Comunidad

Ordenar por

  • Seleccionado

  • Más reciente

Formato

  • Narrativa

  • Obra de arte

Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

Me identifico como...

Mi orientación sexual es...

Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Mensaje de Sanación
De un sobreviviente
🇨🇴

poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • “No estás roto; no eres repugnante ni indigno; no eres indigno de ser amado; eres maravilloso, fuerte y digno”.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Contar eso sin derrumbarme

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Creemos en ti. Eres fuerte.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Corazón fuerte

    Si alguien quisiera entender quién soy, tendría que saber que… No sabría cómo ni por dónde empezar. Supongo que por la base de todo: mi niñez. Me llamo Name. Nací en Venezuela, pero me crie toda la vida en España, bueno, a partir de los ocho años. Mi niñez… qué decir. Era feliz. Fui feliz. O eso cree uno a esas edades. Mis primeros ocho años en Venezuela. Supongo que fui feliz. Una familia que me quería, un hermano, una mamá… aunque nunca un papá. Mami siempre supo cómo tirar ella sola con nosotros. Siempre me inculcó cosas buenas de mi padre. Incluso me enseñaba cartas y fotos de él. Crecí queriendo a mi padre, aun sin haberlo visto nunca en persona. Tuve un colegio que me gustaba mucho, aunque he de decir que la liaba mucho. Era demasiado ruido para aulas tan pequeñas. Tengo muchos recuerdos bonitos, otros que ahora de adulta sé que no lo fueron. Me dieron todo, tuve todo. A pesar de venir de una familia humilde, nunca me faltó un plato de comida, nunca me faltó amor, nunca me faltó nada. Todo se complica… Cuando cumplo los cuatro años, cuando ya eres un poquito, pero muy poquito, más consciente de la vida, todo se complica. Mamá dejó de estudiar y decidió trabajar. Eso implicaba verla menos. Eso implicaba ser cuidada por otras personas. Eso implicaba muchas cosas. A partir de ahí mi vida se derrumbó. A partir de ahí marcaría un antes y un después. A partir de ahí mi vida en la adultez sería distinta. La gravedad de todo lo vi al crecer. Aunque he de decir que tuve una pequeña reacción siendo tan pequeña. Podría decir que algo dentro de mí me dijo: esto está mal, esto no puede ser así. Siempre he dicho: ¿dónde estaba Dios? Soy creyente, o fui creyente, pero poco a poco todo eso fue desapareciendo. Cuanto más dolor me causaba la vida, más dejaba de creer. No me enrollo más… vamos al principio. Pues sí, tuve una niñez bastante bonita. Aunque la parte mala ahí está, y creo que estará por siempre en mi vida. Supongo que escribirlo me hace sentir un poquito mejor. Recalcar toda mi vida me hace sentir algo mejor. Fui violada. Sí, abusaron de mí siendo tan solo una niña de cuatro años. A partir de ahí me destrozaron la vida. Fui cumpliendo años y eso seguía sucediendo. Supongo que para mí era algo normal. Un niño, al sufrir eso, jamás podría darse cuenta de la gravedad. La persona que se supone que tenía que cuidar de mí era la causante de mis traumas ahora de mayor. Mi hermano y yo, siempre unidos, siempre juntos, mano a mano. Pasó por lo mismo, solo que yo cedía. Cedí muchas veces porque sabía que era la única forma, la única forma que tenía para proteger a mi tesoro más preciado: mi hermano. ¿Dónde estaba mi familia? Éramos tan solo unos niños que necesitaban ayuda de un adulto. ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta? Tan solo necesitábamos a un adulto que nos ayudase. ¿Cómo íbamos nosotros mismos a ayudarnos? Mi vida cambió. Mi tía nos devolvió la vida. La decisión de venir a España cambió nuestras vidas. Era un pequeño viaje. Jamás pensábamos quedarnos aquí a vivir. Ed y yo felices, con nuestra pequeña maleta, sabiendo que algún día volveríamos a Venezuela, que en un mes o así estaríamos de vuelta. Y aquí estoy, veinte años después, agradeciendo día a día la decisión de quedarnos aquí. Ahí empezó mi verdadera infancia feliz. Nos dieron todo. Mis tías nos dieron todo. Nunca había sido tan feliz. Mamá se enamoró. Ahí conoció al que creí mi padre. Es normal, ¿no? Te crías sin una figura paterna y cuando entra alguien en tu vida con tanto amor para darte… cómo no creer que es tu padre. Mil viajes, muchas playas, muchos planes, mucho de todo. Él nos dio tanto. Estuvo en todo. Cómo no haberle querido tanto. El colegio es verdad que no me gustaba tanto. Sufrí mucho bullying. Supongo que no estarían acostumbrados a ver a una niña latina, pelo rizado y rasgos de negra. Esa parte quiero omitirla. La verdad que me marcó demasiado. Pensé siempre que de ahí venía mi inseguridad. Crecí. O eso creía con catorce años. Me creía la reina del mambo. Quería vivir rápido, quería ser adulta, quería hacer mil cosas. Empecé a perderme. A ser una inconsciente con mamá. A ser una rebelde. Cuanto más me prohibían, más quería hacerlo. Creo que fue mi peor época. Nunca me sentí entendida por nadie. Nunca nadie se sentó a explicarme paso a paso cómo va la vida y desde cuándo tenía que empezarla a vivir como una adulta. Mamá lo hizo bien siempre, pero he de decir que no supo lidiar con una adolescente llena de ira, llena de rabia, llena de odio. Fui mi peor versión. Pero era adolescente, ¿quién se da cuenta a esas edades? Porque yo, hasta que no tuve un choque de realidad, no me di cuenta. Mi primer amor… Sí, tuve mi primer amor. Fue lo más preciado que la vida me había dado. Tus primeras veces en todo, tus primeros te quiero, tu primer sentimiento de amor, tu primer todo. Fue un fracaso. Supongo que éramos muy jóvenes e inexpertos. Yo quería más, salir al mundo, conocer gente. No me valía nada. Tuve más de un amor. Con todos fracasé. Pero me quedo con lo que aprendí con cada uno de ellos. Aprendí a saber qué merezco y qué no. Aprendí a quererme un poco más. Aprendí a no tolerar cosas que no. Aprendí a no quedarme con migajas. No sé por qué nunca me fue bien en el amor. Y la poca fe que me quedaba me la destrozaron. Cumplo dieciocho. Por fin mayor de edad. Por fin podría hacer lo que me diese la gana. Eso sentía y eso creía. Me duró bastante la rebeldía. Hasta que… Ocurriría de nuevo. Mamá se separa. Mi vida cambia. Todo cambia. Mi supuesto padre sigue siéndolo. Seguimos queriéndolo como el primer día. Seguimos viéndole. Seguimos todo con él, a pesar de no estar con mamá. Pero tuve un choque con la realidad. Creí que mis parejas me habían roto el corazón, pero creí mal. Él me rompió el corazón. Dejé de creer en el amor. Si la persona que más quería, a quien yo consideraba mi papá, me partió el alma, me partió el corazón… ¿qué iba a pensar del resto del mundo? ¿Cómo debía ser yo? Y llegó ese día, el segundo peor día de mi vida. Sufrí violencia doméstica. Mi supuesto padre fue capaz de destrozarme la vida. Intento de violación. Una vez más sentí ese miedo. Una vez más sentí que la vida se me caía. Una vez más sentí decepción. Una vez más sentí cómo mi corazón se rompía poco a poco. Cómo creer en la gente. Cómo creer en la vida. Nace Brother. Empecé a ver la vida un poco mejor. Brother llega a nuestras vidas, mi pequeño hermano, y cambié por completo. Me dio esa felicidad que no tenía. Me dio esa calma en el alma que yo tanto necesitaba. Verle tan pequeño, tan bonito, esas manitos… Mi hermano me devolvió la vida y las ganas de querer con el alma a alguien. Nunca se lo dije. Es muy pequeño. Pero algún día me sentaré y hablaré con él. Dejé de estudiar. Fui de mal en peor en los estudios y decidí adentrarme en el mundo de la hostelería. Crecí de verdad. Mi mentalidad cambió. Empecé a ser mejor persona con mamá, mejor persona con mi hermano Edy, mejor persona con todos. Trabajar me hizo darme cuenta de cuánto cuesta la vida. De cuánto ha tenido que currar mamá para darnos todo. Trabajar me hizo crecer como persona, como mujer. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y sí, sigo estancada en la hostelería. Pero he de decir que me he ganado todo lo que tengo a pulso. Agradecida de todo lo que aprendí. Sigo con la vida. Sigo con mi vida. Pasa el tiempo. Vuelvo a tener amores que no van a ningún lado. Más decepciones: de familia, de novios, de amistades. Pero supongo que siempre pude con todo. Era como que mi corazón estaba a prueba de balas. Como que algo más ya me era indiferente. Estaba tan acostumbrada a que lo malo me persiguiese que era totalmente normal para mí. Pero oye, que nunca dejé de ser buena. Nunca dejé de tener este corazón tan noble, como dice mamá. Siempre di todo de mí a todos. Siempre fui con mis mejores intenciones. Hace poco leí que las personas que siempre están haciendo la gracia son las que más tristes están por dentro. Nunca algo me había representado tanto. Como digo yo, soy la payasa del grupo. Me encanta ver a mi gente reír a base de mis ocurrencias. Eso me hace sentir un poco menos mal. Eso me ayuda mucho. Me gusta hacer la gracia siempre, porque sí, porque no. Eso me hace olvidar un poco todo. Pasa el tiempo y estoy en calma. Siento que no tendré nada más por lo que sufrir. Y llega un mensaje inesperado… Siempre estuve en contacto con mi padre, ese mismo del que mamá siempre me habló y siempre me inculcó cosas buenas. Le quiero tanto que jamás se me pasaría por la mente odiarle. Y llega un mensaje: “Hola hija, Dios te bendiga. Soy tu papá, el hermano de tu mamá.” Mi mente no entendía absolutamente nada. Papá, mamá, hermano… Pensé que era fake, pero indagué hasta dar con la realidad de todo. Ese día, bendito día, una vez más me vuelven a romper el corazón. Pero esta vez, mi querida mamá. Resulta que ese señor era mi padre de verdad. Resulta que mi mamá no era mi madre biológica. Resulta que toda mi vida crecí creyéndome mentiras. Mi madre biológica me abandonó. Con tan solo un mes de nacida. Me abandonó como un perro. Mi papá, con miedo de la vida, con miedo de seguir con una niña tan pequeña, solo buscó ayuda. Ayuda de sus hermanos. Y ahí entra mi mamá en el plano. Como me dice ella: “Hija, me enamoré de ti. Verte tan pequeña, tan vulnerable, con esa carita, con esa nariz, con esos rizos… cómo no quedarme contigo.” Mamá no me dio la vida. Me la devolvió. Agradezco la vida que me diste, mamá. Para mí siempre serás mi madre. Mi única y verdadera madre. Pero me duele el alma. Todo por lo que tanto había trabajado volvió: mis miedos, mis inquietudes, mis traumas, mis inseguridades, mi rabia, mi ira. Y llegó él. Llegó alguien a mi vida para hacerme entender que la vida no siempre es tan mala. Alguien que me haría entender por qué nunca funcionó con nadie más. Alguien que me daría todo el amor del mundo. Y llegaste tú, justo en el momento que más me dolía la vida. Llegaste y me olvidé por un ratito de todo lo que estaba pasando. Volví a creer en el amor. Volví a creer en que de verdad hay personas buenas con corazones bonitos. A veces siento que no lo merezco. A veces siento que es una trampa de la vida. Me saboteo mucho. No sé cómo asimilarlo. Siento que en cualquier momento todo se romperá. Sentiré miedo. Sentiré angustia .

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Esa noche mi hermano me tocó.

