Cuando aparezca un patrón no lo ignores.

No siempre he tenido mucha suerte con las relaciones. Cuando tenía 13 años, tuve una novia abusiva. Se cortaba delante de mí y sonreía porque le gustaba cómo me entraba el pánico por protegerla. En un momento dado, me dijo que no la quería si no me desnudaba en el baño con ella. Esa relación terminó bastante rápido y recibí apoyo de la mayoría para ayudarme a superarlo. Creo que cuando tenía unos 15 años fue cuando me refería a alguien con quien terminé saliendo por internet. Vivía a unas seis horas de distancia, así que normalmente no podíamos vernos sin planear con antelación, y normalmente para algún evento. Sabía desde el principio que no iba a ser la mejor persona, pero al terminar la relación anterior pensé que cualquier cosa sería mejor. Así que seguí adelante con algunas de las cosas no tan buenas que hacía. A menudo me hablaba de su acoso porque intentaba cuidarlo, algo que me recordaba mucho a mi última relación, pero lo superé. A veces también tenía "ataques de pánico" y la única manera que aprendí a hacer que parara era ir a una FaceTime y mostrarme. Esa era una acción que la mayoría no sabía que hacía, pero todavía se me queda grabada en la cabeza. Ahora soy muy consciente de que soy asexual, pero en ese entonces pensé que solo estaba siendo dramática, así que superé lo incómoda que me hacía. Solo empeoró después de que nos reuniéramos en persona. Era súper sexual conmigo, haciéndome hacer cosas para que se sintiera mejor y a veces era físicamente abusivo. En un momento se enojó y me estranguló, intenté luchar contra él, pero era más fuerte que yo. Casi me desmayo y pensé que iba a morir. Afortunadamente, me soltó, no sé qué lo hizo soltarse, pero antes de que mi visión se fuera por completo, se fue. Lo que finalmente me hizo romper con él sucedió en mi cumpleaños número 16. Fue más tarde en la noche y me pidió tener sexo. Sabía que me sentía incómoda con esto, pero aún así me lo pidió. Dije que no y como que me cerré. (Tengo autismo y, a menudo en situaciones así, me quedo sin palabras y me cierro un poco). Siguió preguntando hasta que finalmente cedí y asentí. Ni siquiera lo dijo verbalmente. Terminó con un ataque de pánico, no podía respirar y me puse a llorar. Se disculpó, pero luego se fue a la cama dejándome allí sentada. Rompí con él después de que se fuera de casa; no quería hacerlo en persona. Tenía miedo de lo que pudiera hacer.