Comunidad

Ordenar por

  • Seleccionado

  • Más reciente

Formato

  • Narrativa

  • Obra de arte

Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

Me identifico como...

Mi orientación sexual es...

Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Mensaje de Esperanza
De un sobreviviente
🇺🇸

Un día no tendremos que recordar constantemente lo que pasó.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #1719

    Me atravesaron incluso antes de convertirme en mujer. No recuerdo nada de mi infancia, salvo fragmentos de conversaciones, discusiones entre mis padres y fotos borrosas. Creo que ahora por fin entiendo por qué. Empezó cuando tenía unos 5 años y duró hasta los 10. Mi abuela era drogadicta por aquel entonces, y como nadie más podía cuidarme después del colegio y en los recreos, siempre estaba con ella. La quería, no entendía en absoluto su estilo de vida y la seguía a casi cualquier parte. Siempre vivíamos aventuras locas que, antes de hoy, recordaba con cierta nostalgia. Los recuerdos eran extraños, casi como un libro de primaria, porque así es como mi cerebro procesaba todos los recuerdos traumáticos, creo: los convertía en cuentos de hadas. Sin embargo, un recuerdo en particular no tenía elementos de cuento de hadas. Un amigo de mi abuela, con quien siempre andaba, era alto; recuerdo no poder verle la cara nunca; era como la representación de los adultos en esos viejos dibujos animados infantiles. Siempre despedía mal olor y arrastraba las palabras. El día que lo conocí, llevaba mi vestido de rayas favorito y el pelo recogido en coletas con bolitas rojas. Ese día estaba contenta conmigo misma; recibí muchísimos cumplidos, muchísimas miradas, pero por alguna razón, solo sus miradas y cumplidos me aterrorizaban. Era susceptible, su aliento estaba cargado de alcohol y otras sustancias que nunca recordaré. No era el único hombre que me hacía eso. Después de eso, tuve contacto con muchos hombres, todos tan drogados y borrachos como el anterior. Si me acosaran, a mi abuela no le importaría; probablemente estaba bajo los efectos de sus propias drogas. Recuerdo vagamente algunas frases: un hombre me enseñó a besar con lengua, otro me elogió por usar mi boca con él, y al día siguiente no recordé nada. Sin embargo, los actos que hacía se me quedaron grabados. A menudo me tocaba y frotaba mis partes íntimas con cosas de mi habitación, chupando cosas que parecían genitales. Era increíblemente hipersexual; incluso agachaba la cabeza en la escuela y me besaba en las mesas mientras me bajaban los pantalones y no me acostaba con nadie. Me ha afectado desde siempre; no sé qué hacer. Cada vez que un hombre mayor me mira, siento un miedo casi paralizante. Ahora que lo recuerdo, ya no soporto que me toquen, y me da miedo confesar porque siempre he sido muy tocadiosa (sin intimidad) con mis amigos; no sé cómo decírselo. Me desconecto mucho, pero ahora es más frecuente y me da miedo que empeore. Por favor, si tienen algún consejo, compártanlo. No puedo dejar que esto me arruine la vida, y eso que ya pasó hace tanto tiempo.

  • Informar

  • Todos tenemos la capacidad de ser aliados y apoyar a los sobrevivientes en nuestras vidas.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    No lo imaginé. Lo sobreviví.

    Tengo 56 años y he pasado la mayor parte de mi vida intentando comprender qué me pasó de pequeña: no solo lo que se hacía, sino lo que se permitía. Mi madre no me pegaba. Sus armas eran más frías: control, vergüenza, castigos silenciosos y sutiles juegos emocionales que no dejaban marcas visibles. Me enseñó que el amor era condicional. Si la complacía, recibía pequeñas dosis de aprobación. Si hablaba, me castigaban o me exiliaban. Incluso la alegría estaba racionada: si era demasiada, ella encontraba la manera de arruinarla. Sus cambios de humor dominaban la casa. Todos aprendieron a andar de puntillas. Les decía a los demás que estaba haciendo lo mejor que podía. Se hacía la víctima tan bien: una madre con dificultades, demasiado agobiada para preocuparse. Pero en casa, todo era cuestión de control. Retenía el afecto, tergiversaba tus palabras, lloraba cuando se lo pedías y te convencía de que tú eras el problema. Lo internalicé todo. Crecí creyendo que no valía nada, que era difícil, que estaba rota. Peor aún, trajo a un hombre a nuestras vidas que me violó. Ahora sé que veía cosas. Recuerdo momentos, cosas que ella habría tenido que notar, oír, sentir. Pero eligió el silencio. Ya sea por negación o por protección propia, se alejó. Esa traición ha sido más difícil de sanar que el abuso en sí. Porque la persona que se suponía debía protegerme no solo no lo hizo, sino que facilitó el daño. Cuando me convertí en madre, intenté mejorar, romper el ciclo, pero el daño ya estaba sembrado. Afectó mi forma de criar, de amar, de confiar. Fracturó partes de mí que aún estoy reconstruyendo. Incluso ahora, mi madre sigue manipulando y controlando. Se presenta como una cuidadora, pero toma decisiones peligrosas. Aísla a su pareja moribunda de sus seres queridos y socava sus necesidades médicas. Sigue intentando reescribir la historia. Sigue intentando borrar la mía. Pero no la dejaré. Escribo esto porque necesito que se diga en algún lugar fuera de mí. Necesito reclamar la verdad: Yo estuve allí. No lo imaginé. Y no fue mi culpa. A cualquiera que lea esto y aún dude de su memoria o se culpe, te veo. No estás loco. No estás solo. Y lo que te pasó importó. Sobreviví. Sigo aquí. Y ya no guardo silencio.

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La curación es simplemente aceptar y no darle el poder de afectar mi vida.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Esa noche mi hermano me tocó.

    No sé si lo que me hizo mi hermano se puede clasificar como abuso sexual. Me estaba quedando a dormir en su casa. Era tarde por la noche y estábamos viendo una película. En un momento dado, me preguntó si podía empezar a acurrucarme. De hecho, acepté, ya que somos muy cercanos y ambos disfrutamos del afecto físico. Mientras hacíamos cucharita, metió la mano debajo de mi camisa. No dijo nada, y yo tampoco. A medida que avanzaba la noche, alternaba entre caricias, besos en la cabeza o en un lado de la cara, y palabras de cariño. Le acaricié el brazo distraídamente porque me sentía incómoda allí tumbada. Finalmente, me preguntó "¿está bien?", refiriéndose a su mano subiendo lentamente por mi estómago. Le estaba dando el beneficio de la duda y seguía pensando que la acción era platónica, además de que me sentía bien, además de que soy tímida y me cuesta la confrontación, así que mi cerebro piensa que decir "no" a la gente es provocarla, así que dije "sí". En realidad no quería decirlo. No creo que quisiera decir "no", claro. No creo que quisiera decir nada en absoluto. Estaba cansada. Los dos lo estábamos. Sus caricias progresaron suavemente hasta el punto de acariciar la parte inferior de mis pechos. Fue entonces cuando empecé a cuestionar sus intenciones. Volvió a preguntar "¿está bien?". Volví a decir "sí". Cuando terminó la película, me asusté. La había estado usando para distraerme de lo que estaba pasando, y temía que, al no haber distracción, centrara toda su atención en mí e intentara hacer algo; así que me incorporé. Me apretó ligeramente la parte inferior del pecho mientras lo hacía, quizá a propósito, quizá por reflejo. Cuando se dio cuenta de que me estaba alejando de verdad, retiró las manos, dijo: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro", y se levantó para ducharse. Creo que en ese momento empecé a entrar en pánico. Fue lo que confirmó mis sospechas de que sus caricias realmente tenían una intención sexual. Había estado intentando engañarme a mí misma creyendo que eran afecto inocente, pero esas palabras me obligaban a afrontar la realidad de mi situación. Recuerdo que no paraba de hablar de temas sin sentido mientras desayunábamos porque temía que sacara a relucir lo que acababa de pasar y quisiera hablar de ello. No quería hablar de ello. Quería fingir que nunca había pasado. Todavía lo intento. Pero me atormenta. Él y su esposa (que habían estado durmiendo plácidamente en su habitación toda la noche) se fueron temprano por la mañana de luna de miel (yo estaba allí para cuidar la casa y había ido la noche anterior para pasar el rato con ellos antes de que se fueran). Una vez sola, me fui a dormir tranquilamente a su cama (con su permiso e insistencia, ya que no había otras camas en el apartamento). Mientras intentaba dormirme, aún podía sentir sus manos sobre mí, como una caricia fantasma. Me derrumbé en ese mismo instante. Me sentí culpable y asquerosa por no haberlo parado y por haberlo disfrutado también. Sentía que tal vez yo era la rara, y tal vez yo la que estaba convirtiendo esta interacción en algo inapropiado. Las semanas siguientes, intenté reprimir mis sentimientos. Unos días antes de Navidad, estaba en un avión con mi madre, a punto de empezar nuestras vacaciones. Estaba cerca de la regla y tenía los pechos sensibles. Eso desencadenó algo en mí y de repente lloré ahí mismo, en público. Ese dolor vago me recordó la sensación de aquel apretón que me dio en el pecho. Mi madre me vio a punto de llorar, pero mentí y le dije que era solo porque estaba cerca de la regla y me sentía deprimida (llevó un tiempo luchando contra la depresión, y ella lo sabía). Durante el viaje, tuve flashbacks aleatorios de esa noche, a veces incluso acompañados de náuseas. Sentía que estaba exagerando mi reacción mental, ya que no me habían violado y no debería estar traumatizada por un contacto que apenas puede considerarse íntimo. Al volver a casa, hice algo de lo que no sé si me arrepiento: hablé con él. Le envié un mensaje largo (vive en otra ciudad, lo que me dio más seguridad al confrontarlo) del que apenas recuerdo nada, salvo que mencionaba "esa noche" y cuánto me había afectado. Me derrumbé al escribirlo, y probablemente no era muy coherente. Mi hermano me envió muchas respuestas cortas en ráfagas rápidas al verlo. Se disculpó profusamente. Dijo "No sé qué me pasa", "Buscaré ayuda psicológica", entre muchas cosas que no recuerdo. Eso me asustó un poco. ¿Para qué necesitaba ayuda psicológica? ¿Estaba admitiendo que tenía impulsos que no podía controlar? Pero no dije nada al respecto. Tenía miedo de acusarlo, y me aseguré de aclarar que yo también era culpable por no poner límites. Ambos nos respondíamos sin pensar. Estábamos en pánico y llenos de adrenalina. Tenía miedo de perderlo. Era mi único vínculo en la ciudad donde vivíamos (muy lejos de la nuestra, donde viven nuestros padres y mis amigos). No quería molestarlo, porque es una persona muy sensible y ya me sentía culpable por cómo reaccionaba. Resolvimos el asunto por mensaje. Pero no lo hicimos. En absoluto. Fingí que sí, pero seguía atormentada por las dudas y la paranoia. Más que las caricias, lo que me atormentaba eran sus palabras: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro". Me conmovieron profundamente. Solo quería negar lo sucedido, pero esas palabras no me lo permitieron. La historia continúa hasta el día de hoy, pero no quiero escribir demasiado sobre las consecuencias de "esa noche", ya que escribiría demasiado y quiero centrarme en si fue un caso de abuso. En este punto, me siento un poco más centrada y capaz de aceptar que lo sucedido tuvo un trasfondo sexual. Todavía me siento avergonzada y culpable. Consentí algunas caricias. No estoy segura de si quería, pero lo hice. Normalmente, eso me haría pensar que fue un encuentro consentido y que ahora simplemente me arrepiento, pero hay muchos factores que también contribuyen a mi creencia de que esto también podría ser un caso de abuso. En primer lugar, mi hermano tenía 38 años en ese momento. Yo tenía 20, lo cual sí, es una adulta, pero aun así; él es mi hermano mucho mayor. Ya era casi un adulto cuando yo nací. Ha sido una figura de autoridad toda mi vida, aunque le gusta fingir que no lo es. Es un poco despistado en cuanto a lo que es apropiado o no en contextos sociales, pero creo que alguien de su edad debería saber que no debe meter la mano bajo la camisa de su hermana pequeña y subir tanto por su cuerpo que sus dedos rocen su areola. En segundo lugar, soy neurodivergente, aunque no se lo dije en ese momento. Sin embargo, cuando se lo conté, me dijo que ya sospechaba. A pesar de eso, siempre he sido callada y retraída, así que me molesta que empezara a tocarme bajo la apariencia de afecto inocente y luego esperara que yo pudiera expresar mi incomodidad cuando la situación se intensificara sin que él especificara qué iba a pasar. Tampoco creo que su forma de buscar consentimiento fuera nada productiva. Solo me preguntó si dos caricias específicas estaban bien, y solo después de empezar a hacerlas. No pidió permiso explícito para nada, salvo para los abrazos al principio. Lo que quiero decir es que yo era vulnerable. Soy joven, inexperta, autista, y él siempre ha sido un apoyo emocional y casi una figura paterna para mí. No sé cómo puede ser tan ingenuo como para pensar que no tiene ningún poder sobre mí. Quizás sí lo sabe, pero no estaba pensando en ese momento. Sigo sin entender por qué me tocaría así. Me consuela un poco pensar que quizás no tenía ningún control sobre ello después de todo. Pero no lo sé. Quizás sí. Soy adulta, después de todo. Y creo que se habría detenido si se lo hubiera dicho. Pero definitivamente nunca di mi consentimiento entusiasta. Me siento traicionada. Me siento perdida. Me siento enojada. Me siento triste. Llevo meses evitando pensar en ello. Esta noche, todo me volvió a la mente y me derrumbé de nuevo. De verdad que no sé qué hacer. No quiero contarle a nadie cercano lo que pasó porque me da vergüenza. Y desde luego no quiero contárselo a mis padres. En cierto modo, quiero cortar lazos con él, pero al mismo tiempo no lo hago porque creo que está arrepentido y no quiero entristecerlo. No puedo evitar ser ingenua. No sé si eso me reconforta o me avergüenza.

