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Respuesta por Dr. Laura
Enfermera de Salud Mental con Doctorado y Examinadora de Enfermera de Agresión Sexual
Se trata, en efecto, de una situación compleja y delicada. Gracias por tener el coraje de intentar comprenderla. Permítanme ofrecerles una perspectiva...
En primer lugar, es fundamental entender que a los 5-7 años no eras capaz de dar tu consentimiento informado a las actividades sexuales, incluso si las habías iniciado tú. Los niños a esa edad no tienen la madurez ni la comprensión necesarias para comprender todas las implicaciones de la conducta sexual.
La niñera, al ser mucho mayor (de unos 12 a 14 años) y estar en una posición de autoridad, tenía la responsabilidad de mantener límites apropiados, incluso siendo menor de edad. Sin embargo, su corta edad y su posible falta de comprensión sobre el comportamiento adecuado complican la situación.
Esta situación podría clasificarse como abuso sexual entre niños (COCSA, por sus siglas en inglés), que ocurre cuando un niño tiene relaciones sexuales con otro niño que están más allá de su comprensión evolutiva. Sin embargo, es importante enfatizar que, en última instancia, solo usted puede definir sus experiencias. Si bien los profesionales pueden brindar contexto e información, la forma en que elija categorizar y comprender lo que sucedió es algo profundamente personal.
Independientemente de cómo decidas etiquetarlo, es importante reconocer que no tienes la culpa de lo que sucedió, aunque hayas sido tú quien lo inició. Tu niñera, a pesar de ser menor de edad, debería haberlo sabido mejor dada la diferencia de edad. También es posible que ambos hayan estado actuando de forma diferente a como lo habían hecho en otros lugares.
El impacto de estas experiencias puede variar mucho. Algunas personas pueden sentirse confundidas, culpables o angustiadas por ello más adelante en la vida, mientras que otras pueden no sentirse afectadas significativamente. Todas estas reacciones son válidas. Si estás luchando con los sentimientos sobre esta experiencia, podría ser útil hablar con un terapeuta que se especialice en experiencias infantiles y cuestiones sexuales. Ellos pueden ayudarte a procesar tus sentimientos y comprender el evento en el contexto de tu desarrollo general.
Recuerda que buscar la comprensión de las experiencias pasadas es una parte sana y normal de su proceso de procesamiento. Sé paciente y amable contigo mismo mientras trabajas con estos sentimientos y recuerdos complejos. Tu camino hacia la comprensión y la sanación es tuyo, y está bien si te lleva tiempo darle sentido a estas experiencias. Gracias por comunicarte con nosotros. No estás solo.
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Actividad de puesta a tierra
Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:
5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)
4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)
3 – cosas que puedes oír
2 – cosas que puedes oler
1 – cosa que te gusta de ti mismo.
Respira hondo para terminar.
Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.
Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).
Respira hondo para terminar.
Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:
1. ¿Dónde estoy?
2. ¿Qué día de la semana es hoy?
3. ¿Qué fecha es hoy?
4. ¿En qué mes estamos?
5. ¿En qué año estamos?
6. ¿Cuántos años tengo?
7. ¿En qué estación estamos?
Respira hondo para terminar.
Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.
Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.
Respira hondo para terminar.
Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.
Respira hondo para terminar.