Comunidad

Ordenar por

  • Seleccionado

  • Más reciente

Formato

  • Narrativa

  • Obra de arte

Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

Me identifico como...

Mi orientación sexual es...

Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Mensaje de Sanación
De un sobreviviente
🇨🇴

poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • “Para mí, sanar significa que todas estas cosas que sucedieron no tienen por qué definirme”.

    “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    11:11

    Fui agredida, agredida sexualmente por un hombre en quien confiaba, a quien admiraba. Tenía 21 años, modelaba, hacía sesiones de fotos, me estaba adentrando en la industria del modelaje. No podía imaginar lo mal que se pondrían las cosas. Mujeres que apoyaban a estos abusadores. Me manoseó por detrás y me tocó sexualmente en una sesión. Me quedé paralizada, no pude decir nada. No podía procesar lo que estaba pasando. Me llevó a casa, me dijo que jugara conmigo misma y que lo dejara mirar. Ignoré su petición y me dijo que si su esposa se enteraba, moriría de estrés (estaba enferma en ese momento) y sería MI CULPA. Lo creí firmemente y lo guardé todo durante tres meses. Lo aparté de mi mente, lo negué. Adondequiera que miraba, veía la marca de su coche, su nombre, pensaba que me seguía. Finalmente, sufrí una crisis nerviosa y fui a ver a los guardias. Fueron unos inútiles y se rieron de mi declaración de cinco páginas. No había pruebas, solo mi palabra contra la suya. Así que contrató a modelos para que leyeran guiones y les contaran a los guardias que yo estaba enamorada de este hombre y que "me lo busqué". Les dijo a todos en la industria que yo era "inestable" y que temía por su vida. Como si yo fuera la depredadora. El cobarde ni siquiera pudo presentarse... puso a todos en mi contra. Sintiéndome tan sola, me confié a mis instructores de baile, en quienes realmente confiaba. Solo para que sigan trabajando con este hombre hasta el día de hoy. Dejé de luchar porque nadie a mi alrededor me creía. Me llevó 7 años volver a abrirme sobre mi trauma. Todos los días me sigue afectando... ver su nombre por todas partes en las redes sociales. La gente lo alaba, si supieran... ¿me creerían? ¿Me arriesgo a vivir el trauma de nuevo?

  • Informar

  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Mi camino del dolor al propósito - name

    Como hombre que sufrió abusos y vio a mi madre y a mi hermana sufrirlos conmigo, aquí está mi historia. La he convertido en un libro llamado Nombre del libro que se publicará en 2025, con la esperanza de que mi historia ayude a otros que han guardado silencio a hablar y alzar la voz. Al crecer en la Ciudad de los años 60, el temperamento explosivo de mi padre dominaba nuestra casa como una tormenta que nunca dejaba de rugir. Sus palizas eran un ritual, impredecibles pero inevitables. Su cinturón era su arma preferida, y yo era el objetivo. Primero vino el ataque verbal. "¡No vales nada!", gritaba, escupiendo sus palabras venenosas antes de soltar el cinturón sobre mí. El crujido del cuero contra mi piel era agudo, pero lo que más me dolía era el miedo que me llenaba a cada momento. Sus ataques eran brutales e implacables, y aprendí rápidamente que llorar solo lo empeoraba. Desarrollé un mantra para sobrevivir: "Yo no estoy loca; él sí". Grabé esas palabras en la pared debajo de mi cama y me aferré a ellas como a un salvavidas, aferrándome a la idea de que esta locura no era culpa mía. Pero ningún mantra podía protegerme del dolor ni de las cicatrices que dejaba cada paliza. Mi cuerpo se llenaba de moretones y ronchas, y llevé esas marcas hasta la edad adulta, ocultas bajo capas de ropa y sonrisas falsas. A los seis años, un momento de curiosidad casi me mata. Estaba jugando afuera, lanzando palos al barril en llamas de un vecino, cuando una chispa prendió en mi chaqueta de nailon. En segundos, estaba envuelta en llamas. Mientras gritaba y corría, con la espalda ardiendo, un vecino me derribó en la nieve, salvándome la vida. En el hospital, mientras los médicos curaban mis quemaduras de tercer grado, el miedo a mi padre eclipsó el dolor. Cuando regresé a casa, todavía cubierto de vendajes, la violencia de mi padre continuó. Me abofeteó por no haber asistido a la fiesta que había organizado para mi regreso. El mensaje era claro: ningún sufrimiento me haría merecedor de su compasión. Su crueldad era implacable, y comprendí que casi morir no había cambiado nada. A medida que las cicatrices físicas del incendio sanaban, las emocionales se agravaban. Vivía con miedo constante, sin saber cuándo me volvería a golpear. Sus pasos me daban escalofríos; cada paso me recordaba que nunca estaba a salvo. Incluso después de su muerte en año, su influencia se cernía sobre mí. Sentí alivio de que se hubiera ido, pero el dolor y la ira no resueltos persistían. Intenté reinventarme en la universidad, dedicándome por completo a la academia y al trabajo. Estaba decidida a escapar del trauma, pero por mucho que corriera, me perseguía. La violencia que sufrí de niña pronto se convirtió en violencia que me infligí a mí misma. A los veinte, la bulimia se convirtió en mi forma de afrontarlo. Me daba atracones de comida y me purgaba, como si vomitar pudiera expulsar el dolor que había cargado durante tanto tiempo. Era un ritual retorcido de control, y sin embargo, no tenía ningún control. Después, me desplomaba, con el cuerpo agotado, pero mi mente aún atormentada por recuerdos incontenibles. Cada ciclo prometía alivio, pero nunca duraba. El ejercicio obsesivo se convirtió en otra vía de escape. Pasaba horas en el gimnasio, llevando mi cuerpo al límite, creyendo que si lograba perfeccionar mi apariencia, de alguna manera podría reparar mi interior. Fortalecí mis músculos para protegerme, pero el espejo siempre reflejaba la verdad: ojos vacíos que me devolvían la mirada, el vacío siempre presente. Incluso mientras ascendía en mi carrera, convirtiéndome en ejecutivo corporativo, la persistente inseguridad persistía. Tuve éxito, pero el éxito no curó las heridas que dejó mi padre. También busqué consuelo en desconocidos. Los encuentros fugaces se convirtieron en una forma de llenar el vacío interior, ofreciéndome un escape temporal del dolor implacable. Pero después de cada encuentro, el vacío regresaba, más intenso que antes. Ninguna carrera, levantamiento de pesas o sexo podía llenar el enorme vacío en mi corazón. Me estaba adormeciendo, no viviendo. No fue hasta que busqué terapia que comencé a enfrentar los traumas que había enterrado tan profundamente. Mi primer terapeuta me sugirió escribir cartas a mis padres, pero no me atreví. Tuve que encontrar al terapeuta adecuado, alguien que me impulsara a ir más allá de la superficie, para finalmente comenzar el proceso de sanación. Poco a poco, desenredé las capas de dolor, enfrentando no solo el abuso de mi padre, sino también el daño autoinfligido que me había seguido imponiendo durante años. Mi esposa, nombre, se convirtió en mi mayor apoyo, ayudándome a desentrañar las capas y a enfrentar la oscuridad que había ocultado durante tanto tiempo. Juntos, construimos una vida de amor y conexión, pero incluso en esos momentos más felices, las sombras de mi pasado nunca me abandonaron. Cuando mi madre falleció en fecha, encontré un cierre en nuestra complicada relación. El perdón, tanto para ella como para mí, se convirtió en una parte esencial de mi sanación. Hoy, uso mi historia para animar a otros a hablar y romper el silencio en torno al abuso. El dolor que soporté no fue en vano. Creo que nuestro pasado puede alimentar nuestro propósito y que, en última instancia, nuestro dolor puede convertirse en nuestro poder.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #1758