  • Informar

  • Eres maravillosa, fuerte y valiosa. De un sobreviviente a otro.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    #638

    Tuve un año difícil: perdí a un padre, me engañaron y tuve que terminar una muy buena amistad. Ese verano iba a pasármelo bien y disfrutar de mi juventud. Un día, después del trabajo, se me ocurrió salir una noche con mi primo, que había tenido un año parecido al mío. Salimos a tomar algo, los dos haciendo lo mismo que una noche de fiesta: lidiando con gente rara en el bar, bailando, pasándolo bien. Nos encontramos con un antiguo amigo del colegio de ella y su amigo, y me cayó bien. Nos amontonamos en un taxi y volvimos a su casa. Nos tomamos un par de copas más, y mi primo y su amigo del colegio subieron, dejándome con el otro amigo. Una cosa llevó a la otra y subimos. Mientras tanto, hubo cosas que no me cuadraban, e intenté decirle que parara, que me sentía incómoda, que no quería hacerlo, pero no me hizo caso, simplemente siguió adelante. Cuando por fin terminó, me sentí congelada en el tiempo, más preocupada por mi prima en la habitación de al lado que por mí misma, en una situación inquietante. Mi teléfono se había muerto y nadie tenía cargador, así que tuve que rogarle al tipo que me acababa de agredir que pidiera un taxi, porque no sabía en qué parte de la ciudad estaba en ese momento, pero lo único que sabía era que tenía que llegar a casa, y rápido. Solo recuerdo a mi prima enfadada conmigo por irme, pero no me importó, quería llegar a casa, quería estar a salvo. Recuerdo a la taxista, una mujer que me contó que su hijo vivía en ubicación y lo húmedo que era en esa época del año. Puede que no fuera mucho, pero fue reconfortante en ese momento. Recuerdo el reflejo de las farolas en las hileras de casas de ese barrio, que todavía me persiguen cada vez que paso por esa zona, provocándome escalofríos. Llegó a mi casa, el sol empezaba a salir, mi padre dejó la luz del porche encendida. Me desvestí y me di una ducha. Sin procesar lo que había pasado, escribí en mi diario e intenté que pareciera un fracaso en una cita, pero en el fondo sabía que no estaba bien. No podía dormir, así que leí un libro y al día siguiente llevé a mi hermano pequeño al pueblo a comprar útiles escolares para el año nuevo. Pasaron los meses e intenté contarle a una amiga lo que me había pasado, pero lo único que supo decirme fue: "Bueno, ¿qué esperabas? Eso es lo que pasa cuando te lías con gente desconocida", y me encerré en mí misma. Después de eso, pasé mucho tiempo sin contarle a nadie lo que había pasado hasta que fui a visitar a otra amiga en otra ciudad y decidí tener una cita con alguien con quien había hecho match por una app. Cuando estaba a punto de subir al metro para ir a la cita, me quedé paralizada, entré en pánico y empecé a llorar. Mi amiga me preguntó inmediatamente qué había pasado, si estaba bien y si podía ayudarme en algo. No podía decir que no era nada, porque no era nada. Fue algo que me conmovió profundamente, me hizo pensar que estaba haciendo mal en disfrutar de mi sexualidad. No fui a la cita, pero lo que sí hice fue contarle a mi amiga lo sucedido, y en lugar de que me juzgara, recibí amabilidad, compasión y amor. Salimos de la estación de tren, recogimos algunas cosas para una noche de autocuidado, y pude ser yo misma en un espacio donde me creían y me escuchaban. Me llevó un buen tiempo sentirme cómoda conmigo misma, con mi aspecto, con mi forma de expresarme, incluso con mi forma de ser en las relaciones. Si no fuera por la amiga que se aseguró de que estuviera bien y a salvo, quizá no estaría compartiendo mi historia ahora mismo. Todavía hay momentos en los que paso por ese mismo barrio, escucho el nombre de esa persona o incluso paso por el bar donde nos conocimos y una ola de frío me recorre el cuerpo, pero estoy orgulloso del trabajo que he realizado para no dejar que me arruine el día, me deprima o me defina.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • “No estás roto; no eres repugnante ni indigno; no eres indigno de ser amado; eres maravilloso, fuerte y digno”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Lex

    Hola. Ahora tengo 20 años. Esto pasó cuando tenía 4 y 8 años. Fui agredida sexualmente por el padre de mi hermana pequeña cuando tenía 4 años, lo vi obligar a mi otra hermana (de 2 años) a hacerle sexo oral / lamerle el pene. Yo también. Mis hermanos y yo tenemos padres diferentes. Recuerdo huir de él, subirme a una litera. Me agarró y me acompañó de vuelta a mi madre y a su habitación. Me tiró sobre la cama y usó un calcetín blanco para cerrar las puertas dobles. Llevaba ropa interior de dibujos animados. Mi memoria se corta cuando me penetra, pero siento dolor físico cuando intento recordarlo. Nadie me creyó cuando me abrí después de los 8 años. Cuando tenía 8 años, me desperté con las manos del exmarido de mi abuela en mis pantalones. Me acosó durante años. Me enseñó a montar en bicicleta cuando era más pequeña. Se lo conté a mi madre de inmediato, fui a terapia y testifiqué en su contra. Fue a prisión, pero solo por 4 o 5 años. Mi terapeuta fue la primera persona a la que le conté sobre el padre de mi hermana. Sin embargo, mi madre no me creyó, porque no había daños cuando lo revisaron a los 9 años. Pensaba que era un buen hombre y que solo me lo estaba inventando. Incluso cuando mi hermanita me dijo que su padre la había estado lastimando. En la Pascua de 2019, mi hermanita me llamó. Su hermanita, de 4 años, estaba siendo abusada sexualmente por su padre. Tienen juicio el año que viene y me rompe el corazón. Gracias a Dios, al padre ya no se le permite estar cerca de sus hijos. Pero si alguien nos hubiera creído, tal vez podríamos haberlo evitado. Todavía lucho con esto hoy. Mis flashbacks y pesadillas empeoraron en 2018, una vez que estaba en mi propio lugar y cómoda para comenzar a procesar el trauma. En los últimos 5 meses, el exmarido de mi abuela siguió viniendo a mi trabajo. Lo reconocí por la nuca. No lo he visto desde el juzgado. Me llené de nervios y tuve que irme del trabajo varias veces, hasta que mis superiores finalmente tuvieron la oportunidad de decirle que ni él ni su madre podían entrar. Fingió no reconocerme cuando lo confrontamos, pero la segunda vez que entró, hicimos contacto visual y, por su reacción en las cámaras de seguridad, me reconoció. Su agente de libertad condicional me llamó y me pidió mi dirección para que, si se acercaba a mi apartamento o a mi trabajo, su tobillera le avisara. Me siento muy aliviada. Espero que algún día me recupere. Estaré bien. Pero por ahora, voy poco a poco.

