Simplemente el comportamiento típico de los hombres...

La primera vez que vi un pene tenía 11 años. Un hombre se abrió el abrigo al pasar por la calle y allí lo vi, esa extraña carnosidad colgando de la cremallera abierta. Recuerdo sentir pánico, asco y vergüenza, como si fuera culpa mía. Cuando tenía 12 años y estaba en un campamento de verano, uno de los chicos mayores que trabajaba allí me invitó a su cabaña a poner música y me hizo esperar mientras se duchaba, saliendo del baño con la bata entreabierta. De nuevo, pánico y vergüenza. En mi primer trabajo, a los 20 años, el jefe se obsesionó conmigo y tuve que correr literalmente alrededor de la mesa de conferencias para evitar que me tocara el cuerpo. Cada vez que me llamaban a su oficina, pedía a mis compañeros que interrumpieran la reunión a los 5 minutos para escapar de su acoso. Se lo conté a mi madre y ella se rió, diciendo que era el típico comportamiento masculino. Al final tuve que dejar el trabajo porque cada vez insistía más. Tengo 56 años y personalmente no conozco a ninguna mujer de mi generación que no haya pasado por situaciones similares.