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Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?

Todos tenemos la capacidad de ser aliados y apoyar a los sobrevivientes en nuestras vidas.

Mensaje de Sanación
De un sobreviviente
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Contar eso sin derrumbarme

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    Corazón fuerte

    Si alguien quisiera entender quién soy, tendría que saber que… No sabría cómo ni por dónde empezar. Supongo que por la base de todo: mi niñez. Me llamo Name. Nací en Venezuela, pero me crie toda la vida en España, bueno, a partir de los ocho años. Mi niñez… qué decir. Era feliz. Fui feliz. O eso cree uno a esas edades. Mis primeros ocho años en Venezuela. Supongo que fui feliz. Una familia que me quería, un hermano, una mamá… aunque nunca un papá. Mami siempre supo cómo tirar ella sola con nosotros. Siempre me inculcó cosas buenas de mi padre. Incluso me enseñaba cartas y fotos de él. Crecí queriendo a mi padre, aun sin haberlo visto nunca en persona. Tuve un colegio que me gustaba mucho, aunque he de decir que la liaba mucho. Era demasiado ruido para aulas tan pequeñas. Tengo muchos recuerdos bonitos, otros que ahora de adulta sé que no lo fueron. Me dieron todo, tuve todo. A pesar de venir de una familia humilde, nunca me faltó un plato de comida, nunca me faltó amor, nunca me faltó nada. Todo se complica… Cuando cumplo los cuatro años, cuando ya eres un poquito, pero muy poquito, más consciente de la vida, todo se complica. Mamá dejó de estudiar y decidió trabajar. Eso implicaba verla menos. Eso implicaba ser cuidada por otras personas. Eso implicaba muchas cosas. A partir de ahí mi vida se derrumbó. A partir de ahí marcaría un antes y un después. A partir de ahí mi vida en la adultez sería distinta. La gravedad de todo lo vi al crecer. Aunque he de decir que tuve una pequeña reacción siendo tan pequeña. Podría decir que algo dentro de mí me dijo: esto está mal, esto no puede ser así. Siempre he dicho: ¿dónde estaba Dios? Soy creyente, o fui creyente, pero poco a poco todo eso fue desapareciendo. Cuanto más dolor me causaba la vida, más dejaba de creer. No me enrollo más… vamos al principio. Pues sí, tuve una niñez bastante bonita. Aunque la parte mala ahí está, y creo que estará por siempre en mi vida. Supongo que escribirlo me hace sentir un poquito mejor. Recalcar toda mi vida me hace sentir algo mejor. Fui violada. Sí, abusaron de mí siendo tan solo una niña de cuatro años. A partir de ahí me destrozaron la vida. Fui cumpliendo años y eso seguía sucediendo. Supongo que para mí era algo normal. Un niño, al sufrir eso, jamás podría darse cuenta de la gravedad. La persona que se supone que tenía que cuidar de mí era la causante de mis traumas ahora de mayor. Mi hermano y yo, siempre unidos, siempre juntos, mano a mano. Pasó por lo mismo, solo que yo cedía. Cedí muchas veces porque sabía que era la única forma, la única forma que tenía para proteger a mi tesoro más preciado: mi hermano. ¿Dónde estaba mi familia? Éramos tan solo unos niños que necesitaban ayuda de un adulto. ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta? Tan solo necesitábamos a un adulto que nos ayudase. ¿Cómo íbamos nosotros mismos a ayudarnos? Mi vida cambió. Mi tía nos devolvió la vida. La decisión de venir a España cambió nuestras vidas. Era un pequeño viaje. Jamás pensábamos quedarnos aquí a vivir. Ed y yo felices, con nuestra pequeña maleta, sabiendo que algún día volveríamos a Venezuela, que en un mes o así estaríamos de vuelta. Y aquí estoy, veinte años después, agradeciendo día a día la decisión de quedarnos aquí. Ahí empezó mi verdadera infancia feliz. Nos dieron todo. Mis tías nos dieron todo. Nunca había sido tan feliz. Mamá se enamoró. Ahí conoció al que creí mi padre. Es normal, ¿no? Te crías sin una figura paterna y cuando entra alguien en tu vida con tanto amor para darte… cómo no creer que es tu padre. Mil viajes, muchas playas, muchos planes, mucho de todo. Él nos dio tanto. Estuvo en todo. Cómo no haberle querido tanto. El colegio es verdad que no me gustaba tanto. Sufrí mucho bullying. Supongo que no estarían acostumbrados a ver a una niña latina, pelo rizado y rasgos de negra. Esa parte quiero omitirla. La verdad que me marcó demasiado. Pensé siempre que de ahí venía mi inseguridad. Crecí. O eso creía con catorce años. Me creía la reina del mambo. Quería vivir rápido, quería ser adulta, quería hacer mil cosas. Empecé a perderme. A ser una inconsciente con mamá. A ser una rebelde. Cuanto más me prohibían, más quería hacerlo. Creo que fue mi peor época. Nunca me sentí entendida por nadie. Nunca nadie se sentó a explicarme paso a paso cómo va la vida y desde cuándo tenía que empezarla a vivir como una adulta. Mamá lo hizo bien siempre, pero he de decir que no supo lidiar con una adolescente llena de ira, llena de rabia, llena de odio. Fui mi peor versión. Pero era adolescente, ¿quién se da cuenta a esas edades? Porque yo, hasta que no tuve un choque de realidad, no me di cuenta. Mi primer amor… Sí, tuve mi primer amor. Fue lo más preciado que la vida me había dado. Tus primeras veces en todo, tus primeros te quiero, tu primer sentimiento de amor, tu primer todo. Fue un fracaso. Supongo que éramos muy jóvenes e inexpertos. Yo quería más, salir al mundo, conocer gente. No me valía nada. Tuve más de un amor. Con todos fracasé. Pero me quedo con lo que aprendí con cada uno de ellos. Aprendí a saber qué merezco y qué no. Aprendí a quererme un poco más. Aprendí a no tolerar cosas que no. Aprendí a no quedarme con migajas. No sé por qué nunca me fue bien en el amor. Y la poca fe que me quedaba me la destrozaron. Cumplo dieciocho. Por fin mayor de edad. Por fin podría hacer lo que me diese la gana. Eso sentía y eso creía. Me duró bastante la rebeldía. Hasta que… Ocurriría de nuevo. Mamá se separa. Mi vida cambia. Todo cambia. Mi supuesto padre sigue siéndolo. Seguimos queriéndolo como el primer día. Seguimos viéndole. Seguimos todo con él, a pesar de no estar con mamá. Pero tuve un choque con la realidad. Creí que mis parejas me habían roto el corazón, pero creí mal. Él me rompió el corazón. Dejé de creer en el amor. Si la persona que más quería, a quien yo consideraba mi papá, me partió el alma, me partió el corazón… ¿qué iba a pensar del resto del mundo? ¿Cómo debía ser yo? Y llegó ese día, el segundo peor día de mi vida. Sufrí violencia doméstica. Mi supuesto padre fue capaz de destrozarme la vida. Intento de violación. Una vez más sentí ese miedo. Una vez más sentí que la vida se me caía. Una vez más sentí decepción. Una vez más sentí cómo mi corazón se rompía poco a poco. Cómo creer en la gente. Cómo creer en la vida. Nace Brother. Empecé a ver la vida un poco mejor. Brother llega a nuestras vidas, mi pequeño hermano, y cambié por completo. Me dio esa felicidad que no tenía. Me dio esa calma en el alma que yo tanto necesitaba. Verle tan pequeño, tan bonito, esas manitos… Mi hermano me devolvió la vida y las ganas de querer con el alma a alguien. Nunca se lo dije. Es muy pequeño. Pero algún día me sentaré y hablaré con él. Dejé de estudiar. Fui de mal en peor en los estudios y decidí adentrarme en el mundo de la hostelería. Crecí de verdad. Mi mentalidad cambió. Empecé a ser mejor persona con mamá, mejor persona con mi hermano Edy, mejor persona con todos. Trabajar me hizo darme cuenta de cuánto cuesta la vida. De cuánto ha tenido que currar mamá para darnos todo. Trabajar me hizo crecer como persona, como mujer. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y sí, sigo estancada en la hostelería. Pero he de decir que me he ganado todo lo que tengo a pulso. Agradecida de todo lo que aprendí. Sigo con la vida. Sigo con mi vida. Pasa el tiempo. Vuelvo a tener amores que no van a ningún lado. Más decepciones: de familia, de novios, de amistades. Pero supongo que siempre pude con todo. Era como que mi corazón estaba a prueba de balas. Como que algo más ya me era indiferente. Estaba tan acostumbrada a que lo malo me persiguiese que era totalmente normal para mí. Pero oye, que nunca dejé de ser buena. Nunca dejé de tener este corazón tan noble, como dice mamá. Siempre di todo de mí a todos. Siempre fui con mis mejores intenciones. Hace poco leí que las personas que siempre están haciendo la gracia son las que más tristes están por dentro. Nunca algo me había representado tanto. Como digo yo, soy la payasa del grupo. Me encanta ver a mi gente reír a base de mis ocurrencias. Eso me hace sentir un poco menos mal. Eso me ayuda mucho. Me gusta hacer la gracia siempre, porque sí, porque no. Eso me hace olvidar un poco todo. Pasa el tiempo y estoy en calma. Siento que no tendré nada más por lo que sufrir. Y llega un mensaje inesperado… Siempre estuve en contacto con mi padre, ese mismo del que mamá siempre me habló y siempre me inculcó cosas buenas. Le quiero tanto que jamás se me pasaría por la mente odiarle. Y llega un mensaje: “Hola hija, Dios te bendiga. Soy tu papá, el hermano de tu mamá.” Mi mente no entendía absolutamente nada. Papá, mamá, hermano… Pensé que era fake, pero indagué hasta dar con la realidad de todo. Ese día, bendito día, una vez más me vuelven a romper el corazón. Pero esta vez, mi querida mamá. Resulta que ese señor era mi padre de verdad. Resulta que mi mamá no era mi madre biológica. Resulta que toda mi vida crecí creyéndome mentiras. Mi madre biológica me abandonó. Con tan solo un mes de nacida. Me abandonó como un perro. Mi papá, con miedo de la vida, con miedo de seguir con una niña tan pequeña, solo buscó ayuda. Ayuda de sus hermanos. Y ahí entra mi mamá en el plano. Como me dice ella: “Hija, me enamoré de ti. Verte tan pequeña, tan vulnerable, con esa carita, con esa nariz, con esos rizos… cómo no quedarme contigo.” Mamá no me dio la vida. Me la devolvió. Agradezco la vida que me diste, mamá. Para mí siempre serás mi madre. Mi única y verdadera madre. Pero me duele el alma. Todo por lo que tanto había trabajado volvió: mis miedos, mis inquietudes, mis traumas, mis inseguridades, mi rabia, mi ira. Y llegó él. Llegó alguien a mi vida para hacerme entender que la vida no siempre es tan mala. Alguien que me haría entender por qué nunca funcionó con nadie más. Alguien que me daría todo el amor del mundo. Y llegaste tú, justo en el momento que más me dolía la vida. Llegaste y me olvidé por un ratito de todo lo que estaba pasando. Volví a creer en el amor. Volví a creer en que de verdad hay personas buenas con corazones bonitos. A veces siento que no lo merezco. A veces siento que es una trampa de la vida. Me saboteo mucho. No sé cómo asimilarlo. Siento que en cualquier momento todo se romperá. Sentiré miedo. Sentiré angustia .