    No sé por dónde empezar, pero todos estos recuerdos me atormentan constantemente. Cada uno parece remontarse a la primera vez que recuerdo que me arrebataron mi autonomía. Tenía 11 años. Incluso recuerdo la ropa que llevaba. Había un hombre de unos 20 años. Falleció el verano pasado y me alegré de que ya no estuviera aquí. Ahora tengo 47 años y todavía me afecta tanto como entonces, quizá porque no tenía apoyo. Iba en el asiento trasero del coche y mis dos hermanas estaban a mi lado. Ellas eran menores; yo soy la mayor. Mi madre aún no había entrado en el coche y el hombre estaba borracho. Tenía una cerveza en la mano, se giró y metió la mano dentro de mí. Recuerdo que se sentía tan pesada que no podía sacarla. Llevaba pantalones cortos blancos. Unos minutos después, mi madre entró en el coche. Recuerdo sus gafas de sol; eran enormes. Siempre pensé que eran feos para usarlos todo el tiempo. Llamé a mamá y ella dijo "¿Qué?", ni siquiera se volteó a mirar. Creo que le dije "Dile que pare" y ella se echó a reír. Lo miró, él la miró a ella y ella dijo: "Espero que nunca tengas novio". Se sonrieron y él le extendió la mano. Aunque estuve casada durante 30 años (mi madre me lo presentó cuando tenía 14), no creo haber tenido nunca una relación, al menos no una que fuera mi elección. Tengo 47 años y no he tenido ninguna relación. Supongo que ahora es como si nada hubiera sido mi elección, ¿verdad? Es casi como empezar de cero. Y todos estos detonantes se remontan a este incidente en particular. Hay tantos otros recuerdos y tantas otras cosas que me han pasado, honestamente. Me han pasado cosas peores, pero es como esta. Creo que es porque solo tenía 11 años y mi madre estaba ahí mismo, y no debería haberme ayudado. Me convertí en una persona que lo resolvería todo sola, pero el problema es que no puedo, necesito ayuda y ni siquiera sé cómo aceptarlo, mucho menos cómo obtenerla. Llevo más de un año en terapia y este recuerdo sigue tan presente como cuando empecé. Y es porque no he hablado de ello en terapia. Mi primera terapeuta tenía mucha experiencia, así que tuve que buscar otra. Aunque he ido a terapia EMDR y lo procesamos todo hasta que sentí que no era tan intenso, todavía lo es, pero es más que solo lo que pasó. Me ha definido. Literalmente, me convirtió en quien soy. Me casé a los 17 años y no quería. Mi padre me obligó y no creía tener opción, ni siquiera sé por qué me casé. Mi vida entera ha sido una sucesión de exigencias ajenas: hacer lo que los demás querían, hacer lo que necesitaban, presionarme o forzarme a hacer algo que no era mi elección. Y cuando por fin puedo tomar mis propias decisiones, siento que nada encaja como quiero porque tengo miedo, mucho miedo, de salir lastimada. Esta es quizás la primera vez que hablo de esto porque así lo he decidido.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Odio a los hombres y nunca volveré a sentirme segura.

    Hola, soy Z y soy víctima de agresión sexual infantil (COCSA). En fin, seré breve. Estuve con mis primos el fin de semana y me llevaron a casa de unos amigos. Tenían un hijo de mi edad (10) y otro un poco menor (8 o 9). El de mi edad no estaba mucho tiempo con ellos, así que empecé a hablar con el menor. Confié en él y le conté lo nervioso que me ponía con la gente (que luego descubrí que era ansiedad social). Esa misma noche, me llevó a la habitación de su madre y cerró la puerta con llave. Al principio, solo fue él quien se cayó encima de mí, sujetándome al suelo. Me pareció raro, pero no le di mucha importancia. Entonces pasó. Aquí se nubla todo. Estábamos cambiando de canal y pensé que sería divertido ver Peppa Pig. Mientras mirábamos, me metió la mano por debajo de la camiseta... Creo que no había empezado a usar sostén, aunque probablemente debería haberlo hecho. Era verano, así que llevaba un top corto y shorts vaqueros. Intentó frotarme ahí abajo, pero los vaqueros me impedían sentir mucho. Estaba tan sorprendida que no sabía qué hacer y me quedé paralizada. Me quedé sentada y dejé que pasara. Tuve que pasar la noche allí. No pude dormir mucho, o al menos no muy bien. Estaba despierta, aterrorizada de que se colara en la habitación y lo hiciera de nuevo. Y entonces lo hizo. Aunque ya habían pasado unos años, digamos unos dos. Volví a casa con mis primos. Era por Pascua. Esta vez vi más a su hermano. No estoy del todo segura de por qué, pero recuerdo que no paramos de pelearnos físicamente, en broma. No estoy del todo segura de cómo llegué allí, pero de repente estaba encima de mí. Estaba tumbado allí, tocándome, frotándose contra mí, y no puedo evitar preguntarme: ¿por qué había vuelto a pasar? Su excusa fue que le había dado una patada en los huevos. Todavía me cuesta convencerme de que, como no di mi consentimiento, es un delito, pero es difícil. Después de unos años, se supo y lo despidieron porque «probablemente solo tenía curiosidad». Bueno, no era así. Ahora tengo que lidiar con las consecuencias a largo plazo de su «curiosidad». Y mi tía lo ha mencionado varias veces, como si fuera pura diversión.

