He encontrado un gran consuelo al compartir mi historia con otras sobrevivientes. Más mujeres pasan por estos traumas de lo que creen. Todas tenemos miedo de estar demasiado destrozadas, demasiado. Pero no es así. Fuimos violadas. Perdimos nuestra libertad y nuestros derechos. Nos obligaron a vivir en los lugares más vulnerables. Eso no desaparece. Todavía varios años después de la primera violación, sigo luchando por hablar de ello. varios años después de ser agredida sexualmente y no se lo he contado a nadie. He acudido al Centro de Crisis por Violación innumerables veces en busca de apoyo a través de su línea de ayuda, pero aún no he tenido la fuerza para cruzar la puerta. Estoy aterrorizada, pero no puedo seguir viviendo así. No puedo hacerlo sola, pero podemos hacerlo juntas. Un día, a veces una hora a la vez. Quiero romper el estigma y el silencio. Quería apoyar a otras mujeres que sienten lo mismo. Que se sienten tan solas y vulnerables como yo. Que se sienten demasiado destrozados por su pasado como para ser felices o tener un deseo sexual sano. Cada día es un aprendizaje. Esto es solo el comienzo.