    No sé si lo que me hizo mi hermano se puede clasificar como abuso sexual. Me estaba quedando a dormir en su casa. Era tarde por la noche y estábamos viendo una película. En un momento dado, me preguntó si podía empezar a acurrucarme. De hecho, acepté, ya que somos muy cercanos y ambos disfrutamos del afecto físico. Mientras hacíamos cucharita, metió la mano debajo de mi camisa. No dijo nada, y yo tampoco. A medida que avanzaba la noche, alternaba entre caricias, besos en la cabeza o en un lado de la cara, y palabras de cariño. Le acaricié el brazo distraídamente porque me sentía incómoda allí tumbada. Finalmente, me preguntó "¿está bien?", refiriéndose a su mano subiendo lentamente por mi estómago. Le estaba dando el beneficio de la duda y seguía pensando que la acción era platónica, además de que me sentía bien, además de que soy tímida y me cuesta la confrontación, así que mi cerebro piensa que decir "no" a la gente es provocarla, así que dije "sí". En realidad no quería decirlo. No creo que quisiera decir "no", claro. No creo que quisiera decir nada en absoluto. Estaba cansada. Los dos lo estábamos. Sus caricias progresaron suavemente hasta el punto de acariciar la parte inferior de mis pechos. Fue entonces cuando empecé a cuestionar sus intenciones. Volvió a preguntar "¿está bien?". Volví a decir "sí". Cuando terminó la película, me asusté. La había estado usando para distraerme de lo que estaba pasando, y temía que, al no haber distracción, centrara toda su atención en mí e intentara hacer algo; así que me incorporé. Me apretó ligeramente la parte inferior del pecho mientras lo hacía, quizá a propósito, quizá por reflejo. Cuando se dio cuenta de que me estaba alejando de verdad, retiró las manos, dijo: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro", y se levantó para ducharse. Creo que en ese momento empecé a entrar en pánico. Fue lo que confirmó mis sospechas de que sus caricias realmente tenían una intención sexual. Había estado intentando engañarme a mí misma creyendo que eran afecto inocente, pero esas palabras me obligaban a afrontar la realidad de mi situación. Recuerdo que no paraba de hablar de temas sin sentido mientras desayunábamos porque temía que sacara a relucir lo que acababa de pasar y quisiera hablar de ello. No quería hablar de ello. Quería fingir que nunca había pasado. Todavía lo intento. Pero me atormenta. Él y su esposa (que habían estado durmiendo plácidamente en su habitación toda la noche) se fueron temprano por la mañana de luna de miel (yo estaba allí para cuidar la casa y había ido la noche anterior para pasar el rato con ellos antes de que se fueran). Una vez sola, me fui a dormir tranquilamente a su cama (con su permiso e insistencia, ya que no había otras camas en el apartamento). Mientras intentaba dormirme, aún podía sentir sus manos sobre mí, como una caricia fantasma. Me derrumbé en ese mismo instante. Me sentí culpable y asquerosa por no haberlo parado y por haberlo disfrutado también. Sentía que tal vez yo era la rara, y tal vez yo la que estaba convirtiendo esta interacción en algo inapropiado. Las semanas siguientes, intenté reprimir mis sentimientos. Unos días antes de Navidad, estaba en un avión con mi madre, a punto de empezar nuestras vacaciones. Estaba cerca de la regla y tenía los pechos sensibles. Eso desencadenó algo en mí y de repente lloré ahí mismo, en público. Ese dolor vago me recordó la sensación de aquel apretón que me dio en el pecho. Mi madre me vio a punto de llorar, pero mentí y le dije que era solo porque estaba cerca de la regla y me sentía deprimida (llevó un tiempo luchando contra la depresión, y ella lo sabía). Durante el viaje, tuve flashbacks aleatorios de esa noche, a veces incluso acompañados de náuseas. Sentía que estaba exagerando mi reacción mental, ya que no me habían violado y no debería estar traumatizada por un contacto que apenas puede considerarse íntimo. Al volver a casa, hice algo de lo que no sé si me arrepiento: hablé con él. Le envié un mensaje largo (vive en otra ciudad, lo que me dio más seguridad al confrontarlo) del que apenas recuerdo nada, salvo que mencionaba "esa noche" y cuánto me había afectado. Me derrumbé al escribirlo, y probablemente no era muy coherente. Mi hermano me envió muchas respuestas cortas en ráfagas rápidas al verlo. Se disculpó profusamente. Dijo "No sé qué me pasa", "Buscaré ayuda psicológica", entre muchas cosas que no recuerdo. Eso me asustó un poco. ¿Para qué necesitaba ayuda psicológica? ¿Estaba admitiendo que tenía impulsos que no podía controlar? Pero no dije nada al respecto. Tenía miedo de acusarlo, y me aseguré de aclarar que yo también era culpable por no poner límites. Ambos nos respondíamos sin pensar. Estábamos en pánico y llenos de adrenalina. Tenía miedo de perderlo. Era mi único vínculo en la ciudad donde vivíamos (muy lejos de la nuestra, donde viven nuestros padres y mis amigos). No quería molestarlo, porque es una persona muy sensible y ya me sentía culpable por cómo reaccionaba. Resolvimos el asunto por mensaje. Pero no lo hicimos. En absoluto. Fingí que sí, pero seguía atormentada por las dudas y la paranoia. Más que las caricias, lo que me atormentaba eran sus palabras: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro". Me conmovieron profundamente. Solo quería negar lo sucedido, pero esas palabras no me lo permitieron. La historia continúa hasta el día de hoy, pero no quiero escribir demasiado sobre las consecuencias de "esa noche", ya que escribiría demasiado y quiero centrarme en si fue un caso de abuso. En este punto, me siento un poco más centrada y capaz de aceptar que lo sucedido tuvo un trasfondo sexual. Todavía me siento avergonzada y culpable. Consentí algunas caricias. No estoy segura de si quería, pero lo hice. Normalmente, eso me haría pensar que fue un encuentro consentido y que ahora simplemente me arrepiento, pero hay muchos factores que también contribuyen a mi creencia de que esto también podría ser un caso de abuso. En primer lugar, mi hermano tenía 38 años en ese momento. Yo tenía 20, lo cual sí, es una adulta, pero aun así; él es mi hermano mucho mayor. Ya era casi un adulto cuando yo nací. Ha sido una figura de autoridad toda mi vida, aunque le gusta fingir que no lo es. Es un poco despistado en cuanto a lo que es apropiado o no en contextos sociales, pero creo que alguien de su edad debería saber que no debe meter la mano bajo la camisa de su hermana pequeña y subir tanto por su cuerpo que sus dedos rocen su areola. En segundo lugar, soy neurodivergente, aunque no se lo dije en ese momento. Sin embargo, cuando se lo conté, me dijo que ya sospechaba. A pesar de eso, siempre he sido callada y retraída, así que me molesta que empezara a tocarme bajo la apariencia de afecto inocente y luego esperara que yo pudiera expresar mi incomodidad cuando la situación se intensificara sin que él especificara qué iba a pasar. Tampoco creo que su forma de buscar consentimiento fuera nada productiva. Solo me preguntó si dos caricias específicas estaban bien, y solo después de empezar a hacerlas. No pidió permiso explícito para nada, salvo para los abrazos al principio. Lo que quiero decir es que yo era vulnerable. Soy joven, inexperta, autista, y él siempre ha sido un apoyo emocional y casi una figura paterna para mí. No sé cómo puede ser tan ingenuo como para pensar que no tiene ningún poder sobre mí. Quizás sí lo sabe, pero no estaba pensando en ese momento. Sigo sin entender por qué me tocaría así. Me consuela un poco pensar que quizás no tenía ningún control sobre ello después de todo. Pero no lo sé. Quizás sí. Soy adulta, después de todo. Y creo que se habría detenido si se lo hubiera dicho. Pero definitivamente nunca di mi consentimiento entusiasta. Me siento traicionada. Me siento perdida. Me siento enojada. Me siento triste. Llevo meses evitando pensar en ello. Esta noche, todo me volvió a la mente y me derrumbé de nuevo. De verdad que no sé qué hacer. No quiero contarle a nadie cercano lo que pasó porque me da vergüenza. Y desde luego no quiero contárselo a mis padres. En cierto modo, quiero cortar lazos con él, pero al mismo tiempo no lo hago porque creo que está arrepentido y no quiero entristecerlo. No puedo evitar ser ingenua. No sé si eso me reconforta o me avergüenza.

  • Informar

  • “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Impresión de Sobreviviendo a una violación en grupo

    Surviving Gang Rape impression
  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Atrapado en el baño durante 40 años

    Atrapado en el baño. Es posible ser amado. Cuando pasé siglos diciéndole a mi mamá y papá que estaría bien viajar a ciudad para un concierto, pensé que era adulto y espabilado. En realidad, era un joven ingenuo; mis padres accedieron a regañadientes siempre y cuando nos quedáramos con el tío de mi amigo; esto significaría que no tendríamos que viajar de regreso tarde. El concierto fue fantástico; volvimos a su piso y los demás se fueron a la cama. Me quedé despierto charlando con nombre; después de una media hora, comenzó a preguntarme si era virgen y a enseñarme revistas pornográficas. Intenté escaparme e irme a la cama; luego me atacó y me violó. Me encerré en el baño y esperé, pero seguía agitado; quería que durmiera en su cama. No tenía ni idea de que un hombre pudiera hacerle lo que le hizo a otro hombre. Dos semanas después volví a quedarme después de un partido de fútbol; esta vez intenté persuadir a mis padres de que no debía ir, pero no querían que la entrada se desperdiciara; me atacó y me violó de nuevo; finalmente logré encerrarme en el baño. Mentalmente me quedé en ese baño durante los siguientes 40 años, sin decir nada, sin pedir apoyo, 3 matrimonios fallidos, problemas con la bebida, dificultades para ser un buen padre. La primera persona a la que se lo conté después de 40 años fue a mi exesposa, y su respuesta fue: "No puedo amarte, me has violado al mantener esto en secreto". Esto fue devastador y me llevó a un declive a un lugar muy oscuro. Ahora, con el apoyo de mis hijos, mi nueva pareja, un fantástico psiquiatra y un terapeuta de organización de apoyo, me siento mejor y creo que puedo ser amado. Nunca es demasiado tarde para comenzar a sanar.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Una fría noche de invierno

    Era una fría y nevada noche de invierno, justo antes de que el confinamiento por la COVID se extendiera por todo el país. Asistía a la recepción de la clase de posgrado de segundo año con un grupo de amigos de la misma generación. Mi "cita", como mi invitación para asistir al evento de esa clase, era en realidad alguien que todos sabían que tenía una relación seria a distancia y que solo usaba la entrada extra como excusa para invitarme como amiga. Fue un momento divertido para explorar una mansión histórica mientras comíamos y bebíamos. Una hora después, cuando estaba a punto de terminar, una de las parejas de mi compañero de segundo año se volvió hacia mí y me dijo que le encantaría verme en un bar, y que un grupo de la clase planeaba ir allí. Me volví hacia mi "cita" y ambos aceptamos. Fuimos en coche al bar vintage, uno en el que nunca había estado. Entré entre la nieve y el hielo con mis tacones negros, un vestido de cóctel cubierto por mi chaqueta de invierno, intentando no tropezar. Después de un cóctel y unas cuantas conversaciones entre compañeros de mi "cita", me encuentro en un rincón charlando con la persona que me invitó al bar desde la recepción. Algo me pareció extraño desde el principio, y la cosa solo empeoró. La mujer cis con aspecto de treintañero era profesora, pero parecía salir con estudiantes más jóvenes y nuevos en la misma escuela profesional, algo que un compañero había mencionado de pasada con una mueca de disgusto. La conversación conmigo parecía dar vueltas, repitiendo las mismas historias una y otra vez sin darse cuenta. Una conversación incómoda, pero pensé que solo sería una molestia temporal. Sin embargo, la conversación tomó un giro aún más extraño. Se acercaba cada vez más a mí mientras hablaba. En un momento dado, me tocó el hombro, aparentemente para comentar que le gustaba mi vestido. Mencionaba su experiencia profesional y sus contactos en el campo en el que yo estaba, y sigo estando, más interesado en entrar. Entonces empezó a hacerme preguntas incómodas sobre mi aparente transfobia y luego mencionó, sin ningún sentido, que ella era la pareja "masculina" dominante en su relación. Y entonces, para mi horror, la vi levantar bruscamente la parte inferior de mi vestido y meter la mano debajo para intentar tocarme la cara interna del muslo... o algo peor. No fue un simple movimiento; su mano estaba completamente debajo de mi vestido y subía rápidamente, por lo que pude ver claramente en el breve vistazo que le di. Retrocedí de inmediato con los ojos muy abiertos, totalmente incrédulo ante lo que acababa de pasar... y ante lo que no pasó, que estaba a solo segundos de ocurrir. Se dio la vuelta apresuradamente y regresó con su pareja en el bar, quien era ajeno a lo que acababa de pasar; lo agarró del brazo y se inventó una excusa para pedirle que se fuera. No era la primera vez que sufría un intento o una agresión sexual consumada. Al igual que cuando sufrí una violación el año de mi graduación de la universidad, durante otra fría noche de invierno años antes, recuerdo sentirme desconcertada, confundida y con muchas *no* ganas de etiquetar lo que me acababa de pasar. Los sucesos de cada noche previa a la agresión sexual siempre parecen tan aleatorios e impredecibles mientras suceden, pero en retrospectiva, es muy fácil intentar analizar cada detalle como una posible señal de advertencia de lo que estaba por venir. Sin embargo, ni siquiera quiero pensar en la probable realidad de que el intento de agresión sexual que sufrí esa noche pareciera ocurrir debido a mi identidad trans. Cuando se piensa en el trastorno de estrés postraumático desde una perspectiva evolutiva, se suele pensar que es una forma adaptativa de evitar situaciones de peligro futuro. Pero cuando te asustan los eventos sociales y los comentarios sobre la identidad personal, piensa en lo impredecible que es el proceso de sanación.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Cuando no sabes a qué estás diciendo que sí

    Había muchas emociones dentro de mí que me llevaron a la noche en que sucedió. Tenía problemas en mi relación, estaba confundida con Dios, estaba enojada con mis amigos que no me incluyeron en su reunión ese día. Así que bebí mucho. Bebí mucho tequila, específicamente, algo que nunca hago. No sé el nombre del chico con el que me fui a casa esa noche. No sé qué aspecto tenía. No recuerdo haber salido del bar con él. Recuerdo haber recuperado la consciencia por un minuto, darme cuenta de que no sabía dónde estaba e intentar salir corriendo del apartamento antes de desplomarme en el suelo del pasillo del complejo y llorar. Desperté casi desnuda, dolorida y magullada, y todavía muy borracha. No creo que este tipo me obligara. Simplemente no sabía a qué le estaba diciendo que sí en ese momento, ni siquiera a quién le estaba diciendo que sí. Todavía estoy asimilando el hecho de que no es mi culpa que esto haya sucedido; No es su culpa; no lo culpo en absoluto, ya que él también estaba extremadamente ebrio. Pero quiero que otros sobrevivientes con una historia como la mía escuchen esto: solo porque tu historia no involucre abuso, solo porque estabas completamente borracho, no significa que no merezcas ser considerado un sobreviviente. Porque sí lo mereces. No estás solo. No estás solo. Eres digno, no estás dañado, mereces amor. La sanación no es lineal y ocurre poco a poco, pero ocurre.

  • Informar

  • Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Nombre

    Me crio un narcisista misógino, así que a los veintipocos años pensaba que el comportamiento de mi novio era al menos mejor que el que yo había tenido. Su comportamiento empeoró con los años y hubo manipulación psicológica, abuso financiero y, finalmente, violación. No veía las señales de alerta; el sexo era muy duro, pero creía disfrutarlo. A los 23 años, había perdido su trabajo y llevaba un año sin trabajar; solía fumar marihuana y trasnochar jugando videojuegos. Más de una vez me desperté con él masturbándose tan vigorosamente que la cama temblaba. Un día, estaba sentada en el inodoro con un poco de dolor y noté semen en mis bragas que no sabía cómo había llegado allí. Recuerdo el zumbido en los oídos, pero decidí ignorarlo; es decir, no podía ser. Entonces, una noche, me desperté y estaba hurgando en mis pantalones cortos del pijama y me di cuenta de que me estaba penetrando. Recuerdo quedarme paralizada en la oscuridad y gritar su nombre. Dijo que no estaba haciendo nada, se dio la vuelta y se durmió. Reprimí ese recuerdo por completo. Lo dejé unos meses después y, afortunadamente, seguí adelante con mi vida. Con mi pareja actual (un hombre maravilloso), estábamos teniendo sexo una noche al principio de nuestra relación y el incidente con mi ex me impactó profundamente, tuve un flashback y un ataque de pánico en todo el cuerpo. Tuve que afrontar lo que me había pasado entonces; pensé que estaba loca y que nadie me creería; no era el típico caso de violación. El incidente me torturó mentalmente durante casi un año y, por suerte, finalmente busqué ayuda. Todavía pienso en la venganza todos los días y tengo miedo de encontrarme con mi ex en la ciudad donde vivo. Pero seguimos adelante. Agradezco a tantas mujeres que han compartido sus historias o han logrado justicia cuando denuncian haber sido atacadas mientras dormían. Somos un grupo poderoso, y estoy muy agradecida de poder compartir mi historia hoy.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Yo, Sobreviviente, Ciudad, Estado