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La esperanza es algo bueno. Mantuve mi fe y esperé un cambio, y sucedió.

    Estimado lector, este mensaje contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Desenterrar el pasado no siempre es una mala idea

    Me desperté una mañana después de una noche en el bar, en una habitación que nunca había visto, sin pantalones y junto a un chico al que solo conocía de pasada. Mi último recuerdo claro fue haber recibido y bebido casi la mitad de mi segunda copa de la noche: un vodka Red Bull. Desde entonces, recuerdo haber caminado hasta la puerta del bar alrededor de las 10 de la noche, y luego todo lo demás estaba completamente en blanco. Tenía la boca seca y la cabeza me dolía; tenía la vista tan borrosa que, al levantarme, sentí como si hubiera subido a una atracción giratoria. El chico en la cama se dio la vuelta, con resaca, y cuando le pregunté, presa del pánico, si había pasado algo la noche anterior, sonrió y dijo que habíamos estado jugando un rato hasta que me desmayé. Sentí un malestar estomacal tan fuerte en ese momento que casi vomité. Bajé las escaleras a trompicones y salí de casa, temblando todo el camino a casa mientras intentaba desesperadamente ver con claridad. La resaca no se parecía a nada que hubiera experimentado antes, vomitando durante horas hasta la noche y deseando morir. Estoy segura de que suena a exageración, pero habiendo pasado por muchísimas resacas antes, esta me pareció diferente. Contacté con amigos en el segundo bar al que, al parecer, llegué y me contaron lo preocupados que estaban por mí, que apenas podía mantenerme en pie, que cuando me pidieron que bebiera agua y me sentara en un taburete, accedí, pero no tenía vida en los ojos. Fue entonces cuando "el chico de la cama" intervino y se ofreció a llevarme a casa. Como mis amigos estaban trabajando, aceptaron, creyendo que el chico y yo éramos amigos. Durante mucho tiempo, sentí muchísima vergüenza por aquella noche. Quería meterme en un agujero y quedarme allí de la ansiedad tan abrumadora. Mi novio de entonces lo comprendió, pero ni siquiera me atreví a hablar con él. En realidad, porque no recordaba nada de aquella noche, y pensar en ella solo me hacía sentir más pánico y vergüenza. Así que guardé el recuerdo y decidí seguir adelante. Pero ahora, 5 años después, esa noche ha vuelto para atormentarme. Hace unos meses, cerraba los ojos y lo veía sonreír en su cama, y sentía como si se me cerraran los pulmones. Me sentaba en la cama, paralizada, intentando desesperadamente recordar una pista. Ahora, escribo sobre ello y hablo de esa noche con amigos y otras víctimas. Todavía me produce mucha ansiedad, pero ya no me siento como una borracha estúpida.

  • Informar

  • Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #916

    Advertencia: Fui abusada sexualmente a los 5 años. El tío del novio de mi mamá me llevó a dar un paseo en tractor con mi hermano. El tío del novio de mi mamá me bajó los pantalones y me tocó. Me dejó al lado de la carretera y se llevó a mi hermano con él. Corrí detrás del rastreador, llamando a mi hermano. Después de que nos recogió a los dos, nos dejó de vuelta en la casa. Le conté a mi abuela lo que pasó, y ella quería llamar a la policía. Mi mamá dijo que se encargaría de ello. No hizo nada. La siguiente vez que fui abusada, tenía 6 años. Mi mamá estaba con otra persona. Era mi padrastro. Estaba borracho y se metió en la cama conmigo desnudo. No recuerdo qué pasó ahora, pero mi mamá me dijo que le dije que me había violado, y ella dijo que estaba sangrando. Cuando tenía 7 años, mi hermanastra no jugaba a las Barbies conmigo a menos que la besara y la masajeara. Tenía 9 años. Debería haber dicho que no. No sé qué me pasa. Cuando tenía 14 años, mi madre salía con otro hombre y él siempre me tocaba. Le dije que parara, pero no me hizo caso. Decía que estaba buena; me tocó por todas partes, todos los días durante cuatro años. Me perseguía por toda la casa, intentando que me sentara en su regazo. Se quedaba en mi habitación observándome. Tenía miedo de dormirme. También tenía miedo de ponerme el pijama. No quería que entrara. Me quedé despierta hasta la medianoche porque a esa hora se levantaba. Cuando me dormí, soñé que me violaba. Cuando desperté, tenía los pantalones desabrochados y la cremallera bajada. No sé si hizo algo o no mientras dormía. Le conté a mi madre lo que pasó, pero no creo que quisiera creerlo aunque lo vio perseguirme por la casa. A los 19 años, mi novio de entonces me violó. No quería hacer nada con él con su hijo en la habitación. No aceptó un no por respuesta y me trató como a una muñeca de trapo. Me quitó el teléfono y no me dejó llamar a nadie. Llamó a sus dos amigos para que me llevaran a casa. No debería haber ido con ellos, pero no me tocaron. El chico con el que salía me devolvió el teléfono al subir al coche y llamé a mi abuela. Después de ir a la policía, no hicieron nada. A los 22 años, volví a sufrir abusos sexuales. No me siento cómoda diciendo quién. Sin embargo, se disculpó. Ver "La Ley y el Orden: Unidad de Víctimas Especiales" me dio una sensación de justicia, al ver a los violadores ir a la cárcel. Mariska Hargitay es mi heroína.