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    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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  • “Estos momentos, mi quebrantamiento, se han transformado en una misión. Mi voz solía ayudar a otros. Mis experiencias tenían un impacto. Ahora elijo ver poder, fuerza e incluso belleza en mi historia”.

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    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

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    Acoso sexual grave

    Empezó como acoso sexual. Y lo dejé pasar. ¡No dejes que te pase! Era una becaria universitaria que cursaba mi especialización en gestión de la cadena de suministro. En la escuela de negocios, sabes que no se obtiene un título y ¡zas! Un trabajo te espera por arte de magia. A menos que ya tengas contactos. Era una mujer soltera que recibía ayuda financiera y no tenía prácticamente ningún contacto familiar. Necesitaba hacer algunos contactos mientras estudiaba para ascender. Es un mundo muy competitivo. Una época en la que no nos importa tanto dónde trabajamos, siempre y cuando tenga perspectivas de ascenso y de ganar dinero. Estaba haciendo prácticas en las oficinas corporativas de una empresa de alquiler de coches. Me dieron mi primera opción para una clase en la que teníamos que hacer prácticas en una empresa real. Mi grupo de cuatro estaba en sus oficinas de logística y no teníamos un trabajo definido en ese momento, pero mi escuela había enviado estudiantes durante un tiempo, así que teníamos una persona de contacto y una idea vaga de un proyecto que mi grupo de cuatro tenía que organizar y ejecutar para nuestro grado. Bueno, eso fue un poco torpe y seguí con la mala idea de planificar rutas de distribución más eficientes para los coches que entraban en la flota. Fue una ingenuidad, ya que la empresa contaba con auténticos profesionales que diseñaron el sistema. Pero, gracias a mis artimañas femeninas, un alto directivo me invitó a ayudar en mi tiempo libre. Solo yo. Aproveché la oportunidad y, en mis días libres, llegaba temprano por la mañana e intentaba ser parte del equipo. Era un ambiente muy masculino. Intenté quedarme a pesar de las pretensiones de trato especial. "¿No serás de esas feministas que se ponen a llorar a Recursos Humanos si un hombre te hace un cumplido o una palmadita en el trasero?", me había preguntado el hombre que me invitó primero. Lo llamaremos XX. Le aseguré que no, anticipándome a su respuesta. "Trabaja duro, diviértete mucho", fue algo que dije en mi negación de unos valores a los que obviamente se oponía. Así que las dos veces que XX me presentó como su amante, le seguí la broma. Otro error estúpido. Como ejemplo de mi entorno, después de que un hombre Y del departamento me enseñara a usar parte de un programa que calcula las faltantes de existencias, me hizo sentarme a probarlo y me dio un masaje que no pedí temprano por la mañana. Pues bien, XX se acercó y bromeó sobre que Y le había metido las manos a su novia. Tuvieron un momento de camaradería cuando el hombre Y le preguntó si hablaba en serio, diciendo algo sobre la esposa de XX, a lo que XX se retractó y dijo algo como: "Es solo una broma. Me encantaría en mis fantasías, pero es propiedad de la empresa, hermano". ¡¿Propiedad de la empresa?! ¡Estaba sentada allí mismo! Me tensé, pero intenté fingir que estaba absorta en la clase de informática mientras XX se iba y el hombre Y volvió a masajearme, pero esta vez con más intensidad. Bajó por mi espalda baja y la parte superior de los glúteos, luego por los brazos hasta los muslos, impidiéndome hacer cualquier trabajo mientras me rozaba el pecho con los antebrazos y las manos. Me sentí tan débil y casi paralizada cuando me obligué a levantarme para ir al baño, deteniéndolo. Podría haberlo hecho al principio, pero no lo hice. Más tarde, ese mismo día, XX me invitó a almorzar con él y a tomar una cerveza en un bar con mesa de billar. Tenía 20 años, pero no me pidieron el DNI porque estaba con XX. Casi nunca jugaba al billar y, mientras esperábamos la comida, él me "enseñó" a jugar. Se burló del cliché del cine y la televisión donde un hombre hace que una mujer se incline sobre la mesa de billar para disparar, solo para presionar su entrepierna contra su trasero en un gesto sugerente y luego inclinarse sobre ella con los brazos a cada lado para enseñarle a deslizar el palo. ¡Pero mientras bromeaba, me hizo esas cosas a mí! Fue un buen día para mis dos principales abusadores y un día horrible para mí. XX me abrazó mientras nos levantábamos riéndonos y, al parecer, ahora tenía licencia para abusar de mi cuerpo cuando quisiera. Me volví insensible en algunos aspectos, pero emocionalmente estaba más nerviosa. Me tocaban el trasero o me azotaban juguetonamente en el departamento, incluso por parte de un hombre Y. Algunos otros hombres eran muy coquetos. Me frotaban los hombros, me abrazaban incluso al saludo más breve con XX, y finalmente se suponía que también me acostumbraría a los pequeños besos en los labios. Sentía una constante angustia mental y una actitud defensiva. Mi cuerpo podía ser atacado en cualquier momento. ¡Pero no me defendí! Les decía claramente a XX y a algunos otros que quería ser respetada y considerada como una más y tener un trabajo allí cuando me graduara, y ellos lo afirmaban. Los dos principales abusadores me animaron, pero aun así me acosaron sexualmente. ¡Con mi bendición estúpida! El semestre terminó y seguí yendo a diario durante las vacaciones de verano. Era mi única vía de escape para un posible trabajo después de graduarme un año después. Estaba tan preparada que no fue un gran salto cuando XX me presionó para que se la hiciera en su oficina. Me negué con una sonrisa y un movimiento de cabeza, y él respondió con una justificación: que le debía una, que lo necesitaba en ese preciso instante. No aceptaba un no por respuesta. La primera vez que me arrodillé frente a su escritorio y lo tomé en mi boca, me temblaban las manos, se me saltaron las lágrimas y tuve que escurrir los mocos. ¡Yo era la que estaba avergonzada! Fue como una experiencia extracorpórea, y se me secó la boca hasta el punto de tener que pedirle un poco de su bebida energética. En mi interior, hubo un cambio enorme de inmediato. Quedé destrozada por todo orgullo y autoestima. Era como un zombi. Apenas comía. Mucho café. Aparecía, hacía los informes que se habían convertido en mi responsabilidad y, mecánicamente, le daba a XX su mamada diaria por la tarde en su pequeña y sosa oficina con una ventana pequeña. Empecé a tener migrañas ese verano. Conduje a casa para el 4 de julio y me emborraché tanto que acabé durmiendo con el exmarido de mi hermana, mucho mayor, en la parte trasera de su camioneta. Esa fue una terrible llamada de atención. Sabía que no podía fingir mucho más sin una crisis nerviosa, así que pasé mis dos semanas en la empresa de alquiler de coches donde trabajaba gratis. Para asegurar mi futuro, me aseguré de mantener un ambiente amistoso y de decir "sabes que volveré a trabajar aquí el año que viene". La idea de que todo el tiempo y la humillación que había invertido se perdieran en nada era un gran miedo. Me sometí a eso durante las últimas dos semanas. Tuve sexo rápido con XX dos veces encima y encima de su escritorio. Cedí a la presión extrema y también le hice una mamada a Y cuando lo mencionó explícitamente por una carta de recomendación. Sabía que lo hacía por XX. Ni siquiera tenía despacho propio y teníamos que usar las escaleras. Durante mi último año de universidad, me di cuenta de que estaba demasiado traumatizada como para volver allí. El grado de utilización y abuso que había sufrido se hizo evidente para mí, cuando antes no. Como si hubiera estado viviendo en una neblina de negación. Fue una época dolorosa. Fui un poco imprudente. Saqué una C en la asignatura optativa de economía de alto nivel que cursé. Acepté varias citas para evitar estar sola y, o bien me acosté con ellas, o bien me enfurecí. Al ver que necesitaba la falsa pasantía de alquiler de coches en mi currículum, les escribí a ambos abusadores para pedirles cartas de recomendación y recibí una buena del hombre Y, pero una muy impersonal y genérica de XX. Estaba tan abatida y enfadada. Finalmente, se lo conté a mi hermana, la que me confrontó por su exmarido. SE LO CONTÉ TODO Y ESE FUE MI PRIMER PASO HACIA LA RECUPERACIÓN. A desahogarme, a gritarme en el espejo, a golpear el saco de boxeo en un gimnasio al que me apunté, y a ver a mi primer psicólogo y psiquiatra. La terapia me ayudó más que el Celexa y el antipsych. El grupo de apoyo me ayudó aún más. Conocí a dos amigas para toda la vida que me apoyan en momentos de dolor. Debo repetir que no es mi culpa haber sufrido abuso, aunque en parte sí lo fue. ¡No dejes que te pase! Te quitarán todo lo que puedan. ¡Planifica tus límites ahora y sé asertiva! Denuncia el acoso inmediatamente. Al hacerlo, te convertirás en una heroína y protegerás a otras mujeres y a ti misma. Si ya has sufrido abuso, ¡sal de la situación y habla con alguien cuanto antes! ¡No ganas nada permitiendo que el abuso continúe! Hablar con alguien lo hace real y te permite comenzar a odiar menos y a aprender a amarte de nuevo. Mereces amor verdadero.

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  • Creemos en ti. Eres fuerte.