  • Informar

  • “Siempre está bien pedir ayuda”

    Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Fui agredida y acosada sexualmente de diversas maneras, pero COCSA fue la peor.

    Experimenté el COCSA, pero nadie lo toma en serio. Esta no es mi única experiencia de violencia sexual. Un amigo me agredió sexualmente a los 19 años, alguien intentó secuestrarme de niña por presuntas razones sexuales, sufrí acoso sexual por parte de mis compañeros en secundaria durante años porque mis acosadores se dieron cuenta de que los temas sexuales me incomodaban, me enfrenté a personas raras que me seguían a casa, a hombres mayores que comentaban sobre mi cuerpo cuando tenía unos 11 años y uno me pidió que "bailara" para él, y a gente en línea que intentaba convencerme para que enviara fotos desnudas cuando aún era menor de edad (por suerte, nunca sufrí ninguna). Además, hubo muchos traumas y abusos no sexuales. Pero, para mí, el COCSA fue el peor trauma. No sé por qué me impacta tanto. Éramos solo unos niños y él no podía comprender del todo el daño que estaba causando, así que ¿por qué fue el más difícil de sobrellevar? Siempre dudo en usar la palabra "abuso sexual" cuando hablo de esto, pero en cuanto a lo que me hizo, eso fue. Cuando tenía 6 años, un niño de mi edad me llevaba a un rincón del parque, a escondidas de todos, y me obligaba a chuparle el pene. Yo decía que no, que era asqueroso, que no quería. Pero era uno de mis pocos amigos en aquel entonces, y me aterraba perder amigos porque estaba pasando por muchas cosas difíciles en casa. No empezó así; ya nos habíamos hecho amigos un tiempo antes y él me convenció. Primero haciendo cosas normales de niños, como enseñarme sus genitales, luego pidiéndome que los tocara, luego que los lamiera, los chupara y, una vez, incluso los mordiera. Todavía recuerdo cómo me sentí y todavía me llena de pánico. No fue doloroso ni nada, simplemente me pareció horrible e incorrecto. Me amenazaba con avergonzarme y dejar de ser mi amiga, y también decía que me quería y que tenía que chuparle el pene para demostrarle que yo también lo quería. Me lo pedía una y otra vez hasta que cedía, y como estábamos en una zona apartada del parque, no sentía que pudiera irme así como así, sobre todo porque era conocido por ser violento (aunque nunca me había hecho daño). «Es lo que hace la gente que se quiere», dijo una vez. Era un abusador, y cuando lo hacía, se reía y me decía que en realidad no le gustaba, pero que quizá sí si lo hacía otra vez. Lo hacía con su amigo, que lo observaba. No creo que ese otro chico entendiera realmente por qué me hacía eso; yo no. Pero el que lo hacía al menos entendía que me molestaba y no le importaba, porque se reía de mí cuando me hacía enfadar. A menudo me siento tan estúpido que incluso esté experimentando algún trauma por esto. Éramos niños, y siento que fue mi culpa por no resistirme más o por no irme sin más. Pero no sabía qué estaba pasando, y en ese momento me sentía muy vulnerable y sola. Solo quería una amiga. Esto continuó hasta los 7 años. No lo culpo del todo. Para mí, es más un acosador que un maltratador. Pero sí culpo a sus padres por permitirle acceder a pornografía desde los 5 años, culpo a su padre por inculcarle ideas misóginas que él siguió perpetuando en otras niñas de nuestra edad a medida que crecíamos. Culpo a quien le enseñó a hacer esas cosas, porque la forma en que me hablaba a veces sonaba demasiado adulta para ser de una niña que se topó con una página porno. Culpo a mi escuela por saber lo que estaba pasando y no mover un dedo para ayudarnos a ninguno de los dos. Ambos necesitábamos algún tipo de intervención, pero no hicieron nada. Ahora lidio con varios trastornos mentales diagnosticados y disfunción sexual como resultado de lo que me hizo. Lo peor es que todavía lo veo por la ciudad en raras ocasiones. Él no me reconoce, y aunque agradezco eso, también me enoja que ni siquiera me reconozca, mientras que me pongo nerviosa si veo a alguien que se parezca a él.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Mi inquietante e inolvidable pasado

    Esto es algo en lo que he pensado durante mucho tiempo. Se lo conté a algunas personas, pero no conocen los detalles. Empezaré por el principio. Cuando abusaron sexualmente de mí por primera vez. Tenía una mejor amiga. La conozco desde que usábamos pañales. Siempre iba a su casa cada. Fin. De semana. Hasta que terminó cuarto grado. Bueno, esta vez en particular fue diferente. Usaba el baño en su casa como siempre. Ahora es donde se pone raro. Me preguntó si... hice popó. Sí, raro. Le dije que sí a regañadientes. No recuerdo exactamente qué pasó después, pero cada fin de semana intentaba hacerme popó. Incluso si no tenía que hacerlo. Ahora, esta es la parte loca. Me hacía ponerme a gatas con los pantalones bajados. Luego me clavaba un rotulador permanente. Sí, dolía. Mi cara se arrugó. Ella siguió y yo no dije nada porque, uno, tenía miedo y dos, simplemente me asusté y me quedé paralizada. Y a veces se tumbaba en el suelo con la toalla, queriendo que cagara en él. No lo hice esa vez, pero creo que sí. Una vez. Otra vez fue cuando le salieron orbis. Sí, ORBIES. Los ponía en un estuche lleno de agua. Cuando crecieron, me hacía ponerme de rodillas otra vez y me los metía como hacía con el rotulador. Yo no tenía ni idea de qué pasaba. Tenía nueve años y no tenía ni idea. Y un poco asustada de ella. A veces se pone violenta si no hago algo que quiere. Así que esta vez, como todas las demás, no dije ni una palabra. Una vez que estaba lleno de orbis, me hizo sentarme en el inodoro y sacarlos. Algunos estaban demasiado dentro de mí y no podía sacarlos. Así que... esto es muy difícil de soltar. Nunca había entrado en tanto detalle antes. Tenía que usar el dedo para sacármelos. Cuando salieron, me hizo hacerle lo mismo. Y esa fue la primera y única vez que quiso que le hiciera algo. Cada vez que iba, hacía lo mismo. Seguía yendo a su casa porque, bueno, es mi mejor amiga y no sabía que estaba mal hasta que un día me lo pasó por la cabeza. Cuatro años después. Ahora, cuando descubrí que estaba mal, me quedé en shock. No sabía qué pensar. Bueno, lo primero que pensé fue "¿por qué?". Quedé traumatizada desde entonces. Y entonces ocurrió lo impensable. VUELVE A PASAR. Esta historia tiene muchas partes. Tenía una vecina muy pesada y trataba de evitarla. Bueno, cuando no podía, tenía que pasar tiempo con ella. Y cuando lo hacíamos, no todo era malo. Fuimos a casa de sus abuelos y nadamos en su piscina y jugamos al laser tag. Esa tarde en particular, estábamos nadando en casa de sus abuelos. Estábamos nadando y mi blusa se me caía todo el tiempo. Así que decidí quitármela. Bueno, éramos chicas y no le di mucha importancia. Pero eso solo llevó a cosas peores. Así que volvimos a la piscina. Me preguntó si podía besarme. No supe qué decir. Nunca había besado a nadie, así que dije "claro", solo quería probar. Claro, no me gustaba así. Así que para mí fue un beso. Para ella, fue algo más. Nos besamos y luego me restregué en su pierna y ella me hizo lo mismo. Después de eso, salimos y pasamos el rato. Un tiempo después empezamos a salir. Fue intermitente. Ella solo quería favores sexuales, pero ya hablaremos de eso. Estábamos en su casa, en su habitación buscando su Xbox. Se sentó en la cama y yo me quedé allí de pie, incómodo. Entonces mencionó algo sobre que yo le haría una mamada o la tocaría. No lo recuerdo, pero sí recuerdo que, de alguna manera, evité la pregunta y cambié de tema. Unas semanas después, estábamos en mi casa, en la piscina. Así que solo estábamos nadando y jugando. Bueno, se puso cachonda como siempre que estamos solos. Esta es la parte realmente perturbadora. Teníamos estos torpedos de piscina, ¿verdad? Teníamos como cuatro de ellos. Bueno, se puso creativa y decidió meterse dos dentro de ella y quería que yo hiciera lo mismo. Le pregunté 'por qué' y solo dijo 'Solo hazlo, se siente bien'. Por supuesto, no le creí, pero me obligó. Así que me metió dos y me dolió muchísimo. Apenas podía moverme. Después de unos segundos de tenerlos dentro, quise sacarlos, pero no me dejó. Le dije que dolía y no le importó. Me dijo que tenía que prepararme para la polla. En cambio, salimos de la piscina y caminamos hasta mi casa del árbol. No sé cómo pude caminar, y mucho menos subir la escalera para subir a la casa del árbol. Así que nos sentamos y le dije: 'Nombre, por favor, déjame sacarlos, me duele. Dijo que solo podía sacármelos si la tocaba. Sí, es controladora y manipuladora. No me dio opción. Cuando terminé, me los saqué. Justo entonces vino su madre y me dijo que era hora de ir a casa. Gracias a Dios. Cuando se fue, entré y me cambié. Cuando terminé, fui al baño y me ardía. Y estaba sangrando. Sí, me reventó la cereza de la peor manera posible. Una locura, ¿verdad? Bueno, no termina ahí. Me dolía caminar porque tenía un ardor constante entre las piernas. No podía usar ropa interior porque me dolía muchísimo. Se frotaban contra mí y empeoraban el dolor. No se lo dije a nadie porque me daba vergüenza. Nunca le dije que no. Es como si hicieras algo que no quieres hacer y sintieras que no tienes opción. Simplemente te disocias y no estás en el momento. Y cuando termina, es cuando te golpea. Y te preguntas, "¿Por qué hice eso?" y no puedes volver atrás y arreglarlo. Me pregunto eso cada día que la veo, cuando me acerco a mi piscina, y cuando veo esos juguetes que usó conmigo. Apenas pude dormir esa noche, y la quemadura me dificultó dormir. Unos días después, cuando fui al baño, me ardía y había un dolor. No puedo explicarlo. Ni siquiera pude practicar atletismo. Más tarde descubrí que tenía una infección urinaria. No me atreví a contárselo a nadie porque me avergonzaba de mí mismo. Dejé que esto me pasara de nuevo. Esa no fue la única vez. Intenté evitarla después de eso, pero siempre me veía y yo fingía estar feliz de verla. Siempre que estábamos solos, de alguna manera me obligaba a tener cosas sexuales con ella. Una vez fui a su casa después de bajar del autobús. Metí mi mochila dentro y volví. No debía estar allí porque su madre no estaba en casa. Ella me invitó a entrar, y por supuesto, no dije "no" por centésima vez. Así que me mostró la casa y nos sentamos en el sofá e intenté tener una conversación casual, pero lo único que quería era besarnos. Me convenció de ir a su habitación. Y allí nos besamos y nos desnudamos. Realmente odio decir esto. Pero la estaba besando y me preguntó "¿Quieres comer este coño?" y no dije que no. Solo asentí con la cabeza y me odié a mí mismo y quise suicidarme después. Fui a casa y me lavé la cara y la boca para quitarme su sabor de la cara y la boca. Nunca dije que no porque tenía miedo y si decía que no quería, me amenazaba o me manipulaba para que hiciera lo que quería. Como lo que hizo en la piscina. Todavía estoy traumatizado por eso. Y la veo todos los días en la escuela. No puedo olvidar lo que me hizo. Ahora no me gusta que la gente me toque como ella me hizo tocarla. Desde que fue mi primera experiencia sexual, ahora me relaciono más con chicas que con chicos. Me dejó hecho un desastre de muchas maneras. Le conté a mi amiga lo que hizo y, por supuesto, se disgustó. Puso cara de "puaj" y negó con la cabeza. Fue gracioso. Esta es la versión más actualizada que la que escribí, pero la voy a poner por escrito. Podría imprimirla, pero no quiero que mis padres la lean. Estarían muy preocupados.

