#69

Salí del armario como gay a los 18 años. Poco después encontré un grupo juvenil LGBTQ+ en mi ciudad, fui y conseguí un montón de amigos geniales. Nunca he sido muy fiestero, pero me llevaban a fiestas gay y me encantaba. Salíamos mucho de fiesta hasta poco después de cumplir los 19. Todavía era muy inexperto; había salido con dos o tres chicos hasta entonces, pero nunca pasamos de besarnos o cogernos de la mano. Era una noche de sábado típica: unos amigos y yo volvimos a salir de fiesta. Como todavía vivía con mis padres un poco a las afueras de la ciudad, tuve que dormir en el piso de un amigo. Fuimos a la discoteca gay y nos lo pasamos genial. Bebí demasiado, pero eso era "normal" para mí en aquella época. Al final de la fiesta, cuando ya se había ido mucha gente, mi amigo con el que quería quedarme fue al baño. Justo después quisimos irnos a casa. Lo esperé en la barra. Se acercó un chico. Era un chico que conocía desde hacía tiempo. Me doblaba la edad y era policía. Siempre pensé que era muy majo, pero la diferencia de edad era demasiada para mí, así que nunca le seguí la corriente cuando intentaba coquetear conmigo. Como dije, ya estaba bastante borracho y quería irme a casa, pero me convenció de tomarme una última copa. Acepté, di unos sorbos, seguimos hablando y me animó a beber rápido. De repente, me sentía muy raro. Me dijo que saliera a tomar el aire. No quería, quería esperar a mi amigo, pero el policía dijo que ya se había ido a casa. Intenté explicarle que solo estaba en el baño y que volvería en cualquier momento, pero me sentía peor a cada segundo, así que acepté esperar afuera para tomar el aire. Ya no podía hablar ni caminar solo, así que me apoyé en él y me llevó a su coche. No pude recordar nada después de eso. Me desperté en su cama y me sentí fatal. Estaba desnuda, con un policía abrazándome. Estábamos en su cama. Algunos recuerdos de aquella noche volvieron con el tiempo, otros no, y me alegro mucho. Fue mi primer encuentro sexual y sentó las bases para mi vida sexual posterior. Durante años no pude volver a confiar en nadie. Intenté hablar con algunos amigos, pero no me creyeron y simplemente me culparon. "¿Por qué bebiste tanto?". Yo misma no entendía bien qué había pasado y busqué la culpa en mí misma. Me preguntaba si realmente había echado algo en mi bebida, porque sé que me sentí muy raro, pero quizá simplemente bebí demasiado. Llegué a tener pensamientos suicidas; ni siquiera pensé que la culpa no era mía, sino suya. Por eso nunca presenté cargos. Solo empecé a comprenderlo cuando alguien volvió a echar algo en mi bebida, unos años después. Esa noche no bebí tanto y he vuelto a sentir exactamente lo mismo. Afortunadamente, mis amigos estaban allí y me cuidaron, así que no pasó nada más, pero al día siguiente, por primera vez, me di cuenta de lo que me había pasado. Ahora tengo 25 años y sé que esto siempre será parte de mi historia; nunca lo superaré del todo. Incluso a veces me siento afectado si veo a la policía o voy a discotecas. Pero he trabajado mucho en esto y ahora puedo controlarlo. El abuso nunca dejará de dolerme, el trauma puede que nunca desaparezca, pero puedo vivir y respirar de nuevo gracias a la terapia y a mis nuevos amigos increíbles que realmente creen en mí.