#729

Hablamos por teléfono esa noche y estuvimos sexteando pero luego paramos. Dijo que podía venir y mencioné tomar una siesta. Sugirió que podíamos hacer otras cosas y me sentí notablemente incómoda por eso y nunca dije que sí. Desvié el tema y esperé que lo dejara. Antes de que viniera, tuve un mal presentimiento y ansiedad formándose, pero no escuché y lo reprimí. Vino y nos acostamos en mi cama. Estábamos abrazados, comenzó bien. Pensé que íbamos a tomar una siesta como sugerí. Entonces me besó. Y siguió besándome. Me aparté después de devolverle el beso. Apenas fue un beso porque me aparté muy rápido. Me agarró la cabeza y siguió. Metió la lengua en mi boca y me quedé allí sentada con la boca abierta. Luego se puso encima de mí y comenzó a levantarme la camisa. Siguió preguntando si lo que estaba haciendo estaba bien, pero no esperó una respuesta. Nunca dije que sí. Tampoco dije que no, pero eso no importa. Si alguien no responde, deberías parar. Después de meter su mano en mis pantalones y básicamente tocarme con fuerza durante 2 minutos. Se bajó y dijo que era tu turno para hacer algo. No me obligó del todo, pero básicamente asumió que se merecía una mamada porque me había hecho algo. Sentí la necesidad de obedecer, así que lo froté a través de sus pantalones. Me dijo que quería que se la chupara. Se quitó los pantalones, me jaló hasta sentarme y bajó mi cabeza. Procedió a empujar mi cabeza hacia abajo hasta que lo hice yo misma. Finalmente lo hice yo misma porque solo quería que me soltara la cabeza. Me dio la vuelta y dijo que quería verme hacerlo. Continué. Estaba honestamente preocupada por lo que pasaría si no paraba. Mi corazón latía con fuerza. Después de un rato, me agarró la cabeza y me apartó. Dijo: ¿Quieres meterlo? Nunca dije que sí. Se quitó la camisa y luego la mía. Intentó bajarme los pantalones y no pudo. Me dijo que me los quitara y lentamente me los desabroché. No sé por qué le hice caso. Todo estaba fuera de control. Me sentí tan paralizada. Me obligó a montarlo. Se metió en mí a la fuerza. No dejaba de decir lo apretada que estaba. Me preguntó si estaba segura de que no era virgen. Dijo que realmente no podía caber. No puedes caber porque no lo quiero. Después de hacerme montarlo, me agarró del cuello y me dio la vuelta. Me sujetó ahí abajo y me dolió. Intenté moverme y sentarme, pero me empujó hacia abajo. Mi cara estaba metida en el colchón. Nunca antes en mi vida había sentido algo así. Un rato después, ninguno de los dos se corrió y no estaba planeando hacerlo. Decidió que estaba cansado. Nos quedamos allí. Yo estaba a su lado. Me puso encima de él y dijo que esta posición era más cómoda para dormir. Me quedé dormida. No sé cuánto tiempo. Rezo para que no haya hecho nada mientras dormía. Finalmente me desperté. Pero fingí estar dormida. Siguió preguntándome si estaba despierta y nunca respondí. Siguió tomando su pene y golpeándolo en mi pierna. Es como si quisiera hacerme algo mientras dormía. Entonces lo siento mover mi cabello y lentamente comenzar a darme un chupetón. Rápidamente finjo que estoy despertando. Me estiré y puse mi mejor habilidad para actuar. Luego se sube encima de mí y dice que está listo para la segunda ronda. Una vez más, no dije que sí. Nuevamente mete su lengua en mi boca y comienza a besarme. No quería devolverle el beso. Se detuvo y me dijo que era una mala besadora. Me dijo que cuando me besó simplemente me quedé sentada allí con la boca abierta. Procedió a tomar mi cabeza y empujar su lengua diciéndome que podía