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    Usted no está solo

    No estás solo No estás solo. A muchos nos arrebataron mucho personas que priorizaron sus instintos básicos sobre nuestra cordura. Sufrimos por sus momentos de felicidad y dominio. Nos culpamos de su enfermedad. Su patología. Somos un ejército. Eso es lo que estas historias nos enseñan. Nos muestran que somos legión. Somos fuertes. Nuestras reacciones psicológicas de miedo, desconfianza y odio no son locas. Son normales. También es normal, pero no fácil, salir juntos de la oscuridad. Crecí en un gran bloque de pisos de bajos recursos que parecía un pueblo. Mi madre trabajaba y nos desenvolvíamos solos. En invierno, nadie esperaba que nos vieran si salíamos. Estábamos en un piso haciendo el tonto con unos niños o un vecino, y todo salía bien. Perdí la virginidad a los once años con un amigo de mi hermano mayor que cursaba décimo. Pero no fue un problema porque, por desgracia, no era raro allí. Soy mitad brasileña por parte de mi padre ausente y me consideraban bastante exótica y en forma. Mis características sexuales secundarias se desarrollaron pronto. Era razonablemente cuidadosa y tenía el control. El verdadero abuso comenzó años después, cuando nos mudamos a una casa decente con él. Era el hombre soñado de mi madre. Era perfecto para un hombre de mediana edad. Para entonces, mi hermano ya no estaba con nosotros porque se fue a trabajar a Alaska en un barco pesquero. Era exmilitar y al principio parecía un buen hombre. Yo era un poco problemática y demasiado descarada, y mi madre le dio carta blanca para disciplinarme como a mi padre. No llevábamos allí ni una temporada completa cuando empezó a tratarme como a una fulana. Lo de los azotes ya lo sabía mi madre y le parecía gracioso, incluso teniendo quince años. Me daba azotes en el trasero desnudo incluso cuando ella estaba en casa. Decía que siempre había necesitado la mano de un hombre para tapar mis asperezas. Era vergonzoso, humillante, pero nada comparado con lo que hacía él cuando mi madre no estaba. Para no entrar en detalles, él pronto llegó a un punto en el que yo iba a tener su carga siempre que tuviera la oportunidad. Como él me mandaba el horario, se aseguraba de que hubiera oportunidades regulares. Era mi INFIERNO y él era el Príncipe de las Tinieblas. Era rudo, pero tenía cuidado de no dejar marcas. A menos que el tiempo apremiara, tenía que ducharme primero. A veces, después, había algo específico que ponerme, como un disfraz, lencería o mi uniforme de baloncesto. La irritante anticipación de lo que vendría después era la verdadera tortura. Él me decía: "Elige un agujero". ¡Mis agujeros! Mi boca era uno, mi boca dos, y pensarías que nunca elegiría tres. Pero te equivocas. Lo odiaba. Soy muy sensible sexualmente y si elegía uno, parecía que me encantaba, y si elegía dos, estaba trabajando para complacerlo. Tres era la forma en que podía encerrarme y prepararme sin que él me viera sonreír, incluso si lo miraba. Cuando el odio era fuerte, elegía tres. Compartimenté esa pequeña pero brutal parte de mi vida para mi madre. Eran solo de treinta a ciento veinte minutos a la semana, de 10.080 minutos. Y entonces no veía otra salida. Mamá, por primera vez, vivía una vida feliz. Podría haber ganado un BAFTA por lo cómoda y contenta que me sentía con ella. Me destrozaba que mi miedo a molestarlo hiciera parecer que él había suavizado mis asperezas y me había convertido en una dama de verdad. Mantuve mis buenas calificaciones y seguí en el equipo de netball a pesar de ser la más bajita. Seguí adelante. Desarrollé la costumbre de clavarme las puntas del portaminas en la piel y morderme las uñas para provocarme dolor. Tuve un novio por un corto tiempo. Iba a los bailes. Mi casa era mi infierno, así que hacía todo lo que él me permitía para estar en cualquier otro lugar. No podía trabajar, pero él obligaba a mi madre a conservar su trabajo para poder tenerme. En mis cumpleaños, me salía con la mía para tener una noche de chicas con mi madre. Solo tuve dos cumpleaños antes de librarme de él. La universidad costaba 1000 libras y cuando él la pagó, no sabía que ya no iba a ser su fulana. Tenía una amiga que vivía mucho más cerca de mi universidad. Tenían una habitación libre porque un hermano mayor se había mudado. Con diecisiete años, él no podía obligarme a vivir con ellos si tenía otro alojamiento seguro. Acepté un trabajo y pagué el mísero alquiler. Me volvió a tener cuando dormí en su casa en Nochebuena. Probablemente drogó a mi madre para que no volviera a dormir. Me aseguré de que no volviera a tener otra oportunidad. En mis clases de portugués conocí a un hombre que vivía en Portugal y me invitó a quedarme con él todo el tiempo que quisiera sin pagar alquiler. Terminé un año de bachillerato y me fui a Portugal. Tuve relaciones fugaces con el hombre con el que me quedé, pero él viajaba a menudo; ambos teníamos nuestras propias cosas. Por aquel entonces trabajaba de camarera en un restaurante de comida americana. Hablaba con mi madre por teléfono casi todos los días. Vino una vez, con él. La echaba de menos e intentaba no mostrarle mi pena por haberme visto obligada a separarme de ella. Verlo fue horrible, pero lo contuve como un cáncer. Me ayudó a consolidar mi decisión. Viajé con una amiga a Florida y conseguí trabajo como camarera en un restaurante elegante. Solicité una visa de trabajo y la conseguí al segundo intento. Ahora tengo treinta y ocho años. Hace solo tres años me enfrenté a mis demonios porque leí historias en línea sobre otras sobrevivientes de abuso. Abrió una herida profunda para que pudiera empezar a sanar. Fue y sigue siendo un trabajo duro y un proceso continuo. Le confesé a mi madre, quien se había separado de él después de años de su propio abuso, que ella también mantuvo oculto. Él la dejó ir cuando ella empezó a tener problemas de salud, mostrando su verdadero corazón negro. Vive con mi hermano y su familia. Lamento haber perdido años con mi madre y mi hermano y que me echaran de casa cuando era joven, pero me hizo más fuerte. Nunca me he casado, pero tengo una pareja que me ama, dos perros y hablo tres idiomas. Soy entrenadora física y trabajo cerca de la playa donde voy a meditar y a hacer body surf. Nuestros viajes e historias son individuales, pero estamos juntos en esto. En todo el mundo. ¡No estás solo/a cargando con el dolor, la vergüenza, el miedo y los recuerdos! Aunque estés en la oscuridad, emprende un camino que parece que otros están usando para intentar salir adelante. Usa los recursos, aunque estén disponibles en tu computadora, y construye a partir de ahí. Simplemente empieza y sigue escalando, especialmente cuando parezca demasiado difícil.

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sobreviviente de COCSA

    Mi historia de agresión sexual es inusual para la mayoría y difícil de comprender. ¿Quién creería que los niños son capaces de saber y hacerle cosas tan horribles a una persona? La mayoría de los niños no son así y sus experiencias son diferentes. Ocurrió por primera vez cuando yo tenía 8 años, mientras que mi abusador tenía 7. Recuerdo que el abuso se produjo gradualmente a medida que construíamos nuestra amistad. Al principio, hacíamos cosas típicas de niños, como jugar y bromear. Un día, me invitó a jugar a un nuevo juego con él. Le dije que sí. Pensé que sería una de esas bromas tontas suyas. En cambio, me bajó los pantalones y me frotó las nalgas con su parte íntima. Fue un momento muy incómodo para mí, ya que crecí en una familia estrictamente cristiana. Nunca había visto a nadie en televisión ni oído hablar de lo que me hacía. Después, recuerdo que me daba vergüenza contárselo a nadie y sentía que me metería en problemas. Así que guardé silencio. ¿Cómo reaccionaría un padre si ve a sus hijos teniendo relaciones sexuales? ¿No asumirías automáticamente que era el hijo mayor el que le enseñaba a alguien este comportamiento? Esto continuó durante casi dos años. Su comportamiento se volvió más agresivo y sus peticiones, cada vez más raras. Una vez, me rogó que bebiera su orina directamente de su parte. Le dije que no. Y cruzó la habitación furioso y pisoteando. Siguió insistiendo y exigiendo que lo intentara. Finalmente, cedí, pero le dije que solo lo hiciera de una taza. Fue la experiencia más deshumanizante de mi vida. Poco después, mi padre nos pilló. Recuerdo que intenté apartarlo de encima. Y le dije que mi padre venía, y él insistía cada vez más. Supongo que pensó que mentía para convencerlo de que se bajara. No paró hasta que mi padre entró en la habitación.

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Impresión de Sobreviviendo a una violación en grupo

    Surviving Gang Rape impression
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  • “Siempre está bien pedir ayuda”

    Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    No sé si soy una víctima o un depredador.

    8M (yo) 11F (prima) 12M (prima) Estábamos en una reunión familiar jugando a las casitas (acabo de darme cuenta de que los niños de 11 o 12 años no juegan a las casitas y que la única razón por la que jugábamos a las casitas era para esto) hasta que se hizo de noche y todos nos metimos en la cama. Me acosté a sus pies como su hijo mientras tenían sexo delante de mí, ni siquiera a 1.5 metros de mí. Simplemente me escondí con miedo. 10M 13F 14M Mi primo mayor nos llevó al bosque y le dijo a mi prima que se desnudara. Ella obedeció y luego empezaron a tener relaciones sexuales. Me quedé en silencio observando esta horrible escena; ver a mi prima de esa manera me pareció muy mal. Mi primo me pidió que me uniera a él y lo hice, no tenía ni idea, simplemente me quedé allí mientras sucedía. El mayor arrepentimiento de mi vida: este error desató una bola de nieve que todavía me persigue. 12M 15F 16M Otra reunión familiar. Mis primos estaban bebiendo y se me acercaron borrachos, pidiéndome que subiera. Terminamos fumando marihuana y mi primo mayor empezó a molestar a mi prima. Para entonces, esta experiencia había ocurrido en casi todas nuestras reuniones. Incluso empecé a disfrutar viéndolos (nunca me involucré porque quería mantenerme). Sin embargo, esta vez mi primo mayor se quedó dormido por la borrachera y mi prima ya estaba "encendida". Se me acercó y me dijo: "Por suerte, me han encendido y solo necesito que alguien venga a disminuirme" (recuerdo esas palabras 1:1). Mi prima me arrebató mi pureza. Ni siquiera intenté luchar contra ella ni pedirle que parara. Me decía a mí mismo que no quería, pero le supliqué que me ayudara. Todavía no entiendo si fui una víctima o si fui tan depredador como ellos. Sé que mi primo mayor empezó a manipular a mi prima y no lo detuve porque lo disfrutaba. Pero, una vez más, tenía 10 años y no podía comprender la gravedad de lo que estábamos haciendo. Incluso lo veía como algo elogioso y normal, como si solo nos ayudáramos mutuamente. otro, pero la otra parte de mí me odia por ello.

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  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Creo que Dios me ha dado una segunda oportunidad y no la voy a desperdiciar. Soy muy feliz y tengo paz en mi hogar. La gente siente lástima por mí porque no tengo contacto con mi familia, pero lo que no entienden es que tengo paz. La paz es mucho más importante que la familia después de lo que he pasado. Tengo un perro de servicio para protegerme de ellos. Es una pitbull y me protege muchísimo. Así que si vienen por mí, más vale que sea con un arma porque es la única manera de que me atrapen. También tengo un gato y ahora es mi familia. Dios me ha bendecido inmensamente desde que dejé el abuso. La Biblia dice que Dios te dará el doble de lo que has perdido debido al abuso. Puedo dar fe de eso. Tengo un hermoso apartamento que es un edificio seguro, así que no puedes entrar a menos que tengas una llave. Vivo en un segundo piso, así que no pueden entrar a robarme. Mi exmarido y mi hija entraron a mi otra casa, robaron mis dos bulldogs ingleses y los mataron solo para hacerme daño. He tenido que mudarme cinco veces porque me siguen encontrando. No ayuda que si buscas el nombre de alguien en Google, puedas averiguar dónde vive. Además de enseñarle al sistema legal sobre el abuso, internet también necesita aprender cómo la gente lo usa no para bien, sino para abusar. Dios me ha bendecido con un coche precioso, una GMC Acadia Denali. Si alguno de ellos lo supiera, se pondría furioso porque su objetivo era destruirme. Dios no iba a permitir que eso sucediera.

