Depredador corporativo estadounidense

Tenía veintipocos años, me mudé a Long Island desde un pueblo del norte del estado para ir a la universidad y me gradué con honores. Estaba emocionada por conseguir un trabajo en Nueva York en una gran compañía financiera y de seguros. Mi jefe era un hombre joven, bastante guapo, casado y con buenos modales, y al principio fue muy amable. Algunas mujeres me advirtieron que tuviera cuidado con él porque era un mujeriego. Bueno, yo, ingenua, caí en su trampa. Al principio, las cosas que hacía parecían inocentes, como acompañarme a Penn Station. Eso se convirtió en ir a tomar algo, que luego se convirtió en besos y caricias. Recuerdo lo estúpida que fui cuando me engañó y me pregunto por qué lo hice. Solo puedo decir que me fui de casa porque no tenía una buena relación con mi padre y estaba sedienta de atención, y él se abalanzó sobre eso. Una cosa llevó a la otra y lo conocí en un hotel. Me sentí fatal después y quise terminarlo, pero amenazó con mi trabajo, que realmente necesitaba. La gente empezó a sospechar cosas en el trabajo y, sin darme cuenta, este estudiante inteligente tenía una reputación. Esto duró meses y él era muy controlador. También hacía cosas para ponerme celosa y minar mi confianza. Me odiaba. Creo que sus superiores lo convencieron de transferirme a un departamento diferente en un edificio diferente para poder ascender en su carrera. Avanzó rápidamente. Yo, en cambio, me mudé, y con él mi reputación y mi baja autoestima. Tuve un par de encuentros más en la nueva zona y finalmente cambié de empresa por completo, lo cual fue lo mejor que hice en mi vida. En la nueva empresa me rehíce y me convertí en la verdadera profesional que soy, y me vieron como tal. Volví a la universidad para hacer mi maestría, tengo una familia hermosa y una gran carrera. PERO... todavía tengo episodios de vergüenza y, a veces, mi autoestima se desploma. Ni mi familia ni mis amigos lo saben. Todavía le guardo rencor a este hombre que se jubiló con un puesto muy alto y ahora dirige una consultora. Me pregunto a cuántas otras mujeres y carreras afectó.