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇳🇱

    COCSA (no estás solo)

    COCSA Apenas tengo 18 años y hace poco me di cuenta de que sufrí abuso y agresión sexual más de 20 veces. (Esta historia trata solo sobre COCSA). Es duro. Realmente duro. No me siento necesariamente sucia. Simplemente me siento utilizada y lamento mi juventud. La primera vez que ocurrió tenía 4 o 5 años, me acababa de mudar a un nuevo pueblo y me hice amiga de la hija del vecino. Era un poco más de un año mayor que yo. Más fuerte y dominante. Pero éramos buenas amigas. Hasta que me dijo que jugara al doctor con ella. Al principio pensé que era genial, divertido, emocionante, pero algo no me parecía bien. Y pronto empezó a salir mal. Empezó a hacerme desnudar cada vez más. Me metía la mano en mi ropa interior. Me metía juguetes como pelotas y lápices en mi ropa interior, y finalmente me clavó un cuchillo de plástico de juguete. Todavía recuerdo la presión. No entró muy profundo, pero me horroricé. Ella también me obligaba a tocarla de la misma manera, pero lloraba cuando intentaba que le metiera algo. Creo que mi madre nos pilló en algún momento. Esa parte está un poco borrosa. Todavía puedo ver la ventana de mi antigua habitación y la de sus padres desde mi nueva casa. La segunda vez tenía 8 años y el chico, primo de una amiga mía de 14, me besó, me agarró y me empujó debajo de la cama para besarse. No sabía que estaba mal. Mi amiga simplemente nos animó. La tercera vez que me agredieron tenía 10 u 11 años. Una chica de mi clase me hizo tocarle los pechos, me enseñó porno y me obligó a besarme con la puerta de su armario mientras me empujaba por detrás. Se unió a nuestro juego secreto y básicamente me enseñaba constantemente cosas nuevas sobre sexo en internet. Creo que me hizo adicta al porno desde muy joven (y además tenía acceso gratuito a internet). También tuve una relación abusiva con un chico de mi clase por la misma época. Y puedo oír a la gente decir "Eso no es serio a esa edad". Puede que tengas razón o no, pero me impactó mucho. Me empujaba, me abofeteaba, me pegaba y me pateaba de todas las maneras posibles en la escuela y luego me besaba cuando estábamos solos, diciéndome que me quería. En el campamento de verano de la iglesia me ató y me hizo seguirlo durante horas.

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sanar es, primero, aceptar las circunstancias horribles y dejar de intentar ser neutral al respecto, no causar problemas, y luego horrorizarse, sentirse devastado y llorar. Esto implica mucho llanto, depresión y sentimientos de inutilidad. Es importante aislarse de toda persona cruel y buscar a quienes brindan amabilidad, aceptación y comprensión. Este duelo es continuo, pero parte de la sanación es seguir adelante. No es un sofá donde tumbarse, sino un trampolín hacia una vida mejor, dándose cuenta de que PUEDE elegir, PUEDE seguir adelante. En algún momento, podrá compartimentar este horror, guardarlo en un cajón de su mente y continuar con cosas más felices. Sanar se convierte en consciencia, despertar y explorar las propias conductas que permitieron que el abuso permaneciera sin confrontación, sin defensa, negado y racionalizado. Ser "amable" está sobrevalorado, ya que permite que la maldad florezca. Nunca perderé mi empatía y comprensión hacia los demás, pero me doy cuenta de que puedo elegir a quienes la merecen y alejarme de quienes la han violado. No hay segundas oportunidades con personas irrespetuosas. Sanar es comprender que explicar mi experiencia nunca funcionará con un abusador o un narcisista, y que lo mejor y lo correcto es desentenderme, sin culpa ni dudas. Explicar mi experiencia a otras personas que han experimentado traición, deslealtad y abuso de confianza aporta mayor claridad a la sanación, no solo para mí. Espero que también sirva de validación a otras personas que han sido abatidas y están reconociendo su fuerza y bondad, y liberándose de las falsedades de los abusadores.

  • Informar

  • “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Él simplemente no quiso escuchar

    Llevábamos unos meses hablando por internet y él había conseguido un hotel cerca. Fui a verlo, emocionadísima. Sabía que tendríamos sexo, me parecía bien, lo ansiaba. Pero antes de llegar a su habitación, me manoseó. Le pedí que parara, fue vergonzoso. Titubeó y vaciló. Y lo seguí de todos modos. Era veinte centímetros más alto que yo y pesaba cuarenta y cinco kilos o más. Al principio bien, pero de repente, sin previo aviso, su mano me rodeó el cuello. Entré en pánico y me quedé paralizada. Tardó unos segundos en darse cuenta de mi reacción y me preguntó qué pasaba. Lo único que pude hacer fue decir con voz entrecortada que no quería que me ahogara. Retiró la mano como si no me hubiera hecho pensar que me iba a morir en ese momento y continuó. Después de eso, todo es borroso, pero sé que no fue la última vez que dije que no o que parara. A veces no decía que no o que parara, solo que me dolía. Él los ignoró a todos. No entiendo por qué no me fui. Podría haberme ido. Ojalá lo hubiera hecho. En cambio, de alguna manera me quedé dormida a su lado. Nos desperté a ambos gritando. Se lo merecía. Hice que un amigo fingiera una emergencia médica al día siguiente y me recogiera. Salí del hotel con manos temblorosas y chupetones, le rogué que no se fuera. Ojalá hubiera hecho un kit de violación. Ojalá le hubiera sacado los ojos. Ojalá se lo hubiera contado a toda su familia y a todos los que le importan. Pasé tanto tiempo justificando lo que pasó, que no debió haberlo dicho en serio de alguna manera, que era una buena persona que hizo algo malo. Le envié un mensaje al día siguiente y le expliqué lo que había hecho mal. Se lo tomó muy bien. Se disculpó. Ojalá hubiera estado enojado, malvado y grosero. Ojalá fuera más fácil culparlo a él en lugar de a mí misma. Han pasado cinco años (¡con terapia semanal!) y todavía pienso que en parte es culpa mía.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Eres digno de amor incondicional.

    Estimado lector, el siguiente mensaje contiene lenguaje homofóbico, racista, sexista o despectivo que puede resultar molesto y ofensivo.