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  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Mensaje de la Comunidad
    🇺🇸

    No violes a mi chica

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    Fui secuestrada y violada

    Necesito decirle esto a alguien, no se lo he dicho a nadie, ni a mis padres, ni a mis amigos, ni a mi pareja, ni a nadie, y necesito desahogarme. Quiero empezar diciendo que nunca he tenido una buena familia: mi padre era un porrero y apenas existía, mi madre una borracha furiosa, dos hermanas mayores que me odiaban y un hermano gemelo que me trataba como a una criada. Tengo un trastorno alimentario desde los 8 años: salía de casa a las 6 de la mañana todos los días, daba vueltas a la manzana demasiadas veces y luego hacía ejercicio dos horas antes de volver a casa y morirme de hambre. Esto duró unos cuatro años. Un sábado por la mañana, cuando tenía 11 años, decidí cambiar y corrí al parque a dar vueltas. Estuve corriendo en círculos durante unos 10 minutos antes de que me agarraran. Un hombre me arrastró a los baños y me obligó a comer. Estaba tan desnutrida y débil que no pude defenderme. Me senté allí y sollocé de dolor mientras él hacía lo que quería, una vez que terminó pensé que había terminado pero estaba increíblemente equivocada. El hombre salió del baño mientras yo yacía en el suelo sollozando, regresó pero con un amigo. Estaba horrorizada, sabía que había traído a su amigo para tener 'su turno', pero también estaba equivocada en eso. Terminaron levantándome y cargándome en un auto, me tiraron al asiento trasero y me dijeron que me quedara abajo. Obedecí, con miedo de lo que me harían si no lo hacía. Después de Dios sabe cuánto tiempo de conducir aterrorizada, estacionaron y me sacaron de un tirón. No sabía dónde estaba, pero rápidamente me arrastraron a una casa donde luego se turnarían para violarme durante unos días. Después de que estuve toda 'agotada' me tiraron de vuelta al auto y condujeron de regreso al parque y me liberaron; todavía estoy sorprendida de por qué me liberarían en lugar de matarme porque podría habérselo dicho a alguien. Mis padres ni siquiera notaron mi ausencia durante unos días. Llegué a la puerta tambaleándome, sangrando, sollozando y pidiendo ayuda. Mi padre había salido con unos amigos y mi madre, borracha, me gritó que limpiara la mesa. A nadie le importó dónde había estado ni qué me había pasado. A veces desearía que esos hombres me hubieran matado. Empecé a autolesionarme con solo 9 años e intenté una sobredosis a los 10. Muchos años después, sigo autolesionándome, y mi intento más reciente fue hace solo dos meses. La sobredosis de medicamentos me ha causado daños permanentes en el hígado y los riñones. Ojalá me hubieran matado.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #20

    A los cuatro años, mi madre solía llevarme a la cajuela de su Jeep y me golpeaba durante 20 o 30 minutos seguidos. Me pegaba, me jalaba el pelo y me gritaba groserías. El abuso físico duró hasta los 11 años, y solo paró cuando intervino la CPS. Mi padre lo sabía; no hizo nada. A los 6 años, otra chica abusó sexualmente de mí en la escuela. Mi madre me dijo que no era abuso sexual y que solo estaba "jugando". A los 11 años, los chicos del barrio abusaron sexualmente de mí. Eran adolescentes y me tocaban inapropiadamente, me frotaban el pene y me contaban chistes inapropiados. A esa misma edad, varios chicos a los que consideraba amigos también me hicieron sexo oral en la cara. A los 16 años, un hombre de 26 años me violó. Me acosó desde los 14 años y me convenció de que era una persona fiable. En ese mismo momento, fui violada por un chico de 23 años al que conocía desde hacía dos años y al que consideraba seguro. Me llevó a una habitación donde podíamos estar "a solas" y luego me abusó sexualmente. Lloraba y le decía que parara, pero no paró. Salí con él tres meses después, y continuó presionándome para tener sexo y abusando emocionalmente de mí. A los 14 años, empecé a sufrir acoso en línea. Comporté mal dándole mi número de teléfono y dirección a alguien en quien confiaba, y los publicó en 4chan (un foro público de imágenes). Me acosaban a diario: recibía amenazas de muerte, llamadas amenazantes y llamadas a mi escuela. Luego descubrí que la persona en quien confiaba había asesinado a una chica en su ciudad natal, y que tenía pruebas de que yo sería la siguiente víctima. A los 17 años, mi padrastro me agredió físicamente y casi me rompe la muñeca. Me apagó un cigarrillo en la cabeza, me estranguló y me amenazó. Mi madre observaba, con el teléfono en la mano, y me dijo que era culpa mía por "no irme cuando me lo dijo". La única ayuda que recibí fue la de un vecino que me vio salir corriendo de casa, cubierto de sangre. Ese mismo año, me echaron de casa porque me negué a levantar la orden de alejamiento de mi padrastro, y mi madre me dio un ultimátum. Me negué y me fui a vivir a otro lugar. A los 18 años, me mudé con mi primer novio serio. Era abusivo y me engañó varias veces. Me insultaba de mil maneras y amenazaba con hacerme daño y con romper mis pertenencias. No me escapé hasta que cumplí 19 años. A los 20, me mudé con mi padre. Mi madrastra estaba celosa de nuestra relación, me agredió físicamente y me echó de casa el día que cumplí 21. Mi padre no hizo nada más. A los 21 años, desarrollé bulimia y anorexia potencialmente mortales y comencé a beber en exceso para automedicarme. Mi prometido me ayudó a superar estos trastornos y me salvó la vida. Ahora tengo 24 años y tengo muchas relaciones estables y saludables, tanto de amistad como de amor. También recibo ayuda con medicamentos para el TEPT complejo, el TAG y el trastorno depresivo mayor. También comencé terapia recientemente y estoy aprendiendo a afrontar mis traumas y a seguir adelante. Es difícil, y hay muchas cosas que recuerdo cada día que me causan pánico, pero quiero sanar y recuperar mi inocencia, mi poder y mi autoestima.

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  • “Tú eres el autor de tu propia historia. Tu historia es tuya y solo tuya a pesar de tus experiencias”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Era mi profesora de yoga…

    Era mi profesor de yoga. Dijo que quería probar una forma de yoga muy íntima, pero aparentemente no sexual. Pero a medida que avanzaba, me preguntó si me sentiría mejor si me quitaba la parte de arriba. No estaba segura de si quería hacer algo, pero dije que sí. Siento que me traicioné a mí misma al hacerlo. Y entonces empezó a quitarme los pantalones de yoga y a tocarme con los dedos. Todo el tiempo estuve tan confundida, pensando: ¿Se supone que esto es yoga? ¿O sexo? Cuando sacó su pene y lo metió, fue cuando me di cuenta de que era sexo, sexo, dije que no. E intenté irme tan pronto como pude. La cosa es que, hasta el día de hoy, sigo sin estar segura de si esto cuenta como violación. No dije que no, ¿verdad? Pero tampoco pidió consentimiento explícito. Fue muy turbio. Y el resultado es que sentí que no era capaz de tomar una decisión consciente sobre lo que quería hacer con mi cuerpo. Confiaba en él porque era profesor de yoga. Perdí la confianza en mí misma, en mi propio juicio. Empecé a odiarme por no haberme defendido antes, a pesar de la abrumadora incomodidad que sentía. Debió saber que me sentía incómoda. De hecho, se lo dije varias veces. Recuerdo perfectamente que solo quería que terminara para irme. Tras decir que no, me preguntó si era porque estaba demasiado "dolorida". ¡NO SABE LO QUE HA HECHO! Lo llamé después y le dije que no me lo esperaba. Nunca he tenido relaciones sexuales sin una comunicación explícita. Dijo que solo hacía lo que le parecía natural, y no puedo creer que yo también intentara justificar sus razonamientos. Al día siguiente no pude parar de llorar y no entendía por qué. Pensé que era porque creía que perdería mi primera vez con alguien especial. Más tarde, cuando me drogué con mis primos, me di cuenta de que no fue precisamente consensuado. Pero todavía hoy sigo estando tan confundida. Sé que las ideas sobre el consentimiento difieren en los distintos países, y el hecho de que esto ocurriera cuando estaba en Hong Kong lo hizo aún más confuso.

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Hablando claro..

    Tenía solo 3 años cuando empezó. Mi madre me sorprendió diciéndome que me desnudara para jugar al doctor del amor. Es mi medio hermano, así que tuvimos madres diferentes. Mi madre le dijo a mi padre que alejara a su hijo de mí. Por desgracia, esto continuó durante 11 años más. Me sujetaba, me tapaba la boca y me tocaba o se frotaba contra mí. Me despertaba en mitad de la noche tocándome. Incluso lo hacía cuando mi padre dormía en la misma habitación, pero yo no podía moverme, estaba paralizada. Al principio me resistí a todo, pero él era más grande y más fuerte que yo, así que pronto comprendí que era impotente. Me quedaba allí tirada llorando y luego, con el tiempo, me paralizaba y me despertaba. Una vez, llevaba puesto un traje de baño y mi hermano me dijo que me lo había puesto para provocarlo. Después de eso, odié usar traje de baño. Nos fuimos de vacaciones con toda mi familia, estábamos en el lago, y él empezó a tocarme en el lago; no pude hacer nada más que paralizarme. Esas son solo algunas veces, ya que era casi a diario. Lo hizo delante de mi prima pequeña, a quien le pareció bien tocarme el trasero e intentar besarme. Confesé mi abuso en segundo de instituto, hace unos dos años. Empecé a caer en una espiral muy rápida: empecé a beber mucho y a consumir drogas para sobrellevarlo. Una noche, estaba en una fiesta y me emborraché muchísimo, me drogué muchísimo y me desmayé. Mi exnovio me arrastró a un armario de suministros y me violó. Todos me llamaron puta y me culparon. Más tarde ese año, por San Valentín, tuve una cita con un chico. Me pidió que le hiciera sexo oral, le dije que no varias veces, y luego me obligó. Lloré todo el tiempo, y todavía hoy no le ve nada malo. Me dijeron que no debería haberme puesto en esa situación. Todavía me veo obligada a estar rodeada de toda esta gente y a luchar con mi salud mental. Tengo trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión, y ellos no tienen consecuencias por sus acciones, sólo yo las tengo.

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  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    El amor no es forzado

    Dicen que las personas que amas deben protegerte y cuidarte. Lo creí durante mucho tiempo, hasta el 26 de enero de 2021. Ese día cambió mi vida para siempre. Había estado hablando con este chico intermitentemente durante más de un año, y lo quería mucho. Mirando hacia atrás, era muy ingenua e ignoraba que era manipulador, rencoroso y, en general, una persona horrible. Controlaba cada aspecto de mi vida: mi ropa, con quién salía, lo que hacía a diario, lo que comía. Era una prisionera. Lo invité a ver una película y le dije de antemano que no quería hacer nada. Se acercó, se acurrucó conmigo y empezamos a ver una película. Ya sabes, esa sensación que tienes cuando algo va mal, pero no sabes qué, la tuve, pero la ignoré. Me besó, lo cual me pareció bien. Luego empezó a manosearme y a sujetarme para que no pudiera moverme. Me quedé paralizada, no tenía ni idea de lo que estaba pasando y tenía tanto miedo de que si intentaba detenerlo, se enfadara y me hiciera lo que quisiera. Así que siguió adelante y yo estaba tan en shock que no podía moverme ni hablar. Finalmente me lo quité de encima antes de que pudiera, ¿sabes? Pero se fue después de darse cuenta de lo que había pasado. He estado traumatizada en mi propia prisión mental y no se lo dije a nadie. Su padre es policía y no pensé que nadie me creería por encima de él. Me siento tan atrapada. En el transcurso de dos meses, he desarrollado un trastorno alimentario, insomnio, y tengo al menos cuatro ataques de pánico al día. Es un verdadero infierno. Solo una persona sabe lo que pasó, mi mejor amiga. Ella ha sido mi pilar en esto. Estoy empezando a no culparme tanto y a culpar a quien corresponde. No quiero que me controle más de lo que solía hacerlo.

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  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La esperanza te matará, la esperanza es una mentira cruel que le dan a la gente cuando la verdad es que no se puede casar.

