#312

La forma más sencilla de describirlo es que fue una amistad que se fue a pique. Un terapeuta lo describió como el comienzo de una situación de violencia doméstica. Lamentablemente, internet solo encuentra historias de amigos "tóxicos" y no encuentro nada sobre mí que haya sufrido abuso físico, emocional y sexual por parte de un amigo. Soy no binaria, tengo unos 30 años, y mi agresor tampoco era hombre, lo que añade otra capa de complejidad. Reúno la validación emocional con varias fuentes: leyendo testimonios de hombres que han sido abusados por mujeres, leyendo sobre violencia doméstica en la comunidad LGBT, repasando regularmente listas de verificación de lo que se considera abuso para recordarme lo grave que fue. Al final, me siento completamente sola como superviviente la mayoría de las veces. Nos conocimos en la universidad y yo quería ser su amiga, así que... empezamos a salir más. Al principio, ella quería pasar mucho tiempo conmigo y me exigía que estuviera conectada con frecuencia, enviándome mensajes si me veía publicar en redes sociales sin siquiera estar disponible para ella. Sentía un privilegio caerle bien, porque odiaba a la mayoría de la gente y no tenía reparos en hablar de lo estúpidos que podían ser a veces los demás. Y, como suele ocurrir en las relaciones abusivas, la situación se intensificó gradualmente. Violó mis límites al querer que me despertara mucho más tarde de lo que yo quería (culpándome), introduciendo temas y actividades que, por anonimato, debo mantener en secreto; pero diré que, después de hablar con otras supervivientes, esto fue un aspecto del abuso sexual. Era parecido a la coerción y al sexting. Por aburrimiento impulsivo, una vez me empujó contra un suelo de madera. Me agredió sexualmente más de una vez (manoseándome), creo que tres veces en total, la última y peor fue hace casi diez años. No pude dejar de temblar durante casi tres días después de que ocurriera, y gran parte de mis veintitantos ya se han ido. Había otros factores traumáticos no relacionados con ella que estaban ocurriendo en esa época, pero me ha llevado tanto tiempo darme cuenta de que quizá la razón por la que no recuerdo mucho se deba en gran parte a ella. Al momento de escribir esto, han pasado unos siete años desde que la dejé de lado. Siempre que la gente habla de lo horrible que es desviar la mirada de alguien, quiero gritar que era la única manera que sentía apropiada de separarme de ella. Siempre que los transfóbicos insisten en que la violencia sexual es únicamente violencia masculina, no pasa mucho tiempo antes de que empiece a dudar de mi propia experiencia. Cuando intento buscar recursos para personas maltratadas por amigos y solo encuentro artículo tras artículo sobre amigos malintencionados y chismosos, me dan ganas de dejar de hablar de ello por completo. Los espacios para sobrevivientes trans son escasos. No sé cómo reconciliar mi disforia con lo que ella hizo porque, ¿puede realmente contar si involucraba partes de mi cuerpo que ni siquiera quería en primer lugar? ¿Puede contar si gran parte de cómo me acosó fue completamente en línea? Incluso ahora, escribiendo esto, temo que de alguna manera lo sepa, que intente contactarme después de todos estos años y me convenza de que nada de esto pasó. Pasó. Lo sé. Rara vez hablo de ello a este nivel.