  • Informar

  • Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #1719

    Me atravesaron incluso antes de convertirme en mujer. No recuerdo nada de mi infancia, salvo fragmentos de conversaciones, discusiones entre mis padres y fotos borrosas. Creo que ahora por fin entiendo por qué. Empezó cuando tenía unos 5 años y duró hasta los 10. Mi abuela era drogadicta por aquel entonces, y como nadie más podía cuidarme después del colegio y en los recreos, siempre estaba con ella. La quería, no entendía en absoluto su estilo de vida y la seguía a casi cualquier parte. Siempre vivíamos aventuras locas que, antes de hoy, recordaba con cierta nostalgia. Los recuerdos eran extraños, casi como un libro de primaria, porque así es como mi cerebro procesaba todos los recuerdos traumáticos, creo: los convertía en cuentos de hadas. Sin embargo, un recuerdo en particular no tenía elementos de cuento de hadas. Un amigo de mi abuela, con quien siempre andaba, era alto; recuerdo no poder verle la cara nunca; era como la representación de los adultos en esos viejos dibujos animados infantiles. Siempre despedía mal olor y arrastraba las palabras. El día que lo conocí, llevaba mi vestido de rayas favorito y el pelo recogido en coletas con bolitas rojas. Ese día estaba contenta conmigo misma; recibí muchísimos cumplidos, muchísimas miradas, pero por alguna razón, solo sus miradas y cumplidos me aterrorizaban. Era susceptible, su aliento estaba cargado de alcohol y otras sustancias que nunca recordaré. No era el único hombre que me hacía eso. Después de eso, tuve contacto con muchos hombres, todos tan drogados y borrachos como el anterior. Si me acosaran, a mi abuela no le importaría; probablemente estaba bajo los efectos de sus propias drogas. Recuerdo vagamente algunas frases: un hombre me enseñó a besar con lengua, otro me elogió por usar mi boca con él, y al día siguiente no recordé nada. Sin embargo, los actos que hacía se me quedaron grabados. A menudo me tocaba y frotaba mis partes íntimas con cosas de mi habitación, chupando cosas que parecían genitales. Era increíblemente hipersexual; incluso agachaba la cabeza en la escuela y me besaba en las mesas mientras me bajaban los pantalones y no me acostaba con nadie. Me ha afectado desde siempre; no sé qué hacer. Cada vez que un hombre mayor me mira, siento un miedo casi paralizante. Ahora que lo recuerdo, ya no soporto que me toquen, y me da miedo confesar porque siempre he sido muy tocadiosa (sin intimidad) con mis amigos; no sé cómo decírselo. Me desconecto mucho, pero ahora es más frecuente y me da miedo que empeore. Por favor, si tienen algún consejo, compártanlo. No puedo dejar que esto me arruine la vida, y eso que ya pasó hace tanto tiempo.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    No lo imaginé. Lo sobreviví.

    Tengo 56 años y he pasado la mayor parte de mi vida intentando comprender qué me pasó de pequeña: no solo lo que se hacía, sino lo que se permitía. Mi madre no me pegaba. Sus armas eran más frías: control, vergüenza, castigos silenciosos y sutiles juegos emocionales que no dejaban marcas visibles. Me enseñó que el amor era condicional. Si la complacía, recibía pequeñas dosis de aprobación. Si hablaba, me castigaban o me exiliaban. Incluso la alegría estaba racionada: si era demasiada, ella encontraba la manera de arruinarla. Sus cambios de humor dominaban la casa. Todos aprendieron a andar de puntillas. Les decía a los demás que estaba haciendo lo mejor que podía. Se hacía la víctima tan bien: una madre con dificultades, demasiado agobiada para preocuparse. Pero en casa, todo era cuestión de control. Retenía el afecto, tergiversaba tus palabras, lloraba cuando se lo pedías y te convencía de que tú eras el problema. Lo internalicé todo. Crecí creyendo que no valía nada, que era difícil, que estaba rota. Peor aún, trajo a un hombre a nuestras vidas que me violó. Ahora sé que veía cosas. Recuerdo momentos, cosas que ella habría tenido que notar, oír, sentir. Pero eligió el silencio. Ya sea por negación o por protección propia, se alejó. Esa traición ha sido más difícil de sanar que el abuso en sí. Porque la persona que se suponía debía protegerme no solo no lo hizo, sino que facilitó el daño. Cuando me convertí en madre, intenté mejorar, romper el ciclo, pero el daño ya estaba sembrado. Afectó mi forma de criar, de amar, de confiar. Fracturó partes de mí que aún estoy reconstruyendo. Incluso ahora, mi madre sigue manipulando y controlando. Se presenta como una cuidadora, pero toma decisiones peligrosas. Aísla a su pareja moribunda de sus seres queridos y socava sus necesidades médicas. Sigue intentando reescribir la historia. Sigue intentando borrar la mía. Pero no la dejaré. Escribo esto porque necesito que se diga en algún lugar fuera de mí. Necesito reclamar la verdad: Yo estuve allí. No lo imaginé. Y no fue mi culpa. A cualquiera que lea esto y aún dude de su memoria o se culpe, te veo. No estás loco. No estás solo. Y lo que te pasó importó. Sobreviví. Sigo aquí. Y ya no guardo silencio.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Lex

    Hola. Ahora tengo 20 años. Esto pasó cuando tenía 4 y 8 años. Fui agredida sexualmente por el padre de mi hermana pequeña cuando tenía 4 años, lo vi obligar a mi otra hermana (de 2 años) a hacerle sexo oral / lamerle el pene. Yo también. Mis hermanos y yo tenemos padres diferentes. Recuerdo huir de él, subirme a una litera. Me agarró y me acompañó de vuelta a mi madre y a su habitación. Me tiró sobre la cama y usó un calcetín blanco para cerrar las puertas dobles. Llevaba ropa interior de dibujos animados. Mi memoria se corta cuando me penetra, pero siento dolor físico cuando intento recordarlo. Nadie me creyó cuando me abrí después de los 8 años. Cuando tenía 8 años, me desperté con las manos del exmarido de mi abuela en mis pantalones. Me acosó durante años. Me enseñó a montar en bicicleta cuando era más pequeña. Se lo conté a mi madre de inmediato, fui a terapia y testifiqué en su contra. Fue a prisión, pero solo por 4 o 5 años. Mi terapeuta fue la primera persona a la que le conté sobre el padre de mi hermana. Sin embargo, mi madre no me creyó, porque no había daños cuando lo revisaron a los 9 años. Pensaba que era un buen hombre y que solo me lo estaba inventando. Incluso cuando mi hermanita me dijo que su padre la había estado lastimando. En la Pascua de 2019, mi hermanita me llamó. Su hermanita, de 4 años, estaba siendo abusada sexualmente por su padre. Tienen juicio el año que viene y me rompe el corazón. Gracias a Dios, al padre ya no se le permite estar cerca de sus hijos. Pero si alguien nos hubiera creído, tal vez podríamos haberlo evitado. Todavía lucho con esto hoy. Mis flashbacks y pesadillas empeoraron en 2018, una vez que estaba en mi propio lugar y cómoda para comenzar a procesar el trauma. En los últimos 5 meses, el exmarido de mi abuela siguió viniendo a mi trabajo. Lo reconocí por la nuca. No lo he visto desde el juzgado. Me llené de nervios y tuve que irme del trabajo varias veces, hasta que mis superiores finalmente tuvieron la oportunidad de decirle que ni él ni su madre podían entrar. Fingió no reconocerme cuando lo confrontamos, pero la segunda vez que entró, hicimos contacto visual y, por su reacción en las cámaras de seguridad, me reconoció. Su agente de libertad condicional me llamó y me pidió mi dirección para que, si se acercaba a mi apartamento o a mi trabajo, su tobillera le avisara. Me siento muy aliviada. Espero que algún día me recupere. Estaré bien. Pero por ahora, voy poco a poco.

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sanar es, primero, aceptar las circunstancias horribles y dejar de intentar ser neutral al respecto, no causar problemas, y luego horrorizarse, sentirse devastado y llorar. Esto implica mucho llanto, depresión y sentimientos de inutilidad. Es importante aislarse de toda persona cruel y buscar a quienes brindan amabilidad, aceptación y comprensión. Este duelo es continuo, pero parte de la sanación es seguir adelante. No es un sofá donde tumbarse, sino un trampolín hacia una vida mejor, dándose cuenta de que PUEDE elegir, PUEDE seguir adelante. En algún momento, podrá compartimentar este horror, guardarlo en un cajón de su mente y continuar con cosas más felices. Sanar se convierte en consciencia, despertar y explorar las propias conductas que permitieron que el abuso permaneciera sin confrontación, sin defensa, negado y racionalizado. Ser "amable" está sobrevalorado, ya que permite que la maldad florezca. Nunca perderé mi empatía y comprensión hacia los demás, pero me doy cuenta de que puedo elegir a quienes la merecen y alejarme de quienes la han violado. No hay segundas oportunidades con personas irrespetuosas. Sanar es comprender que explicar mi experiencia nunca funcionará con un abusador o un narcisista, y que lo mejor y lo correcto es desentenderme, sin culpa ni dudas. Explicar mi experiencia a otras personas que han experimentado traición, deslealtad y abuso de confianza aporta mayor claridad a la sanación, no solo para mí. Espero que también sirva de validación a otras personas que han sido abatidas y están reconociendo su fuerza y bondad, y liberándose de las falsedades de los abusadores.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Eres digno de amor incondicional.

    Estimado lector, el siguiente mensaje contiene lenguaje homofóbico, racista, sexista o despectivo que puede resultar molesto y ofensivo.

  • Informar

  • Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Todos tenemos la capacidad de ser aliados y apoyar a los sobrevivientes en nuestras vidas.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La curación es simplemente aceptar y no darle el poder de afectar mi vida.