    Estimado lector, este mensaje contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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  • Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
    Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Corazón fuerte

    Si alguien quisiera entender quién soy, tendría que saber que… No sabría cómo ni por dónde empezar. Supongo que por la base de todo: mi niñez. Me llamo Name. Nací en Venezuela, pero me crie toda la vida en España, bueno, a partir de los ocho años. Mi niñez… qué decir. Era feliz. Fui feliz. O eso cree uno a esas edades. Mis primeros ocho años en Venezuela. Supongo que fui feliz. Una familia que me quería, un hermano, una mamá… aunque nunca un papá. Mami siempre supo cómo tirar ella sola con nosotros. Siempre me inculcó cosas buenas de mi padre. Incluso me enseñaba cartas y fotos de él. Crecí queriendo a mi padre, aun sin haberlo visto nunca en persona. Tuve un colegio que me gustaba mucho, aunque he de decir que la liaba mucho. Era demasiado ruido para aulas tan pequeñas. Tengo muchos recuerdos bonitos, otros que ahora de adulta sé que no lo fueron. Me dieron todo, tuve todo. A pesar de venir de una familia humilde, nunca me faltó un plato de comida, nunca me faltó amor, nunca me faltó nada. Todo se complica… Cuando cumplo los cuatro años, cuando ya eres un poquito, pero muy poquito, más consciente de la vida, todo se complica. Mamá dejó de estudiar y decidió trabajar. Eso implicaba verla menos. Eso implicaba ser cuidada por otras personas. Eso implicaba muchas cosas. A partir de ahí mi vida se derrumbó. A partir de ahí marcaría un antes y un después. A partir de ahí mi vida en la adultez sería distinta. La gravedad de todo lo vi al crecer. Aunque he de decir que tuve una pequeña reacción siendo tan pequeña. Podría decir que algo dentro de mí me dijo: esto está mal, esto no puede ser así. Siempre he dicho: ¿dónde estaba Dios? Soy creyente, o fui creyente, pero poco a poco todo eso fue desapareciendo. Cuanto más dolor me causaba la vida, más dejaba de creer. No me enrollo más… vamos al principio. Pues sí, tuve una niñez bastante bonita. Aunque la parte mala ahí está, y creo que estará por siempre en mi vida. Supongo que escribirlo me hace sentir un poquito mejor. Recalcar toda mi vida me hace sentir algo mejor. Fui violada. Sí, abusaron de mí siendo tan solo una niña de cuatro años. A partir de ahí me destrozaron la vida. Fui cumpliendo años y eso seguía sucediendo. Supongo que para mí era algo normal. Un niño, al sufrir eso, jamás podría darse cuenta de la gravedad. La persona que se supone que tenía que cuidar de mí era la causante de mis traumas ahora de mayor. Mi hermano y yo, siempre unidos, siempre juntos, mano a mano. Pasó por lo mismo, solo que yo cedía. Cedí muchas veces porque sabía que era la única forma, la única forma que tenía para proteger a mi tesoro más preciado: mi hermano. ¿Dónde estaba mi familia? Éramos tan solo unos niños que necesitaban ayuda de un adulto. ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta? Tan solo necesitábamos a un adulto que nos ayudase. ¿Cómo íbamos nosotros mismos a ayudarnos? Mi vida cambió. Mi tía nos devolvió la vida. La decisión de venir a España cambió nuestras vidas. Era un pequeño viaje. Jamás pensábamos quedarnos aquí a vivir. Ed y yo felices, con nuestra pequeña maleta, sabiendo que algún día volveríamos a Venezuela, que en un mes o así estaríamos de vuelta. Y aquí estoy, veinte años después, agradeciendo día a día la decisión de quedarnos aquí. Ahí empezó mi verdadera infancia feliz. Nos dieron todo. Mis tías nos dieron todo. Nunca había sido tan feliz. Mamá se enamoró. Ahí conoció al que creí mi padre. Es normal, ¿no? Te crías sin una figura paterna y cuando entra alguien en tu vida con tanto amor para darte… cómo no creer que es tu padre. Mil viajes, muchas playas, muchos planes, mucho de todo. Él nos dio tanto. Estuvo en todo. Cómo no haberle querido tanto. El colegio es verdad que no me gustaba tanto. Sufrí mucho bullying. Supongo que no estarían acostumbrados a ver a una niña latina, pelo rizado y rasgos de negra. Esa parte quiero omitirla. La verdad que me marcó demasiado. Pensé siempre que de ahí venía mi inseguridad. Crecí. O eso creía con catorce años. Me creía la reina del mambo. Quería vivir rápido, quería ser adulta, quería hacer mil cosas. Empecé a perderme. A ser una inconsciente con mamá. A ser una rebelde. Cuanto más me prohibían, más quería hacerlo. Creo que fue mi peor época. Nunca me sentí entendida por nadie. Nunca nadie se sentó a explicarme paso a paso cómo va la vida y desde cuándo tenía que empezarla a vivir como una adulta. Mamá lo hizo bien siempre, pero he de decir que no supo lidiar con una adolescente llena de ira, llena de rabia, llena de odio. Fui mi peor versión. Pero era adolescente, ¿quién se da cuenta a esas edades? Porque yo, hasta que no tuve un choque de realidad, no me di cuenta. Mi primer amor… Sí, tuve mi primer amor. Fue lo más preciado que la vida me había dado. Tus primeras veces en todo, tus primeros te quiero, tu primer sentimiento de amor, tu primer todo. Fue un fracaso. Supongo que éramos muy jóvenes e inexpertos. Yo quería más, salir al mundo, conocer gente. No me valía nada. Tuve más de un amor. Con todos fracasé. Pero me quedo con lo que aprendí con cada uno de ellos. Aprendí a saber qué merezco y qué no. Aprendí a quererme un poco más. Aprendí a no tolerar cosas que no. Aprendí a no quedarme con migajas. No sé por qué nunca me fue bien en el amor. Y la poca fe que me quedaba me la destrozaron. Cumplo dieciocho. Por fin mayor de edad. Por fin podría hacer lo que me diese la gana. Eso sentía y eso creía. Me duró bastante la rebeldía. Hasta que… Ocurriría de nuevo. Mamá se separa. Mi vida cambia. Todo cambia. Mi supuesto padre sigue siéndolo. Seguimos queriéndolo como el primer día. Seguimos viéndole. Seguimos todo con él, a pesar de no estar con mamá. Pero tuve un choque con la realidad. Creí que mis parejas me habían roto el corazón, pero creí mal. Él me rompió el corazón. Dejé de creer en el amor. Si la persona que más quería, a quien yo consideraba mi papá, me partió el alma, me partió el corazón… ¿qué iba a pensar del resto del mundo? ¿Cómo debía ser yo? Y llegó ese día, el segundo peor día de mi vida. Sufrí violencia doméstica. Mi supuesto padre fue capaz de destrozarme la vida. Intento de violación. Una vez más sentí ese miedo. Una vez más sentí que la vida se me caía. Una vez más sentí decepción. Una vez más sentí cómo mi corazón se rompía poco a poco. Cómo creer en la gente. Cómo creer en la vida. Nace Brother. Empecé a ver la vida un poco mejor. Brother llega a nuestras vidas, mi pequeño hermano, y cambié por completo. Me dio esa felicidad que no tenía. Me dio esa calma en el alma que yo tanto necesitaba. Verle tan pequeño, tan bonito, esas manitos… Mi hermano me devolvió la vida y las ganas de querer con el alma a alguien. Nunca se lo dije. Es muy pequeño. Pero algún día me sentaré y hablaré con él. Dejé de estudiar. Fui de mal en peor en los estudios y decidí adentrarme en el mundo de la hostelería. Crecí de verdad. Mi mentalidad cambió. Empecé a ser mejor persona con mamá, mejor persona con mi hermano Edy, mejor persona con todos. Trabajar me hizo darme cuenta de cuánto cuesta la vida. De cuánto ha tenido que currar mamá para darnos todo. Trabajar me hizo crecer como persona, como mujer. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y sí, sigo estancada en la hostelería. Pero he de decir que me he ganado todo lo que tengo a pulso. Agradecida de todo lo que aprendí. Sigo con la vida. Sigo con mi vida. Pasa el tiempo. Vuelvo a tener amores que no van a ningún lado. Más decepciones: de familia, de novios, de amistades. Pero supongo que siempre pude con todo. Era como que mi corazón estaba a prueba de balas. Como que algo más ya me era indiferente. Estaba tan acostumbrada a que lo malo me persiguiese que era totalmente normal para mí. Pero oye, que nunca dejé de ser buena. Nunca dejé de tener este corazón tan noble, como dice mamá. Siempre di todo de mí a todos. Siempre fui con mis mejores intenciones. Hace poco leí que las personas que siempre están haciendo la gracia son las que más tristes están por dentro. Nunca algo me había representado tanto. Como digo yo, soy la payasa del grupo. Me encanta ver a mi gente reír a base de mis ocurrencias. Eso me hace sentir un poco menos mal. Eso me ayuda mucho. Me gusta hacer la gracia siempre, porque sí, porque no. Eso me hace olvidar un poco todo. Pasa el tiempo y estoy en calma. Siento que no tendré nada más por lo que sufrir. Y llega un mensaje inesperado… Siempre estuve en contacto con mi padre, ese mismo del que mamá siempre me habló y siempre me inculcó cosas buenas. Le quiero tanto que jamás se me pasaría por la mente odiarle. Y llega un mensaje: “Hola hija, Dios te bendiga. Soy tu papá, el hermano de tu mamá.” Mi mente no entendía absolutamente nada. Papá, mamá, hermano… Pensé que era fake, pero indagué hasta dar con la realidad de todo. Ese día, bendito día, una vez más me vuelven a romper el corazón. Pero esta vez, mi querida mamá. Resulta que ese señor era mi padre de verdad. Resulta que mi mamá no era mi madre biológica. Resulta que toda mi vida crecí creyéndome mentiras. Mi madre biológica me abandonó. Con tan solo un mes de nacida. Me abandonó como un perro. Mi papá, con miedo de la vida, con miedo de seguir con una niña tan pequeña, solo buscó ayuda. Ayuda de sus hermanos. Y ahí entra mi mamá en el plano. Como me dice ella: “Hija, me enamoré de ti. Verte tan pequeña, tan vulnerable, con esa carita, con esa nariz, con esos rizos… cómo no quedarme contigo.” Mamá no me dio la vida. Me la devolvió. Agradezco la vida que me diste, mamá. Para mí siempre serás mi madre. Mi única y verdadera madre. Pero me duele el alma. Todo por lo que tanto había trabajado volvió: mis miedos, mis inquietudes, mis traumas, mis inseguridades, mi rabia, mi ira. Y llegó él. Llegó alguien a mi vida para hacerme entender que la vida no siempre es tan mala. Alguien que me haría entender por qué nunca funcionó con nadie más. Alguien que me daría todo el amor del mundo. Y llegaste tú, justo en el momento que más me dolía la vida. Llegaste y me olvidé por un ratito de todo lo que estaba pasando. Volví a creer en el amor. Volví a creer en que de verdad hay personas buenas con corazones bonitos. A veces siento que no lo merezco. A veces siento que es una trampa de la vida. Me saboteo mucho. No sé cómo asimilarlo. Siento que en cualquier momento todo se romperá. Sentiré miedo. Sentiré angustia .