    A los siete años, le conté a mi madre que mi abuelo paterno abusaba sexualmente de mí. En medio de un divorcio contencioso, mi madre me creyó, pero me vi obligada a contar la historia una y otra vez a policías, consejeros y abogados. Mi padre, un abogado prometedor, que trabajaba en el mismo condado donde vivía mi abuelo, lo ayudó con su defensa en el tribunal. Testifiqué en el tribunal durante una hora y media y tuve que estar en la misma habitación que mi abuelo. El veredicto: inocente. La vida después del juicio fue una maraña de mecanismos de afrontamiento. Mi relación con mi padre se rompió y perdí el contacto con todos los miembros de mi familia paterna, sin saber que solo entre el 1,5 y el 3 por ciento de todos los casos de abuso sexual infantil terminan en un veredicto de culpabilidad. Todo lo que sabía era que mi padre no me protegió. Después de la secundaria, me mudé al otro lado del país para asistir a la universidad en el estado en el que estaba mi universidad, donde me encontré primero con el alcohol y el tabaco, y luego con un trastorno alimentario. Desarrollé relaciones tanto con hombres como con mujeres, a menudo en periodos de tiempo superpuestos, y rara vez fui completamente sincera con mis parejas. A medida que mis mecanismos de afrontamiento poco saludables me sumían en una espiral, comencé a recuperarme varias veces, hasta que, finalmente, comencé a recuperar el control de mi vida y la autonomía que me habían arrebatado hacía tanto tiempo. Hoy, soy dueña de un negocio y trabajo en unas memorias sobre mi experiencia testificando en un negocio secundario de bienes raíces. Soy más que mi abuso.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Encontré a alguien increíble. En lugares inesperados. Encontré mi paz. Persigue tu paz.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇧🇷

    Violación en fraternidad

    Este es otro incidente de mi historia de supervivencia. EMPEZÓ CON MI HERMANO. Me estoy preparando para el incidente con la policía. Por favor, lean mi historia para contextualizarla. Escribirla me causó dolor de espalda. Estaba en mi segundo año de filosofía en la universidad. Recientemente había viajado a Portugal con un hombre mayor y amable que básicamente me invitó con el acuerdo de que sería su amante a cambio de un viaje gratis. Había sido cliente mío en el restaurante y acepté su propuesta por diversión, y lo pasé genial. Eran mis vacaciones de primavera. Fueron unos años en los que fui muy promiscua después de haber sido abusada por mi hermano durante años en casa y reprimida en un instituto católico como castigo parental por haber iniciado una relación sexual con un chico de mi edad. Cuando una chica de mi curso de lógica, que cursaba Derecho, me invitó a una fiesta de fraternidad, pensé que estaría bien pasar tiempo con gente de mi edad. Las fraternidades y hermandades no eran lo mío y siguen sin serlo. Después de hacer una parada de barriles para impresionar a desconocidos, buscaba el baño de arriba porque la cola para el de abajo era larga. Había varias chicas esperando, y un chico que me había sujetado una pierna para la parada de barriles empezó a coquetear conmigo y se ofreció a llevarme a un baño secreto. El baño era de verdad, pero luego me hizo señas para que pasara a una habitación de enfrente, donde había otros dos hermanos de fraternidad. Estaba un poco nerviosa, pero con los otros chicos allí, me sentí un poco más tranquila al saber que no solo intentaba llevarme a la cama. Estaba abierta a encontrar un chico atractivo, para ser honesta, pero él no lo era. Los otros dos tampoco. Me senté a charlar con ellos, bebiendo pequeños tragos de whisky de canela y poniéndome más nerviosa cuando alguien intentó entrar por la puerta de la habitación, pero estaba cerrada. Mi chico les gritó que se fueran. Entonces intenté levantarme e irme, pero me tiraron de vuelta a mi asiento en la cama. Soy bajita, así que me dominan fácilmente. “No puedes irte todavía. Apenas te estamos conociendo”, dijo un violador. “Aquí no se permiten provocaciones”. “¿Qué tengo que hacer para volver con mi amiga?” Pregunté algo así, pero usé su nombre. Se miraron con sonrisas maliciosas y me arrepentí de la pregunta. Lo que uno de ellos propuso fue un concurso de mamadas en el que tenía veinte segundos para hacer que cada una se corriera, pero tenía que ir en círculo hasta que una lo hiciera y entonces era eliminada y yo tenía que hacer las tres. Así que se pararon en tres lados de la cama, conmigo en el medio, y sacaron sus penes. Una tenía un cronómetro y, sin dudarlo, empecé a chupar la que estaba más cerca. Quería salir de allí y les tenía miedo físico. Era para evitar cualquier violencia y ni siquiera darles la satisfacción de pensar que me obligaban a hacer algo. Así que di vueltas y vueltas, agotada. Veinte segundos era demasiado poco y me habían quitado toda la ropa. Me detuve y le pregunté al que inventó el juego durante 60 segundos. De repente, mis piernas me apartaron violentamente del que estaba detrás de mí. Él me separó las piernas y empezó a follarme rápidamente. Ni siquiera le vi la cara hasta después. El que había estado hablando se subió a la cama y empezó a hacérmelo en la boca. No sé, me lo metió en la boca. Me agarró la cabeza con ambas manos, me la metió a la fuerza y me golpeaba la cara tan fuerte como el chico que estaba detrás de mí. Tuve que mantenerme arqueada sobre los codos para evitar que me arrancara el pelo y me mantuviera a su altura. Nunca me había pasado algo así. Siempre había sido con una sola pareja a la vez. Eran crueles y yo me esforzaba por seguirles el ritmo. Después de que terminó esa locura y ambos se saciaron dentro de mí, el chico original me subió a la cama y dijo algo así como: "Solo me queda un agujero". Yo no estaba acostumbrada al sexo anal por aquel entonces. Le ofrecí ir a lavarme si por favor no me hacía sexo anal. Se rió y negó con la cabeza. Así que, tumbado boca arriba con las piernas abiertas, me echó un chorrito de gel de aloe vera de la mesita de noche y me observó cara a cara mientras se masturbaba, embestida a embestida. Vio el dolor en mi cara que no podía ocultar. Tuve que besarlo mientras ella me hacía daño. Incluso cuando se excitaba rápido, le llevó un rato. Uno de ellos nos miraba, sonriendo de lado, y el otro jugaba con su móvil, creo que sacando fotos. Los móviles aún no grababan vídeos. El sonriente preguntó una vez: "Tío, ¿de verdad lo tiene en el culo?". Cuando terminó conmigo, me dio las gracias y se fue. Dijo que tenía responsabilidades. El del móvil también se fue. Intenté irme. "No tan rápido", dijo el otro, empujándome hacia abajo. Le dije que había hecho todo lo que querían y más, y le pedí que me fuera. Me dijo que era la tía más buena con la que se había acostado y que quería una segunda ronda. Yo solo quería largarme de allí. Un obstáculo más. Lo mordisqueé un rato para que se excitara un poco y lo metí dentro. Falló y tuve que repetirlo. Al final, usé todos los trucos posibles, como fingir orgasmos, tener uno real y decirle guarradas, para que se corriera dentro de mí. Estaba tan temblorosa y agotada después de ser su puta durante tanto tiempo que me costaba vestirme. Temía que me detuviera, y lo hizo. Le dije que solo quería orinar y limpiarme, y le pregunté si podía dormir en su cama con él; solo un truco. Funcionó. Le di las gracias, cerré la puerta con indiferencia y bajé corriendo las escaleras sin llamar demasiado la atención. Mantuve una sonrisa en la cara mientras salía por la puerta principal y del porche. Me mantuve en secreto durante una manzana antes de echar a correr lo más lejos posible. De hecho, me aterraba que alguien me persiguiera hasta que estuve fuera del barrio, lejos del campus, en una gasolinera. Pedí un taxi y me fui a casa. Mi compañera de piso dormía en su habitación y yo me senté en la ducha. En mi historia, usé esto como ejemplo de cómo evité ser violada simplemente dejándome llevar cuando me encontraba en una situación de violación. Pero esto se sintió como una violación. Volví a salir de fiesta y a consumir alcohol y marihuana para amortiguar el impacto y sentirme artificialmente a gusto. Y a tener sexo casual con hombres atractivos. Pero esto fue una violación. Me violaron en grupo. Quizás sea mejor para mí que si hubiera intentado luchar contra ellos y hubiera perdido, pero aun así es horrible y me deja con dolor, culpa y miedo.

  • Informar

  • “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Todavía oigo y siento su respiración. En mi oído, number años después. Sigue siendo portero en bares populares de City.

    He intentado escribir esto tantas veces, divagando mientras miraba la pantalla en blanco. Disociándome mientras mi mente y mis pensamientos giraban a mil por hora, pero ninguno había llegado a una frase constructiva. Toda mi perspectiva sobre mí misma, el mundo y la vida tal como la conocía cambió de una manera que nunca imaginé posible. Me perdí a mí misma. Perdí mi confianza, realmente no reconocía a la persona en el espejo que me miraba. Era una mariposa social que había recurrido al aislamiento y a las drogas para consuelo. Estar en las redes sociales las últimas semanas ha sido duro y desencadenante. Pero sé que no estoy sola. Fui violada por un portero de bares populares de City, varios años atrás, en mi propia casa, mientras todos estaban de fiesta en la habitación al final del pasillo. Era un amigo. Alguien en quien pensé que podía confiar. Soy lesbiana y ahora me culpo por haberme dejado llevar demasiado por los chicos. Solo por ser gay, pensé que me daba una carta más segura para estar cerca y a solas con ellos. Recibí a unos amigos en casa después de una noche de fiesta. Estábamos en un estado de euforia amorosa. Una mezcla de borrachera y colocón. Iba al baño. En mi propia casa. Mucho de eso sigue bloqueado hasta el día de hoy, aunque algo parece que fue ayer. Entró mientras usaba el baño y no me importó porque era mi amigo y yo era gay, y no estaba lo suficientemente coherente como para preocuparme. Estábamos hablando, riéndonos, me hacía cumplidos mientras me subía los pantalones. Me atrajo hacia sí y me besó; al principio le devolví el beso hasta que me di cuenta de lo que pasaba y me aparté. Entonces se puso muy fuerte y me restringió los movimientos, y empecé a entrar en pánico. Le dije que parara. Le dije que no. Le dije que era gay y que estábamos demasiado jodidos. Insistió en besarme donde podía, me arrancó los pantalones. Solo había abrochado el botón, no tuve tiempo de subir la cremallera, así que se abrieron sin mucho esfuerzo. Intenté apartarme, intenté parar. Incluso intenté gritar, pero no salía nada de mi boca. Me movía tanto que él (cinco veces más grande y pesado que yo) me tiró al suelo y me desgarró los pantalones hasta los tobillos, ya que no podía quitármelos por encima de las botas. Como no pudo meterlos lo suficiente por delante, me arrastró y me retorció, me metió la cara en el radiador y me violó por detrás. Todavía puedo oírlo respirar en mi cara y en mi oído, tanto por delante como por detrás. Puedo sentir su peso asfixiándome. Tuve moretones durante meses después. Finalmente logré obligarlo a que se fuera y escabullirme con la excusa de conseguir un condón para que fuera más fácil. Corrí por toda la casa como si nada. Me quité los zapatos, los pantalones y la ropa interior para quitármelos de encima. Fui a la sala y me desplomé llorando. Me puse un chándal y fui a la habitación de al lado, donde estaban los invitados a la fiesta. En cuanto me vieron, lo supieron antes de que pudiera decir la frase. Corrieron al baño y él se estaba masturbando. Perdí mucho de mí misma esa noche. Más de lo que puedo recordar. Más de lo que estoy dispuesta a perder. Durante mucho tiempo la gente me acusó de mentir porque él es "tan buen chico", "es un portero, no haría eso", "es la persona más amable que he conocido", "¿cuánto bebiste?", "¿qué llevabas puesto?", "¿le diste falsas esperanzas?", "se disculpó por acostarme contigo", "dijo que te quitaste los pantalones". NO. SIGNIFICA. NO. NO IMPORTA LO BORRACHO QUE ESTÉS. NO SIGNIFICA NO NO IMPORTA LO COLOCADO QUE ESTÉS. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA SI LE DEVOLVISTE EL BESO. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA TU SEXUALIDAD. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA LO AGRADABLE QUE SEA PERCIBIDO. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA CUÁNTO LO APARTES. NO SIGNIFICA NO. Un trocito de mi corazón murió ese día. Y me gustaría poder decir que fue la última vez que un amigo se negó a aceptar un no por respuesta. Sufro de TEPT complejo. Tuve que dejar la hostelería después de casi 12 años. Ya no salgo. Me volví demasiado dependiente de las drogas y el alcohol como para adormecer los ruidos, adormecer los flashbacks, adormecer la sensación de la que mi cuerpo nunca se recuperará. He estado intentando una sobriedad continua, pero aún no le he cogido el truco. Aunque he tenido más días sobrio que borracho/colocado, estoy cansado de correr. Estoy cansado de adormecerme. Ahora tengo crisis nerviosas en el Tesco. Aun así, todavía lo veo por aquí de vez en cuando. Todavía tiene un trabajo. Todavía tiene una vida. Todavía tiene acceso a tantas mujeres borrachas. Gracias al personal del hospital City y a City que me cuidaron tan bien dadas las circunstancias en ambas ocasiones. Volveré para la segunda parte, pero por ahora estoy bastante agotado. Creo que nunca me había sentado a escribir sobre esto tanto tiempo antes y necesito hacer más ejercicios de conexión a tierra. No estás solo. No estamos solos. Juntos somos más fuertes. Un lápiz se rompe fácilmente solo, pero es mucho más difícil romperlo en grupo. No tengo la fuerza de voluntad ni la fuerza para volver a leer esto antes de publicarlo, pero muchas gracias por crear un espacio donde podemos unirnos y sentirnos seguros a pesar de llevar traumas tan fuertes.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Violación anal