  • Informar

  • Creemos en ti. Eres fuerte.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Se lo llevó todo

    Siento como si me hubieran robado tantas cosas esa noche. Era la última noche de mi viaje de graduación de la preparatoria, se suponía que debía disfrutar esas últimas horas bailando y divirtiéndome con mis amigos, no que me drogara alguien que ya conocía y al que ya le había dicho que no quería nada con él. Me llevó a nuestro hotel, una de las madres designadas que nos acompañó lo vio llevarme y, sin embargo, no hizo nada para detenerlo. No se suponía que debía pasar esa noche con miedo, sin entender qué estaba pasando y qué me estaban haciendo, o que terminara con él casi matándome y arrojándome a la ducha para sacar todas las pruebas. Nunca había sentido tanta vergüenza, miedo y dolor; pero lo peor fue negar que me habían violado y golpeado, e intentar convencerme de que era normal y que lo deseaba porque me paralicé y dejé de luchar. Recuerdo haber hablado con él durante casi un mes después de esa noche, intentando que pareciera normal que me amenazara a diario diciendo que iría a mi fiesta de graduación y "lo haría todo de nuevo, pero peor". Estaba en un momento muy oscuro, perdí a todos mis amigos y caía cada día en una depresión más profunda, incapaz de expresar con palabras lo sucedido ni de hablar con nadie. No fue hasta que le conté a una de mis mejores amigas que "no estaba segura de si realmente lo quería" y le conté la historia, que me di cuenta de la verdad. Un mes después de esa noche, todavía tenía moretones por todos los brazos, piernas y cuello; pero me costó mucho asimilarlo. Me arrebató tanto esa noche: mi juventud, mis amigos, mi inocencia, mi felicidad, mi capacidad de conectar conmigo misma y con los demás, mi chispa. Y, sin embargo, tres años después, mejoré. Salí de ese hoyo y logré entrar en la universidad de mis sueños. Fui a terapia y dije en voz alta que me habían violado y que no era mi culpa. Me subí a un autobús y viajé con amigos sin sufrir un ataque de pánico. Les conté a algunos de mis amigos más cercanos lo que pasó y fueron maravillosos y comprensivos. Empecé una relación y él es sumamente considerado y acogedor, nunca me avergonzó por tener problemas con cosas que la mayoría de la gente da por sentado. Así que sí, me quitó muchas cosas y me hizo sufrir como nunca antes. Pero las acepté de inmediato y me niego a darle más poder.

  • Informar

  • Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Él me robó la confianza.

    Sucedió una noche normal. Mi novio y yo íbamos a casa de su cuñado a hacer una fogata. Está en proceso de divorcio, así que hemos estado intentando estar más presentes para él. Había comprado algunas de mis bebidas alcohólicas favoritas. A medida que la conversación avanzaba, me animaba a beber más. Lo hice. Bebí casi la mitad de la botella de whisky. Mi novio notó que me estaba poniendo un poco mareada y entramos todos. Después de solo 15 minutos, decidió que era hora de irnos. Así que mi novio me dejó dentro mientras él cogía nuestras sillas de jardín y empacaba la camioneta. Me dejó dentro con su cuñado, no puedo culparlo por lo que pasó después. Ambos confiábamos en él. Era el tipo de persona a la que llamarías si tu coche se estropeaba y necesitabas que te llevara. Siempre fue genuinamente un buen tipo. Llegué al punto en que todo era un poco confuso. Recuerdo su cuerpo sobre el mío y él diciéndome "ven aquí". Me besó. No sabía qué hacer. Lo vi casi como una figura paterna, era casi una década mayor que yo. Levantó los dos suéteres diciendo "veamos estas cosas". Empezó a abusar de mi seno derecho. Lo chupó y lo pellizcó. Me sentí sucia. No podía moverme. Estaba congelada por el miedo a lo que pasaría si lo hacía. Me habían violado antes en la escuela secundaria. Se lo había dicho. Sentí que se me rompía el corazón. Entré en shock. Sentí que no podía respirar bien. Escuché que se abría la puerta y sentí que volvían a colocar mis suéteres en su lugar. Entonces me desmayé. No recuerdo siquiera haber salido de la casa o lo que le dije, pero tan pronto como llegué a la camioneta de mi novio, comencé a llorar. Recuerdo haber dicho "Me besó" una y otra vez. Mi novio pensó que quería decir que solo fue un beso en la mejilla al salir. Me sentí repugnante. No podía quitarme la sensación. Quería más que nada que esa sensación desapareciera. A la mañana siguiente tuvo el descaro de preguntarme si recordaba algo y si quería ir a su casa. Semanas después, esa horrible picazón sigue ahí. Mi novio entiende exactamente lo que pasó. No hemos salido desde entonces. Hemos cortado todos los lazos con este hombre. A costa de que toda la familia se pregunte por qué. No me atrevo a contárselo a nadie. Me han visto como la víctima antes y odio esa sensación. Es difícil hablar de ello. Tengo que pasar por delante de su casa y la sala de estar donde ocurrió todos los días para llegar al trabajo y me da un estado casi de pánico. No sé qué hacer para sentirme normal de nuevo. Me siento perdida. Quiero que alguien lea esto y sepa lo que pasó. No puedo contárselo a nadie sin arruinar mi vida. Así que espero que la persona que lea esto pueda identificarse con la confianza rota, pueda identificarse con la sensación de vacío interior, identificarse con ese sentimiento de asco que puede tener consigo misma o con su cuerpo.

  • Informar

  • Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Odio a los hombres y nunca volveré a sentirme segura.

