Abuso sexual en línea

Cuando estaba en séptimo grado, conocí a un chico. Era al menos un año mayor que yo y estaba loca por él; él lo sabía perfectamente. Era la niña más insegura, y se lo dije. Pensé que era mi amigo, así que cuando me pidió que le enviara una foto, completamente vestida, confié en él y lo hice. Me dijo que era guapa, pero que no lo sabía del todo porque no podía verme completa. Después de convencerlo más, me consiguió que le enviara más fotos, cada vez con menos ropa. La semana siguiente, más o menos, me confesó que las fotos le excitaban y empezó a pedir más. Al principio dudé, pero tenía muchas ganas de gustarle. Tenía 12 años. Luego, cuando terminó conmigo, solo me contactaba cada dos o tres semanas. Me había hecho depender tanto de sus palabras para tener confianza en mí misma que cuando leí una noticia en internet que hablaba de una página web anónima donde podías conocer gente y chatear, era todo lo que quería. Conocí a cada vez más hombres, cada vez mayores, que se aprovecharon de mí y me manipularon aún más para satisfacer sus necesidades. Ahora tengo 18 años. Esa pequeña de 12 años está muy triste y dolida, pero intenta sanar.