    De alguna manera, conseguí entrar en Tinder a los 16 años. Sé que no fui muy inteligente, pero todos mis amigos lo usaban en ese momento y no pensé en ello. Conocí a alguien que me dijo que también era menor de edad, dijo tener 17. Parecía perfecto. Tuvimos una cita en un huerto de calabazas, comimos sushi en un restaurante y después vino a mi casa a tallar calabazas. Todo iba de maravilla. Estábamos viendo una película y nos pidió que nos cambiáramos a mi habitación. Sinceramente, no quería, pero acepté y nos fuimos. Su comportamiento cambió al instante; de repente, se volvió arrogante y dominante. Tuvimos sexo, algo a lo que había accedido aunque me sintiera presionada. De repente, me metió el pene en el ano, lo sacó después de un par de veces y lo volvió a meter en la vagina. Me quedé en shock, confundida. ¿Acaba de pasar eso? ¿Es normal? Estoy muy agradecida por el instinto de supervivencia humano porque, en general, me desconecté. Pero recuerdo que me dijo: "Al menos podrías fingir que lo disfrutas". Aun así, no reaccioné. Cuando terminó, se levantó y fue a buscar una toalla. Le pedí que encendiera la luz y me dijo: "¿Estás segura? Quizás no quieras ver la cama, va a ser muy gráfico". No entendí y quise encender la luz de todos modos. Mi edredón blanco estaba cubierto de sangre y tenía manchas de heces. "¡Guau!", me sentí avergonzada. Dijo que era normal. Volvimos a la sala y unos minutos después se fue. Después, tiré el edredón y fui a casa de mi mejor amiga. Había invitado a su amiga, que era mayor que yo. Les conté lo que pasó y se quedaron atónitas. Ambas tenían experiencia sexual y me dijeron que eso no es normal. No se tiene sexo anal por accidente. No se tiene sexo anal sin hablarlo primero. No se "resbala" en el ano de alguien, que es la excusa que se me ocurrió: "¿Quizás se resbaló?". Me aseguraron que no fue un accidente. Le dije a la chica mayor su nombre, Nombre, y resultó que ella lo conocía y no tenía 17 años. Él le dijo que tenía 20. Cuando fue a su casa antes, insistía mucho para tener sexo y su perro lo odiaba, así que lo echó. Mi perro también lo odiaba. Después lo contacté, no respondía a mis mensajes, y luego me dijo que lo sentía, pero que no buscaba una relación y que no quería volver a verme. En ese momento, empezó a ser más claro: «Puede que me hayan violado». Pasé unos dos años dudando entre si realmente había sucedido, si fue una violación, si fue mi culpa o si lo pedí. Unos días después de la violación, mi vagina se hinchó. Lo sé, disculpa los detalles, pero son cruciales para la historia. Fui al centro de salud estudiantil con el que trabajaba mi escuela porque no quería que mis padres supieran que había tenido sexo. Me hicieron una prueba y tenía vaginosis bacteriana. La enfermera dijo que tenía "bacterias que parecían una flor dentro de mí". Esto se debe a que pasó del ano a la vagina varias veces y sangré. Por suerte, se solucionó fácilmente con antibióticos. Otra cosa que confirmó que algo grave había sucedido. Pasé dos años de mi vida, el primero y el último año de secundaria, en cama, y no recuerdo bien mi época en la secundaria. Dormía, me pudría, quité el marco de la cama de mi habitación en un colapso mental, reubiqué la cama en diferentes posiciones y cambié los colchones. Nada me ayudaba. Con el tiempo, me cambié de habitación. Empecé a resentir mi propia casa. No sentía que tuviera un espacio seguro. Empecé a ser grosero con mis padres, era cruel cuando no me dejaban salir y me ponía irritable en cualquier momento. Me saltaba la cena y evitaba el tiempo en familia. Además, dejé de ir a la escuela. Falté tantos días a la escuela que me enviaron una carta diciendo que quizá enviarían a un policía a casa a hacer una revisión de bienestar. Mi mamá me dejaba en la escuela, yo la esperaba a que se fuera y caminaba de regreso a casa para acostarme. Hasta que empezó a esperar a que entrara y entonces tal vez iba a una clase y luego caminaba a casa. Mis dos mejores amigas empezaron a venir a mi ventana los días de clase y tocaban para que fuera a clase. Una de ellas, mi mejor amiga del mundo, tocaba sin parar hasta que la dejaba entrar. También tengo perros que ladran mucho, así que se ponían como locos y tenía que dejarla entrar, y literalmente no se iba ni paraba de tocar hasta que la dejaba entrar. No importaba lo asquerosa y terriblemente desordenada que estuviera mi habitación (hablo de que no podía ver el suelo, había obstáculos en la cama, basura, montones enormes de ropa, ropa tirada en el suelo), ella se sentaba conmigo en mi colchón. Ella se acostaba conmigo, me abrazaba, me hacía ver videos con ella en su teléfono. Se saltaba las clases por mí. Eventualmente me convencía para que saliera de la casa, para ir con ella a tomar café, a comer, a dar una vuelta en auto, a su casa, a una aventura en el bosque juntas. No puedo imaginar qué habría pasado sin ella. Nunca me hizo sentir como una víctima, siempre me dejaba hablar de los detalles desagradables y me dejaba ser yo misma en ese momento, me hacía reír, me hacía sentir feliz cuando estaba tan deprimida, y ni siquiera sabía realmente por qué. Como si todavía estuviera confundida, todavía sin estar segura de si realmente me habían violado. Finalmente, mi escuela me dijo que tendría que repetir mi último año. Nunca me preguntaron qué me pasaba, solo me dijeron que estaba reprobando mucho. Conocí a un chico nuevo en esa época, que se convirtió en mi novio. Terminó engañándome, así que no puedo presentarlo como alguien demasiado amable en esta historia, pero en ese momento fue de gran ayuda y me ayudó mucho. Me enseñó lo que es el sexo seguro de verdad, cómo debe ser y cómo se siente. Se trata de comunicación, consentimiento, buenos sentimientos mutuos y amor. Quiero añadir que cuando tuve sexo con él por primera vez después de la violación, mis manos se bloquearon. Como resultado físico del trauma, no podía abrirlas, tenía miedo y no de él, pero mi cuerpo respondió a que este acto íntimo se repitiera. Era su primera vez teniendo sexo y me gusta considerarla también mi primera vez real. No se "deslizó" dentro de mi ano. Porque eso no sucede. Después de esto, comprendí que me habían violado analmente. Siempre había buscado información sobre violación anal en Google, Instagram y en cualquier lugar, y nunca la encontré. Quería que me confirmaran y validaran. Quería encontrar a alguien que hubiera pasado por lo mismo que yo y todavía no lo he encontrado (cuatro años después). Solo vi cosas sobre hombres violados en prisión. Ahora mismo pongo una cara que no es lo que buscaba. Poco después, la hermana de una amiga empezó a salir con el hombre que me violó. Me escribió y me preguntó por él. No le dije que me había violado, pero ojalá lo hubiera hecho. Más tarde, la vi en una fiesta, después de unas copas, me acerqué y le dije que tenía una pregunta muy personal. Me dijo que sí. Le pregunté si Nombre (el violador) había intentado tener sexo anal con ella. Giró la cabeza y dijo: "¡Sí! Lo intentó durante el sexo y lo detuve; me puse furiosa, estaba muy molesta". En ese momento todo encajó y le estaré eternamente agradecida por su honestidad. Fue un punto de inflexión en mi sanación. Confirmó lo que llevaba años cuestionándome. Mi novio en ese momento había ido a una escuela preparatoria inclusiva, con educación personalizada y realmente se preocupaban por sus estudiantes. Se llamaba Nombre de la escuela. Me dijo que debería postularme, que trabajan con recuperación de créditos y pensó que sería perfecto para ayudarme a graduarme. Tenía razón. Postulé a Nombre de la escuela, me preguntaron por qué estaba reprobando la escuela preparatoria. Les dije que me violaron a los 16 años y que dejé de ir a la escuela. Les dije que no quería repetir mi último año. Les dije que nadie en mi otra escuela preparatoria preguntaba sobre lo que estaba pasando en mi vida personal. La mujer en el teléfono dijo que podían hacer que me graduara a tiempo y que podían apoyarme. Mi mejor amiga, que me ayudó durante este tiempo, también se transfirió a esta escuela. Los dos estábamos en una nueva escuela preparatoria en nuestro último año. Nombre de la escuela cambió mi vida. Disfruté ir a la escuela de nuevo, me sentí apoyada y me trataron como si fuera inteligente y no como si fuera una delincuente a la que no le importaba en absoluto su futuro. Todos los profesores de ese edificio querían que tuviera éxito y yo podía sentirlo. Estaba en programas de recuperación de créditos, haciendo exámenes para demostrar que tenía los conocimientos necesarios para graduarme. Mi mejor amiga y yo terminamos la preparatoria antes de tiempo. Fue una gran sensación, aunque me gradué con un promedio de 2.3. Ahora estoy sentada aquí escribiendo esto en un colegio comunitario con mi cumpleaños número 21 a unas semanas de distancia, y finalmente he llegado al punto en que puedo pensar en la violación y no golpearme la cabeza hasta que deje de pensar en ello. Pienso en la violación y en mi violador todos los días de mi vida desde entonces. Siempre he querido compartir mi historia y ahora estoy buscando plataformas para compartirla. Quiero que alguien más que fue violada analmente pueda leer mi historia, quiero que alguien pueda sentirse visto y escuchado como yo quería y necesitaba. Pero para cualquier sobreviviente de violación, quiero que sepa que, con el tiempo, podrá vivir con esta nueva normalidad. No diré que "mejora" porque no estoy segura de que así sea; francamente, no creo que mejore, simplemente se convierte en algo a lo que uno se adapta. He ido a terapia y ahora estoy en terapia de nuevo. Sigo esforzándome por sanar. Todavía pienso en ello a diario, pero por fin soy menos reactiva. Todavía me estremezco y me enojo cada vez que veo su nombre en alguna parte. Nunca volveré a estar con alguien llamado Nombre. Me estremezco cuando veo a alguien que se le parece en algo. Tengo miedo a los hombres. No me gusta tener citas, no me gusta estar demasiado cerca de un hombre, no quiero estar sola en una habitación con un hombre. Me enojo o me siento incómoda cuando un desconocido en la calle me mira demasiado tiempo, si me hace un cumplido, si intenta conversar o si flirtea. Tengo problemas de apego y abandono. No sé si esto mejorará alguna vez, pero es parte de mi nueva normalidad. La persona que era antes de mi violación ya no es yo. He aceptado que soy una nueva persona y que tengo que reencontrarme conmigo misma. Perdí a muchos amigos durante mi tiempo de aislamiento, me cuesta conservar un trabajo y me cuesta mucho ir bien en la escuela, aunque de verdad quiero tener éxito. Mi depresión me abruma casi todos los días. Quiero que Nombre esté en la cárcel. Quiero que lo etiqueten como el violador que es, quiero que sufra con sinceridad. Quiero que nunca pueda conseguir un trabajo. Lo odio y odio que pueda vivir en libertad y posiblemente disfrutar de su vida. Odio que probablemente siga encontrando nuevas víctimas. Lo denuncié a la policía, pero no pasó nada. También lo denuncié al Departamento de Servicios Humanos por abuso en mi estado, y no pasó nada. Pero hice mi parte; solo espero que alguien más lo denuncie como yo y que vean una señal en su sistema de que ya ha hecho esto antes. Todavía lo veo en apps de citas, ahora usa su segundo nombre y es bisexual. Siento que me usó como sujeto de prueba. De joven, lo acosaba en línea desde cuentas falsas de Instagram. Le dije que era gay y que debería ser un hombre de verdad y buscarse un chico con quien ligar en lugar de torturar a chicas inocentes. Le dije que conozco a todas las personas a las que ha violado, aunque no las conozco. Le dije que el karma le pasaría factura y que alguien acabará por atraparte. Le dije que es una persona terrible, pero nunca admitió lo que hizo ni lo reconoció. Me gustaría pensar que puedo seguir adelante con mi vida, pero esta es mi historia. Es parte de mí ahora, es por eso que actúo como lo hago y explica la mayoría de las cosas en mi vida. Hace poco me independicé y conseguí mi propio apartamento. Pensé que simplemente no me gustaba recibir visitas en la casa de mi infancia porque fue donde me violaron. Mi familia se mudó de esa casa y de otro estado. Y ahora en mi nueva casa, mi propio espacio personal, todavía no puedo invitar a nadie. Es difícil para mí tener incluso amigas, mi amigable vecino o mi mejor amigo. No permito que vengan invitados, y nunca invito a una cita. Es un gran paso para mí tener a alguien en mi casa y eso es su culpa. Solo hice esta conexión este año. Tengo miedo de que alguien más vuelva a ocupar mi espacio. Vaya, se sintió bien sacar todo eso. Es difícil hablar y compartir mi historia cuando no tengo la justicia que me gustaría. Es difícil aprender sobre el sistema de justicia cuando se supone que debe protegerte y no lo hace. Es difícil pensar que tanta gente sea violada con tanta frecuencia. Estoy enojada y quiero un cambio. Realmente no sé qué tipo de cambio, pero algo. Ojalá no tuviera que vivir con tanta ira y miedo, pero eso también es parte de mi nueva normalidad. Estoy inquieta, no puedo evitar mirar por encima del hombro con frecuencia cuando estoy en público y no puedo evitar preocuparme por cosas inesperadas. Pero me estoy adaptando y tú también lo harás. Te mando mucho cariño.

  • Informar

  • Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇹

    #1113

    Estuve en una relación abusiva durante 12 años. Lo conocí a los catorce años y nos conocimos a los quince. Era simpático y encantador, y me enamoré de él. Nunca pensé que pudiera tener un lado oscuro. Después de unos meses, empecé a darme cuenta de que había algo dentro de él. Cuando tuvimos nuestra primera pelea, me gritó y tuve mucho miedo. Se disculpó y lo perdoné. Pero no paró. Era verbalmente abusivo. Decía que era una prostituta. Me hacía sentir insignificante, como la peor persona del mundo. Decía que era una psicópata. Decía que era un chiste. Decía que no era nada. Decía que tenía que hablarme y gritarme así, porque de otra manera no entendía sus argumentos. Empezó a destrozar cosas como mi reloj o un collar. Las paredes estaban agujereadas y a menudo me agarraba los hombros muy fuerte cuando se enfadaba. Cuando lloraba, se enfadaba aún más. Me encerré en el baño porque le tenía mucho miedo. A veces, cuando estaba borracho, también me empujaba contra el asfalto. Me salieron moretones. Una vez me estranguló. Nunca le conté a nadie lo que pasó, porque siempre lo perdoné y me sentía muy culpable. Intenté dejarlo, pero siempre decía que se suicidaría si me iba. Fui a terapia, pero incluso allí me daba tanta vergüenza que no hablé del abuso. Después de dos años de terapia, me volvía cada vez más fuerte. Estaba lista para hablar con alguien sobre lo que me había pasado y que quería dejarlo. De repente, me sentí libre y lista para irme. Siempre decía que me quería y que era el amor de su vida. Nunca fue amor. Me di cuenta de que estaba en una relación abusiva. Había abuso verbal, emocional y físico. No me lo imaginaba. No estaba loca. Quien lea esto y esté en una situación similar: ¡Eres fuerte! ¡Eres inteligente! ¡Eres hermosa! ¡Eres una buena persona! ¡Puedes confiar en ti misma! ¡Puedes hablar con alguien! ¡Puedes hacerlo! ¡Puedes dejarlo! ¡Eres una persona maravillosa! Los quiero a todos y les mando un abrazo. Tenemos que compartir nuestras historias y se nos permite compartirlas. Juntos podemos cambiar algo.

