Una vida de infierno no es sólo en el infierno

Estoy escribiendo como mi yo más joven, que solo tiene 7 u 8 años. Siempre digo que mi vida antes de 2006 fue el único momento fresco y precioso de mi vida y después de eso la lucha por la eternidad se estrelló contra mí y se hizo cada vez más pesada. Era 2006, recientemente nos mudamos de nuestro pueblo natal a la ciudad. Un hombre solía vivir al lado de nuestra casa y yo solía jugar con su hija todas las tardes... un día cuando fui a verla vi a su padre viendo pornografía y tocándose el pene, él me notó de pie antes de que pudiera irme, a esa edad no sabía que era algo llamado pornografía, pero lo que fuera que para mí fuera, me hizo sentir muy incómoda y creó una sensación de angustia instantánea... me pidió que me acostara con él en su cama... ¡sujetó mi mano con tanta fuerza que fue el momento más aterrador de mi vida! Me quité de encima sus manos y corrí... no le dije nada a mi madre ni a nadie más. en esa misma zona había otro tipo que solía ignorarme cada vez que me veía. Solía decirme que me llevaría lejos y estas cosas me hacían desmoronar por dentro, no asistí a mis lecciones de árabe en ese momento. Le dije a mi madre que Mane es espeluznante y me asusta, pero ella no prestó atención a mis preocupaciones. Era 2008 cuando nos mudamos a la parte principal de la ciudad... nuestro propietario un día me vio sola y me agarró por detrás... y comenzó a tocar mi pecho, frotando continuamente, yo estaba tratando de salir de allí, pero él me sujetaba con fuerza, ¡soltó su agarre cuando sintió que había terminado! Durante todos estos años seguí viviendo en el infierno y todavía no puedo entender qué pasó conmigo, no tengo ninguna definición, pero se siente tan repugnante y perturbador. Cuando estaba en séptimo grado, leí en línea un artículo sobre abuso sexual infantil por parte de un pedófilo. Seguía leyéndolo y cada recuerdo de esos momentos repugnantes pasaba por mis ojos. Por fin sé que me han hecho daño y ahora tengo la definición para contar lo que me pasó. Pero no pude decirle nada a nadie. Todavía siento esta sensación repugnante y me dan ganas de arrancarme la piel. Después de este incidente, he leído más historias horribles; sé que tuve suerte de salir de ahí, pero las huellas de este recuerdo repugnante me duelen por todas partes. ¡No sé si alguna vez podré superarlo!