    Hola, soy Z y soy víctima de agresión sexual infantil (COCSA). En fin, seré breve. Estuve con mis primos el fin de semana y me llevaron a casa de unos amigos. Tenían un hijo de mi edad (10) y otro un poco menor (8 o 9). El de mi edad no estaba mucho tiempo con ellos, así que empecé a hablar con el menor. Confié en él y le conté lo nervioso que me ponía con la gente (que luego descubrí que era ansiedad social). Esa misma noche, me llevó a la habitación de su madre y cerró la puerta con llave. Al principio, solo fue él quien se cayó encima de mí, sujetándome al suelo. Me pareció raro, pero no le di mucha importancia. Entonces pasó. Aquí se nubla todo. Estábamos cambiando de canal y pensé que sería divertido ver Peppa Pig. Mientras mirábamos, me metió la mano por debajo de la camiseta... Creo que no había empezado a usar sostén, aunque probablemente debería haberlo hecho. Era verano, así que llevaba un top corto y shorts vaqueros. Intentó frotarme ahí abajo, pero los vaqueros me impedían sentir mucho. Estaba tan sorprendida que no sabía qué hacer y me quedé paralizada. Me quedé sentada y dejé que pasara. Tuve que pasar la noche allí. No pude dormir mucho, o al menos no muy bien. Estaba despierta, aterrorizada de que se colara en la habitación y lo hiciera de nuevo. Y entonces lo hizo. Aunque ya habían pasado unos años, digamos unos dos. Volví a casa con mis primos. Era por Pascua. Esta vez vi más a su hermano. No estoy del todo segura de por qué, pero recuerdo que no paramos de pelearnos físicamente, en broma. No estoy del todo segura de cómo llegué allí, pero de repente estaba encima de mí. Estaba tumbado allí, tocándome, frotándose contra mí, y no puedo evitar preguntarme: ¿por qué había vuelto a pasar? Su excusa fue que le había dado una patada en los huevos. Todavía me cuesta convencerme de que, como no di mi consentimiento, es un delito, pero es difícil. Después de unos años, se supo y lo despidieron porque «probablemente solo tenía curiosidad». Bueno, no era así. Ahora tengo que lidiar con las consecuencias a largo plazo de su «curiosidad». Y mi tía lo ha mencionado varias veces, como si fuera pura diversión.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #916

    Advertencia: Fui abusada sexualmente a los 5 años. El tío del novio de mi mamá me llevó a dar un paseo en tractor con mi hermano. El tío del novio de mi mamá me bajó los pantalones y me tocó. Me dejó al lado de la carretera y se llevó a mi hermano con él. Corrí detrás del rastreador, llamando a mi hermano. Después de que nos recogió a los dos, nos dejó de vuelta en la casa. Le conté a mi abuela lo que pasó, y ella quería llamar a la policía. Mi mamá dijo que se encargaría de ello. No hizo nada. La siguiente vez que fui abusada, tenía 6 años. Mi mamá estaba con otra persona. Era mi padrastro. Estaba borracho y se metió en la cama conmigo desnudo. No recuerdo qué pasó ahora, pero mi mamá me dijo que le dije que me había violado, y ella dijo que estaba sangrando. Cuando tenía 7 años, mi hermanastra no jugaba a las Barbies conmigo a menos que la besara y la masajeara. Tenía 9 años. Debería haber dicho que no. No sé qué me pasa. Cuando tenía 14 años, mi madre salía con otro hombre y él siempre me tocaba. Le dije que parara, pero no me hizo caso. Decía que estaba buena; me tocó por todas partes, todos los días durante cuatro años. Me perseguía por toda la casa, intentando que me sentara en su regazo. Se quedaba en mi habitación observándome. Tenía miedo de dormirme. También tenía miedo de ponerme el pijama. No quería que entrara. Me quedé despierta hasta la medianoche porque a esa hora se levantaba. Cuando me dormí, soñé que me violaba. Cuando desperté, tenía los pantalones desabrochados y la cremallera bajada. No sé si hizo algo o no mientras dormía. Le conté a mi madre lo que pasó, pero no creo que quisiera creerlo aunque lo vio perseguirme por la casa. A los 19 años, mi novio de entonces me violó. No quería hacer nada con él con su hijo en la habitación. No aceptó un no por respuesta y me trató como a una muñeca de trapo. Me quitó el teléfono y no me dejó llamar a nadie. Llamó a sus dos amigos para que me llevaran a casa. No debería haber ido con ellos, pero no me tocaron. El chico con el que salía me devolvió el teléfono al subir al coche y llamé a mi abuela. Después de ir a la policía, no hicieron nada. A los 22 años, volví a sufrir abusos sexuales. No me siento cómoda diciendo quién. Sin embargo, se disculpó. Ver "La Ley y el Orden: Unidad de Víctimas Especiales" me dio una sensación de justicia, al ver a los violadores ir a la cárcel. Mariska Hargitay es mi heroína.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Se lo llevó todo

    Siento como si me hubieran robado tantas cosas esa noche. Era la última noche de mi viaje de graduación de la preparatoria, se suponía que debía disfrutar esas últimas horas bailando y divirtiéndome con mis amigos, no que me drogara alguien que ya conocía y al que ya le había dicho que no quería nada con él. Me llevó a nuestro hotel, una de las madres designadas que nos acompañó lo vio llevarme y, sin embargo, no hizo nada para detenerlo. No se suponía que debía pasar esa noche con miedo, sin entender qué estaba pasando y qué me estaban haciendo, o que terminara con él casi matándome y arrojándome a la ducha para sacar todas las pruebas. Nunca había sentido tanta vergüenza, miedo y dolor; pero lo peor fue negar que me habían violado y golpeado, e intentar convencerme de que era normal y que lo deseaba porque me paralicé y dejé de luchar. Recuerdo haber hablado con él durante casi un mes después de esa noche, intentando que pareciera normal que me amenazara a diario diciendo que iría a mi fiesta de graduación y "lo haría todo de nuevo, pero peor". Estaba en un momento muy oscuro, perdí a todos mis amigos y caía cada día en una depresión más profunda, incapaz de expresar con palabras lo sucedido ni de hablar con nadie. No fue hasta que le conté a una de mis mejores amigas que "no estaba segura de si realmente lo quería" y le conté la historia, que me di cuenta de la verdad. Un mes después de esa noche, todavía tenía moretones por todos los brazos, piernas y cuello; pero me costó mucho asimilarlo. Me arrebató tanto esa noche: mi juventud, mis amigos, mi inocencia, mi felicidad, mi capacidad de conectar conmigo misma y con los demás, mi chispa. Y, sin embargo, tres años después, mejoré. Salí de ese hoyo y logré entrar en la universidad de mis sueños. Fui a terapia y dije en voz alta que me habían violado y que no era mi culpa. Me subí a un autobús y viajé con amigos sin sufrir un ataque de pánico. Les conté a algunos de mis amigos más cercanos lo que pasó y fueron maravillosos y comprensivos. Empecé una relación y él es sumamente considerado y acogedor, nunca me avergonzó por tener problemas con cosas que la mayoría de la gente da por sentado. Así que sí, me quitó muchas cosas y me hizo sufrir como nunca antes. Pero las acepté de inmediato y me niego a darle más poder.