  • Informar

  • Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Corazón fuerte

    Si alguien quisiera entender quién soy, tendría que saber que… No sabría cómo ni por dónde empezar. Supongo que por la base de todo: mi niñez. Me llamo Name. Nací en Venezuela, pero me crie toda la vida en España, bueno, a partir de los ocho años. Mi niñez… qué decir. Era feliz. Fui feliz. O eso cree uno a esas edades. Mis primeros ocho años en Venezuela. Supongo que fui feliz. Una familia que me quería, un hermano, una mamá… aunque nunca un papá. Mami siempre supo cómo tirar ella sola con nosotros. Siempre me inculcó cosas buenas de mi padre. Incluso me enseñaba cartas y fotos de él. Crecí queriendo a mi padre, aun sin haberlo visto nunca en persona. Tuve un colegio que me gustaba mucho, aunque he de decir que la liaba mucho. Era demasiado ruido para aulas tan pequeñas. Tengo muchos recuerdos bonitos, otros que ahora de adulta sé que no lo fueron. Me dieron todo, tuve todo. A pesar de venir de una familia humilde, nunca me faltó un plato de comida, nunca me faltó amor, nunca me faltó nada. Todo se complica… Cuando cumplo los cuatro años, cuando ya eres un poquito, pero muy poquito, más consciente de la vida, todo se complica. Mamá dejó de estudiar y decidió trabajar. Eso implicaba verla menos. Eso implicaba ser cuidada por otras personas. Eso implicaba muchas cosas. A partir de ahí mi vida se derrumbó. A partir de ahí marcaría un antes y un después. A partir de ahí mi vida en la adultez sería distinta. La gravedad de todo lo vi al crecer. Aunque he de decir que tuve una pequeña reacción siendo tan pequeña. Podría decir que algo dentro de mí me dijo: esto está mal, esto no puede ser así. Siempre he dicho: ¿dónde estaba Dios? Soy creyente, o fui creyente, pero poco a poco todo eso fue desapareciendo. Cuanto más dolor me causaba la vida, más dejaba de creer. No me enrollo más… vamos al principio. Pues sí, tuve una niñez bastante bonita. Aunque la parte mala ahí está, y creo que estará por siempre en mi vida. Supongo que escribirlo me hace sentir un poquito mejor. Recalcar toda mi vida me hace sentir algo mejor. Fui violada. Sí, abusaron de mí siendo tan solo una niña de cuatro años. A partir de ahí me destrozaron la vida. Fui cumpliendo años y eso seguía sucediendo. Supongo que para mí era algo normal. Un niño, al sufrir eso, jamás podría darse cuenta de la gravedad. La persona que se supone que tenía que cuidar de mí era la causante de mis traumas ahora de mayor. Mi hermano y yo, siempre unidos, siempre juntos, mano a mano. Pasó por lo mismo, solo que yo cedía. Cedí muchas veces porque sabía que era la única forma, la única forma que tenía para proteger a mi tesoro más preciado: mi hermano. ¿Dónde estaba mi familia? Éramos tan solo unos niños que necesitaban ayuda de un adulto. ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta? Tan solo necesitábamos a un adulto que nos ayudase. ¿Cómo íbamos nosotros mismos a ayudarnos? Mi vida cambió. Mi tía nos devolvió la vida. La decisión de venir a España cambió nuestras vidas. Era un pequeño viaje. Jamás pensábamos quedarnos aquí a vivir. Ed y yo felices, con nuestra pequeña maleta, sabiendo que algún día volveríamos a Venezuela, que en un mes o así estaríamos de vuelta. Y aquí estoy, veinte años después, agradeciendo día a día la decisión de quedarnos aquí. Ahí empezó mi verdadera infancia feliz. Nos dieron todo. Mis tías nos dieron todo. Nunca había sido tan feliz. Mamá se enamoró. Ahí conoció al que creí mi padre. Es normal, ¿no? Te crías sin una figura paterna y cuando entra alguien en tu vida con tanto amor para darte… cómo no creer que es tu padre. Mil viajes, muchas playas, muchos planes, mucho de todo. Él nos dio tanto. Estuvo en todo. Cómo no haberle querido tanto. El colegio es verdad que no me gustaba tanto. Sufrí mucho bullying. Supongo que no estarían acostumbrados a ver a una niña latina, pelo rizado y rasgos de negra. Esa parte quiero omitirla. La verdad que me marcó demasiado. Pensé siempre que de ahí venía mi inseguridad. Crecí. O eso creía con catorce años. Me creía la reina del mambo. Quería vivir rápido, quería ser adulta, quería hacer mil cosas. Empecé a perderme. A ser una inconsciente con mamá. A ser una rebelde. Cuanto más me prohibían, más quería hacerlo. Creo que fue mi peor época. Nunca me sentí entendida por nadie. Nunca nadie se sentó a explicarme paso a paso cómo va la vida y desde cuándo tenía que empezarla a vivir como una adulta. Mamá lo hizo bien siempre, pero he de decir que no supo lidiar con una adolescente llena de ira, llena de rabia, llena de odio. Fui mi peor versión. Pero era adolescente, ¿quién se da cuenta a esas edades? Porque yo, hasta que no tuve un choque de realidad, no me di cuenta. Mi primer amor… Sí, tuve mi primer amor. Fue lo más preciado que la vida me había dado. Tus primeras veces en todo, tus primeros te quiero, tu primer sentimiento de amor, tu primer todo. Fue un fracaso. Supongo que éramos muy jóvenes e inexpertos. Yo quería más, salir al mundo, conocer gente. No me valía nada. Tuve más de un amor. Con todos fracasé. Pero me quedo con lo que aprendí con cada uno de ellos. Aprendí a saber qué merezco y qué no. Aprendí a quererme un poco más. Aprendí a no tolerar cosas que no. Aprendí a no quedarme con migajas. No sé por qué nunca me fue bien en el amor. Y la poca fe que me quedaba me la destrozaron. Cumplo dieciocho. Por fin mayor de edad. Por fin podría hacer lo que me diese la gana. Eso sentía y eso creía. Me duró bastante la rebeldía. Hasta que… Ocurriría de nuevo. Mamá se separa. Mi vida cambia. Todo cambia. Mi supuesto padre sigue siéndolo. Seguimos queriéndolo como el primer día. Seguimos viéndole. Seguimos todo con él, a pesar de no estar con mamá. Pero tuve un choque con la realidad. Creí que mis parejas me habían roto el corazón, pero creí mal. Él me rompió el corazón. Dejé de creer en el amor. Si la persona que más quería, a quien yo consideraba mi papá, me partió el alma, me partió el corazón… ¿qué iba a pensar del resto del mundo? ¿Cómo debía ser yo? Y llegó ese día, el segundo peor día de mi vida. Sufrí violencia doméstica. Mi supuesto padre fue capaz de destrozarme la vida. Intento de violación. Una vez más sentí ese miedo. Una vez más sentí que la vida se me caía. Una vez más sentí decepción. Una vez más sentí cómo mi corazón se rompía poco a poco. Cómo creer en la gente. Cómo creer en la vida. Nace Brother. Empecé a ver la vida un poco mejor. Brother llega a nuestras vidas, mi pequeño hermano, y cambié por completo. Me dio esa felicidad que no tenía. Me dio esa calma en el alma que yo tanto necesitaba. Verle tan pequeño, tan bonito, esas manitos… Mi hermano me devolvió la vida y las ganas de querer con el alma a alguien. Nunca se lo dije. Es muy pequeño. Pero algún día me sentaré y hablaré con él. Dejé de estudiar. Fui de mal en peor en los estudios y decidí adentrarme en el mundo de la hostelería. Crecí de verdad. Mi mentalidad cambió. Empecé a ser mejor persona con mamá, mejor persona con mi hermano Edy, mejor persona con todos. Trabajar me hizo darme cuenta de cuánto cuesta la vida. De cuánto ha tenido que currar mamá para darnos todo. Trabajar me hizo crecer como persona, como mujer. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y sí, sigo estancada en la hostelería. Pero he de decir que me he ganado todo lo que tengo a pulso. Agradecida de todo lo que aprendí. Sigo con la vida. Sigo con mi vida. Pasa el tiempo. Vuelvo a tener amores que no van a ningún lado. Más decepciones: de familia, de novios, de amistades. Pero supongo que siempre pude con todo. Era como que mi corazón estaba a prueba de balas. Como que algo más ya me era indiferente. Estaba tan acostumbrada a que lo malo me persiguiese que era totalmente normal para mí. Pero oye, que nunca dejé de ser buena. Nunca dejé de tener este corazón tan noble, como dice mamá. Siempre di todo de mí a todos. Siempre fui con mis mejores intenciones. Hace poco leí que las personas que siempre están haciendo la gracia son las que más tristes están por dentro. Nunca algo me había representado tanto. Como digo yo, soy la payasa del grupo. Me encanta ver a mi gente reír a base de mis ocurrencias. Eso me hace sentir un poco menos mal. Eso me ayuda mucho. Me gusta hacer la gracia siempre, porque sí, porque no. Eso me hace olvidar un poco todo. Pasa el tiempo y estoy en calma. Siento que no tendré nada más por lo que sufrir. Y llega un mensaje inesperado… Siempre estuve en contacto con mi padre, ese mismo del que mamá siempre me habló y siempre me inculcó cosas buenas. Le quiero tanto que jamás se me pasaría por la mente odiarle. Y llega un mensaje: “Hola hija, Dios te bendiga. Soy tu papá, el hermano de tu mamá.” Mi mente no entendía absolutamente nada. Papá, mamá, hermano… Pensé que era fake, pero indagué hasta dar con la realidad de todo. Ese día, bendito día, una vez más me vuelven a romper el corazón. Pero esta vez, mi querida mamá. Resulta que ese señor era mi padre de verdad. Resulta que mi mamá no era mi madre biológica. Resulta que toda mi vida crecí creyéndome mentiras. Mi madre biológica me abandonó. Con tan solo un mes de nacida. Me abandonó como un perro. Mi papá, con miedo de la vida, con miedo de seguir con una niña tan pequeña, solo buscó ayuda. Ayuda de sus hermanos. Y ahí entra mi mamá en el plano. Como me dice ella: “Hija, me enamoré de ti. Verte tan pequeña, tan vulnerable, con esa carita, con esa nariz, con esos rizos… cómo no quedarme contigo.” Mamá no me dio la vida. Me la devolvió. Agradezco la vida que me diste, mamá. Para mí siempre serás mi madre. Mi única y verdadera madre. Pero me duele el alma. Todo por lo que tanto había trabajado volvió: mis miedos, mis inquietudes, mis traumas, mis inseguridades, mi rabia, mi ira. Y llegó él. Llegó alguien a mi vida para hacerme entender que la vida no siempre es tan mala. Alguien que me haría entender por qué nunca funcionó con nadie más. Alguien que me daría todo el amor del mundo. Y llegaste tú, justo en el momento que más me dolía la vida. Llegaste y me olvidé por un ratito de todo lo que estaba pasando. Volví a creer en el amor. Volví a creer en que de verdad hay personas buenas con corazones bonitos. A veces siento que no lo merezco. A veces siento que es una trampa de la vida. Me saboteo mucho. No sé cómo asimilarlo. Siento que en cualquier momento todo se romperá. Sentiré miedo. Sentiré angustia .

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Una fría noche de invierno

    Era una fría y nevada noche de invierno, justo antes de que el confinamiento por la COVID se extendiera por todo el país. Asistía a la recepción de la clase de posgrado de segundo año con un grupo de amigos de la misma generación. Mi "cita", como mi invitación para asistir al evento de esa clase, era en realidad alguien que todos sabían que tenía una relación seria a distancia y que solo usaba la entrada extra como excusa para invitarme como amiga. Fue un momento divertido para explorar una mansión histórica mientras comíamos y bebíamos. Una hora después, cuando estaba a punto de terminar, una de las parejas de mi compañero de segundo año se volvió hacia mí y me dijo que le encantaría verme en un bar, y que un grupo de la clase planeaba ir allí. Me volví hacia mi "cita" y ambos aceptamos. Fuimos en coche al bar vintage, uno en el que nunca había estado. Entré entre la nieve y el hielo con mis tacones negros, un vestido de cóctel cubierto por mi chaqueta de invierno, intentando no tropezar. Después de un cóctel y unas cuantas conversaciones entre compañeros de mi "cita", me encuentro en un rincón charlando con la persona que me invitó al bar desde la recepción. Algo me pareció extraño desde el principio, y la cosa solo empeoró. La mujer cis con aspecto de treintañero era profesora, pero parecía salir con estudiantes más jóvenes y nuevos en la misma escuela profesional, algo que un compañero había mencionado de pasada con una mueca de disgusto. La conversación conmigo parecía dar vueltas, repitiendo las mismas historias una y otra vez sin darse cuenta. Una conversación incómoda, pero pensé que solo sería una molestia temporal. Sin embargo, la conversación tomó un giro aún más extraño. Se acercaba cada vez más a mí mientras hablaba. En un momento dado, me tocó el hombro, aparentemente para comentar que le gustaba mi vestido. Mencionaba su experiencia profesional y sus contactos en el campo en el que yo estaba, y sigo estando, más interesado en entrar. Entonces empezó a hacerme preguntas incómodas sobre mi aparente transfobia y luego mencionó, sin ningún sentido, que ella era la pareja "masculina" dominante en su relación. Y entonces, para mi horror, la vi levantar bruscamente la parte inferior de mi vestido y meter la mano debajo para intentar tocarme la cara interna del muslo... o algo peor. No fue un simple movimiento; su mano estaba completamente debajo de mi vestido y subía rápidamente, por lo que pude ver claramente en el breve vistazo que le di. Retrocedí de inmediato con los ojos muy abiertos, totalmente incrédulo ante lo que acababa de pasar... y ante lo que no pasó, que estaba a solo segundos de ocurrir. Se dio la vuelta apresuradamente y regresó con su pareja en el bar, quien era ajeno a lo que acababa de pasar; lo agarró del brazo y se inventó una excusa para pedirle que se fuera. No era la primera vez que sufría un intento o una agresión sexual consumada. Al igual que cuando sufrí una violación el año de mi graduación de la universidad, durante otra fría noche de invierno años antes, recuerdo sentirme desconcertada, confundida y con muchas *no* ganas de etiquetar lo que me acababa de pasar. Los sucesos de cada noche previa a la agresión sexual siempre parecen tan aleatorios e impredecibles mientras suceden, pero en retrospectiva, es muy fácil intentar analizar cada detalle como una posible señal de advertencia de lo que estaba por venir. Sin embargo, ni siquiera quiero pensar en la probable realidad de que el intento de agresión sexual que sufrí esa noche pareciera ocurrir debido a mi identidad trans. Cuando se piensa en el trastorno de estrés postraumático desde una perspectiva evolutiva, se suele pensar que es una forma adaptativa de evitar situaciones de peligro futuro. Pero cuando te asustan los eventos sociales y los comentarios sobre la identidad personal, piensa en lo impredecible que es el proceso de sanación.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇧🇷

