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Respuesta por Dr. Laura
Enfermera de Salud Mental con Doctorado y Examinadora de Enfermera de Agresión Sexual
Gracias por compartir tu experiencia y buscar apoyo. Se necesita valor para hablar de estos sentimientos difíciles. La culpa y la vergüenza que estás experimentando son reacciones comunes al acoso y el daño sexual, pero es fundamental que comprendas que estas emociones no reflejan ninguna falta de tu parte. Son respuestas naturales a una experiencia traumática.
Tu situación (haber sido tocada y acosada repetidamente durante un año por alguien que inicialmente creías que era un amigo) es profundamente violenta. Es totalmente comprensible que todavía estés procesando estas emociones dos años después. El trauma no tiene fecha de vencimiento y tus sentimientos son válidos sin importar cuánto tiempo haya pasado.
Muchos sobrevivientes cuestionan sus propias acciones y se preguntan si podrían haber hecho algo para evitar el acoso. Esta duda sobre sí mismos a menudo conduce a una culpa injustificada. La tendencia de la sociedad a culpar a la víctima puede exacerbar estos sentimientos, haciendo que los sobrevivientes internalicen mensajes dañinos que sugieren que de alguna manera fueron responsables. Es fundamental reconocer que estos mensajes sociales son erróneos y no reflejan la verdad de su experiencia. No hizo nada para merecer lo que le sucedió, y sus reacciones durante y después del abuso fueron respuestas válidas de supervivencia.
La vergüenza suele surgir de una sensación de violación e impotencia. Es posible que te sientas avergonzada por las reacciones involuntarias de tu cuerpo durante el abuso o por no haber podido detener el acoso antes. El secretismo que suele rodear al abuso sexual puede intensificar los sentimientos de vergüenza, como si la experiencia fuera algo que se debe ocultar. Se trata de experiencias profundas y angustiantes que pueden afectar profundamente la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Es comprensible que tengas problemas para conciliar estos sentimientos.
Tu proceso de sanación es único y no hay un cronograma establecido para la recuperación. Es normal tener días buenos y días malos. El camino hacia la sanación no es lineal y los contratiempos son una parte común del proceso. El hecho de que aún experimentes estrés y factores desencadenantes dos años después no significa que estés fracasando en la recuperación, significa que eres humano y estás procesando un trauma significativo.
Para ayudar a combatir el diálogo interno negativo, considere estas estrategias:
1. Reconoce y dale nombre a tus pensamientos: cuando surjan sentimientos de culpa o vergüenza, haz una pausa e identifícalos. El simple hecho de reconocer que "esto es vergüenza hablando" puede crear cierta distancia entre tú y la emoción.
2. Desafíe a su crítico interno: cuando se dé cuenta de que tiene pensamientos de culpa, cuestione esos pensamientos. Pregúntese: "¿Le diría esto a un amigo en mi situación?". Si no es así, trate de replantear el pensamiento de una manera más compasiva.
3. Utilice afirmaciones positivas: elabore una lista de afirmaciones verdaderas y motivadoras sobre usted y la situación. Algunos ejemplos pueden ser: "No soy responsable de las acciones de otra persona" o "Merezco respeto y amabilidad". Repítalas con regularidad, especialmente cuando surjan pensamientos negativos.
4. Practica la autocompasión: esto podría implicar escribirte una carta a ti mismo desde la perspectiva de un amigo cariñoso, o simplemente colocar una mano sobre tu corazón y ofrecerte palabras de consuelo cuando te sientas angustiado.
5. Infórmese sobre las reacciones ante el trauma: comprender las reacciones comunes ante el trauma puede ayudar a normalizar sus experiencias y reducir la autoculpa. Recuerde que no existe una forma "correcta" de responder al abuso o recuperarse de él.
6. Busque la validación externa: A veces es difícil creer cosas positivas sobre nosotros mismos. Hablar con un terapeuta, un amigo de confianza o un grupo de apoyo puede brindarle perspectivas externas para contrarrestar su crítica interna.
Es recomendable que ya estés en terapia y tomando medicamentos para controlar tu estado de ánimo. Estos son pasos importantes en tu camino hacia la curación. Considera explorar terapias específicas basadas en el trauma, como la EMDR o la experiencia somática, que pueden ser particularmente útiles para procesar recuerdos y sensaciones traumáticas. También podría beneficiarte unirte a un grupo de apoyo para sobrevivientes, ya que a muchos les resulta útil conectarse con otras personas que han tenido experiencias similares. Esto puede ayudar a combatir los sentimientos de aislamiento y brindar perspectivas adicionales sobre la curación.
Recuerda que la curación es posible, incluso cuando no lo parezca. El estrés que sientes cuando algo te afecta es una respuesta normal al trauma, no un signo de debilidad. Ten paciencia contigo mismo y recuerda que no estás solo en este proceso. Tu resiliencia a la hora de buscar ayuda, continuar con la terapia y trabajar con estas emociones difíciles es realmente notable.
Tus sentimientos son válidos, pero no definen tu valor ni la verdad de tu experiencia. Con tiempo, apoyo y esfuerzo constante, es posible desarrollar una relación más compasiva contigo mismo y encontrar la paz. Gracias por confiar en nosotros. No estás solo.
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Actividad de puesta a tierra
Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:
5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)
4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)
3 – cosas que puedes oír
2 – cosas que puedes oler
1 – cosa que te gusta de ti mismo.
Respira hondo para terminar.
Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.
Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).
Respira hondo para terminar.
Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:
1. ¿Dónde estoy?
2. ¿Qué día de la semana es hoy?
3. ¿Qué fecha es hoy?
4. ¿En qué mes estamos?
5. ¿En qué año estamos?
6. ¿Cuántos años tengo?
7. ¿En qué estación estamos?
Respira hondo para terminar.
Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.
Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.
Respira hondo para terminar.
Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.
Respira hondo para terminar.