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    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Impresión de Sobreviviendo a una violación en grupo

    Surviving Gang Rape impression
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  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Creo que Dios me ha dado una segunda oportunidad y no la voy a desperdiciar. Soy muy feliz y tengo paz en mi hogar. La gente siente lástima por mí porque no tengo contacto con mi familia, pero lo que no entienden es que tengo paz. La paz es mucho más importante que la familia después de lo que he pasado. Tengo un perro de servicio para protegerme de ellos. Es una pitbull y me protege muchísimo. Así que si vienen por mí, más vale que sea con un arma porque es la única manera de que me atrapen. También tengo un gato y ahora es mi familia. Dios me ha bendecido inmensamente desde que dejé el abuso. La Biblia dice que Dios te dará el doble de lo que has perdido debido al abuso. Puedo dar fe de eso. Tengo un hermoso apartamento que es un edificio seguro, así que no puedes entrar a menos que tengas una llave. Vivo en un segundo piso, así que no pueden entrar a robarme. Mi exmarido y mi hija entraron a mi otra casa, robaron mis dos bulldogs ingleses y los mataron solo para hacerme daño. He tenido que mudarme cinco veces porque me siguen encontrando. No ayuda que si buscas el nombre de alguien en Google, puedas averiguar dónde vive. Además de enseñarle al sistema legal sobre el abuso, internet también necesita aprender cómo la gente lo usa no para bien, sino para abusar. Dios me ha bendecido con un coche precioso, una GMC Acadia Denali. Si alguno de ellos lo supiera, se pondría furioso porque su objetivo era destruirme. Dios no iba a permitir que eso sucediera.

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  • Mensaje de la Comunidad
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    No violes a mi chica

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #20

    A los cuatro años, mi madre solía llevarme a la cajuela de su Jeep y me golpeaba durante 20 o 30 minutos seguidos. Me pegaba, me jalaba el pelo y me gritaba groserías. El abuso físico duró hasta los 11 años, y solo paró cuando intervino la CPS. Mi padre lo sabía; no hizo nada. A los 6 años, otra chica abusó sexualmente de mí en la escuela. Mi madre me dijo que no era abuso sexual y que solo estaba "jugando". A los 11 años, los chicos del barrio abusaron sexualmente de mí. Eran adolescentes y me tocaban inapropiadamente, me frotaban el pene y me contaban chistes inapropiados. A esa misma edad, varios chicos a los que consideraba amigos también me hicieron sexo oral en la cara. A los 16 años, un hombre de 26 años me violó. Me acosó desde los 14 años y me convenció de que era una persona fiable. En ese mismo momento, fui violada por un chico de 23 años al que conocía desde hacía dos años y al que consideraba seguro. Me llevó a una habitación donde podíamos estar "a solas" y luego me abusó sexualmente. Lloraba y le decía que parara, pero no paró. Salí con él tres meses después, y continuó presionándome para tener sexo y abusando emocionalmente de mí. A los 14 años, empecé a sufrir acoso en línea. Comporté mal dándole mi número de teléfono y dirección a alguien en quien confiaba, y los publicó en 4chan (un foro público de imágenes). Me acosaban a diario: recibía amenazas de muerte, llamadas amenazantes y llamadas a mi escuela. Luego descubrí que la persona en quien confiaba había asesinado a una chica en su ciudad natal, y que tenía pruebas de que yo sería la siguiente víctima. A los 17 años, mi padrastro me agredió físicamente y casi me rompe la muñeca. Me apagó un cigarrillo en la cabeza, me estranguló y me amenazó. Mi madre observaba, con el teléfono en la mano, y me dijo que era culpa mía por "no irme cuando me lo dijo". La única ayuda que recibí fue la de un vecino que me vio salir corriendo de casa, cubierto de sangre. Ese mismo año, me echaron de casa porque me negué a levantar la orden de alejamiento de mi padrastro, y mi madre me dio un ultimátum. Me negué y me fui a vivir a otro lugar. A los 18 años, me mudé con mi primer novio serio. Era abusivo y me engañó varias veces. Me insultaba de mil maneras y amenazaba con hacerme daño y con romper mis pertenencias. No me escapé hasta que cumplí 19 años. A los 20, me mudé con mi padre. Mi madrastra estaba celosa de nuestra relación, me agredió físicamente y me echó de casa el día que cumplí 21. Mi padre no hizo nada más. A los 21 años, desarrollé bulimia y anorexia potencialmente mortales y comencé a beber en exceso para automedicarme. Mi prometido me ayudó a superar estos trastornos y me salvó la vida. Ahora tengo 24 años y tengo muchas relaciones estables y saludables, tanto de amistad como de amor. También recibo ayuda con medicamentos para el TEPT complejo, el TAG y el trastorno depresivo mayor. También comencé terapia recientemente y estoy aprendiendo a afrontar mis traumas y a seguir adelante. Es difícil, y hay muchas cosas que recuerdo cada día que me causan pánico, pero quiero sanar y recuperar mi inocencia, mi poder y mi autoestima.

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  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Era mi profesora de yoga…

    Era mi profesor de yoga. Dijo que quería probar una forma de yoga muy íntima, pero aparentemente no sexual. Pero a medida que avanzaba, me preguntó si me sentiría mejor si me quitaba la parte de arriba. No estaba segura de si quería hacer algo, pero dije que sí. Siento que me traicioné a mí misma al hacerlo. Y entonces empezó a quitarme los pantalones de yoga y a tocarme con los dedos. Todo el tiempo estuve tan confundida, pensando: ¿Se supone que esto es yoga? ¿O sexo? Cuando sacó su pene y lo metió, fue cuando me di cuenta de que era sexo, sexo, dije que no. E intenté irme tan pronto como pude. La cosa es que, hasta el día de hoy, sigo sin estar segura de si esto cuenta como violación. No dije que no, ¿verdad? Pero tampoco pidió consentimiento explícito. Fue muy turbio. Y el resultado es que sentí que no era capaz de tomar una decisión consciente sobre lo que quería hacer con mi cuerpo. Confiaba en él porque era profesor de yoga. Perdí la confianza en mí misma, en mi propio juicio. Empecé a odiarme por no haberme defendido antes, a pesar de la abrumadora incomodidad que sentía. Debió saber que me sentía incómoda. De hecho, se lo dije varias veces. Recuerdo perfectamente que solo quería que terminara para irme. Tras decir que no, me preguntó si era porque estaba demasiado "dolorida". ¡NO SABE LO QUE HA HECHO! Lo llamé después y le dije que no me lo esperaba. Nunca he tenido relaciones sexuales sin una comunicación explícita. Dijo que solo hacía lo que le parecía natural, y no puedo creer que yo también intentara justificar sus razonamientos. Al día siguiente no pude parar de llorar y no entendía por qué. Pensé que era porque creía que perdería mi primera vez con alguien especial. Más tarde, cuando me drogué con mis primos, me di cuenta de que no fue precisamente consensuado. Pero todavía hoy sigo estando tan confundida. Sé que las ideas sobre el consentimiento difieren en los distintos países, y el hecho de que esto ocurriera cuando estaba en Hong Kong lo hizo aún más confuso.

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  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La esperanza te matará, la esperanza es una mentira cruel que le dan a la gente cuando la verdad es que no se puede casar.

    Estimado lector, este mensaje contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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  • Todos tenemos la capacidad de ser aliados y apoyar a los sobrevivientes en nuestras vidas.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

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  • “Estos momentos, mi quebrantamiento, se han transformado en una misión. Mi voz solía ayudar a otros. Mis experiencias tenían un impacto. Ahora elijo ver poder, fuerza e incluso belleza en mi historia”.

    “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

    Creemos en ti. Eres fuerte.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sobreviviente de COCSA

    Mi historia de agresión sexual es inusual para la mayoría y difícil de comprender. ¿Quién creería que los niños son capaces de saber y hacerle cosas tan horribles a una persona? La mayoría de los niños no son así y sus experiencias son diferentes. Ocurrió por primera vez cuando yo tenía 8 años, mientras que mi abusador tenía 7. Recuerdo que el abuso se produjo gradualmente a medida que construíamos nuestra amistad. Al principio, hacíamos cosas típicas de niños, como jugar y bromear. Un día, me invitó a jugar a un nuevo juego con él. Le dije que sí. Pensé que sería una de esas bromas tontas suyas. En cambio, me bajó los pantalones y me frotó las nalgas con su parte íntima. Fue un momento muy incómodo para mí, ya que crecí en una familia estrictamente cristiana. Nunca había visto a nadie en televisión ni oído hablar de lo que me hacía. Después, recuerdo que me daba vergüenza contárselo a nadie y sentía que me metería en problemas. Así que guardé silencio. ¿Cómo reaccionaría un padre si ve a sus hijos teniendo relaciones sexuales? ¿No asumirías automáticamente que era el hijo mayor el que le enseñaba a alguien este comportamiento? Esto continuó durante casi dos años. Su comportamiento se volvió más agresivo y sus peticiones, cada vez más raras. Una vez, me rogó que bebiera su orina directamente de su parte. Le dije que no. Y cruzó la habitación furioso y pisoteando. Siguió insistiendo y exigiendo que lo intentara. Finalmente, cedí, pero le dije que solo lo hiciera de una taza. Fue la experiencia más deshumanizante de mi vida. Poco después, mi padre nos pilló. Recuerdo que intenté apartarlo de encima. Y le dije que mi padre venía, y él insistía cada vez más. Supongo que pensó que mentía para convencerlo de que se bajara. No paró hasta que mi padre entró en la habitación.

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  • “Siempre está bien pedir ayuda”

    “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    Fui secuestrada y violada

    Necesito decirle esto a alguien, no se lo he dicho a nadie, ni a mis padres, ni a mis amigos, ni a mi pareja, ni a nadie, y necesito desahogarme. Quiero empezar diciendo que nunca he tenido una buena familia: mi padre era un porrero y apenas existía, mi madre una borracha furiosa, dos hermanas mayores que me odiaban y un hermano gemelo que me trataba como a una criada. Tengo un trastorno alimentario desde los 8 años: salía de casa a las 6 de la mañana todos los días, daba vueltas a la manzana demasiadas veces y luego hacía ejercicio dos horas antes de volver a casa y morirme de hambre. Esto duró unos cuatro años. Un sábado por la mañana, cuando tenía 11 años, decidí cambiar y corrí al parque a dar vueltas. Estuve corriendo en círculos durante unos 10 minutos antes de que me agarraran. Un hombre me arrastró a los baños y me obligó a comer. Estaba tan desnutrida y débil que no pude defenderme. Me senté allí y sollocé de dolor mientras él hacía lo que quería, una vez que terminó pensé que había terminado pero estaba increíblemente equivocada. El hombre salió del baño mientras yo yacía en el suelo sollozando, regresó pero con un amigo. Estaba horrorizada, sabía que había traído a su amigo para tener 'su turno', pero también estaba equivocada en eso. Terminaron levantándome y cargándome en un auto, me tiraron al asiento trasero y me dijeron que me quedara abajo. Obedecí, con miedo de lo que me harían si no lo hacía. Después de Dios sabe cuánto tiempo de conducir aterrorizada, estacionaron y me sacaron de un tirón. No sabía dónde estaba, pero rápidamente me arrastraron a una casa donde luego se turnarían para violarme durante unos días. Después de que estuve toda 'agotada' me tiraron de vuelta al auto y condujeron de regreso al parque y me liberaron; todavía estoy sorprendida de por qué me liberarían en lugar de matarme porque podría habérselo dicho a alguien. Mis padres ni siquiera notaron mi ausencia durante unos días. Llegué a la puerta tambaleándome, sangrando, sollozando y pidiendo ayuda. Mi padre había salido con unos amigos y mi madre, borracha, me gritó que limpiara la mesa. A nadie le importó dónde había estado ni qué me había pasado. A veces desearía que esos hombres me hubieran matado. Empecé a autolesionarme con solo 9 años e intenté una sobredosis a los 10. Muchos años después, sigo autolesionándome, y mi intento más reciente fue hace solo dos meses. La sobredosis de medicamentos me ha causado daños permanentes en el hígado y los riñones. Ojalá me hubieran matado.