    Violación en fraternidad

    Este es otro incidente de mi historia de supervivencia. EMPEZÓ CON MI HERMANO. Me estoy preparando para el incidente con la policía. Por favor, lean mi historia para contextualizarla. Escribirla me causó dolor de espalda. Estaba en mi segundo año de filosofía en la universidad. Recientemente había viajado a Portugal con un hombre mayor y amable que básicamente me invitó con el acuerdo de que sería su amante a cambio de un viaje gratis. Había sido cliente mío en el restaurante y acepté su propuesta por diversión, y lo pasé genial. Eran mis vacaciones de primavera. Fueron unos años en los que fui muy promiscua después de haber sido abusada por mi hermano durante años en casa y reprimida en un instituto católico como castigo parental por haber iniciado una relación sexual con un chico de mi edad. Cuando una chica de mi curso de lógica, que cursaba Derecho, me invitó a una fiesta de fraternidad, pensé que estaría bien pasar tiempo con gente de mi edad. Las fraternidades y hermandades no eran lo mío y siguen sin serlo. Después de hacer una parada de barriles para impresionar a desconocidos, buscaba el baño de arriba porque la cola para el de abajo era larga. Había varias chicas esperando, y un chico que me había sujetado una pierna para la parada de barriles empezó a coquetear conmigo y se ofreció a llevarme a un baño secreto. El baño era de verdad, pero luego me hizo señas para que pasara a una habitación de enfrente, donde había otros dos hermanos de fraternidad. Estaba un poco nerviosa, pero con los otros chicos allí, me sentí un poco más tranquila al saber que no solo intentaba llevarme a la cama. Estaba abierta a encontrar un chico atractivo, para ser honesta, pero él no lo era. Los otros dos tampoco. Me senté a charlar con ellos, bebiendo pequeños tragos de whisky de canela y poniéndome más nerviosa cuando alguien intentó entrar por la puerta de la habitación, pero estaba cerrada. Mi chico les gritó que se fueran. Entonces intenté levantarme e irme, pero me tiraron de vuelta a mi asiento en la cama. Soy bajita, así que me dominan fácilmente. “No puedes irte todavía. Apenas te estamos conociendo”, dijo un violador. “Aquí no se permiten provocaciones”. “¿Qué tengo que hacer para volver con mi amiga?” Pregunté algo así, pero usé su nombre. Se miraron con sonrisas maliciosas y me arrepentí de la pregunta. Lo que uno de ellos propuso fue un concurso de mamadas en el que tenía veinte segundos para hacer que cada una se corriera, pero tenía que ir en círculo hasta que una lo hiciera y entonces era eliminada y yo tenía que hacer las tres. Así que se pararon en tres lados de la cama, conmigo en el medio, y sacaron sus penes. Una tenía un cronómetro y, sin dudarlo, empecé a chupar la que estaba más cerca. Quería salir de allí y les tenía miedo físico. Era para evitar cualquier violencia y ni siquiera darles la satisfacción de pensar que me obligaban a hacer algo. Así que di vueltas y vueltas, agotada. Veinte segundos era demasiado poco y me habían quitado toda la ropa. Me detuve y le pregunté al que inventó el juego durante 60 segundos. De repente, mis piernas me apartaron violentamente del que estaba detrás de mí. Él me separó las piernas y empezó a follarme rápidamente. Ni siquiera le vi la cara hasta después. El que había estado hablando se subió a la cama y empezó a hacérmelo en la boca. No sé, me lo metió en la boca. Me agarró la cabeza con ambas manos, me la metió a la fuerza y me golpeaba la cara tan fuerte como el chico que estaba detrás de mí. Tuve que mantenerme arqueada sobre los codos para evitar que me arrancara el pelo y me mantuviera a su altura. Nunca me había pasado algo así. Siempre había sido con una sola pareja a la vez. Eran crueles y yo me esforzaba por seguirles el ritmo. Después de que terminó esa locura y ambos se saciaron dentro de mí, el chico original me subió a la cama y dijo algo así como: "Solo me queda un agujero". Yo no estaba acostumbrada al sexo anal por aquel entonces. Le ofrecí ir a lavarme si por favor no me hacía sexo anal. Se rió y negó con la cabeza. Así que, tumbado boca arriba con las piernas abiertas, me echó un chorrito de gel de aloe vera de la mesita de noche y me observó cara a cara mientras se masturbaba, embestida a embestida. Vio el dolor en mi cara que no podía ocultar. Tuve que besarlo mientras ella me hacía daño. Incluso cuando se excitaba rápido, le llevó un rato. Uno de ellos nos miraba, sonriendo de lado, y el otro jugaba con su móvil, creo que sacando fotos. Los móviles aún no grababan vídeos. El sonriente preguntó una vez: "Tío, ¿de verdad lo tiene en el culo?". Cuando terminó conmigo, me dio las gracias y se fue. Dijo que tenía responsabilidades. El del móvil también se fue. Intenté irme. "No tan rápido", dijo el otro, empujándome hacia abajo. Le dije que había hecho todo lo que querían y más, y le pedí que me fuera. Me dijo que era la tía más buena con la que se había acostado y que quería una segunda ronda. Yo solo quería largarme de allí. Un obstáculo más. Lo mordisqueé un rato para que se excitara un poco y lo metí dentro. Falló y tuve que repetirlo. Al final, usé todos los trucos posibles, como fingir orgasmos, tener uno real y decirle guarradas, para que se corriera dentro de mí. Estaba tan temblorosa y agotada después de ser su puta durante tanto tiempo que me costaba vestirme. Temía que me detuviera, y lo hizo. Le dije que solo quería orinar y limpiarme, y le pregunté si podía dormir en su cama con él; solo un truco. Funcionó. Le di las gracias, cerré la puerta con indiferencia y bajé corriendo las escaleras sin llamar demasiado la atención. Mantuve una sonrisa en la cara mientras salía por la puerta principal y del porche. Me mantuve en secreto durante una manzana antes de echar a correr lo más lejos posible. De hecho, me aterraba que alguien me persiguiera hasta que estuve fuera del barrio, lejos del campus, en una gasolinera. Pedí un taxi y me fui a casa. Mi compañera de piso dormía en su habitación y yo me senté en la ducha. En mi historia, usé esto como ejemplo de cómo evité ser violada simplemente dejándome llevar cuando me encontraba en una situación de violación. Pero esto se sintió como una violación. Volví a salir de fiesta y a consumir alcohol y marihuana para amortiguar el impacto y sentirme artificialmente a gusto. Y a tener sexo casual con hombres atractivos. Pero esto fue una violación. Me violaron en grupo. Quizás sea mejor para mí que si hubiera intentado luchar contra ellos y hubiera perdido, pero aun así es horrible y me deja con dolor, culpa y miedo.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Todavía oigo y siento su respiración. En mi oído, number años después. Sigue siendo portero en bares populares de City.

    He intentado escribir esto tantas veces, divagando mientras miraba la pantalla en blanco. Disociándome mientras mi mente y mis pensamientos giraban a mil por hora, pero ninguno había llegado a una frase constructiva. Toda mi perspectiva sobre mí misma, el mundo y la vida tal como la conocía cambió de una manera que nunca imaginé posible. Me perdí a mí misma. Perdí mi confianza, realmente no reconocía a la persona en el espejo que me miraba. Era una mariposa social que había recurrido al aislamiento y a las drogas para consuelo. Estar en las redes sociales las últimas semanas ha sido duro y desencadenante. Pero sé que no estoy sola. Fui violada por un portero de bares populares de City, varios años atrás, en mi propia casa, mientras todos estaban de fiesta en la habitación al final del pasillo. Era un amigo. Alguien en quien pensé que podía confiar. Soy lesbiana y ahora me culpo por haberme dejado llevar demasiado por los chicos. Solo por ser gay, pensé que me daba una carta más segura para estar cerca y a solas con ellos. Recibí a unos amigos en casa después de una noche de fiesta. Estábamos en un estado de euforia amorosa. Una mezcla de borrachera y colocón. Iba al baño. En mi propia casa. Mucho de eso sigue bloqueado hasta el día de hoy, aunque algo parece que fue ayer. Entró mientras usaba el baño y no me importó porque era mi amigo y yo era gay, y no estaba lo suficientemente coherente como para preocuparme. Estábamos hablando, riéndonos, me hacía cumplidos mientras me subía los pantalones. Me atrajo hacia sí y me besó; al principio le devolví el beso hasta que me di cuenta de lo que pasaba y me aparté. Entonces se puso muy fuerte y me restringió los movimientos, y empecé a entrar en pánico. Le dije que parara. Le dije que no. Le dije que era gay y que estábamos demasiado jodidos. Insistió en besarme donde podía, me arrancó los pantalones. Solo había abrochado el botón, no tuve tiempo de subir la cremallera, así que se abrieron sin mucho esfuerzo. Intenté apartarme, intenté parar. Incluso intenté gritar, pero no salía nada de mi boca. Me movía tanto que él (cinco veces más grande y pesado que yo) me tiró al suelo y me desgarró los pantalones hasta los tobillos, ya que no podía quitármelos por encima de las botas. Como no pudo meterlos lo suficiente por delante, me arrastró y me retorció, me metió la cara en el radiador y me violó por detrás. Todavía puedo oírlo respirar en mi cara y en mi oído, tanto por delante como por detrás. Puedo sentir su peso asfixiándome. Tuve moretones durante meses después. Finalmente logré obligarlo a que se fuera y escabullirme con la excusa de conseguir un condón para que fuera más fácil. Corrí por toda la casa como si nada. Me quité los zapatos, los pantalones y la ropa interior para quitármelos de encima. Fui a la sala y me desplomé llorando. Me puse un chándal y fui a la habitación de al lado, donde estaban los invitados a la fiesta. En cuanto me vieron, lo supieron antes de que pudiera decir la frase. Corrieron al baño y él se estaba masturbando. Perdí mucho de mí misma esa noche. Más de lo que puedo recordar. Más de lo que estoy dispuesta a perder. Durante mucho tiempo la gente me acusó de mentir porque él es "tan buen chico", "es un portero, no haría eso", "es la persona más amable que he conocido", "¿cuánto bebiste?", "¿qué llevabas puesto?", "¿le diste falsas esperanzas?", "se disculpó por acostarme contigo", "dijo que te quitaste los pantalones". NO. SIGNIFICA. NO. NO IMPORTA LO BORRACHO QUE ESTÉS. NO SIGNIFICA NO NO IMPORTA LO COLOCADO QUE ESTÉS. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA SI LE DEVOLVISTE EL BESO. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA TU SEXUALIDAD. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA LO AGRADABLE QUE SEA PERCIBIDO. NO SIGNIFICA NO. NO IMPORTA CUÁNTO LO APARTES. NO SIGNIFICA NO. Un trocito de mi corazón murió ese día. Y me gustaría poder decir que fue la última vez que un amigo se negó a aceptar un no por respuesta. Sufro de TEPT complejo. Tuve que dejar la hostelería después de casi 12 años. Ya no salgo. Me volví demasiado dependiente de las drogas y el alcohol como para adormecer los ruidos, adormecer los flashbacks, adormecer la sensación de la que mi cuerpo nunca se recuperará. He estado intentando una sobriedad continua, pero aún no le he cogido el truco. Aunque he tenido más días sobrio que borracho/colocado, estoy cansado de correr. Estoy cansado de adormecerme. Ahora tengo crisis nerviosas en el Tesco. Aun así, todavía lo veo por aquí de vez en cuando. Todavía tiene un trabajo. Todavía tiene una vida. Todavía tiene acceso a tantas mujeres borrachas. Gracias al personal del hospital City y a City que me cuidaron tan bien dadas las circunstancias en ambas ocasiones. Volveré para la segunda parte, pero por ahora estoy bastante agotado. Creo que nunca me había sentado a escribir sobre esto tanto tiempo antes y necesito hacer más ejercicios de conexión a tierra. No estás solo. No estamos solos. Juntos somos más fuertes. Un lápiz se rompe fácilmente solo, pero es mucho más difícil romperlo en grupo. No tengo la fuerza de voluntad ni la fuerza para volver a leer esto antes de publicarlo, pero muchas gracias por crear un espacio donde podemos unirnos y sentirnos seguros a pesar de llevar traumas tan fuertes.

  • Informar

  • “No estás roto; no eres repugnante ni indigno; no eres indigno de ser amado; eres maravilloso, fuerte y digno”.

    Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Creemos en ti. Eres fuerte.

    “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Atrapado en el baño durante 40 años

    Atrapado en el baño. Es posible ser amado. Cuando pasé siglos diciéndole a mi mamá y papá que estaría bien viajar a ciudad para un concierto, pensé que era adulto y espabilado. En realidad, era un joven ingenuo; mis padres accedieron a regañadientes siempre y cuando nos quedáramos con el tío de mi amigo; esto significaría que no tendríamos que viajar de regreso tarde. El concierto fue fantástico; volvimos a su piso y los demás se fueron a la cama. Me quedé despierto charlando con nombre; después de una media hora, comenzó a preguntarme si era virgen y a enseñarme revistas pornográficas. Intenté escaparme e irme a la cama; luego me atacó y me violó. Me encerré en el baño y esperé, pero seguía agitado; quería que durmiera en su cama. No tenía ni idea de que un hombre pudiera hacerle lo que le hizo a otro hombre. Dos semanas después volví a quedarme después de un partido de fútbol; esta vez intenté persuadir a mis padres de que no debía ir, pero no querían que la entrada se desperdiciara; me atacó y me violó de nuevo; finalmente logré encerrarme en el baño. Mentalmente me quedé en ese baño durante los siguientes 40 años, sin decir nada, sin pedir apoyo, 3 matrimonios fallidos, problemas con la bebida, dificultades para ser un buen padre. La primera persona a la que se lo conté después de 40 años fue a mi exesposa, y su respuesta fue: "No puedo amarte, me has violado al mantener esto en secreto". Esto fue devastador y me llevó a un declive a un lugar muy oscuro. Ahora, con el apoyo de mis hijos, mi nueva pareja, un fantástico psiquiatra y un terapeuta de organización de apoyo, me siento mejor y creo que puedo ser amado. Nunca es demasiado tarde para comenzar a sanar.

  • Informar

  • “Creemos en ustedes. Sus historias importan”.

    Tomarse un tiempo para uno mismo no siempre significa pasar el día en el spa. La salud mental también puede significar que está bien establecer límites, reconocer las emociones, priorizar el sueño y encontrar la paz en la quietud. Espero que hoy te tomes un tiempo para ti, de la manera en que más lo necesitas.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Yo, Sobreviviente, Ciudad, Estado

    A los siete años, le conté a mi madre que mi abuelo paterno abusaba sexualmente de mí. En medio de un divorcio contencioso, mi madre me creyó, pero me vi obligada a contar la historia una y otra vez a policías, consejeros y abogados. Mi padre, un abogado prometedor, que trabajaba en el mismo condado donde vivía mi abuelo, lo ayudó con su defensa en el tribunal. Testifiqué en el tribunal durante una hora y media y tuve que estar en la misma habitación que mi abuelo. El veredicto: inocente. La vida después del juicio fue una maraña de mecanismos de afrontamiento. Mi relación con mi padre se rompió y perdí el contacto con todos los miembros de mi familia paterna, sin saber que solo entre el 1,5 y el 3 por ciento de todos los casos de abuso sexual infantil terminan en un veredicto de culpabilidad. Todo lo que sabía era que mi padre no me protegió. Después de la secundaria, me mudé al otro lado del país para asistir a la universidad en el estado en el que estaba mi universidad, donde me encontré primero con el alcohol y el tabaco, y luego con un trastorno alimentario. Desarrollé relaciones tanto con hombres como con mujeres, a menudo en periodos de tiempo superpuestos, y rara vez fui completamente sincera con mis parejas. A medida que mis mecanismos de afrontamiento poco saludables me sumían en una espiral, comencé a recuperarme varias veces, hasta que, finalmente, comencé a recuperar el control de mi vida y la autonomía que me habían arrebatado hacía tanto tiempo. Hoy, soy dueña de un negocio y trabajo en unas memorias sobre mi experiencia testificando en un negocio secundario de bienes raíces. Soy más que mi abuso.