  • Informar

  • “Para mí, sanar significa que todas estas cosas que sucedieron no tienen por qué definirme”.

    “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #1758

    No sé por dónde empezar, pero todos estos recuerdos me atormentan constantemente. Cada uno parece remontarse a la primera vez que recuerdo que me arrebataron mi autonomía. Tenía 11 años. Incluso recuerdo la ropa que llevaba. Había un hombre de unos 20 años. Falleció el verano pasado y me alegré de que ya no estuviera aquí. Ahora tengo 47 años y todavía me afecta tanto como entonces, quizá porque no tenía apoyo. Iba en el asiento trasero del coche y mis dos hermanas estaban a mi lado. Ellas eran menores; yo soy la mayor. Mi madre aún no había entrado en el coche y el hombre estaba borracho. Tenía una cerveza en la mano, se giró y metió la mano dentro de mí. Recuerdo que se sentía tan pesada que no podía sacarla. Llevaba pantalones cortos blancos. Unos minutos después, mi madre entró en el coche. Recuerdo sus gafas de sol; eran enormes. Siempre pensé que eran feos para usarlos todo el tiempo. Llamé a mamá y ella dijo "¿Qué?", ni siquiera se volteó a mirar. Creo que le dije "Dile que pare" y ella se echó a reír. Lo miró, él la miró a ella y ella dijo: "Espero que nunca tengas novio". Se sonrieron y él le extendió la mano. Aunque estuve casada durante 30 años (mi madre me lo presentó cuando tenía 14), no creo haber tenido nunca una relación, al menos no una que fuera mi elección. Tengo 47 años y no he tenido ninguna relación. Supongo que ahora es como si nada hubiera sido mi elección, ¿verdad? Es casi como empezar de cero. Y todos estos detonantes se remontan a este incidente en particular. Hay tantos otros recuerdos y tantas otras cosas que me han pasado, honestamente. Me han pasado cosas peores, pero es como esta. Creo que es porque solo tenía 11 años y mi madre estaba ahí mismo, y no debería haberme ayudado. Me convertí en una persona que lo resolvería todo sola, pero el problema es que no puedo, necesito ayuda y ni siquiera sé cómo aceptarlo, mucho menos cómo obtenerla. Llevo más de un año en terapia y este recuerdo sigue tan presente como cuando empecé. Y es porque no he hablado de ello en terapia. Mi primera terapeuta tenía mucha experiencia, así que tuve que buscar otra. Aunque he ido a terapia EMDR y lo procesamos todo hasta que sentí que no era tan intenso, todavía lo es, pero es más que solo lo que pasó. Me ha definido. Literalmente, me convirtió en quien soy. Me casé a los 17 años y no quería. Mi padre me obligó y no creía tener opción, ni siquiera sé por qué me casé. Mi vida entera ha sido una sucesión de exigencias ajenas: hacer lo que los demás querían, hacer lo que necesitaban, presionarme o forzarme a hacer algo que no era mi elección. Y cuando por fin puedo tomar mis propias decisiones, siento que nada encaja como quiero porque tengo miedo, mucho miedo, de salir lastimada. Esta es quizás la primera vez que hablo de esto porque así lo he decidido.

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La esperanza es algo bueno. Mantuve mi fe y esperé un cambio, y sucedió.

    Estimado lector, este mensaje contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

  • Informar

  • Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    Creemos en ti. Eres fuerte.

    Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    11:11

    Fui agredida, agredida sexualmente por un hombre en quien confiaba, a quien admiraba. Tenía 21 años, modelaba, hacía sesiones de fotos, me estaba adentrando en la industria del modelaje. No podía imaginar lo mal que se pondrían las cosas. Mujeres que apoyaban a estos abusadores. Me manoseó por detrás y me tocó sexualmente en una sesión. Me quedé paralizada, no pude decir nada. No podía procesar lo que estaba pasando. Me llevó a casa, me dijo que jugara conmigo misma y que lo dejara mirar. Ignoré su petición y me dijo que si su esposa se enteraba, moriría de estrés (estaba enferma en ese momento) y sería MI CULPA. Lo creí firmemente y lo guardé todo durante tres meses. Lo aparté de mi mente, lo negué. Adondequiera que miraba, veía la marca de su coche, su nombre, pensaba que me seguía. Finalmente, sufrí una crisis nerviosa y fui a ver a los guardias. Fueron unos inútiles y se rieron de mi declaración de cinco páginas. No había pruebas, solo mi palabra contra la suya. Así que contrató a modelos para que leyeran guiones y les contaran a los guardias que yo estaba enamorada de este hombre y que "me lo busqué". Les dijo a todos en la industria que yo era "inestable" y que temía por su vida. Como si yo fuera la depredadora. El cobarde ni siquiera pudo presentarse... puso a todos en mi contra. Sintiéndome tan sola, me confié a mis instructores de baile, en quienes realmente confiaba. Solo para que sigan trabajando con este hombre hasta el día de hoy. Dejé de luchar porque nadie a mi alrededor me creía. Me llevó 7 años volver a abrirme sobre mi trauma. Todos los días me sigue afectando... ver su nombre por todas partes en las redes sociales. La gente lo alaba, si supieran... ¿me creerían? ¿Me arriesgo a vivir el trauma de nuevo?