  • Informar

  • Eres maravillosa, fuerte y valiosa. De un sobreviviente a otro.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    #638

    Tuve un año difícil: perdí a un padre, me engañaron y tuve que terminar una muy buena amistad. Ese verano iba a pasármelo bien y disfrutar de mi juventud. Un día, después del trabajo, se me ocurrió salir una noche con mi primo, que había tenido un año parecido al mío. Salimos a tomar algo, los dos haciendo lo mismo que una noche de fiesta: lidiando con gente rara en el bar, bailando, pasándolo bien. Nos encontramos con un antiguo amigo del colegio de ella y su amigo, y me cayó bien. Nos amontonamos en un taxi y volvimos a su casa. Nos tomamos un par de copas más, y mi primo y su amigo del colegio subieron, dejándome con el otro amigo. Una cosa llevó a la otra y subimos. Mientras tanto, hubo cosas que no me cuadraban, e intenté decirle que parara, que me sentía incómoda, que no quería hacerlo, pero no me hizo caso, simplemente siguió adelante. Cuando por fin terminó, me sentí congelada en el tiempo, más preocupada por mi prima en la habitación de al lado que por mí misma, en una situación inquietante. Mi teléfono se había muerto y nadie tenía cargador, así que tuve que rogarle al tipo que me acababa de agredir que pidiera un taxi, porque no sabía en qué parte de la ciudad estaba en ese momento, pero lo único que sabía era que tenía que llegar a casa, y rápido. Solo recuerdo a mi prima enfadada conmigo por irme, pero no me importó, quería llegar a casa, quería estar a salvo. Recuerdo a la taxista, una mujer que me contó que su hijo vivía en ubicación y lo húmedo que era en esa época del año. Puede que no fuera mucho, pero fue reconfortante en ese momento. Recuerdo el reflejo de las farolas en las hileras de casas de ese barrio, que todavía me persiguen cada vez que paso por esa zona, provocándome escalofríos. Llegó a mi casa, el sol empezaba a salir, mi padre dejó la luz del porche encendida. Me desvestí y me di una ducha. Sin procesar lo que había pasado, escribí en mi diario e intenté que pareciera un fracaso en una cita, pero en el fondo sabía que no estaba bien. No podía dormir, así que leí un libro y al día siguiente llevé a mi hermano pequeño al pueblo a comprar útiles escolares para el año nuevo. Pasaron los meses e intenté contarle a una amiga lo que me había pasado, pero lo único que supo decirme fue: "Bueno, ¿qué esperabas? Eso es lo que pasa cuando te lías con gente desconocida", y me encerré en mí misma. Después de eso, pasé mucho tiempo sin contarle a nadie lo que había pasado hasta que fui a visitar a otra amiga en otra ciudad y decidí tener una cita con alguien con quien había hecho match por una app. Cuando estaba a punto de subir al metro para ir a la cita, me quedé paralizada, entré en pánico y empecé a llorar. Mi amiga me preguntó inmediatamente qué había pasado, si estaba bien y si podía ayudarme en algo. No podía decir que no era nada, porque no era nada. Fue algo que me conmovió profundamente, me hizo pensar que estaba haciendo mal en disfrutar de mi sexualidad. No fui a la cita, pero lo que sí hice fue contarle a mi amiga lo sucedido, y en lugar de que me juzgara, recibí amabilidad, compasión y amor. Salimos de la estación de tren, recogimos algunas cosas para una noche de autocuidado, y pude ser yo misma en un espacio donde me creían y me escuchaban. Me llevó un buen tiempo sentirme cómoda conmigo misma, con mi aspecto, con mi forma de expresarme, incluso con mi forma de ser en las relaciones. Si no fuera por la amiga que se aseguró de que estuviera bien y a salvo, quizá no estaría compartiendo mi historia ahora mismo. Todavía hay momentos en los que paso por ese mismo barrio, escucho el nombre de esa persona o incluso paso por el bar donde nos conocimos y una ola de frío me recorre el cuerpo, pero estoy orgulloso del trabajo que he realizado para no dejar que me arruine el día, me deprima o me defina.

  • Informar

  • “No estás roto; no eres repugnante ni indigno; no eres indigno de ser amado; eres maravilloso, fuerte y digno”.

    “Siempre está bien pedir ayuda”

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Mi inquietante e inolvidable pasado

    Esto es algo en lo que he pensado durante mucho tiempo. Se lo conté a algunas personas, pero no conocen los detalles. Empezaré por el principio. Cuando abusaron sexualmente de mí por primera vez. Tenía una mejor amiga. La conozco desde que usábamos pañales. Siempre iba a su casa cada. Fin. De semana. Hasta que terminó cuarto grado. Bueno, esta vez en particular fue diferente. Usaba el baño en su casa como siempre. Ahora es donde se pone raro. Me preguntó si... hice popó. Sí, raro. Le dije que sí a regañadientes. No recuerdo exactamente qué pasó después, pero cada fin de semana intentaba hacerme popó. Incluso si no tenía que hacerlo. Ahora, esta es la parte loca. Me hacía ponerme a gatas con los pantalones bajados. Luego me clavaba un rotulador permanente. Sí, dolía. Mi cara se arrugó. Ella siguió y yo no dije nada porque, uno, tenía miedo y dos, simplemente me asusté y me quedé paralizada. Y a veces se tumbaba en el suelo con la toalla, queriendo que cagara en él. No lo hice esa vez, pero creo que sí. Una vez. Otra vez fue cuando le salieron orbis. Sí, ORBIES. Los ponía en un estuche lleno de agua. Cuando crecieron, me hacía ponerme de rodillas otra vez y me los metía como hacía con el rotulador. Yo no tenía ni idea de qué pasaba. Tenía nueve años y no tenía ni idea. Y un poco asustada de ella. A veces se pone violenta si no hago algo que quiere. Así que esta vez, como todas las demás, no dije ni una palabra. Una vez que estaba lleno de orbis, me hizo sentarme en el inodoro y sacarlos. Algunos estaban demasiado dentro de mí y no podía sacarlos. Así que... esto es muy difícil de soltar. Nunca había entrado en tanto detalle antes. Tenía que usar el dedo para sacármelos. Cuando salieron, me hizo hacerle lo mismo. Y esa fue la primera y única vez que quiso que le hiciera algo. Cada vez que iba, hacía lo mismo. Seguía yendo a su casa porque, bueno, es mi mejor amiga y no sabía que estaba mal hasta que un día me lo pasó por la cabeza. Cuatro años después. Ahora, cuando descubrí que estaba mal, me quedé en shock. No sabía qué pensar. Bueno, lo primero que pensé fue "¿por qué?". Quedé traumatizada desde entonces. Y entonces ocurrió lo impensable. VUELVE A PASAR. Esta historia tiene muchas partes. Tenía una vecina muy pesada y trataba de evitarla. Bueno, cuando no podía, tenía que pasar tiempo con ella. Y cuando lo hacíamos, no todo era malo. Fuimos a casa de sus abuelos y nadamos en su piscina y jugamos al laser tag. Esa tarde en particular, estábamos nadando en casa de sus abuelos. Estábamos nadando y mi blusa se me caía todo el tiempo. Así que decidí quitármela. Bueno, éramos chicas y no le di mucha importancia. Pero eso solo llevó a cosas peores. Así que volvimos a la piscina. Me preguntó si podía besarme. No supe qué decir. Nunca había besado a nadie, así que dije "claro", solo quería probar. Claro, no me gustaba así. Así que para mí fue un beso. Para ella, fue algo más. Nos besamos y luego me restregué en su pierna y ella me hizo lo mismo. Después de eso, salimos y pasamos el rato. Un tiempo después empezamos a salir. Fue intermitente. Ella solo quería favores sexuales, pero ya hablaremos de eso. Estábamos en su casa, en su habitación buscando su Xbox. Se sentó en la cama y yo me quedé allí de pie, incómodo. Entonces mencionó algo sobre que yo le haría una mamada o la tocaría. No lo recuerdo, pero sí recuerdo que, de alguna manera, evité la pregunta y cambié de tema. Unas semanas después, estábamos en mi casa, en la piscina. Así que solo estábamos nadando y jugando. Bueno, se puso cachonda como siempre que estamos solos. Esta es la parte realmente perturbadora. Teníamos estos torpedos de piscina, ¿verdad? Teníamos como cuatro de ellos. Bueno, se puso creativa y decidió meterse dos dentro de ella y quería que yo hiciera lo mismo. Le pregunté 'por qué' y solo dijo 'Solo hazlo, se siente bien'. Por supuesto, no le creí, pero me obligó. Así que me metió dos y me dolió muchísimo. Apenas podía moverme. Después de unos segundos de tenerlos dentro, quise sacarlos, pero no me dejó. Le dije que dolía y no le importó. Me dijo que tenía que prepararme para la polla. En cambio, salimos de la piscina y caminamos hasta mi casa del árbol. No sé cómo pude caminar, y mucho menos subir la escalera para subir a la casa del árbol. Así que nos sentamos y le dije: 'Nombre, por favor, déjame sacarlos, me duele. Dijo que solo podía sacármelos si la tocaba. Sí, es controladora y manipuladora. No me dio opción. Cuando terminé, me los saqué. Justo entonces vino su madre y me dijo que era hora de ir a casa. Gracias a Dios. Cuando se fue, entré y me cambié. Cuando terminé, fui al baño y me ardía. Y estaba sangrando. Sí, me reventó la cereza de la peor manera posible. Una locura, ¿verdad? Bueno, no termina ahí. Me dolía caminar porque tenía un ardor constante entre las piernas. No podía usar ropa interior porque me dolía muchísimo. Se frotaban contra mí y empeoraban el dolor. No se lo dije a nadie porque me daba vergüenza. Nunca le dije que no. Es como si hicieras algo que no quieres hacer y sintieras que no tienes opción. Simplemente te disocias y no estás en el momento. Y cuando termina, es cuando te golpea. Y te preguntas, "¿Por qué hice eso?" y no puedes volver atrás y arreglarlo. Me pregunto eso cada día que la veo, cuando me acerco a mi piscina, y cuando veo esos juguetes que usó conmigo. Apenas pude dormir esa noche, y la quemadura me dificultó dormir. Unos días después, cuando fui al baño, me ardía y había un dolor. No puedo explicarlo. Ni siquiera pude practicar atletismo. Más tarde descubrí que tenía una infección urinaria. No me atreví a contárselo a nadie porque me avergonzaba de mí mismo. Dejé que esto me pasara de nuevo. Esa no fue la única vez. Intenté evitarla después de eso, pero siempre me veía y yo fingía estar feliz de verla. Siempre que estábamos solos, de alguna manera me obligaba a tener cosas sexuales con ella. Una vez fui a su casa después de bajar del autobús. Metí mi mochila dentro y volví. No debía estar allí porque su madre no estaba en casa. Ella me invitó a entrar, y por supuesto, no dije "no" por centésima vez. Así que me mostró la casa y nos sentamos en el sofá e intenté tener una conversación casual, pero lo único que quería era besarnos. Me convenció de ir a su habitación. Y allí nos besamos y nos desnudamos. Realmente odio decir esto. Pero la estaba besando y me preguntó "¿Quieres comer este coño?" y no dije que no. Solo asentí con la cabeza y me odié a mí mismo y quise suicidarme después. Fui a casa y me lavé la cara y la boca para quitarme su sabor de la cara y la boca. Nunca dije que no porque tenía miedo y si decía que no quería, me amenazaba o me manipulaba para que hiciera lo que quería. Como lo que hizo en la piscina. Todavía estoy traumatizado por eso. Y la veo todos los días en la escuela. No puedo olvidar lo que me hizo. Ahora no me gusta que la gente me toque como ella me hizo tocarla. Desde que fue mi primera experiencia sexual, ahora me relaciono más con chicas que con chicos. Me dejó hecho un desastre de muchas maneras. Le conté a mi amiga lo que hizo y, por supuesto, se disgustó. Puso cara de "puaj" y negó con la cabeza. Fue gracioso. Esta es la versión más actualizada que la que escribí, pero la voy a poner por escrito. Podría imprimirla, pero no quiero que mis padres la lean. Estarían muy preocupados.