  • Informar

  • “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Contar eso sin derrumbarme

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Esa noche mi hermano me tocó.

    No sé si lo que me hizo mi hermano se puede clasificar como abuso sexual. Me estaba quedando a dormir en su casa. Era tarde por la noche y estábamos viendo una película. En un momento dado, me preguntó si podía empezar a acurrucarme. De hecho, acepté, ya que somos muy cercanos y ambos disfrutamos del afecto físico. Mientras hacíamos cucharita, metió la mano debajo de mi camisa. No dijo nada, y yo tampoco. A medida que avanzaba la noche, alternaba entre caricias, besos en la cabeza o en un lado de la cara, y palabras de cariño. Le acaricié el brazo distraídamente porque me sentía incómoda allí tumbada. Finalmente, me preguntó "¿está bien?", refiriéndose a su mano subiendo lentamente por mi estómago. Le estaba dando el beneficio de la duda y seguía pensando que la acción era platónica, además de que me sentía bien, además de que soy tímida y me cuesta la confrontación, así que mi cerebro piensa que decir "no" a la gente es provocarla, así que dije "sí". En realidad no quería decirlo. No creo que quisiera decir "no", claro. No creo que quisiera decir nada en absoluto. Estaba cansada. Los dos lo estábamos. Sus caricias progresaron suavemente hasta el punto de acariciar la parte inferior de mis pechos. Fue entonces cuando empecé a cuestionar sus intenciones. Volvió a preguntar "¿está bien?". Volví a decir "sí". Cuando terminó la película, me asusté. La había estado usando para distraerme de lo que estaba pasando, y temía que, al no haber distracción, centrara toda su atención en mí e intentara hacer algo; así que me incorporé. Me apretó ligeramente la parte inferior del pecho mientras lo hacía, quizá a propósito, quizá por reflejo. Cuando se dio cuenta de que me estaba alejando de verdad, retiró las manos, dijo: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro", y se levantó para ducharse. Creo que en ese momento empecé a entrar en pánico. Fue lo que confirmó mis sospechas de que sus caricias realmente tenían una intención sexual. Había estado intentando engañarme a mí misma creyendo que eran afecto inocente, pero esas palabras me obligaban a afrontar la realidad de mi situación. Recuerdo que no paraba de hablar de temas sin sentido mientras desayunábamos porque temía que sacara a relucir lo que acababa de pasar y quisiera hablar de ello. No quería hablar de ello. Quería fingir que nunca había pasado. Todavía lo intento. Pero me atormenta. Él y su esposa (que habían estado durmiendo plácidamente en su habitación toda la noche) se fueron temprano por la mañana de luna de miel (yo estaba allí para cuidar la casa y había ido la noche anterior para pasar el rato con ellos antes de que se fueran). Una vez sola, me fui a dormir tranquilamente a su cama (con su permiso e insistencia, ya que no había otras camas en el apartamento). Mientras intentaba dormirme, aún podía sentir sus manos sobre mí, como una caricia fantasma. Me derrumbé en ese mismo instante. Me sentí culpable y asquerosa por no haberlo parado y por haberlo disfrutado también. Sentía que tal vez yo era la rara, y tal vez yo la que estaba convirtiendo esta interacción en algo inapropiado. Las semanas siguientes, intenté reprimir mis sentimientos. Unos días antes de Navidad, estaba en un avión con mi madre, a punto de empezar nuestras vacaciones. Estaba cerca de la regla y tenía los pechos sensibles. Eso desencadenó algo en mí y de repente lloré ahí mismo, en público. Ese dolor vago me recordó la sensación de aquel apretón que me dio en el pecho. Mi madre me vio a punto de llorar, pero mentí y le dije que era solo porque estaba cerca de la regla y me sentía deprimida (llevó un tiempo luchando contra la depresión, y ella lo sabía). Durante el viaje, tuve flashbacks aleatorios de esa noche, a veces incluso acompañados de náuseas. Sentía que estaba exagerando mi reacción mental, ya que no me habían violado y no debería estar traumatizada por un contacto que apenas puede considerarse íntimo. Al volver a casa, hice algo de lo que no sé si me arrepiento: hablé con él. Le envié un mensaje largo (vive en otra ciudad, lo que me dio más seguridad al confrontarlo) del que apenas recuerdo nada, salvo que mencionaba "esa noche" y cuánto me había afectado. Me derrumbé al escribirlo, y probablemente no era muy coherente. Mi hermano me envió muchas respuestas cortas en ráfagas rápidas al verlo. Se disculpó profusamente. Dijo "No sé qué me pasa", "Buscaré ayuda psicológica", entre muchas cosas que no recuerdo. Eso me asustó un poco. ¿Para qué necesitaba ayuda psicológica? ¿Estaba admitiendo que tenía impulsos que no podía controlar? Pero no dije nada al respecto. Tenía miedo de acusarlo, y me aseguré de aclarar que yo también era culpable por no poner límites. Ambos nos respondíamos sin pensar. Estábamos en pánico y llenos de adrenalina. Tenía miedo de perderlo. Era mi único vínculo en la ciudad donde vivíamos (muy lejos de la nuestra, donde viven nuestros padres y mis amigos). No quería molestarlo, porque es una persona muy sensible y ya me sentía culpable por cómo reaccionaba. Resolvimos el asunto por mensaje. Pero no lo hicimos. En absoluto. Fingí que sí, pero seguía atormentada por las dudas y la paranoia. Más que las caricias, lo que me atormentaba eran sus palabras: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro". Me conmovieron profundamente. Solo quería negar lo sucedido, pero esas palabras no me lo permitieron. La historia continúa hasta el día de hoy, pero no quiero escribir demasiado sobre las consecuencias de "esa noche", ya que escribiría demasiado y quiero centrarme en si fue un caso de abuso. En este punto, me siento un poco más centrada y capaz de aceptar que lo sucedido tuvo un trasfondo sexual. Todavía me siento avergonzada y culpable. Consentí algunas caricias. No estoy segura de si quería, pero lo hice. Normalmente, eso me haría pensar que fue un encuentro consentido y que ahora simplemente me arrepiento, pero hay muchos factores que también contribuyen a mi creencia de que esto también podría ser un caso de abuso. En primer lugar, mi hermano tenía 38 años en ese momento. Yo tenía 20, lo cual sí, es una adulta, pero aun así; él es mi hermano mucho mayor. Ya era casi un adulto cuando yo nací. Ha sido una figura de autoridad toda mi vida, aunque le gusta fingir que no lo es. Es un poco despistado en cuanto a lo que es apropiado o no en contextos sociales, pero creo que alguien de su edad debería saber que no debe meter la mano bajo la camisa de su hermana pequeña y subir tanto por su cuerpo que sus dedos rocen su areola. En segundo lugar, soy neurodivergente, aunque no se lo dije en ese momento. Sin embargo, cuando se lo conté, me dijo que ya sospechaba. A pesar de eso, siempre he sido callada y retraída, así que me molesta que empezara a tocarme bajo la apariencia de afecto inocente y luego esperara que yo pudiera expresar mi incomodidad cuando la situación se intensificara sin que él especificara qué iba a pasar. Tampoco creo que su forma de buscar consentimiento fuera nada productiva. Solo me preguntó si dos caricias específicas estaban bien, y solo después de empezar a hacerlas. No pidió permiso explícito para nada, salvo para los abrazos al principio. Lo que quiero decir es que yo era vulnerable. Soy joven, inexperta, autista, y él siempre ha sido un apoyo emocional y casi una figura paterna para mí. No sé cómo puede ser tan ingenuo como para pensar que no tiene ningún poder sobre mí. Quizás sí lo sabe, pero no estaba pensando en ese momento. Sigo sin entender por qué me tocaría así. Me consuela un poco pensar que quizás no tenía ningún control sobre ello después de todo. Pero no lo sé. Quizás sí. Soy adulta, después de todo. Y creo que se habría detenido si se lo hubiera dicho. Pero definitivamente nunca di mi consentimiento entusiasta. Me siento traicionada. Me siento perdida. Me siento enojada. Me siento triste. Llevo meses evitando pensar en ello. Esta noche, todo me volvió a la mente y me derrumbé de nuevo. De verdad que no sé qué hacer. No quiero contarle a nadie cercano lo que pasó porque me da vergüenza. Y desde luego no quiero contárselo a mis padres. En cierto modo, quiero cortar lazos con él, pero al mismo tiempo no lo hago porque creo que está arrepentido y no quiero entristecerlo. No puedo evitar ser ingenua. No sé si eso me reconforta o me avergüenza.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Impresión de Sobreviviendo a una violación en grupo

    Surviving Gang Rape impression
  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Cuando no sabes a qué estás diciendo que sí

    Había muchas emociones dentro de mí que me llevaron a la noche en que sucedió. Tenía problemas en mi relación, estaba confundida con Dios, estaba enojada con mis amigos que no me incluyeron en su reunión ese día. Así que bebí mucho. Bebí mucho tequila, específicamente, algo que nunca hago. No sé el nombre del chico con el que me fui a casa esa noche. No sé qué aspecto tenía. No recuerdo haber salido del bar con él. Recuerdo haber recuperado la consciencia por un minuto, darme cuenta de que no sabía dónde estaba e intentar salir corriendo del apartamento antes de desplomarme en el suelo del pasillo del complejo y llorar. Desperté casi desnuda, dolorida y magullada, y todavía muy borracha. No creo que este tipo me obligara. Simplemente no sabía a qué le estaba diciendo que sí en ese momento, ni siquiera a quién le estaba diciendo que sí. Todavía estoy asimilando el hecho de que no es mi culpa que esto haya sucedido; No es su culpa; no lo culpo en absoluto, ya que él también estaba extremadamente ebrio. Pero quiero que otros sobrevivientes con una historia como la mía escuchen esto: solo porque tu historia no involucre abuso, solo porque estabas completamente borracho, no significa que no merezcas ser considerado un sobreviviente. Porque sí lo mereces. No estás solo. No estás solo. Eres digno, no estás dañado, mereces amor. La sanación no es lineal y ocurre poco a poco, pero ocurre.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Nombre

    Me crio un narcisista misógino, así que a los veintipocos años pensaba que el comportamiento de mi novio era al menos mejor que el que yo había tenido. Su comportamiento empeoró con los años y hubo manipulación psicológica, abuso financiero y, finalmente, violación. No veía las señales de alerta; el sexo era muy duro, pero creía disfrutarlo. A los 23 años, había perdido su trabajo y llevaba un año sin trabajar; solía fumar marihuana y trasnochar jugando videojuegos. Más de una vez me desperté con él masturbándose tan vigorosamente que la cama temblaba. Un día, estaba sentada en el inodoro con un poco de dolor y noté semen en mis bragas que no sabía cómo había llegado allí. Recuerdo el zumbido en los oídos, pero decidí ignorarlo; es decir, no podía ser. Entonces, una noche, me desperté y estaba hurgando en mis pantalones cortos del pijama y me di cuenta de que me estaba penetrando. Recuerdo quedarme paralizada en la oscuridad y gritar su nombre. Dijo que no estaba haciendo nada, se dio la vuelta y se durmió. Reprimí ese recuerdo por completo. Lo dejé unos meses después y, afortunadamente, seguí adelante con mi vida. Con mi pareja actual (un hombre maravilloso), estábamos teniendo sexo una noche al principio de nuestra relación y el incidente con mi ex me impactó profundamente, tuve un flashback y un ataque de pánico en todo el cuerpo. Tuve que afrontar lo que me había pasado entonces; pensé que estaba loca y que nadie me creería; no era el típico caso de violación. El incidente me torturó mentalmente durante casi un año y, por suerte, finalmente busqué ayuda. Todavía pienso en la venganza todos los días y tengo miedo de encontrarme con mi ex en la ciudad donde vivo. Pero seguimos adelante. Agradezco a tantas mujeres que han compartido sus historias o han logrado justicia cuando denuncian haber sido atacadas mientras dormían. Somos un grupo poderoso, y estoy muy agradecida de poder compartir mi historia hoy.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Encontré a alguien increíble. En lugares inesperados. Encontré mi paz. Persigue tu paz.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Violación anal

