Cuando tenía unos 3 o 4 años, mi primo (que tenía unos 5 o 6) y yo éramos muy amigos. A esa edad, teníamos la idea infantil de que nos casaríamos. Durante una interacción, me dijo que las personas no estaban realmente casadas a menos que pusieran su cara y boca en las partes privadas de la otra persona. Cuando me negué, sugirió que solo necesitaba poner mi cara, no mi boca. Si bien no me obligó físicamente ni me amenazó de ninguna manera, y no tenía miedo de que me lastimara, me sentí obligada a obedecer porque él dijo que debía hacerlo. Esto sucedió una vez, que yo recuerde. ¿Fue esto abuso sexual de niño a niño? Estoy tratando de entender cómo categorizar esta experiencia de la primera infancia.

Gracias por confiarnos tu historia. Esta experiencia que has compartido es muy delicada y compleja.

Recordar las experiencias que vivimos cuando éramos muy pequeños (cuando tú tenías apenas 3 o 4 años) puede resultar abrumador y confuso. Aunque solo tú puedes decidir cómo entender o etiquetar lo que sucedió, en mi opinión, lo que estás describiendo parece ser un ejemplo de curiosidad e imitación en la primera infancia, más que un caso de abuso sexual entre niños ( COCSA , por sus siglas en inglés). A edades tan tempranas (3-4 y 5-6), los niños a veces exploran o imitan conductas sin entender lo que significan. Aunque la interacción no fue apropiada, cae en el ámbito de la conducta infantil que, aunque mal dirigida, proviene de un lugar de inocencia.

Es preocupante y triste que tu primo haya tenido conocimiento de estos actos a una edad tan temprana; esto sugiere que él mismo puede haber estado expuesto a algo inapropiado. Pero a esa edad, ninguno de los dos podría haber comprendido el significado o las implicaciones de estas interacciones. Ambos eran niños pequeños, sin la madurez emocional o mental para comprender estas acciones.

Quiero que sepas que, independientemente de los sentimientos que tengas sobre este recuerdo (ya sea confusión, tristeza, incomodidad, incertidumbre o cualquier otra cosa), son completamente válidos. Los recuerdos de la primera infancia pueden tener un peso emocional que, a veces, necesitamos ayuda para comprender. Si este recuerdo te está causando angustia o está afectando tu bienestar, debes saber que buscar ayuda es válido y valioso, independientemente de cómo clasifiquemos la experiencia. Hay profesionales amables y comprensivos que se especializan en ayudar a las personas a encontrar la paz con experiencias de la primera infancia como esta.

Recuerda que pedir ayuda no solo está bien, es un acto de amor propio. Mereces encontrar la paz con este recuerdo, al ritmo que te parezca adecuado. Gracias por comunicarte con nosotros. No estás solo.