¿Víctima? ¿Perpetrador? ¿Humano?

Agradezco la cantidad de gente que lee mi historia aquí. Incluso me brindan apoyo. Gracias por darme el valor para contarle a alguien cercano a mí esta vergüenza que he guardado durante tanto tiempo. Mi mejor amiga nunca entendió por qué me he empeñado en culparme de casi todo lo malo o inconveniente de mi vida. Cuando se lo conté, me dijo: «Vaya... ¿Sabes que eso tiene sentido y es normal que hagan los niños que han sufrido abuso sexual, verdad?». Casi rompo a llorar cuando mi mejor amiga de más de 25 años, quien nunca se interesó mucho por la psicología, pudo conectar fácilmente. Me sentí muy validada y me desahogó. Me sentí bien al escuchar de alguien cercano que no pago para que me diga que sigo siendo una buena persona. Sigo siendo la persona que reúne a las mascotas perdidas con su familia, le encanta cocinar, cantar y bailar. Esta persona me vio crecer y nunca entendió del todo el origen de algunos de mis comportamientos más inadaptados. He sido muy abierta con las cosas que me han hecho, pero nunca con esto. Creo que creía que me restaba credibilidad como víctima o que me proyectaría a la luz de mil soles, que la gente vería a través de mí. Y descubrirían que había algo desagradable. Ahora sé que no tiene sentido intentar que las cosas no sean lo que son. Si dejamos que la fea realidad sea solo eso, podemos procesarla, aceptarla y realmente empezar a sentirnos cómodos con lo que nos devuelve la mirada. Esto me pareció más poético de lo que pretendía, pero me gusta.