#1268

Me gusta pensar que ya estoy bien. O sea, tengo 24 años. Tengo mis propias cosas en la vida y mi propia familia. Me gusta pensar que estoy firme e inquebrantable ante el dolor del pasado. Pero, siendo sincera, soy más frágil, más sensible y más compleja que nunca. Lo que antes eran recuerdos que podía olvidar fácilmente por un día o dos, ahora son todo en lo que puedo pensar. Es difícil recurrir a personas del mundo real que te conocen, que saben por lo que has pasado... pero que desconocen el peso, el dolor y la carga que conlleva. Realmente no sé cómo empezar a explicar y describir el abuso que sufrí y lo que me hicieron. Creo que es solo la forma en que la mente se protege. Porque tengo miedo. Me da miedo recordar cualquier otra cosa que me hayan hecho. Tenía solo 6 años cuando todo sucedió. Empezó en imágenes. De niña, por supuesto, nunca me habría parecido extraño. Ahora me siento repugnante al saber que lo que pasó después de estas fotos equivaldría a tres años de abuso. Luego, esos tres años de abuso se convertirían en años de odio hacia mí misma. Me odié durante tantos años. Caí en un profundo hoyo cuando me di cuenta de que lo que me hicieron fue horrible y repugnante. El abuso me hizo tener una visión muy distorsionada de mí misma como persona. Terminé autolesionándome, cayendo en trastornos alimenticios y tomando pastillas. Dejé de planificar el futuro. Estaba tan convencida de que no llegaría a cierta edad. Ha sido un largo viaje mirar atrás. A menudo desearía poder volver atrás en el tiempo y decirle a mi yo más joven: es una batalla dura, pero todavía estamos aquí. Sigo intentándolo.