#876

El verano antes de quinto grado, mis hermanos y yo decidimos pasar la noche en la sala. Siempre me costaba muchísimo dormirme, así que era la última en levantarme. O al menos eso creía. Mi hermano mayor, que es 15 meses mayor, vino y se sentó a mis pies. De alguna manera, sacó sus genitales; la verdad es que no recuerdo la conversación, solo recuerdo la incomodidad. Luego, se bajó los pantalones y empezó a tocarse. Luego también empezó a tocarme los genitales. No sabía qué hacer. Así que me quedé sentada. Todavía no sé por qué. Todos los días desearía haber dormido en mi cama esa noche. Después, volvió a su sitio en el suelo y se durmió. Volví a mi habitación después de que se durmiera y lloré toda la noche. Estaba tan asqueada de mí misma. Me sentía tan sucia. Sin embargo, no pude contárselo a mis padres. Me quedé despierta toda la noche esperando la confianza que nunca llegó. Durante casi un año después, esto continuó y progresó. Nunca he hablado de esto con nadie. No creo que nadie lo sepa, salvo él y yo. Nunca se lo diré a mis padres.