    De alguna manera, conseguí entrar en Tinder a los 16 años. Sé que no fui muy inteligente, pero todos mis amigos lo usaban en ese momento y no pensé en ello. Conocí a alguien que me dijo que también era menor de edad, dijo tener 17. Parecía perfecto. Tuvimos una cita en un huerto de calabazas, comimos sushi en un restaurante y después vino a mi casa a tallar calabazas. Todo iba de maravilla. Estábamos viendo una película y nos pidió que nos cambiáramos a mi habitación. Sinceramente, no quería, pero acepté y nos fuimos. Su comportamiento cambió al instante; de repente, se volvió arrogante y dominante. Tuvimos sexo, algo a lo que había accedido aunque me sintiera presionada. De repente, me metió el pene en el ano, lo sacó después de un par de veces y lo volvió a meter en la vagina. Me quedé en shock, confundida. ¿Acaba de pasar eso? ¿Es normal? Estoy muy agradecida por el instinto de supervivencia humano porque, en general, me desconecté. Pero recuerdo que me dijo: "Al menos podrías fingir que lo disfrutas". Aun así, no reaccioné. Cuando terminó, se levantó y fue a buscar una toalla. Le pedí que encendiera la luz y me dijo: "¿Estás segura? Quizás no quieras ver la cama, va a ser muy gráfico". No entendí y quise encender la luz de todos modos. Mi edredón blanco estaba cubierto de sangre y tenía manchas de heces. "¡Guau!", me sentí avergonzada. Dijo que era normal. Volvimos a la sala y unos minutos después se fue. Después, tiré el edredón y fui a casa de mi mejor amiga. Había invitado a su amiga, que era mayor que yo. Les conté lo que pasó y se quedaron atónitas. Ambas tenían experiencia sexual y me dijeron que eso no es normal. No se tiene sexo anal por accidente. No se tiene sexo anal sin hablarlo primero. No se "resbala" en el ano de alguien, que es la excusa que se me ocurrió: "¿Quizás se resbaló?". Me aseguraron que no fue un accidente. Le dije a la chica mayor su nombre, Nombre, y resultó que ella lo conocía y no tenía 17 años. Él le dijo que tenía 20. Cuando fue a su casa antes, insistía mucho para tener sexo y su perro lo odiaba, así que lo echó. Mi perro también lo odiaba. Después lo contacté, no respondía a mis mensajes, y luego me dijo que lo sentía, pero que no buscaba una relación y que no quería volver a verme. En ese momento, empezó a ser más claro: «Puede que me hayan violado». Pasé unos dos años dudando entre si realmente había sucedido, si fue una violación, si fue mi culpa o si lo pedí. Unos días después de la violación, mi vagina se hinchó. Lo sé, disculpa los detalles, pero son cruciales para la historia. Fui al centro de salud estudiantil con el que trabajaba mi escuela porque no quería que mis padres supieran que había tenido sexo. Me hicieron una prueba y tenía vaginosis bacteriana. La enfermera dijo que tenía "bacterias que parecían una flor dentro de mí". Esto se debe a que pasó del ano a la vagina varias veces y sangré. Por suerte, se solucionó fácilmente con antibióticos. Otra cosa que confirmó que algo grave había sucedido. Pasé dos años de mi vida, el primero y el último año de secundaria, en cama, y no recuerdo bien mi época en la secundaria. Dormía, me pudría, quité el marco de la cama de mi habitación en un colapso mental, reubiqué la cama en diferentes posiciones y cambié los colchones. Nada me ayudaba. Con el tiempo, me cambié de habitación. Empecé a resentir mi propia casa. No sentía que tuviera un espacio seguro. Empecé a ser grosero con mis padres, era cruel cuando no me dejaban salir y me ponía irritable en cualquier momento. Me saltaba la cena y evitaba el tiempo en familia. Además, dejé de ir a la escuela. Falté tantos días a la escuela que me enviaron una carta diciendo que quizá enviarían a un policía a casa a hacer una revisión de bienestar. Mi mamá me dejaba en la escuela, yo la esperaba a que se fuera y caminaba de regreso a casa para acostarme. Hasta que empezó a esperar a que entrara y entonces tal vez iba a una clase y luego caminaba a casa. Mis dos mejores amigas empezaron a venir a mi ventana los días de clase y tocaban para que fuera a clase. Una de ellas, mi mejor amiga del mundo, tocaba sin parar hasta que la dejaba entrar. También tengo perros que ladran mucho, así que se ponían como locos y tenía que dejarla entrar, y literalmente no se iba ni paraba de tocar hasta que la dejaba entrar. No importaba lo asquerosa y terriblemente desordenada que estuviera mi habitación (hablo de que no podía ver el suelo, había obstáculos en la cama, basura, montones enormes de ropa, ropa tirada en el suelo), ella se sentaba conmigo en mi colchón. Ella se acostaba conmigo, me abrazaba, me hacía ver videos con ella en su teléfono. Se saltaba las clases por mí. Eventualmente me convencía para que saliera de la casa, para ir con ella a tomar café, a comer, a dar una vuelta en auto, a su casa, a una aventura en el bosque juntas. No puedo imaginar qué habría pasado sin ella. Nunca me hizo sentir como una víctima, siempre me dejaba hablar de los detalles desagradables y me dejaba ser yo misma en ese momento, me hacía reír, me hacía sentir feliz cuando estaba tan deprimida, y ni siquiera sabía realmente por qué. Como si todavía estuviera confundida, todavía sin estar segura de si realmente me habían violado. Finalmente, mi escuela me dijo que tendría que repetir mi último año. Nunca me preguntaron qué me pasaba, solo me dijeron que estaba reprobando mucho. Conocí a un chico nuevo en esa época, que se convirtió en mi novio. Terminó engañándome, así que no puedo presentarlo como alguien demasiado amable en esta historia, pero en ese momento fue de gran ayuda y me ayudó mucho. Me enseñó lo que es el sexo seguro de verdad, cómo debe ser y cómo se siente. Se trata de comunicación, consentimiento, buenos sentimientos mutuos y amor. Quiero añadir que cuando tuve sexo con él por primera vez después de la violación, mis manos se bloquearon. Como resultado físico del trauma, no podía abrirlas, tenía miedo y no de él, pero mi cuerpo respondió a que este acto íntimo se repitiera. Era su primera vez teniendo sexo y me gusta considerarla también mi primera vez real. No se "deslizó" dentro de mi ano. Porque eso no sucede. Después de esto, comprendí que me habían violado analmente. Siempre había buscado información sobre violación anal en Google, Instagram y en cualquier lugar, y nunca la encontré. Quería que me confirmaran y validaran. Quería encontrar a alguien que hubiera pasado por lo mismo que yo y todavía no lo he encontrado (cuatro años después). Solo vi cosas sobre hombres violados en prisión. Ahora mismo pongo una cara que no es lo que buscaba. Poco después, la hermana de una amiga empezó a salir con el hombre que me violó. Me escribió y me preguntó por él. No le dije que me había violado, pero ojalá lo hubiera hecho. Más tarde, la vi en una fiesta, después de unas copas, me acerqué y le dije que tenía una pregunta muy personal. Me dijo que sí. Le pregunté si Nombre (el violador) había intentado tener sexo anal con ella. Giró la cabeza y dijo: "¡Sí! Lo intentó durante el sexo y lo detuve; me puse furiosa, estaba muy molesta". En ese momento todo encajó y le estaré eternamente agradecida por su honestidad. Fue un punto de inflexión en mi sanación. Confirmó lo que llevaba años cuestionándome. Mi novio en ese momento había ido a una escuela preparatoria inclusiva, con educación personalizada y realmente se preocupaban por sus estudiantes. Se llamaba Nombre de la escuela. Me dijo que debería postularme, que trabajan con recuperación de créditos y pensó que sería perfecto para ayudarme a graduarme. Tenía razón. Postulé a Nombre de la escuela, me preguntaron por qué estaba reprobando la escuela preparatoria. Les dije que me violaron a los 16 años y que dejé de ir a la escuela. Les dije que no quería repetir mi último año. Les dije que nadie en mi otra escuela preparatoria preguntaba sobre lo que estaba pasando en mi vida personal. La mujer en el teléfono dijo que podían hacer que me graduara a tiempo y que podían apoyarme. Mi mejor amiga, que me ayudó durante este tiempo, también se transfirió a esta escuela. Los dos estábamos en una nueva escuela preparatoria en nuestro último año. Nombre de la escuela cambió mi vida. Disfruté ir a la escuela de nuevo, me sentí apoyada y me trataron como si fuera inteligente y no como si fuera una delincuente a la que no le importaba en absoluto su futuro. Todos los profesores de ese edificio querían que tuviera éxito y yo podía sentirlo. Estaba en programas de recuperación de créditos, haciendo exámenes para demostrar que tenía los conocimientos necesarios para graduarme. Mi mejor amiga y yo terminamos la preparatoria antes de tiempo. Fue una gran sensación, aunque me gradué con un promedio de 2.3. Ahora estoy sentada aquí escribiendo esto en un colegio comunitario con mi cumpleaños número 21 a unas semanas de distancia, y finalmente he llegado al punto en que puedo pensar en la violación y no golpearme la cabeza hasta que deje de pensar en ello. Pienso en la violación y en mi violador todos los días de mi vida desde entonces. Siempre he querido compartir mi historia y ahora estoy buscando plataformas para compartirla. Quiero que alguien más que fue violada analmente pueda leer mi historia, quiero que alguien pueda sentirse visto y escuchado como yo quería y necesitaba. Pero para cualquier sobreviviente de violación, quiero que sepa que, con el tiempo, podrá vivir con esta nueva normalidad. No diré que "mejora" porque no estoy segura de que así sea; francamente, no creo que mejore, simplemente se convierte en algo a lo que uno se adapta. He ido a terapia y ahora estoy en terapia de nuevo. Sigo esforzándome por sanar. Todavía pienso en ello a diario, pero por fin soy menos reactiva. Todavía me estremezco y me enojo cada vez que veo su nombre en alguna parte. Nunca volveré a estar con alguien llamado Nombre. Me estremezco cuando veo a alguien que se le parece en algo. Tengo miedo a los hombres. No me gusta tener citas, no me gusta estar demasiado cerca de un hombre, no quiero estar sola en una habitación con un hombre. Me enojo o me siento incómoda cuando un desconocido en la calle me mira demasiado tiempo, si me hace un cumplido, si intenta conversar o si flirtea. Tengo problemas de apego y abandono. No sé si esto mejorará alguna vez, pero es parte de mi nueva normalidad. La persona que era antes de mi violación ya no es yo. He aceptado que soy una nueva persona y que tengo que reencontrarme conmigo misma. Perdí a muchos amigos durante mi tiempo de aislamiento, me cuesta conservar un trabajo y me cuesta mucho ir bien en la escuela, aunque de verdad quiero tener éxito. Mi depresión me abruma casi todos los días. Quiero que Nombre esté en la cárcel. Quiero que lo etiqueten como el violador que es, quiero que sufra con sinceridad. Quiero que nunca pueda conseguir un trabajo. Lo odio y odio que pueda vivir en libertad y posiblemente disfrutar de su vida. Odio que probablemente siga encontrando nuevas víctimas. Lo denuncié a la policía, pero no pasó nada. También lo denuncié al Departamento de Servicios Humanos por abuso en mi estado, y no pasó nada. Pero hice mi parte; solo espero que alguien más lo denuncie como yo y que vean una señal en su sistema de que ya ha hecho esto antes. Todavía lo veo en apps de citas, ahora usa su segundo nombre y es bisexual. Siento que me usó como sujeto de prueba. De joven, lo acosaba en línea desde cuentas falsas de Instagram. Le dije que era gay y que debería ser un hombre de verdad y buscarse un chico con quien ligar en lugar de torturar a chicas inocentes. Le dije que conozco a todas las personas a las que ha violado, aunque no las conozco. Le dije que el karma le pasaría factura y que alguien acabará por atraparte. Le dije que es una persona terrible, pero nunca admitió lo que hizo ni lo reconoció. Me gustaría pensar que puedo seguir adelante con mi vida, pero esta es mi historia. Es parte de mí ahora, es por eso que actúo como lo hago y explica la mayoría de las cosas en mi vida. Hace poco me independicé y conseguí mi propio apartamento. Pensé que simplemente no me gustaba recibir visitas en la casa de mi infancia porque fue donde me violaron. Mi familia se mudó de esa casa y de otro estado. Y ahora en mi nueva casa, mi propio espacio personal, todavía no puedo invitar a nadie. Es difícil para mí tener incluso amigas, mi amigable vecino o mi mejor amigo. No permito que vengan invitados, y nunca invito a una cita. Es un gran paso para mí tener a alguien en mi casa y eso es su culpa. Solo hice esta conexión este año. Tengo miedo de que alguien más vuelva a ocupar mi espacio. Vaya, se sintió bien sacar todo eso. Es difícil hablar y compartir mi historia cuando no tengo la justicia que me gustaría. Es difícil aprender sobre el sistema de justicia cuando se supone que debe protegerte y no lo hace. Es difícil pensar que tanta gente sea violada con tanta frecuencia. Estoy enojada y quiero un cambio. Realmente no sé qué tipo de cambio, pero algo. Ojalá no tuviera que vivir con tanta ira y miedo, pero eso también es parte de mi nueva normalidad. Estoy inquieta, no puedo evitar mirar por encima del hombro con frecuencia cuando estoy en público y no puedo evitar preocuparme por cosas inesperadas. Pero me estoy adaptando y tú también lo harás. Te mando mucho cariño.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇹

    #1113

    Estuve en una relación abusiva durante 12 años. Lo conocí a los catorce años y nos conocimos a los quince. Era simpático y encantador, y me enamoré de él. Nunca pensé que pudiera tener un lado oscuro. Después de unos meses, empecé a darme cuenta de que había algo dentro de él. Cuando tuvimos nuestra primera pelea, me gritó y tuve mucho miedo. Se disculpó y lo perdoné. Pero no paró. Era verbalmente abusivo. Decía que era una prostituta. Me hacía sentir insignificante, como la peor persona del mundo. Decía que era una psicópata. Decía que era un chiste. Decía que no era nada. Decía que tenía que hablarme y gritarme así, porque de otra manera no entendía sus argumentos. Empezó a destrozar cosas como mi reloj o un collar. Las paredes estaban agujereadas y a menudo me agarraba los hombros muy fuerte cuando se enfadaba. Cuando lloraba, se enfadaba aún más. Me encerré en el baño porque le tenía mucho miedo. A veces, cuando estaba borracho, también me empujaba contra el asfalto. Me salieron moretones. Una vez me estranguló. Nunca le conté a nadie lo que pasó, porque siempre lo perdoné y me sentía muy culpable. Intenté dejarlo, pero siempre decía que se suicidaría si me iba. Fui a terapia, pero incluso allí me daba tanta vergüenza que no hablé del abuso. Después de dos años de terapia, me volvía cada vez más fuerte. Estaba lista para hablar con alguien sobre lo que me había pasado y que quería dejarlo. De repente, me sentí libre y lista para irme. Siempre decía que me quería y que era el amor de su vida. Nunca fue amor. Me di cuenta de que estaba en una relación abusiva. Había abuso verbal, emocional y físico. No me lo imaginaba. No estaba loca. Quien lea esto y esté en una situación similar: ¡Eres fuerte! ¡Eres inteligente! ¡Eres hermosa! ¡Eres una buena persona! ¡Puedes confiar en ti misma! ¡Puedes hablar con alguien! ¡Puedes hacerlo! ¡Puedes dejarlo! ¡Eres una persona maravillosa! Los quiero a todos y les mando un abrazo. Tenemos que compartir nuestras historias y se nos permite compartirlas. Juntos podemos cambiar algo.

  • Informar

  • 0

    Miembros

    0

    Vistas

    0

    Reacciones

    0

    Historias leídas

    ¿Necesitas un descanso?

    Hecho con en Raleigh, NC

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    ¿Tienes algún comentario? Envíanoslo

    Para obtener ayuda inmediata, visite {{resource}}

    Hecho con en Raleigh, NC

    |

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    |

    Publicar un mensaje

    Comparte un mensaje de apoyo con la comunidad.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto se publique tu mensaje. así como enviar recursos útiles y apoyo.

    Por favor, respete nuestras Normas de la comunidad para ayudarnos a mantener Our Wave un espacio seguro. Todos los mensajes serán revisados ​​y se eliminará la información que los identifique antes de su publicación.

    Haz una pregunta

    Pregunta sobre supervivencia o apoyo a sobrevivientes.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto tengamos respuesta a tu pregunta, además de recursos útiles y apoyo.

    ¿Cómo podemos ayudarte?

    Indícanos por qué denuncias este contenido. Nuestro equipo de moderación revisará tu informe en breve.

    Violencia, odio o explotación

    Amenazas, lenguaje de odio o coerción sexual

    Acoso o contacto no deseado

    Acoso, intimidación o mensajes no deseados persistentes

    Estafa, fraude o suplantación de identidad

    Solicitudes engañosas o hacerse pasar por otra persona

    Información falsa

    Afirmaciones engañosas o desinformación deliberada

    Comparte tus Comentarios

    Cuéntanos qué funciona (y qué no) para que podamos seguir mejorando.

    Iniciar sesión

    Ingresa el correo electrónico que usaste para enviar tu solicitud a Our Wave y te enviaremos un enlace para acceder a tu perfil.

    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.