enseñarme. Le devolví el beso. Esperando que terminara más rápido. Deslizó su mano hacia abajo y comenzó a frotarme. Dolía tanto que aparté su brazo. Le dije que era demasiado sensible y que no quería hacer eso. Luego me disculpé. ¿Por qué haría eso? Estaba tan preocupada de que me hiciera algo malo. Luego me preguntó si podía recostarse entre mis muslos. Obedecí. Estaba boca arriba. Todo estaba bien. Busqué mi teléfono y lo usé. Solo podía pensar en mi ex. No era nada como esto. Solo quería volver atrás en el tiempo y deshacer todo. Entonces siento su cabeza girar hacia un lado y no pienso en ello. Entonces siento su lengua en mí. Después de decirle que no quería hacer esto. Se dio la vuelta y simplemente comenzó a correrse. Otra vez preguntándome si estaba bien y sin esperar una respuesta. Nunca dije que sí. No lo hice. Siguió yendo. Luego se puso a mi altura y siguió tratando de volver a meterlo. No entró porque no lo quería. Dijo que necesitaba lubricante y mentí diciendo que no tenía. Luego trajo su pene a mi cara y me dijo que escupiera en él. Me agarró la cabeza y me hizo chupar. Cuando sintió que era suficiente, volvió a bajar y me lo metió. Siguió y luego me rodeó el cuello con la mano. En realidad, no podía respirar. Me estaba asfixiando. Finalmente, retiró la mano y la colocó sobre mi pecho. Seguía. Sin descanso. Nada lento. Me golpeaba y me dolía muchísimo. Fingí ruidos. Fingí un orgasmo. Esperando que terminara. Me quedé allí agarrándole la espalda. Arañándola. Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. Entonces se incorporó y dijo que era mi turno y que tenía que ponerme encima. En ese momento lo supe. Le dije que tenía que retirarse y obedeció. Me dio la vuelta aunque intenté mantenerlo allí. Estaba agotada y no quería montar. No quería esto en absoluto. Empezó a moverme por las caderas y simplemente seguí su curso. Quería que esta experiencia terminara. Miré al techo mientras lo hacía. Me obligó a seguir. Cada vez que paraba del cansancio, él mismo me movía. Entonces lo sentí. Lo hizo dentro de mí. Me aparté de él tan rápido como pude. No fue lo suficientemente rápido. Estaba a la mitad cuando me corrí. Estaba en mi estómago y hasta el fondo de mi vagina. No podía moverme. Se rió. Se rió, maldita sea. Luego procedió a decir que debería volver a ponerse los pantalones para no tener otra tentación. Antes de hacerlo, se limpió un poco de semen y metió los dedos en mi boca. Procedió a preguntar si sabía bien. No. No, no sabía. Me limpié y me quedé allí. Mirando la pared. Luego intentó convencerme de salir con él. Ir a buscar comida. Dijo que era una primera cita y que quería que fuera buena. Le dije que no. Estuvimos yendo y viniendo un rato. Probablemente 10 minutos. Iba en serio y dije que no. Le dije que estaba cansada y que si quería comida podía ir él mismo. Dijo que me daría 30 minutos para dormir. Después de estar allí tumbada unos 10 minutos, dije que tenía que orinar, agarré el teléfono y fui al baño. Tenía que orinar, pero no era la única razón. Le escribí a mi mejor amiga. Le dije que me llamara en 3 minutos y me dijera que me necesitaba. Que fuera terrible. Nunca le había pedido que hiciera eso y aceptó de inmediato. Después de eso, sí que fui a orinar. Empecé a llorar. Me ardía todo al orinar. Me dolía muchísimo. Me levanté y tiré de la cadena. Me lavé las manos, me limpié la cara y volví a mi habitación. Miré el teléfono muchas veces. Por fin apareció su nombre, sentí que podía respirar. Funcionó. Se fue. Se fue. Pero la sensación no.