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

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  • “Tú eres el autor de tu propia historia. Tu historia es tuya y solo tuya a pesar de tus experiencias”.

    “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Mensaje de Sanación
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    🇪🇸

    Contar eso sin derrumbarme

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    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

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    De un sobreviviente
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    Acoso sexual grave

    Empezó como acoso sexual. Y lo dejé pasar. ¡No dejes que te pase! Era una becaria universitaria que cursaba mi especialización en gestión de la cadena de suministro. En la escuela de negocios, sabes que no se obtiene un título y ¡zas! Un trabajo te espera por arte de magia. A menos que ya tengas contactos. Era una mujer soltera que recibía ayuda financiera y no tenía prácticamente ningún contacto familiar. Necesitaba hacer algunos contactos mientras estudiaba para ascender. Es un mundo muy competitivo. Una época en la que no nos importa tanto dónde trabajamos, siempre y cuando tenga perspectivas de ascenso y de ganar dinero. Estaba haciendo prácticas en las oficinas corporativas de una empresa de alquiler de coches. Me dieron mi primera opción para una clase en la que teníamos que hacer prácticas en una empresa real. Mi grupo de cuatro estaba en sus oficinas de logística y no teníamos un trabajo definido en ese momento, pero mi escuela había enviado estudiantes durante un tiempo, así que teníamos una persona de contacto y una idea vaga de un proyecto que mi grupo de cuatro tenía que organizar y ejecutar para nuestro grado. Bueno, eso fue un poco torpe y seguí con la mala idea de planificar rutas de distribución más eficientes para los coches que entraban en la flota. Fue una ingenuidad, ya que la empresa contaba con auténticos profesionales que diseñaron el sistema. Pero, gracias a mis artimañas femeninas, un alto directivo me invitó a ayudar en mi tiempo libre. Solo yo. Aproveché la oportunidad y, en mis días libres, llegaba temprano por la mañana e intentaba ser parte del equipo. Era un ambiente muy masculino. Intenté quedarme a pesar de las pretensiones de trato especial. "¿No serás de esas feministas que se ponen a llorar a Recursos Humanos si un hombre te hace un cumplido o una palmadita en el trasero?", me había preguntado el hombre que me invitó primero. Lo llamaremos XX. Le aseguré que no, anticipándome a su respuesta. "Trabaja duro, diviértete mucho", fue algo que dije en mi negación de unos valores a los que obviamente se oponía. Así que las dos veces que XX me presentó como su amante, le seguí la broma. Otro error estúpido. Como ejemplo de mi entorno, después de que un hombre Y del departamento me enseñara a usar parte de un programa que calcula las faltantes de existencias, me hizo sentarme a probarlo y me dio un masaje que no pedí temprano por la mañana. Pues bien, XX se acercó y bromeó sobre que Y le había metido las manos a su novia. Tuvieron un momento de camaradería cuando el hombre Y le preguntó si hablaba en serio, diciendo algo sobre la esposa de XX, a lo que XX se retractó y dijo algo como: "Es solo una broma. Me encantaría en mis fantasías, pero es propiedad de la empresa, hermano". ¡¿Propiedad de la empresa?! ¡Estaba sentada allí mismo! Me tensé, pero intenté fingir que estaba absorta en la clase de informática mientras XX se iba y el hombre Y volvió a masajearme, pero esta vez con más intensidad. Bajó por mi espalda baja y la parte superior de los glúteos, luego por los brazos hasta los muslos, impidiéndome hacer cualquier trabajo mientras me rozaba el pecho con los antebrazos y las manos. Me sentí tan débil y casi paralizada cuando me obligué a levantarme para ir al baño, deteniéndolo. Podría haberlo hecho al principio, pero no lo hice. Más tarde, ese mismo día, XX me invitó a almorzar con él y a tomar una cerveza en un bar con mesa de billar. Tenía 20 años, pero no me pidieron el DNI porque estaba con XX. Casi nunca jugaba al billar y, mientras esperábamos la comida, él me "enseñó" a jugar. Se burló del cliché del cine y la televisión donde un hombre hace que una mujer se incline sobre la mesa de billar para disparar, solo para presionar su entrepierna contra su trasero en un gesto sugerente y luego inclinarse sobre ella con los brazos a cada lado para enseñarle a deslizar el palo. ¡Pero mientras bromeaba, me hizo esas cosas a mí! Fue un buen día para mis dos principales abusadores y un día horrible para mí. XX me abrazó mientras nos levantábamos riéndonos y, al parecer, ahora tenía licencia para abusar de mi cuerpo cuando quisiera. Me volví insensible en algunos aspectos, pero emocionalmente estaba más nerviosa. Me tocaban el trasero o me azotaban juguetonamente en el departamento, incluso por parte de un hombre Y. Algunos otros hombres eran muy coquetos. Me frotaban los hombros, me abrazaban incluso al saludo más breve con XX, y finalmente se suponía que también me acostumbraría a los pequeños besos en los labios. Sentía una constante angustia mental y una actitud defensiva. Mi cuerpo podía ser atacado en cualquier momento. ¡Pero no me defendí! Les decía claramente a XX y a algunos otros que quería ser respetada y considerada como una más y tener un trabajo allí cuando me graduara, y ellos lo afirmaban. Los dos principales abusadores me animaron, pero aun así me acosaron sexualmente. ¡Con mi bendición estúpida! El semestre terminó y seguí yendo a diario durante las vacaciones de verano. Era mi única vía de escape para un posible trabajo después de graduarme un año después. Estaba tan preparada que no fue un gran salto cuando XX me presionó para que se la hiciera en su oficina. Me negué con una sonrisa y un movimiento de cabeza, y él respondió con una justificación: que le debía una, que lo necesitaba en ese preciso instante. No aceptaba un no por respuesta. La primera vez que me arrodillé frente a su escritorio y lo tomé en mi boca, me temblaban las manos, se me saltaron las lágrimas y tuve que escurrir los mocos. ¡Yo era la que estaba avergonzada! Fue como una experiencia extracorpórea, y se me secó la boca hasta el punto de tener que pedirle un poco de su bebida energética. En mi interior, hubo un cambio enorme de inmediato. Quedé destrozada por todo orgullo y autoestima. Era como un zombi. Apenas comía. Mucho café. Aparecía, hacía los informes que se habían convertido en mi responsabilidad y, mecánicamente, le daba a XX su mamada diaria por la tarde en su pequeña y sosa oficina con una ventana pequeña. Empecé a tener migrañas ese verano. Conduje a casa para el 4 de julio y me emborraché tanto que acabé durmiendo con el exmarido de mi hermana, mucho mayor, en la parte trasera de su camioneta. Esa fue una terrible llamada de atención. Sabía que no podía fingir mucho más sin una crisis nerviosa, así que pasé mis dos semanas en la empresa de alquiler de coches donde trabajaba gratis. Para asegurar mi futuro, me aseguré de mantener un ambiente amistoso y de decir "sabes que volveré a trabajar aquí el año que viene". La idea de que todo el tiempo y la humillación que había invertido se perdieran en nada era un gran miedo. Me sometí a eso durante las últimas dos semanas. Tuve sexo rápido con XX dos veces encima y encima de su escritorio. Cedí a la presión extrema y también le hice una mamada a Y cuando lo mencionó explícitamente por una carta de recomendación. Sabía que lo hacía por XX. Ni siquiera tenía despacho propio y teníamos que usar las escaleras. Durante mi último año de universidad, me di cuenta de que estaba demasiado traumatizada como para volver allí. El grado de utilización y abuso que había sufrido se hizo evidente para mí, cuando antes no. Como si hubiera estado viviendo en una neblina de negación. Fue una época dolorosa. Fui un poco imprudente. Saqué una C en la asignatura optativa de economía de alto nivel que cursé. Acepté varias citas para evitar estar sola y, o bien me acosté con ellas, o bien me enfurecí. Al ver que necesitaba la falsa pasantía de alquiler de coches en mi currículum, les escribí a ambos abusadores para pedirles cartas de recomendación y recibí una buena del hombre Y, pero una muy impersonal y genérica de XX. Estaba tan abatida y enfadada. Finalmente, se lo conté a mi hermana, la que me confrontó por su exmarido. SE LO CONTÉ TODO Y ESE FUE MI PRIMER PASO HACIA LA RECUPERACIÓN. A desahogarme, a gritarme en el espejo, a golpear el saco de boxeo en un gimnasio al que me apunté, y a ver a mi primer psicólogo y psiquiatra. La terapia me ayudó más que el Celexa y el antipsych. El grupo de apoyo me ayudó aún más. Conocí a dos amigas para toda la vida que me apoyan en momentos de dolor. Debo repetir que no es mi culpa haber sufrido abuso, aunque en parte sí lo fue. ¡No dejes que te pase! Te quitarán todo lo que puedan. ¡Planifica tus límites ahora y sé asertiva! Denuncia el acoso inmediatamente. Al hacerlo, te convertirás en una heroína y protegerás a otras mujeres y a ti misma. Si ya has sufrido abuso, ¡sal de la situación y habla con alguien cuanto antes! ¡No ganas nada permitiendo que el abuso continúe! Hablar con alguien lo hace real y te permite comenzar a odiar menos y a aprender a amarte de nuevo. Mereces amor verdadero.

