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Respuesta por Dr. Laura
Enfermera de Salud Mental con Doctorado y Examinadora de Enfermera de Agresión Sexual
Lamento mucho lo que has pasado. Ante todo, quiero que sepas que no eres una mala persona. Fuiste un niño que vivió algo que ningún niño debería tener que soportar, y los sentimientos de culpa que cargas son comprensibles, pero infundados.
Lo que ha descrito es un patrón común observado en niños que han sufrido abuso sexual. Cuando los niños sufren abuso sexual, a veces repiten comportamientos a los que han estado expuestos sin comprender plenamente su significado o su inapropiación. Esto se denomina "comportamiento sexualmente reactivo" y difiere significativamente de la agresión sexual deliberada que se perpetró en su contra. No es raro que los niños en estas situaciones imiten o recreen lo que les ha sucedido, a menudo sin comprender del todo lo que están haciendo.
Tu experiencia muestra varias señales importantes que distinguen tu comportamiento infantil del abuso. Respondiste a los límites de tus hermanos de inmediato. También te sentías incómodo con el comportamiento incluso de niño, y no tenías intención de hacerles daño. Estas reacciones demuestran que, incluso siendo un joven víctima, mantuviste empatía y respeto por los demás. El hecho de que respetaras a tus hermanos cuando expresaban su incomodidad demuestra que te preocupabas por sus sentimientos, incluso entonces. Tu amor por ellos es evidente, y la culpa que sientes ahora es, en realidad, una señal de tu brújula moral y de tu preocupación por tus hermanos.
Es importante reconocer que estabas atravesando un momento difícil y confuso sin las herramientas ni el apoyo que necesitabas. El abuso de tu primo te enseñó patrones dañinos que, siendo demasiado joven, no podías procesar ni comprender por completo. La culpa que sientes refleja tu empatía y preocupación, pero es crucial recordar que no tuviste la culpa del abuso que sufriste ni de la confusión que causó.
Superar esta compleja situación suele implicar trabajar con un terapeuta especializado en trauma y abuso sexual infantil. Este terapeuta puede ayudarte a procesar tanto el trauma original que experimentaste como la culpa que sientes por tus comportamientos reactivos. Muchos sobrevivientes descubren que comprender el contexto de sus comportamientos infantiles les ayuda a reducir la vergüenza y les permite seguir adelante.
Perdonarse puede ser un proceso difícil, pero dar pasos hacia la sanación es una decisión positiva y valiente. Sé amable contigo mismo durante este proceso. Recuerda que buscar ayuda es un acto de valentía y compromiso con tu propia sanación, no una confirmación de que eres una "mala persona". Tu consciencia y preocupación demuestran tu capacidad de crecimiento y sanación.
Gracias por confiarnos tu historia. No estás solo/a y hay ayuda disponible.
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Actividad de puesta a tierra
Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:
5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)
4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)
3 – cosas que puedes oír
2 – cosas que puedes oler
1 – cosa que te gusta de ti mismo.
Respira hondo para terminar.
Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.
Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).
Respira hondo para terminar.
Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:
1. ¿Dónde estoy?
2. ¿Qué día de la semana es hoy?
3. ¿Qué fecha es hoy?
4. ¿En qué mes estamos?
5. ¿En qué año estamos?
6. ¿Cuántos años tengo?
7. ¿En qué estación estamos?
Respira hondo para terminar.
Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.
Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.
Respira hondo para terminar.
Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.
Respira hondo para terminar.