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Un día no tendremos que recordar constantemente lo que pasó.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Esa noche mi hermano me tocó.

    No sé si lo que me hizo mi hermano se puede clasificar como abuso sexual. Me estaba quedando a dormir en su casa. Era tarde por la noche y estábamos viendo una película. En un momento dado, me preguntó si podía empezar a acurrucarme. De hecho, acepté, ya que somos muy cercanos y ambos disfrutamos del afecto físico. Mientras hacíamos cucharita, metió la mano debajo de mi camisa. No dijo nada, y yo tampoco. A medida que avanzaba la noche, alternaba entre caricias, besos en la cabeza o en un lado de la cara, y palabras de cariño. Le acaricié el brazo distraídamente porque me sentía incómoda allí tumbada. Finalmente, me preguntó "¿está bien?", refiriéndose a su mano subiendo lentamente por mi estómago. Le estaba dando el beneficio de la duda y seguía pensando que la acción era platónica, además de que me sentía bien, además de que soy tímida y me cuesta la confrontación, así que mi cerebro piensa que decir "no" a la gente es provocarla, así que dije "sí". En realidad no quería decirlo. No creo que quisiera decir "no", claro. No creo que quisiera decir nada en absoluto. Estaba cansada. Los dos lo estábamos. Sus caricias progresaron suavemente hasta el punto de acariciar la parte inferior de mis pechos. Fue entonces cuando empecé a cuestionar sus intenciones. Volvió a preguntar "¿está bien?". Volví a decir "sí". Cuando terminó la película, me asusté. La había estado usando para distraerme de lo que estaba pasando, y temía que, al no haber distracción, centrara toda su atención en mí e intentara hacer algo; así que me incorporé. Me apretó ligeramente la parte inferior del pecho mientras lo hacía, quizá a propósito, quizá por reflejo. Cuando se dio cuenta de que me estaba alejando de verdad, retiró las manos, dijo: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro", y se levantó para ducharse. Creo que en ese momento empecé a entrar en pánico. Fue lo que confirmó mis sospechas de que sus caricias realmente tenían una intención sexual. Había estado intentando engañarme a mí misma creyendo que eran afecto inocente, pero esas palabras me obligaban a afrontar la realidad de mi situación. Recuerdo que no paraba de hablar de temas sin sentido mientras desayunábamos porque temía que sacara a relucir lo que acababa de pasar y quisiera hablar de ello. No quería hablar de ello. Quería fingir que nunca había pasado. Todavía lo intento. Pero me atormenta. Él y su esposa (que habían estado durmiendo plácidamente en su habitación toda la noche) se fueron temprano por la mañana de luna de miel (yo estaba allí para cuidar la casa y había ido la noche anterior para pasar el rato con ellos antes de que se fueran). Una vez sola, me fui a dormir tranquilamente a su cama (con su permiso e insistencia, ya que no había otras camas en el apartamento). Mientras intentaba dormirme, aún podía sentir sus manos sobre mí, como una caricia fantasma. Me derrumbé en ese mismo instante. Me sentí culpable y asquerosa por no haberlo parado y por haberlo disfrutado también. Sentía que tal vez yo era la rara, y tal vez yo la que estaba convirtiendo esta interacción en algo inapropiado. Las semanas siguientes, intenté reprimir mis sentimientos. Unos días antes de Navidad, estaba en un avión con mi madre, a punto de empezar nuestras vacaciones. Estaba cerca de la regla y tenía los pechos sensibles. Eso desencadenó algo en mí y de repente lloré ahí mismo, en público. Ese dolor vago me recordó la sensación de aquel apretón que me dio en el pecho. Mi madre me vio a punto de llorar, pero mentí y le dije que era solo porque estaba cerca de la regla y me sentía deprimida (llevó un tiempo luchando contra la depresión, y ella lo sabía). Durante el viaje, tuve flashbacks aleatorios de esa noche, a veces incluso acompañados de náuseas. Sentía que estaba exagerando mi reacción mental, ya que no me habían violado y no debería estar traumatizada por un contacto que apenas puede considerarse íntimo. Al volver a casa, hice algo de lo que no sé si me arrepiento: hablé con él. Le envié un mensaje largo (vive en otra ciudad, lo que me dio más seguridad al confrontarlo) del que apenas recuerdo nada, salvo que mencionaba "esa noche" y cuánto me había afectado. Me derrumbé al escribirlo, y probablemente no era muy coherente. Mi hermano me envió muchas respuestas cortas en ráfagas rápidas al verlo. Se disculpó profusamente. Dijo "No sé qué me pasa", "Buscaré ayuda psicológica", entre muchas cosas que no recuerdo. Eso me asustó un poco. ¿Para qué necesitaba ayuda psicológica? ¿Estaba admitiendo que tenía impulsos que no podía controlar? Pero no dije nada al respecto. Tenía miedo de acusarlo, y me aseguré de aclarar que yo también era culpable por no poner límites. Ambos nos respondíamos sin pensar. Estábamos en pánico y llenos de adrenalina. Tenía miedo de perderlo. Era mi único vínculo en la ciudad donde vivíamos (muy lejos de la nuestra, donde viven nuestros padres y mis amigos). No quería molestarlo, porque es una persona muy sensible y ya me sentía culpable por cómo reaccionaba. Resolvimos el asunto por mensaje. Pero no lo hicimos. En absoluto. Fingí que sí, pero seguía atormentada por las dudas y la paranoia. Más que las caricias, lo que me atormentaba eran sus palabras: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro". Me conmovieron profundamente. Solo quería negar lo sucedido, pero esas palabras no me lo permitieron. La historia continúa hasta el día de hoy, pero no quiero escribir demasiado sobre las consecuencias de "esa noche", ya que escribiría demasiado y quiero centrarme en si fue un caso de abuso. En este punto, me siento un poco más centrada y capaz de aceptar que lo sucedido tuvo un trasfondo sexual. Todavía me siento avergonzada y culpable. Consentí algunas caricias. No estoy segura de si quería, pero lo hice. Normalmente, eso me haría pensar que fue un encuentro consentido y que ahora simplemente me arrepiento, pero hay muchos factores que también contribuyen a mi creencia de que esto también podría ser un caso de abuso. En primer lugar, mi hermano tenía 38 años en ese momento. Yo tenía 20, lo cual sí, es una adulta, pero aun así; él es mi hermano mucho mayor. Ya era casi un adulto cuando yo nací. Ha sido una figura de autoridad toda mi vida, aunque le gusta fingir que no lo es. Es un poco despistado en cuanto a lo que es apropiado o no en contextos sociales, pero creo que alguien de su edad debería saber que no debe meter la mano bajo la camisa de su hermana pequeña y subir tanto por su cuerpo que sus dedos rocen su areola. En segundo lugar, soy neurodivergente, aunque no se lo dije en ese momento. Sin embargo, cuando se lo conté, me dijo que ya sospechaba. A pesar de eso, siempre he sido callada y retraída, así que me molesta que empezara a tocarme bajo la apariencia de afecto inocente y luego esperara que yo pudiera expresar mi incomodidad cuando la situación se intensificara sin que él especificara qué iba a pasar. Tampoco creo que su forma de buscar consentimiento fuera nada productiva. Solo me preguntó si dos caricias específicas estaban bien, y solo después de empezar a hacerlas. No pidió permiso explícito para nada, salvo para los abrazos al principio. Lo que quiero decir es que yo era vulnerable. Soy joven, inexperta, autista, y él siempre ha sido un apoyo emocional y casi una figura paterna para mí. No sé cómo puede ser tan ingenuo como para pensar que no tiene ningún poder sobre mí. Quizás sí lo sabe, pero no estaba pensando en ese momento. Sigo sin entender por qué me tocaría así. Me consuela un poco pensar que quizás no tenía ningún control sobre ello después de todo. Pero no lo sé. Quizás sí. Soy adulta, después de todo. Y creo que se habría detenido si se lo hubiera dicho. Pero definitivamente nunca di mi consentimiento entusiasta. Me siento traicionada. Me siento perdida. Me siento enojada. Me siento triste. Llevo meses evitando pensar en ello. Esta noche, todo me volvió a la mente y me derrumbé de nuevo. De verdad que no sé qué hacer. No quiero contarle a nadie cercano lo que pasó porque me da vergüenza. Y desde luego no quiero contárselo a mis padres. En cierto modo, quiero cortar lazos con él, pero al mismo tiempo no lo hago porque creo que está arrepentido y no quiero entristecerlo. No puedo evitar ser ingenua. No sé si eso me reconforta o me avergüenza.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Fui agredida y acosada sexualmente de diversas maneras, pero COCSA fue la peor.