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Mi camino del dolor al propósito - name

    Como hombre que sufrió abusos y vio a mi madre y a mi hermana sufrirlos conmigo, aquí está mi historia. La he convertido en un libro llamado Nombre del libro que se publicará en 2025, con la esperanza de que mi historia ayude a otros que han guardado silencio a hablar y alzar la voz. Al crecer en la Ciudad de los años 60, el temperamento explosivo de mi padre dominaba nuestra casa como una tormenta que nunca dejaba de rugir. Sus palizas eran un ritual, impredecibles pero inevitables. Su cinturón era su arma preferida, y yo era el objetivo. Primero vino el ataque verbal. "¡No vales nada!", gritaba, escupiendo sus palabras venenosas antes de soltar el cinturón sobre mí. El crujido del cuero contra mi piel era agudo, pero lo que más me dolía era el miedo que me llenaba a cada momento. Sus ataques eran brutales e implacables, y aprendí rápidamente que llorar solo lo empeoraba. Desarrollé un mantra para sobrevivir: "Yo no estoy loca; él sí". Grabé esas palabras en la pared debajo de mi cama y me aferré a ellas como a un salvavidas, aferrándome a la idea de que esta locura no era culpa mía. Pero ningún mantra podía protegerme del dolor ni de las cicatrices que dejaba cada paliza. Mi cuerpo se llenaba de moretones y ronchas, y llevé esas marcas hasta la edad adulta, ocultas bajo capas de ropa y sonrisas falsas. A los seis años, un momento de curiosidad casi me mata. Estaba jugando afuera, lanzando palos al barril en llamas de un vecino, cuando una chispa prendió en mi chaqueta de nailon. En segundos, estaba envuelta en llamas. Mientras gritaba y corría, con la espalda ardiendo, un vecino me derribó en la nieve, salvándome la vida. En el hospital, mientras los médicos curaban mis quemaduras de tercer grado, el miedo a mi padre eclipsó el dolor. Cuando regresé a casa, todavía cubierto de vendajes, la violencia de mi padre continuó. Me abofeteó por no haber asistido a la fiesta que había organizado para mi regreso. El mensaje era claro: ningún sufrimiento me haría merecedor de su compasión. Su crueldad era implacable, y comprendí que casi morir no había cambiado nada. A medida que las cicatrices físicas del incendio sanaban, las emocionales se agravaban. Vivía con miedo constante, sin saber cuándo me volvería a golpear. Sus pasos me daban escalofríos; cada paso me recordaba que nunca estaba a salvo. Incluso después de su muerte en año, su influencia se cernía sobre mí. Sentí alivio de que se hubiera ido, pero el dolor y la ira no resueltos persistían. Intenté reinventarme en la universidad, dedicándome por completo a la academia y al trabajo. Estaba decidida a escapar del trauma, pero por mucho que corriera, me perseguía. La violencia que sufrí de niña pronto se convirtió en violencia que me infligí a mí misma. A los veinte, la bulimia se convirtió en mi forma de afrontarlo. Me daba atracones de comida y me purgaba, como si vomitar pudiera expulsar el dolor que había cargado durante tanto tiempo. Era un ritual retorcido de control, y sin embargo, no tenía ningún control. Después, me desplomaba, con el cuerpo agotado, pero mi mente aún atormentada por recuerdos incontenibles. Cada ciclo prometía alivio, pero nunca duraba. El ejercicio obsesivo se convirtió en otra vía de escape. Pasaba horas en el gimnasio, llevando mi cuerpo al límite, creyendo que si lograba perfeccionar mi apariencia, de alguna manera podría reparar mi interior. Fortalecí mis músculos para protegerme, pero el espejo siempre reflejaba la verdad: ojos vacíos que me devolvían la mirada, el vacío siempre presente. Incluso mientras ascendía en mi carrera, convirtiéndome en ejecutivo corporativo, la persistente inseguridad persistía. Tuve éxito, pero el éxito no curó las heridas que dejó mi padre. También busqué consuelo en desconocidos. Los encuentros fugaces se convirtieron en una forma de llenar el vacío interior, ofreciéndome un escape temporal del dolor implacable. Pero después de cada encuentro, el vacío regresaba, más intenso que antes. Ninguna carrera, levantamiento de pesas o sexo podía llenar el enorme vacío en mi corazón. Me estaba adormeciendo, no viviendo. No fue hasta que busqué terapia que comencé a enfrentar los traumas que había enterrado tan profundamente. Mi primer terapeuta me sugirió escribir cartas a mis padres, pero no me atreví. Tuve que encontrar al terapeuta adecuado, alguien que me impulsara a ir más allá de la superficie, para finalmente comenzar el proceso de sanación. Poco a poco, desenredé las capas de dolor, enfrentando no solo el abuso de mi padre, sino también el daño autoinfligido que me había seguido imponiendo durante años. Mi esposa, nombre, se convirtió en mi mayor apoyo, ayudándome a desentrañar las capas y a enfrentar la oscuridad que había ocultado durante tanto tiempo. Juntos, construimos una vida de amor y conexión, pero incluso en esos momentos más felices, las sombras de mi pasado nunca me abandonaron. Cuando mi madre falleció en fecha, encontré un cierre en nuestra complicada relación. El perdón, tanto para ella como para mí, se convirtió en una parte esencial de mi sanación. Hoy, uso mi historia para animar a otros a hablar y romper el silencio en torno al abuso. El dolor que soporté no fue en vano. Creo que nuestro pasado puede alimentar nuestro propósito y que, en última instancia, nuestro dolor puede convertirse en nuestro poder.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Desenterrar el pasado no siempre es una mala idea

