerlo. Nunca hacía estas cosas cuando era amable. Solo cuando era el monstruo. Pero usaba los buenos momentos para facilitar sus ataques. Te adormecía con una falsa sensación de seguridad y paz que realmente te hacía cuestionar tu intuición e instintos de que era un mal hombre. Esto le facilitaba agredir sexualmente a otros niños y adultos. A medida que crecí, mis padres controlaban la narrativa de nuestras vidas; cada aspecto estaba cuidadosamente controlado. Como mi madre, que sabía cómo forzar abortos espontáneos. El primer aborto forzado que me hicieron fue a los 15 años. No sé cómo logré llegar a la edad adulta. Sigo recordando cada vez más el abuso por parte de otros familiares y miembros de la iglesia. Y otras cosas que mi padre hizo dentro de la iglesia donde fue pastor y luego diácono. Pero todavía no puedo hablar de esos recuerdos. Creo que mi padre sentía que todo lo que hacía era inevitable, por lo tanto, nunca era su culpa porque no podía controlarse y cuando sucedía, Dios lo perdonaba, así que todo estaba bien. Lo sé porque lo escuché manipulando a otro familiar para que hiciera lo mismo cuando tenía 11 años. Los hombres de nuestra familia también fueron manipulados para ser abusadores. A mí también. Para ser siempre la abusada. Obligada a guardar silencio, aprendí rápidamente lo que les pasa a quienes se enfrentan a mi padre. Mueren o son agredidas. Como pueden imaginar, crecí con una ansiedad terrible por la posibilidad de ser agredida sexualmente y me esforcé por pasar desapercibida. Pensé que eso podría ayudar. Pensé que importaba la ropa que vestía, el color de mi cabello, cuánto pesaba. Me ha llevado años, y probablemente seguirá llevándome años, desaprender las mentiras que me enseñaron. La preocupación me hacía enfermar constantemente de una cosa tras otra: tuve cáncer a los 32 años y, antes de eso, vértigo y mareos incapacitantes. Mis padres se conocieron mientras trabajaban en Texas para un predicador bautista fundamentalista independiente. Lester Roloff, un predicador bautista fundamentalista independiente que abrió hogares por todo el país para niños, adolescentes y adultos con problemas. Le gustaba decir que salvaba a drogadictos, prostitutas y hippies. Creo que muchos de los niños de los hogares ya habían sufrido abusos durante su infancia, y los hogares de Lester Roloff deberían haber sido un lugar seguro para sanar. En cambio, los niños conocieron cuidadores como mis padres. Mi madre estaba a cargo del hogar para mayores de 16 años, y mi padre viajaba por todo el país recaudando fondos y predicando el lema oficial: los hombres eran como dioses y las mujeres, menos que la basura; su único valor residía en ser vírgenes y luego en fábricas de bebés una vez casadas. Muy masoquistas y minimizando cualquier tipo de abuso, mis padres se tragaron la retórica malvada que se predicaba desde el púlpito. Mis padres finalmente llevaron el tipo de abuso de Lester Roloff a las iglesias y comunidades donde vivíamos, desde Texas hasta Washington y finalmente a Alaska. Desapareció en un avión sobre las aguas cerca de Anchorage en 2006. Los sucesos que rodearon su desaparición siempre fueron muy sospechosos, pero la intensa presión de mi familia me mantuvo callado. Todos los días, durante casi tres años seguidos, un familiar me llamaba para recordarme que hablar de "nuestros problemas familiares" estaba causando un pecado generacional a cuatro generaciones. La presión para callar y hacer lo que mi familia me decía era tan grande que habría preferido morir antes que decepcionarlos. No fue hasta que me propuse sanar de todo el trauma que descubrí que mi padre fingió su muerte. Siempre me habían dicho que, desde su muerte, no había nada que hacer por lo que viví de pequeña. Pero, déjenme decirles, saber que sigue ahí fuera, abusando de otros niños, hombres y mujeres, realmente me impulsó a hablar. Finalmente me sentí libre para empezar a hablar. Superar la presión de callar fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Incluso más difícil que luchar contra el cáncer. He pasado muchos años en terapia cognitivo conductual intensiva, EMDR y terapia polivagal, aprendiendo a procesar mis heridas de forma saludable. Había presionado para presentar demandas penales y civiles contra mis agresores, pero el plazo de prescripción de Texas no permite que se haga justicia. Ahora dedico mi tiempo a hablar en paneles, podcasts y plataformas comunitarias sobre las intersecciones del trauma, la fe y la defensa. Uno de los mayores honores de mi vida ha sido compartir mi historia y defender la Ley de Trey en el Senado de Texas en la primavera de 2025. Obligar a una víctima de agresión sexual a guardar silencio es lo que permitió que personas como mis padres continuaran sufriendo maltrato durante tantos años. Haré todo lo posible para asegurarme de que la justicia no se vea minimizada por los acuerdos de confidencialidad y los plazos de prescripción. Mis esfuerzos me conectan con sobrevivientes, audiencias de crímenes reales, comunidades de salud mental y grupos religiosos que buscan comprender y afrontar el abuso. Invierto mi tiempo en mentorizar a sobrevivientes, crear recursos para la sanación y desarrollar herramientas digitales para ampliar el acceso a materiales de apoyo. Porque vivir una vida plena y saludable es lo que realmente quiero para mí, para todas las víctimas y sus familias. Creamos nuestras propias oportunidades para sanar.