    Experimenté el COCSA, pero nadie lo toma en serio. Esta no es mi única experiencia de violencia sexual. Un amigo me agredió sexualmente a los 19 años, alguien intentó secuestrarme de niña por presuntas razones sexuales, sufrí acoso sexual por parte de mis compañeros en secundaria durante años porque mis acosadores se dieron cuenta de que los temas sexuales me incomodaban, me enfrenté a personas raras que me seguían a casa, a hombres mayores que comentaban sobre mi cuerpo cuando tenía unos 11 años y uno me pidió que "bailara" para él, y a gente en línea que intentaba convencerme para que enviara fotos desnudas cuando aún era menor de edad (por suerte, nunca sufrí ninguna). Además, hubo muchos traumas y abusos no sexuales. Pero, para mí, el COCSA fue el peor trauma. No sé por qué me impacta tanto. Éramos solo unos niños y él no podía comprender del todo el daño que estaba causando, así que ¿por qué fue el más difícil de sobrellevar? Siempre dudo en usar la palabra "abuso sexual" cuando hablo de esto, pero en cuanto a lo que me hizo, eso fue. Cuando tenía 6 años, un niño de mi edad me llevaba a un rincón del parque, a escondidas de todos, y me obligaba a chuparle el pene. Yo decía que no, que era asqueroso, que no quería. Pero era uno de mis pocos amigos en aquel entonces, y me aterraba perder amigos porque estaba pasando por muchas cosas difíciles en casa. No empezó así; ya nos habíamos hecho amigos un tiempo antes y él me convenció. Primero haciendo cosas normales de niños, como enseñarme sus genitales, luego pidiéndome que los tocara, luego que los lamiera, los chupara y, una vez, incluso los mordiera. Todavía recuerdo cómo me sentí y todavía me llena de pánico. No fue doloroso ni nada, simplemente me pareció horrible e incorrecto. Me amenazaba con avergonzarme y dejar de ser mi amiga, y también decía que me quería y que tenía que chuparle el pene para demostrarle que yo también lo quería. Me lo pedía una y otra vez hasta que cedía, y como estábamos en una zona apartada del parque, no sentía que pudiera irme así como así, sobre todo porque era conocido por ser violento (aunque nunca me había hecho daño). «Es lo que hace la gente que se quiere», dijo una vez. Era un abusador, y cuando lo hacía, se reía y me decía que en realidad no le gustaba, pero que quizá sí si lo hacía otra vez. Lo hacía con su amigo, que lo observaba. No creo que ese otro chico entendiera realmente por qué me hacía eso; yo no. Pero el que lo hacía al menos entendía que me molestaba y no le importaba, porque se reía de mí cuando me hacía enfadar. A menudo me siento tan estúpido que incluso esté experimentando algún trauma por esto. Éramos niños, y siento que fue mi culpa por no resistirme más o por no irme sin más. Pero no sabía qué estaba pasando, y en ese momento me sentía muy vulnerable y sola. Solo quería una amiga. Esto continuó hasta los 7 años. No lo culpo del todo. Para mí, es más un acosador que un maltratador. Pero sí culpo a sus padres por permitirle acceder a pornografía desde los 5 años, culpo a su padre por inculcarle ideas misóginas que él siguió perpetuando en otras niñas de nuestra edad a medida que crecíamos. Culpo a quien le enseñó a hacer esas cosas, porque la forma en que me hablaba a veces sonaba demasiado adulta para ser de una niña que se topó con una página porno. Culpo a mi escuela por saber lo que estaba pasando y no mover un dedo para ayudarnos a ninguno de los dos. Ambos necesitábamos algún tipo de intervención, pero no hicieron nada. Ahora lidio con varios trastornos mentales diagnosticados y disfunción sexual como resultado de lo que me hizo. Lo peor es que todavía lo veo por la ciudad en raras ocasiones. Él no me reconoce, y aunque agradezco eso, también me enoja que ni siquiera me reconozca, mientras que me pongo nerviosa si veo a alguien que se parezca a él.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇳🇱

    COCSA (no estás solo)

    COCSA Apenas tengo 18 años y hace poco me di cuenta de que sufrí abuso y agresión sexual más de 20 veces. (Esta historia trata solo sobre COCSA). Es duro. Realmente duro. No me siento necesariamente sucia. Simplemente me siento utilizada y lamento mi juventud. La primera vez que ocurrió tenía 4 o 5 años, me acababa de mudar a un nuevo pueblo y me hice amiga de la hija del vecino. Era un poco más de un año mayor que yo. Más fuerte y dominante. Pero éramos buenas amigas. Hasta que me dijo que jugara al doctor con ella. Al principio pensé que era genial, divertido, emocionante, pero algo no me parecía bien. Y pronto empezó a salir mal. Empezó a hacerme desnudar cada vez más. Me metía la mano en mi ropa interior. Me metía juguetes como pelotas y lápices en mi ropa interior, y finalmente me clavó un cuchillo de plástico de juguete. Todavía recuerdo la presión. No entró muy profundo, pero me horroricé. Ella también me obligaba a tocarla de la misma manera, pero lloraba cuando intentaba que le metiera algo. Creo que mi madre nos pilló en algún momento. Esa parte está un poco borrosa. Todavía puedo ver la ventana de mi antigua habitación y la de sus padres desde mi nueva casa. La segunda vez tenía 8 años y el chico, primo de una amiga mía de 14, me besó, me agarró y me empujó debajo de la cama para besarse. No sabía que estaba mal. Mi amiga simplemente nos animó. La tercera vez que me agredieron tenía 10 u 11 años. Una chica de mi clase me hizo tocarle los pechos, me enseñó porno y me obligó a besarme con la puerta de su armario mientras me empujaba por detrás. Se unió a nuestro juego secreto y básicamente me enseñaba constantemente cosas nuevas sobre sexo en internet. Creo que me hizo adicta al porno desde muy joven (y además tenía acceso gratuito a internet). También tuve una relación abusiva con un chico de mi clase por la misma época. Y puedo oír a la gente decir "Eso no es serio a esa edad". Puede que tengas razón o no, pero me impactó mucho. Me empujaba, me abofeteaba, me pegaba y me pateaba de todas las maneras posibles en la escuela y luego me besaba cuando estábamos solos, diciéndome que me quería. En el campamento de verano de la iglesia me ató y me hizo seguirlo durante horas.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Él simplemente no quiso escuchar

    Llevábamos unos meses hablando por internet y él había conseguido un hotel cerca. Fui a verlo, emocionadísima. Sabía que tendríamos sexo, me parecía bien, lo ansiaba. Pero antes de llegar a su habitación, me manoseó. Le pedí que parara, fue vergonzoso. Titubeó y vaciló. Y lo seguí de todos modos. Era veinte centímetros más alto que yo y pesaba cuarenta y cinco kilos o más. Al principio bien, pero de repente, sin previo aviso, su mano me rodeó el cuello. Entré en pánico y me quedé paralizada. Tardó unos segundos en darse cuenta de mi reacción y me preguntó qué pasaba. Lo único que pude hacer fue decir con voz entrecortada que no quería que me ahogara. Retiró la mano como si no me hubiera hecho pensar que me iba a morir en ese momento y continuó. Después de eso, todo es borroso, pero sé que no fue la última vez que dije que no o que parara. A veces no decía que no o que parara, solo que me dolía. Él los ignoró a todos. No entiendo por qué no me fui. Podría haberme ido. Ojalá lo hubiera hecho. En cambio, de alguna manera me quedé dormida a su lado. Nos desperté a ambos gritando. Se lo merecía. Hice que un amigo fingiera una emergencia médica al día siguiente y me recogiera. Salí del hotel con manos temblorosas y chupetones, le rogué que no se fuera. Ojalá hubiera hecho un kit de violación. Ojalá le hubiera sacado los ojos. Ojalá se lo hubiera contado a toda su familia y a todos los que le importan. Pasé tanto tiempo justificando lo que pasó, que no debió haberlo dicho en serio de alguna manera, que era una buena persona que hizo algo malo. Le envié un mensaje al día siguiente y le expliqué lo que había hecho mal. Se lo tomó muy bien. Se disculpó. Ojalá hubiera estado enojado, malvado y grosero. Ojalá fuera más fácil culparlo a él en lugar de a mí misma. Han pasado cinco años (¡con terapia semanal!) y todavía pienso que en parte es culpa mía.

  • Informar

  • 0

    Miembros

    0

    Vistas

    0

    Reacciones

    0

    Historias leídas

    ¿Necesitas un descanso?

    Hecho con en Raleigh, NC

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    ¿Tienes algún comentario? Envíanoslo

    Para obtener ayuda inmediata, visite {{resource}}

    Hecho con en Raleigh, NC

    |

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    Publicar un mensaje

    Comparte un mensaje de apoyo con la comunidad.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto se publique tu mensaje. así como enviar recursos útiles y apoyo.

    Por favor, respete nuestras Normas de la comunidad para ayudarnos a mantener Our Wave un espacio seguro. Todos los mensajes serán revisados ​​y se eliminará la información que los identifique antes de su publicación.

    Haz una pregunta

    Pregunta sobre supervivencia o apoyo a sobrevivientes.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto tengamos respuesta a tu pregunta, además de recursos útiles y apoyo.

    ¿Cómo podemos ayudarte?

    Indícanos por qué denuncias este contenido. Nuestro equipo de moderación revisará tu informe en breve.

    Violencia, odio o explotación

    Amenazas, lenguaje de odio o coerción sexual

    Acoso o contacto no deseado

    Acoso, intimidación o mensajes no deseados persistentes

    Estafa, fraude o suplantación de identidad

    Solicitudes engañosas o hacerse pasar por otra persona

    Información falsa

    Afirmaciones engañosas o desinformación deliberada

    Comparte tus Comentarios

    Cuéntanos qué funciona (y qué no) para que podamos seguir mejorando.

    Iniciar sesión

    Ingresa el correo electrónico que usaste para enviar tu solicitud a Our Wave y te enviaremos un enlace para acceder a tu perfil.

    Actividad de puesta a tierra

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.