    Me desperté una mañana después de una noche en el bar, en una habitación que nunca había visto, sin pantalones y junto a un chico al que solo conocía de pasada. Mi último recuerdo claro fue haber recibido y bebido casi la mitad de mi segunda copa de la noche: un vodka Red Bull. Desde entonces, recuerdo haber caminado hasta la puerta del bar alrededor de las 10 de la noche, y luego todo lo demás estaba completamente en blanco. Tenía la boca seca y la cabeza me dolía; tenía la vista tan borrosa que, al levantarme, sentí como si hubiera subido a una atracción giratoria. El chico en la cama se dio la vuelta, con resaca, y cuando le pregunté, presa del pánico, si había pasado algo la noche anterior, sonrió y dijo que habíamos estado jugando un rato hasta que me desmayé. Sentí un malestar estomacal tan fuerte en ese momento que casi vomité. Bajé las escaleras a trompicones y salí de casa, temblando todo el camino a casa mientras intentaba desesperadamente ver con claridad. La resaca no se parecía a nada que hubiera experimentado antes, vomitando durante horas hasta la noche y deseando morir. Estoy segura de que suena a exageración, pero habiendo pasado por muchísimas resacas antes, esta me pareció diferente. Contacté con amigos en el segundo bar al que, al parecer, llegué y me contaron lo preocupados que estaban por mí, que apenas podía mantenerme en pie, que cuando me pidieron que bebiera agua y me sentara en un taburete, accedí, pero no tenía vida en los ojos. Fue entonces cuando "el chico de la cama" intervino y se ofreció a llevarme a casa. Como mis amigos estaban trabajando, aceptaron, creyendo que el chico y yo éramos amigos. Durante mucho tiempo, sentí muchísima vergüenza por aquella noche. Quería meterme en un agujero y quedarme allí de la ansiedad tan abrumadora. Mi novio de entonces lo comprendió, pero ni siquiera me atreví a hablar con él. En realidad, porque no recordaba nada de aquella noche, y pensar en ella solo me hacía sentir más pánico y vergüenza. Así que guardé el recuerdo y decidí seguir adelante. Pero ahora, 5 años después, esa noche ha vuelto para atormentarme. Hace unos meses, cerraba los ojos y lo veía sonreír en su cama, y sentía como si se me cerraran los pulmones. Me sentaba en la cama, paralizada, intentando desesperadamente recordar una pista. Ahora, escribo sobre ello y hablo de esa noche con amigos y otras víctimas. Todavía me produce mucha ansiedad, pero ya no me siento como una borracha estúpida.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Él me robó la confianza.

    Sucedió una noche normal. Mi novio y yo íbamos a casa de su cuñado a hacer una fogata. Está en proceso de divorcio, así que hemos estado intentando estar más presentes para él. Había comprado algunas de mis bebidas alcohólicas favoritas. A medida que la conversación avanzaba, me animaba a beber más. Lo hice. Bebí casi la mitad de la botella de whisky. Mi novio notó que me estaba poniendo un poco mareada y entramos todos. Después de solo 15 minutos, decidió que era hora de irnos. Así que mi novio me dejó dentro mientras él cogía nuestras sillas de jardín y empacaba la camioneta. Me dejó dentro con su cuñado, no puedo culparlo por lo que pasó después. Ambos confiábamos en él. Era el tipo de persona a la que llamarías si tu coche se estropeaba y necesitabas que te llevara. Siempre fue genuinamente un buen tipo. Llegué al punto en que todo era un poco confuso. Recuerdo su cuerpo sobre el mío y él diciéndome "ven aquí". Me besó. No sabía qué hacer. Lo vi casi como una figura paterna, era casi una década mayor que yo. Levantó los dos suéteres diciendo "veamos estas cosas". Empezó a abusar de mi seno derecho. Lo chupó y lo pellizcó. Me sentí sucia. No podía moverme. Estaba congelada por el miedo a lo que pasaría si lo hacía. Me habían violado antes en la escuela secundaria. Se lo había dicho. Sentí que se me rompía el corazón. Entré en shock. Sentí que no podía respirar bien. Escuché que se abría la puerta y sentí que volvían a colocar mis suéteres en su lugar. Entonces me desmayé. No recuerdo siquiera haber salido de la casa o lo que le dije, pero tan pronto como llegué a la camioneta de mi novio, comencé a llorar. Recuerdo haber dicho "Me besó" una y otra vez. Mi novio pensó que quería decir que solo fue un beso en la mejilla al salir. Me sentí repugnante. No podía quitarme la sensación. Quería más que nada que esa sensación desapareciera. A la mañana siguiente tuvo el descaro de preguntarme si recordaba algo y si quería ir a su casa. Semanas después, esa horrible picazón sigue ahí. Mi novio entiende exactamente lo que pasó. No hemos salido desde entonces. Hemos cortado todos los lazos con este hombre. A costa de que toda la familia se pregunte por qué. No me atrevo a contárselo a nadie. Me han visto como la víctima antes y odio esa sensación. Es difícil hablar de ello. Tengo que pasar por delante de su casa y la sala de estar donde ocurrió todos los días para llegar al trabajo y me da un estado casi de pánico. No sé qué hacer para sentirme normal de nuevo. Me siento perdida. Quiero que alguien lea esto y sepa lo que pasó. No puedo contárselo a nadie sin arruinar mi vida. Así que espero que la persona que lea esto pueda identificarse con la confianza rota, pueda identificarse con la sensación de vacío interior, identificarse con ese sentimiento de asco que puede tener consigo misma o con su cuerpo.

  • Informar

  • 0

    Miembros

    0

    Vistas

    0

    Reacciones

    0

    Historias leídas

    ¿Necesitas un descanso?

    Hecho con en Raleigh, NC

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    ¿Tienes algún comentario? Envíanoslo

    Para obtener ayuda inmediata, visite {{resource}}

    Hecho con en Raleigh, NC

    |

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    |

    Publicar un mensaje

    Comparte un mensaje de apoyo con la comunidad.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto se publique tu mensaje. así como enviar recursos útiles y apoyo.

    Por favor, respete nuestras Normas de la comunidad para ayudarnos a mantener Our Wave un espacio seguro. Todos los mensajes serán revisados ​​y se eliminará la información que los identifique antes de su publicación.

    Haz una pregunta

    Pregunta sobre supervivencia o apoyo a sobrevivientes.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto tengamos respuesta a tu pregunta, además de recursos útiles y apoyo.

    ¿Cómo podemos ayudarte?

    Indícanos por qué denuncias este contenido. Nuestro equipo de moderación revisará tu informe en breve.

    Violencia, odio o explotación

    Amenazas, lenguaje de odio o coerción sexual

    Acoso o contacto no deseado

    Acoso, intimidación o mensajes no deseados persistentes

    Estafa, fraude o suplantación de identidad

    Solicitudes engañosas o hacerse pasar por otra persona

    Información falsa

    Afirmaciones engañosas o desinformación deliberada

    Comparte tus Comentarios

    Cuéntanos qué funciona (y qué no) para que podamos seguir mejorando.

    Iniciar sesión

    Ingresa el correo electrónico que usaste para enviar tu solicitud a Our Wave y te enviaremos un enlace para acceder a tu perfil.

    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.