¿Cómo trabajas con los desencadenantes del trauma en tu vida diaria?

Los desencadenantes son reacciones emocionales producidas por la parte de nuestro cerebro llamada amígdala. La amígdala activa la respuesta de lucha o huida que nuestro cuerpo tiene cuando sentimos que nuestra vida está en peligro. Nuestros sistemas neuronales no pueden diferenciar entre amenazas emocionales y físicas, por lo que nuestros cuerpos responden de manera similar en ambas situaciones. Cuando se desencadena algo, nuestro cuerpo intenta protegernos liberando hormonas y péptidos relacionados con el estrés. Un desencadenante es una respuesta que parece desproporcionada al evento que ocurrió.

Los desencadenantes son personales y únicos para la persona que los experimenta. Nuestros desencadenantes se conectan con recuerdos o sentimientos almacenados. Algunos desencadenantes pueden estar más obviamente vinculados a traumas del pasado, como enfrentar el rechazo, sentirse abandonado, que alguien llegue tarde, que levante la voz, que te agarre del brazo, etc. Sin embargo, otras veces puede ser un sabor, un olor u otra información sensorial lo que desencadena un recuerdo. Los desencadenantes pueden parecer menores para quienes los ven desde afuera. Sin embargo, es importante entender que, si bien no podemos identificarnos completamente con el factor desencadenante que tiene una persona, el terror y la ansiedad que siente son muy reales.

Nuestras reacciones a los factores desencadenantes pueden ocurrir extremadamente rápido. Si conocemos nuestros factores desencadenantes y entendemos de dónde provienen, podemos prepararnos y estar atentos a las situaciones que pueden hacer que nuestro cuerpo entre en modo de lucha o huida. El evento no es lo que causa la reacción intensa; las emociones asociadas al factor desencadenante inspiran una reacción. Comience por notar lo que hace su cuerpo cuando comienza a sentirse desencadenado. Si puede reconocer signos de angustia en usted mismo, es posible que pueda mitigar esa respuesta.

También puede comenzar a identificar sus factores desencadenantes haciendo una lista de eventos externos que generan una respuesta emocional intensa que parece desproporcionada cuando se observa el evento de manera objetiva. Identifique el factor desencadenante, tómese un descanso del factor desencadenante y desarrolle estrategias para cambiar su perspectiva y encontrar la paz (dar un paseo, beber té, respirar profundamente, etc.). Volver a un estado de claridad y equilibrio mejorará sus habilidades para responder a un evento como elija. Recuerde: aprender a controlar los factores desencadenantes requiere tiempo, práctica y paciencia. Sea amable con usted mismo.