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    De un sobreviviente
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    Usted no está solo

    No estás solo No estás solo. A muchos nos arrebataron mucho personas que priorizaron sus instintos básicos sobre nuestra cordura. Sufrimos por sus momentos de felicidad y dominio. Nos culpamos de su enfermedad. Su patología. Somos un ejército. Eso es lo que estas historias nos enseñan. Nos muestran que somos legión. Somos fuertes. Nuestras reacciones psicológicas de miedo, desconfianza y odio no son locas. Son normales. También es normal, pero no fácil, salir juntos de la oscuridad. Crecí en un gran bloque de pisos de bajos recursos que parecía un pueblo. Mi madre trabajaba y nos desenvolvíamos solos. En invierno, nadie esperaba que nos vieran si salíamos. Estábamos en un piso haciendo el tonto con unos niños o un vecino, y todo salía bien. Perdí la virginidad a los once años con un amigo de mi hermano mayor que cursaba décimo. Pero no fue un problema porque, por desgracia, no era raro allí. Soy mitad brasileña por parte de mi padre ausente y me consideraban bastante exótica y en forma. Mis características sexuales secundarias se desarrollaron pronto. Era razonablemente cuidadosa y tenía el control. El verdadero abuso comenzó años después, cuando nos mudamos a una casa decente con él. Era el hombre soñado de mi madre. Era perfecto para un hombre de mediana edad. Para entonces, mi hermano ya no estaba con nosotros porque se fue a trabajar a Alaska en un barco pesquero. Era exmilitar y al principio parecía un buen hombre. Yo era un poco problemática y demasiado descarada, y mi madre le dio carta blanca para disciplinarme como a mi padre. No llevábamos allí ni una temporada completa cuando empezó a tratarme como a una fulana. Lo de los azotes ya lo sabía mi madre y le parecía gracioso, incluso teniendo quince años. Me daba azotes en el trasero desnudo incluso cuando ella estaba en casa. Decía que siempre había necesitado la mano de un hombre para tapar mis asperezas. Era vergonzoso, humillante, pero nada comparado con lo que hacía él cuando mi madre no estaba. Para no entrar en detalles, él pronto llegó a un punto en el que yo iba a tener su carga siempre que tuviera la oportunidad. Como él me mandaba el horario, se aseguraba de que hubiera oportunidades regulares. Era mi INFIERNO y él era el Príncipe de las Tinieblas. Era rudo, pero tenía cuidado de no dejar marcas. A menos que el tiempo apremiara, tenía que ducharme primero. A veces, después, había algo específico que ponerme, como un disfraz, lencería o mi uniforme de baloncesto. La irritante anticipación de lo que vendría después era la verdadera tortura. Él me decía: "Elige un agujero". ¡Mis agujeros! Mi boca era uno, mi boca dos, y pensarías que nunca elegiría tres. Pero te equivocas. Lo odiaba. Soy muy sensible sexualmente y si elegía uno, parecía que me encantaba, y si elegía dos, estaba trabajando para complacerlo. Tres era la forma en que podía encerrarme y prepararme sin que él me viera sonreír, incluso si lo miraba. Cuando el odio era fuerte, elegía tres. Compartimenté esa pequeña pero brutal parte de mi vida para mi madre. Eran solo de treinta a ciento veinte minutos a la semana, de 10.080 minutos. Y entonces no veía otra salida. Mamá, por primera vez, vivía una vida feliz. Podría haber ganado un BAFTA por lo cómoda y contenta que me sentía con ella. Me destrozaba que mi miedo a molestarlo hiciera parecer que él había suavizado mis asperezas y me había convertido en una dama de verdad. Mantuve mis buenas calificaciones y seguí en el equipo de netball a pesar de ser la más bajita. Seguí adelante. Desarrollé la costumbre de clavarme las puntas del portaminas en la piel y morderme las uñas para provocarme dolor. Tuve un novio por un corto tiempo. Iba a los bailes. Mi casa era mi infierno, así que hacía todo lo que él me permitía para estar en cualquier otro lugar. No podía trabajar, pero él obligaba a mi madre a conservar su trabajo para poder tenerme. En mis cumpleaños, me salía con la mía para tener una noche de chicas con mi madre. Solo tuve dos cumpleaños antes de librarme de él. La universidad costaba 1000 libras y cuando él la pagó, no sabía que ya no iba a ser su fulana. Tenía una amiga que vivía mucho más cerca de mi universidad. Tenían una habitación libre porque un hermano mayor se había mudado. Con diecisiete años, él no podía obligarme a vivir con ellos si tenía otro alojamiento seguro. Acepté un trabajo y pagué el mísero alquiler. Me volvió a tener cuando dormí en su casa en Nochebuena. Probablemente drogó a mi madre para que no volviera a dormir. Me aseguré de que no volviera a tener otra oportunidad. En mis clases de portugués conocí a un hombre que vivía en Portugal y me invitó a quedarme con él todo el tiempo que quisiera sin pagar alquiler. Terminé un año de bachillerato y me fui a Portugal. Tuve relaciones fugaces con el hombre con el que me quedé, pero él viajaba a menudo; ambos teníamos nuestras propias cosas. Por aquel entonces trabajaba de camarera en un restaurante de comida americana. Hablaba con mi madre por teléfono casi todos los días. Vino una vez, con él. La echaba de menos e intentaba no mostrarle mi pena por haberme visto obligada a separarme de ella. Verlo fue horrible, pero lo contuve como un cáncer. Me ayudó a consolidar mi decisión. Viajé con una amiga a Florida y conseguí trabajo como camarera en un restaurante elegante. Solicité una visa de trabajo y la conseguí al segundo intento. Ahora tengo treinta y ocho años. Hace solo tres años me enfrenté a mis demonios porque leí historias en línea sobre otras sobrevivientes de abuso. Abrió una herida profunda para que pudiera empezar a sanar. Fue y sigue siendo un trabajo duro y un proceso continuo. Le confesé a mi madre, quien se había separado de él después de años de su propio abuso, que ella también mantuvo oculto. Él la dejó ir cuando ella empezó a tener problemas de salud, mostrando su verdadero corazón negro. Vive con mi hermano y su familia. Lamento haber perdido años con mi madre y mi hermano y que me echaran de casa cuando era joven, pero me hizo más fuerte. Nunca me he casado, pero tengo una pareja que me ama, dos perros y hablo tres idiomas. Soy entrenadora física y trabajo cerca de la playa donde voy a meditar y a hacer body surf. Nuestros viajes e historias son individuales, pero estamos juntos en esto. En todo el mundo. ¡No estás solo/a cargando con el dolor, la vergüenza, el miedo y los recuerdos! Aunque estés en la oscuridad, emprende un camino que parece que otros están usando para intentar salir adelante. Usa los recursos, aunque estén disponibles en tu computadora, y construye a partir de ahí. Simplemente empieza y sigue escalando, especialmente cuando parezca demasiado difícil.

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    🇬🇧

    No sé si soy una víctima o un depredador.

    8M (yo) 11F (prima) 12M (prima) Estábamos en una reunión familiar jugando a las casitas (acabo de darme cuenta de que los niños de 11 o 12 años no juegan a las casitas y que la única razón por la que jugábamos a las casitas era para esto) hasta que se hizo de noche y todos nos metimos en la cama. Me acosté a sus pies como su hijo mientras tenían sexo delante de mí, ni siquiera a 1.5 metros de mí. Simplemente me escondí con miedo. 10M 13F 14M Mi primo mayor nos llevó al bosque y le dijo a mi prima que se desnudara. Ella obedeció y luego empezaron a tener relaciones sexuales. Me quedé en silencio observando esta horrible escena; ver a mi prima de esa manera me pareció muy mal. Mi primo me pidió que me uniera a él y lo hice, no tenía ni idea, simplemente me quedé allí mientras sucedía. El mayor arrepentimiento de mi vida: este error desató una bola de nieve que todavía me persigue. 12M 15F 16M Otra reunión familiar. Mis primos estaban bebiendo y se me acercaron borrachos, pidiéndome que subiera. Terminamos fumando marihuana y mi primo mayor empezó a molestar a mi prima. Para entonces, esta experiencia había ocurrido en casi todas nuestras reuniones. Incluso empecé a disfrutar viéndolos (nunca me involucré porque quería mantenerme). Sin embargo, esta vez mi primo mayor se quedó dormido por la borrachera y mi prima ya estaba "encendida". Se me acercó y me dijo: "Por suerte, me han encendido y solo necesito que alguien venga a disminuirme" (recuerdo esas palabras 1:1). Mi prima me arrebató mi pureza. Ni siquiera intenté luchar contra ella ni pedirle que parara. Me decía a mí mismo que no quería, pero le supliqué que me ayudara. Todavía no entiendo si fui una víctima o si fui tan depredador como ellos. Sé que mi primo mayor empezó a manipular a mi prima y no lo detuve porque lo disfrutaba. Pero, una vez más, tenía 10 años y no podía comprender la gravedad de lo que estábamos haciendo. Incluso lo veía como algo elogioso y normal, como si solo nos ayudáramos mutuamente. otro, pero la otra parte de mí me odia por ello.

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    🇺🇸

    Hablando claro..

    Tenía solo 3 años cuando empezó. Mi madre me sorprendió diciéndome que me desnudara para jugar al doctor del amor. Es mi medio hermano, así que tuvimos madres diferentes. Mi madre le dijo a mi padre que alejara a su hijo de mí. Por desgracia, esto continuó durante 11 años más. Me sujetaba, me tapaba la boca y me tocaba o se frotaba contra mí. Me despertaba en mitad de la noche tocándome. Incluso lo hacía cuando mi padre dormía en la misma habitación, pero yo no podía moverme, estaba paralizada. Al principio me resistí a todo, pero él era más grande y más fuerte que yo, así que pronto comprendí que era impotente. Me quedaba allí tirada llorando y luego, con el tiempo, me paralizaba y me despertaba. Una vez, llevaba puesto un traje de baño y mi hermano me dijo que me lo había puesto para provocarlo. Después de eso, odié usar traje de baño. Nos fuimos de vacaciones con toda mi familia, estábamos en el lago, y él empezó a tocarme en el lago; no pude hacer nada más que paralizarme. Esas son solo algunas veces, ya que era casi a diario. Lo hizo delante de mi prima pequeña, a quien le pareció bien tocarme el trasero e intentar besarme. Confesé mi abuso en segundo de instituto, hace unos dos años. Empecé a caer en una espiral muy rápida: empecé a beber mucho y a consumir drogas para sobrellevarlo. Una noche, estaba en una fiesta y me emborraché muchísimo, me drogué muchísimo y me desmayé. Mi exnovio me arrastró a un armario de suministros y me violó. Todos me llamaron puta y me culparon. Más tarde ese año, por San Valentín, tuve una cita con un chico. Me pidió que le hiciera sexo oral, le dije que no varias veces, y luego me obligó. Lloré todo el tiempo, y todavía hoy no le ve nada malo. Me dijeron que no debería haberme puesto en esa situación. Todavía me veo obligada a estar rodeada de toda esta gente y a luchar con mi salud mental. Tengo trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión, y ellos no tienen consecuencias por sus acciones, sólo yo las tengo.

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    🇺🇸

    El amor no es forzado

    Dicen que las personas que amas deben protegerte y cuidarte. Lo creí durante mucho tiempo, hasta el 26 de enero de 2021. Ese día cambió mi vida para siempre. Había estado hablando con este chico intermitentemente durante más de un año, y lo quería mucho. Mirando hacia atrás, era muy ingenua e ignoraba que era manipulador, rencoroso y, en general, una persona horrible. Controlaba cada aspecto de mi vida: mi ropa, con quién salía, lo que hacía a diario, lo que comía. Era una prisionera. Lo invité a ver una película y le dije de antemano que no quería hacer nada. Se acercó, se acurrucó conmigo y empezamos a ver una película. Ya sabes, esa sensación que tienes cuando algo va mal, pero no sabes qué, la tuve, pero la ignoré. Me besó, lo cual me pareció bien. Luego empezó a manosearme y a sujetarme para que no pudiera moverme. Me quedé paralizada, no tenía ni idea de lo que estaba pasando y tenía tanto miedo de que si intentaba detenerlo, se enfadara y me hiciera lo que quisiera. Así que siguió adelante y yo estaba tan en shock que no podía moverme ni hablar. Finalmente me lo quité de encima antes de que pudiera, ¿sabes? Pero se fue después de darse cuenta de lo que había pasado. He estado traumatizada en mi propia prisión mental y no se lo dije a nadie. Su padre es policía y no pensé que nadie me creería por encima de él. Me siento tan atrapada. En el transcurso de dos meses, he desarrollado un trastorno alimentario, insomnio, y tengo al menos cuatro ataques de pánico al día. Es un verdadero infierno. Solo una persona sabe lo que pasó, mi mejor amiga. Ella ha sido mi pilar en esto. Estoy empezando a no culparme tanto y a culpar a quien corresponde. No quiero que me controle más de lo que solía hacerlo.

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    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.