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    De un sobreviviente
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    Cuando no sabes a qué estás diciendo que sí

    Había muchas emociones dentro de mí que me llevaron a la noche en que sucedió. Tenía problemas en mi relación, estaba confundida con Dios, estaba enojada con mis amigos que no me incluyeron en su reunión ese día. Así que bebí mucho. Bebí mucho tequila, específicamente, algo que nunca hago. No sé el nombre del chico con el que me fui a casa esa noche. No sé qué aspecto tenía. No recuerdo haber salido del bar con él. Recuerdo haber recuperado la consciencia por un minuto, darme cuenta de que no sabía dónde estaba e intentar salir corriendo del apartamento antes de desplomarme en el suelo del pasillo del complejo y llorar. Desperté casi desnuda, dolorida y magullada, y todavía muy borracha. No creo que este tipo me obligara. Simplemente no sabía a qué le estaba diciendo que sí en ese momento, ni siquiera a quién le estaba diciendo que sí. Todavía estoy asimilando el hecho de que no es mi culpa que esto haya sucedido; No es su culpa; no lo culpo en absoluto, ya que él también estaba extremadamente ebrio. Pero quiero que otros sobrevivientes con una historia como la mía escuchen esto: solo porque tu historia no involucre abuso, solo porque estabas completamente borracho, no significa que no merezcas ser considerado un sobreviviente. Porque sí lo mereces. No estás solo. No estás solo. Eres digno, no estás dañado, mereces amor. La sanación no es lineal y ocurre poco a poco, pero ocurre.

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  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
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    No estás solo. Espero que crezcas en amor y belleza cada día. Estoy contigo.

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  • Historia
    De un sobreviviente
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    Mi nombre es Sobreviviente.

    Cuando denuncié mi agresión sexual, tenía 18 años y aún estaba en la preparatoria. Han pasado casi siete años desde la primera vez que lo denuncié. Fui agredida varias veces durante casi un año por una persona con autoridad, un profesor mío, que también era miembro del departamento de bomberos local, donde yo participaba en un programa. Esta persona me quitó la virginidad y abusó de mí durante meses. Nunca olvidaré el miedo que sentí cuando este hombre, mucho mayor y mucho más corpulento que yo, me obligó a estar encima. Nunca olvidaré su expresión. Nunca olvidaré la resistencia que ofrecí. Nunca olvidaré las lágrimas que me rodaron por la cara. Nunca olvidaré ir al baño con sangre corriendo por mis piernas. Nunca olvidaré cuando volví a casa sentada bajo el agua hirviendo de la ducha, mirándome a mí misma, ahora tan dañada. Nunca olvidaré la esperanza de que cada vez fuera la última. Era una persona en la que se suponía que debía confiar y sentirme segura, pero él usó su poder para abusar de mí y controlarme. A menudo decía que nadie me creería y amenazaba con cosas muy importantes para mí, mi familia, mi futura carrera y, lo peor de todo, mi vida. Durante casi un año hice lo que tenía que hacer para mantenerme viva y a salvo. Cuando me violó por primera vez, luché con todas mis fuerzas. Grité, pero me silenció; lo mordía, pero él me mordía más fuerte; lo golpeaba, él me sujetaba con más fuerza y me devolvía el golpe. Al final, cada vez que me violaba, me quedaba allí tumbada, pensando en estar en otro lugar. Esperando que parara. Me sentía como un zombi atrapado allí la mayoría de las veces. Cuando denuncié, pensé que todo terminaría y sería libre. No fue así, aunque no me violaron, golpearon, insultaron ni amenazaron; un nuevo dolor surgió al denunciar. Cuando una sobreviviente denuncia, su mundo a menudo se derrumba entre tener que declarar, tener citas médicas, la intimidación y los juicios, y en algunos casos, tener que recurrir al sistema legal para obtener justicia, lo que a menudo puede ser muy traumático. Tuve que revivir mis peores días una y otra vez. Enfrenté años de amenazas, acoso y acusaciones de que él era un "buen tipo" y que jamás haría algo así. Tuve que declarar repetidamente ante la policía y la junta escolar, y a menudo me preguntaban si mi historia era correcta. Esto me hacía sentir terrible, sabiendo que intentaban protegerlo y dudaban de mí. Era un dolor que nadie debería soportar. Pasar casi un año siendo agredida sexualmente y luchando por mi vida, y luego recibir comentarios y acciones como esta, me hizo sentir pequeña, débil y desesperanzada. Durante mucho tiempo me sentí muy sola y ojalá hubiera sabido entonces que, lamentablemente, no lo estaba, y que muchos otros han sufrido un dolor similar. Comparto mi historia hoy porque durante mucho tiempo fui silenciada y sola. Enfrentar esta batalla sola fue aterrador y doloroso. A menudo me arrepentí de haber denunciado y a menudo pensé en la vida que tenía antes. Comparto mi historia y mi voz para quienes están asustados, solos y confundidos porque esos sentimientos que sentí no quiero que otros sientan. Comparto mi historia con la esperanza de ayudar a que, aunque sea una sola persona, sepa que no está sola, que la veo, la escucho y le creo. Nunca entenderé por qué me violaron, pero creo que luché con todas mis fuerzas y fui lo suficientemente fuerte para superarlo, porque mi propósito es hablar, ayudar a otros y cambiar la forma en que se percibe la violación cuando una víctima denuncia. Comparto mi historia porque quiero que otros vean que también pueden salir adelante y que las cosas sí mejoran.

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    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.